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Una ventana hacia el alma de TINI

En Un mechón de pelo, la artista argentina le mostró al mundo un lado que pocos conocían. Tocó fondo, pidió ayuda y ahora está lista para continuar su camino con más entereza

Fotografía por Jesús Soto Fuentes

agosto 21, 2024

Tini está frente al espejo y se mira fijamente a los ojos, que se le ven cristalinos. Enseguida, toma su cabello castaño y se detiene unos segundos para reunir el valor de cortarlo, es allí cuando agarra un par de tijeras y comienza a cortar mientras solloza.

La escena hace parte del tráiler con el que anunciaba, en marzo pasado, la llegada de su proyecto más sincero e íntimo hasta el momento, Un mechón de pelo. Esta afirmación, en muchos casos, puede parecer cliché, ya que, al fin y al cabo, los y las artistas suelen dejar una parte de sí en todos sus discos; sin embargo, este EP sí marcó un antes y un después en la vida de la cantante argentina. Aquí se sacudió la brillantina que cubría su figura de estrella pop para dejar entrever los pensamientos y sentimientos que había ocultado, o incluso reprimido, por años.

No es que antes de este trabajo hubiese fingido ser una bajo los focos, pues afirma que siempre se sintió feliz sobre un escenario, sino que el problema comenzó a desatarse cuando lo que sentía allá arriba no concordaba con lo que pasaba por su cuerpo y mente una vez se apagaban las luces. Entonces iniciaron las crisis de ansiedad y, con estas, los ataques de pánico. Cualquiera que los haya padecido podrá estar de acuerdo con que es aterrador no entender por qué suceden y ni cómo controlarlos, y este revoltijo de emociones la invadió justo en medio de la gira más importante de su carrera.

“Hace tres semanas veía muy lejano poder volver a subirme a un escenario, y fue una meta que me puse en mi cabeza”, le dijo a su público de Barcelona en junio de 2023. “Poder estar aquí es un gran logro, y también, en gran parte, es gracias a ustedes por todo el amor que me dan. Muchas gracias”. Para ese entonces, todavía faltaba una docena de fechas para cerrar el TINI Tour, pero no quería suspenderlas, por lo que decidió que era el momento de explicar un poco mejor lo que le estaba sucediendo. TINI reconoce que, en ese punto, es posible que su stage persona se hubiese convertido en una especie de armadura en el sentido en que las personas solo ven una cara de los artistas, más no suelen ver qué les ocurre más allá del espectáculo y la fantasía.

No obstante, lo que sentía por dentro ya comenzaba a hacerse evidente por fuera. “Los fans se dieron cuenta en mis ojos, en mi mirar y en mi hablar, que algo estaba pasando. Ya no quería fingir que estoy bien”, recuerda. “Yo creo que cuando estás expuesto desde tan chiquito, en mi caso desde los 14 años, la gente que me quiere y que me sigue desde hace tanto tiempo termina formando parte de mi vida, por lo que yo necesitaba ser sincera. Sentía que podía hacerlo”.

Martina Stoessel creció frente a las cámaras y, siendo apenas una adolescente, se convirtió en el ídolo de cientos de jóvenes que tenían su misma edad o que incluso eran menores que ella. Gracias a Violetta pudo grabar sus primeros discos, realizar sus primeras presentaciones dentro y fuera de Argentina, interpretar el tema principal de Frozen en español, cantar ante el Papa Francisco y ganar reconocimiento internacional. Fueron cuatro años en los que gozó del estatus de chica Disney, hasta que se desprendió del personaje para enfocarse en forjar un nombre propio en la industria musical.

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Así es que primero llegaron sus álbumes TINI (2016) y Quiero volver (2018), luego el recordado TINI TINI TINI (2020) y finalmente Cupido (2023), su disco más aclamado hasta la fecha y el cual marcó una de las eras más icónicas de la bonaerense. Sus looks, la estética del álbum, las colaboraciones, las canciones que se movían entre diferentes géneros y sus temáticas de empoderamiento y desamor causaron tanto furor que muchos consideran que este fue el trabajo que la terminó de establecer como un ícono del pop hispanohablante. Pero el éxito comercial y profesional no fue garantía de su felicidad.

