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Syd Barrett, un lienzo misterioso

Rob Chapman, biógrafo del exvocalista de Pink Floyd, explica que la supuesta locura de Syd Barrett no era más que un conflicto de personalidad

Por  ROLLING STONE

enero 6, 2021

EMI Music

EXTRAÍDO DE RS92, DIC.-ENERO 2010

Syd Barrett es el trozo de tela en el cual un conglomerado de formas y colores, asustan o seducen, pero en él, así como en el arte, definen el enigma. La última entrevista que Barrett dio en  vida fue a Mick Rock para Rolling Stone, en 1971. En ella, Syd dijo: “No creo ser alguien fácil para hablar, tengo una cabeza muy irregular. Y, de todos modos, no soy nada de lo que crees que soy”. Barrett no expresó esto en un estado de caos o delirio, por el contrario, se mostraba con mucha calma y amable, simplemente, se identificaba como “un tipo raro”, describiéndose así ante el  escritor y periodista Rob Chapman, autor del libro A Very Irregular Head.

“Sus amigos de infancia y adolescencia aseguran que era un tipo apartado, alguien con un lado enigmático, un tipo con el que nunca podías estar completamente en contacto”, revela en entrevista Chapman. “Incluso su novia Lindsay lo consideraba  alguien tremendamente aburrido. Barrett tomaba su carro y se iba a ver paisajes para maravillarse de la naturaleza. Al pasar el tiempo, la propia Lindsay descubrió que, muchas veces, Syd sólo era feliz en compañía de él mismo”.

Syd Barrett era un tipo letrado y apreciaba el arte. “Syd pasaba más de una hora viendo una pintura en las galerías, concentrado”, dice Chapman. “Si revisas los poemas de su padre, encontrarás mucha similitud en las letras de Pink Floyd de esa época”. Andrew King, uno de los co representantes de Pink Floyd, recuerda que en un una ocasión iban en el carro y, con tono de mucha testosterona juvenil, él dijo: “¿Dónde está la acción? Y alguien contestó cínicamente: “Al diablo el arte, todo es por dinero”. En ese momento, Barrett, desde el asiento trasero, dijo enfurecido: “No debiste haber dicho eso. He estudiado arte por siete años. Es importante. Todo se trata de eso”.

Para Chapman, Barrett no era un loco, simplemente era alguien con conflictos de personalidad, inseguro, con problemas de ego y drogadicción. “Definitivamente Barrett no era alguien normal, pero tampoco era un demente. Si consideras la época de la psicodelia en Londres, existían muchas drogas y él era asiduo a ellas. Creo que en lugar de decir que estaba loco, sufría severas crisis de seguridad sobre la posición que lo confinaba en una banda de “pop”, a pesar de haber sido en ese momento un fenómeno del movimiento underground. Barrett tenía una crisis exacerbada por usos de drogas. Su personalidad justificaba solamente el deseo de una generación de seguidores que querían ver en el escenario a un tipo trastornado y místico que mostraba un sentimiento trágico y romántico teatral. Barrett sólo quiso vivir los años que estuvo con Pink Floyd haciendo música maravillosa y desesperadamente él mismo quiso liberarse de esa historia y ser el hombre que él quería ser y no el que el mundo quería. Siendo francos, habían otros más excéntricos y caóticos en esa época, como el caso del músico Nick Drake, un tipo igual de talentoso que se suicidó con antidepresivos a los 26 años”.

En 1966-67, Barrett –quien murió el 7 de julio de 2006 a los 60 años de edad en su casa en Cambridge, Ingalterra– tocaba la guitarra con Pink Floyd. Él bautizó al grupo y compuso gran parte de las canciones de esa era. Su delirante estilo en las composiciones y su presencia escénica lo hicieron una figura de culto para el movimiento underground de Inglaterra. En el disco An Introduction To Syd Barrett, la obra de Barrett como solista junto a algunos cortes de su etapa a lado de Pink Floyd, “descubren la genialidad y creatividad de Barrett”, asegura el biógrafo Chapman. David Gilmour, que originalmente trabajó en los dos primeros discos solistas de Barrett –como coproductor en The Madcap Laughs y productor de Barrett– es el productor ejecutivo de esta compilación.

Escucha The Madcap Laughs:

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