“Cupido me trajo un montón de cosas que yo no había vivido: las cantidades de shows, lo que fue la gira, las canciones, cómo la gente conectó… todo lo que me estaba pasando a mí profesionalmente”, comenta. “[Pero] puertas para adentro estaba viviendo una tristeza gigante, que se convirtió en algo que no pude sostener”. La exposición mediática desde su juventud la hizo blanco no solo de elogios sino de críticas, rumores y polémicas que fueron haciendo mella en su cabeza. Esto sumado a otros asuntos personales, el no saber poner límites y el haberse enfrentado a la posibilidad de perder a su padre la hicieron caer en una espiral de la que casi no puede salir. Le diagnosticaron depresión.

Su viaje a México meses antes de iniciar la etapa europea de su gira fue crucial pues estando allí pudo verbalizar frente a su familia y sus amigas lo que le había estado pasando en el último año. “Ahí los pensamientos no son algo que uno pueda explicar mucho; es un problema mental que estás teniendo que no se puede manejar con la cabeza”, medita. “Ojalá fuese tan fácil la depresión, pero no”. El proceso de sanación no es lineal, y después de dar este primer paso, todo volvió a irse para abajo. “Cuando empecé a hablar con mi círculo cercano, cuando empecé a hablar conmigo misma, cuando empecé a hacerme sincera, entendí que había un montón de heridas y entendí que estaban pasando un montón de cosas que no había querido escuchar durante mucho tiempo. Por eso también creo que el cuerpo es muy sabio y termina poniendo tu alma si vos no ponés un freno”.


“El éxito más grande y real es tener amor verdadero en la vida. Eso no se puede comprar, eso también se construye, y la construcción más linda para mí es la de los vínculos”.


Cuando se miraba al espejo, no se reconocía. Su cabeza iba a mil por hora y no sabía cómo callarla. Había días en los que se paralizaba y levantarse de la cama simplemente no le nacía. No le encontraba sentido a nada, ni siquiera a su propia vida. “Una persona muy cercana me dijo: ‘Yo creo que no es que vos no querés vivir más, yo creo que es que no quieres vivir más esta vida, la que estás eligiendo vivir, pero se puede cambiar’”, cuenta. Pero dejarlo en palabras era más sencillo que materializarlo, ya que no sabía por dónde empezar a modificar las costumbres y la mentalidad que fue construyendo a lo largo de 15 años.

Su paso por México también fue importante, porque al tiempo que estaba reconociendo ante su red de apoyo que necesitaba ayuda, tuvo su primer gran cambio de look y se tiñó de negro. Aunque habrá quienes pensarán que el cabello es algo superficial y solo es un accesorio más, en ciertas culturas y creencias se trata de algo sagrado que, dependiendo de cómo se tenga, tiene un significado u otro. Sin darse cuenta, TINI estaba expresando cómo se estaba sintiendo a través de su pelo ya que, tras tenerlo largo y castaño, pasó por varias etapas hasta llegar a tenerlo muy corto y casi blanco. “Creo que cambié el color ocho veces”, recuerda. “Fue muy loco ver cómo representó el proceso que yo tuve y viví durante todo ese tiempo. Fue lo más visual que hubo. Por más que hoy ya no esté como antes, siento que forma parte de que todo vuelve a crecer, que todo vuelve a empezar. Representa bastante lo que fue [el disco] en el sentido de la cantidad de veces que me lo cambié por todo lo que me estaba pasando, emocionalmente hablando”. De este modo, ya había encontrado el hilo conductor de su siguiente EP.

Total look: Courreges; Jewelry: Bvlgari

Un día, se despertó y pensó: “Quiero hacer un álbum”, porque sentía que la música era su medio por excelencia para hacer catarsis. A diferencia de otros proyectos con los que suele meditar bastante si vale o no la pena sacarlos adelante, con este no tuvo dudas. Para aquel entonces ya tenía otro trabajo prácticamente listo para sacar, pero suspendió su lanzamiento para darle lugar a un proyecto que era más urgente. Había algo en ella que le decía que era necesario y esto se tradujo en el disco que más rápido ha hecho en toda su carrera, pero, a su vez, el más complejo a nivel artístico, musical y, claro, emocional. En total, tardó tres meses en el estudio y casi otros tres en desarrollar bien el concepto.

El proceso fue tan veloz e intuitivo que la incertidumbre solo la atacó días antes de su publicación y no era para menos, nunca se había sincerado de esta manera con su fanaticada. Pensaba para sus adentros: “Estoy abriendo mi corazón. Estoy contando gran parte de mi historia. Esto es una exposición gigante”, pero comprendió que hay cierto poder en mostrarse vulnerable.

Un mechón de pelo es una travesía emocional que no deja de ser impactante reproducción tras reproducción. Es sombrío, crudo y directo, adjetivos que en el pasado no eran comúnmente asociados con la imagen de alguien que había interpretado ‘Miénteme’, pues si bien ya tenía baladas como ‘Carne y hueso’, esta era la primera vez que no le cantaba al amor romántico. Aquí era diferente: le cantaba a su padre, a sus amigas y a sí misma. Y estaba, sobre todo, dedicado a Martina.

El EP abre con ‘Pa’, una canción que describe el temor a perder a un ser querido y en la que canta versos enternecedores como “Yo he escrito canciones de amor, pero nunca al primero” y “Me enseñaste a amar amándome a mí”. Hay otros momentos como ‘Posta’ o ‘Ni de ti’ en donde se rebela ante las críticas que ha recibido en todos estos años y le levanta el dedo de en medio a quienes han difundido rumores sobre su vida. Otros cortes como ‘Miedo’, ‘Tinta 90’ y ‘Buenos Aires’ son profundamente honestos y punzantes, tanto que sirven para entender mucho mejor la necesidad que tenía ella por desahogarse.


“Esto no es una carrera de 100 metros para ver quién llega antes. Es una carrera de larga distancia que dura el tiempo que sea necesario”.


“Creo que lo interesante con Un mechón de pelo es que no está dedicado a un amor o ciertas personas, está dedicado a mí”, apunta. “Yo me hablo mucho a mí misma en el álbum, le hablo mucho a esa nena chiquita, a esa niña, a esa adolescente, a la mujer que soy hoy. Toco temas muy profundos más que estar contando una historia de amor. Creo que hubo una búsqueda de no tocar ciertos lugares porque no venían al caso”.

Una vez el disco le fue entregado al mundo, se dio cuenta de que no solamente le había servido a ella para sanar, sino también a sus fans. “Al final la gente se siente identificada por alguien que perdió, por alguien que ya no tiene más en su vida o por alguien que está pasando por un proceso parecido”, dice refiriéndose a ‘Pa’, que fue compartido como el primer sencillo. “Lo que pasó era increíble. Cada fan me contaba su historia de vida y eran charlas muy personales en donde cada uno se animaba a abrirse de corazón. Creo que fue un álbum que invitó un poco a eso sin querer”.

TINI advierte que estos procesos tan difíciles requieren de paciencia y compasión, pero resalta que escuchar este grupo de 10 canciones podría ayudarle a alguien a poner en palabras aquello que le es difícil de verbalizar. “No te compares con el proceso que yo tuve emocionalmente porque hay personas que pueden tardar cuatro meses, tres o cinco años”, sostiene. “Lo importante es entender que quieres seguir dándote las oportunidades que sean necesarias y seguir siendo sincero con vos mismo en el proceso y serte fiel a lo que te está pasando”. Asimismo, aconseja ponerse a uno mismo como prioridad y darse el espacio justo para volver a estar bien. En su caso quería sanar para estar bien para sus amigas, volver a sonreír y volver a sentirse viva, tardase lo que tuviera que tardar. “Esto no es una carrera de 100 metros para ver quién llega antes. Es una carrera de larga distancia que dura el tiempo que sea necesario”.

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Unas cuantas semanas después de la publicación del álbum, la cantante ofreció cinco conciertos en Buenos Aires para presentarlo en un escenario giratorio y bajo un arco grecorromano de casi 20 metros de altura. Miles de fans —que agotaron sus primeras funciones en minutos— fueron testigos de una experiencia en vivo cargada de teatralidad que, aunque corta, fue suficiente para hacerles estremecer. Allí, TINI se despojó del glam, cantó con todas sus entrañas y se hizo una con su público.

Un mechón de pelo fue una etapa cargada de reflexiones y de deconstruir conceptos que tenía muy arraigados dentro de sí. Ahora que puede mirar hacia atrás con una perspectiva distinta, ha comprendido que el éxito no es como lo pintan ni proviene de unas cifras o unos reconocimientos. Para ella, esto va en el último lugar porque es temporal e inestable; así como un día puedes estar en la cima, al siguiente puedes estar en el suelo. Todavía le parece complejo definir el éxito, pero tras haber vivido tantas cosas, lo que considera más valioso es llegar a su casa y, por ejemplo, tener a una amiga que la quiera y la abrace.

“Creo que el éxito más grande de una persona es el amor que elijas que te rodee. A partir de eso, compartir los logros que tengas con alguien”, reflexiona. “Creo que el éxito más grande y real es tener amor verdadero en la vida. Creo que eso no se puede comprar, eso también se construye y la construcción más linda para mí es la de los vínculos”. A su vez, la cantante nombra aquellas conexiones que genera en las giras ya que a pesar de que es ella quien sube al escenario a cantar, a su lado hay decenas de personas y tras bambalinas hay muchas otras más. A todas ellas las termina considerando familia.


“El camino fácil de no equivocarte… creo que no tengo esa personalidad”.


En lo que respecta a su familia de sangre, la describe como un constante aprendizaje porque los choques generacionales no siempre son fáciles de conciliar. Admite que el entender qué cualidades de sus padres llevará por siempre y qué otras no comparte ha requerido de esfuerzo, pero la madurez le ha dado la capacidad de sentarse en una mesa y decir: “Soy distinta y pienso distinto, y eso no quiere decir que no te quiera”. Al mismo tiempo, ha podido ver a sus padres como personas que, al igual que ella, están viviendo por primera vez y que han hecho por ella lo mejor que han podido con lo que tienen a su alcance.

A lo largo de esta entrevista, TINI nombra a sus amigas en diferentes ocasiones y esto se debe a que con ellas, asegura, encontró la verdadera felicidad. Entonces, ¿qué es la felicidad para Martina? “El abrazo de una amiga, la charla con una amiga, una copa de vino con una amiga, un café con una amiga, dormir con una amiga y mirar una película, contar mis más grandes tristezas y mis más grandes felicidades”. Las conoce desde que eran bien chicas y se han visto crecer, y al no estar presentes todas en un mismo medio, le muestran otras realidades que la han hecho crecer como persona.

Una de las grandes enseñanzas que deja Un mechón de pelo es que permitirse ser vulnerable y sentir no es sinónimo de debilidad. Esta etapa ha mostrado a una TINI más fuerte, valiente y resiliente que ha ido reuniendo herramientas que le ayuden a reconocer cuando algo no está bien en ella.

Según lo que ha declarado aquí y en otros lugares es válido inferir que su caída fue dolorosa, pero aclara que su personalidad aventurera y arriesgada no va con el arrepentimiento. Se describe a sí misma como “un alma totalmente entregada a vivir” y aunque admite que hay experiencias que quizás hubiera preferido no tener, de todas estas se ha llevado algo. “Cuando uno más aprende es equivocándose”, subraya. “El camino fácil de no equivocarte… creo que no tengo esa personalidad. Tengo la personalidad de despertarme un día y querer hacer esto, ahora esto, querer actuar, querer hacer este personaje y tomar esas decisiones que después traen sus consecuencias, pero creo que nunca voy a dejar de animarme a vivir la vida”.

Lo que sí le gustaría hacer si pudiera hablar con la Martina del pasado es aconsejarle que nunca deje de escuchar su voz interior y que jamás se aleje de las personas que verdaderamente conocen lo que hay en su corazón. Por lo demás, dice que todavía está aprendiendo a poner límites y a identificar patrones.

TINI atendió la llamada de Rolling Stone en Español cuando recién acababa de llegar a casa después de rodar el videoclip de su nueva canción con Coldplay, ‘We Pray’. Estaba enferma y todavía no se quitaba la peluca. “Hace 10 años que no volvía a la actuación”, comenta al referirse a una nueva serie en la que estará presente. “Tenía muchas ganas de volver a actuar pero no sabía cuándo iba a ser el momento”.

Se le ve entusiasmada pues dice que parte del proceso que vivió con el disco hizo que en ella surgiera un deseo por cambiar de ambiente y respirar aire nuevo. “Fue muy lindo porque lo que se siente en un set de rodaje es que la energía está repartida. Todos estamos haciendo un proyecto, cada personaje es importante, todos somos lo mismo. Hay una cosa del ego que se deja de lado, más cuando interpretas a una persona que ni siquiera sos vos”, expresa. La última vez que interpretó un papel grande para televisión fue justamente con Violetta, y pese a que sí recordó cómo fue pisar el plató de la serie juvenil al llegar al nuevo set, este proyecto que viene expondrá una muy distinta faceta suya como actriz.

Se ha ido desprendiendo de a poco de Un mechón de pelo, aunque todavía continúa en tratamiento y sigue contando con el acompañamiento de su psicóloga y su psiquiatra. Luego de pasar tanto tiempo sin ver una salida, por fin ha podido ver el lado positivo de lo que vivió. Hoy entiende qué le pasó y de dónde surgió, preguntas cuyas respuestas le permitieron sanar heridas que continuaban abiertas. “Pude tener conversaciones incómodas conmigo misma y con otras personas después de muchos años”, añade. También afirma sentirse orgullosa de haberse enfrentado a los miedos que tenía en su cabeza. “No fue fácil, por eso siento que más allá del álbum en general, sí creo que fui muy valiente. Quizás cuando sea grande todavía pueda valorarlo más, digo, ya soy grande, pero tal vez a los 50 pueda verlo con otros ojos”.


“No quiero fallarme a mí y eso creo que es lo más importante”.


TINI está en un lugar más estable, pero es consciente de que al padecer depresión, en cualquier momento puede tener una recaída. Sin embargo, sabe que si eso llegase a suceder, va a tener herramientas que antes no tenía y que le ayudarán a agarrar la soga para subir con más fuerza. Ahora que la peor parte de la tormenta pasó, siente que todavía tiene un montón de cambios por hacer, pero es la “versión tan libre” que siempre esperó ser. “Me siento muy en paz de sentirme en libertad de expresión, de hablar hoy con vos, de hacer la música que tenga ganas de hacer. Me siento en libertad y creo que eso tampoco tiene precio”, declara.

Al preguntarle qué tipo de persona le gustaría llegar a ser, contesta que su meta no es fija y la seguirá construyendo a medida que vayan pasando los años. Lo que sí tiene claro es que siempre quiere hablar desde el corazón y no quiere perder de vista lo esencial de la vida, que para ella son sus seres queridos, ser fiel a sí misma y amarse. Su respuesta no podría tener un cierre más perfecto: “No quiero fallarme a mí y eso creo que es lo más importante”.

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