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Stephen King soñó con un asesino y luego le permitió cobrar vida

El prolífico escritor habla sobre cómo se le ocurrió una historia de redención mientras escribía su novela más reciente, Billy Summers

Por  BRENNA EHRLICH

agosto 4, 2021

Stacey Cramp

A Stephen King se le ocurrió la historia de su nuevo libro, Billy Summers, al contarse historias para dormir. “Comencé a pensar en el problema de un [asesino] que tiene que disparar y escapar de un quinto piso o el piso más alto de un edificio”, le dice a ROLLING STONE. “Comencé a preguntarme, ‘¿Cómo va a hacerlo?’. Me acosté a dormir muchas noches pensando en diferentes posibilidades y maneras en las que podría hacerlo. A partir de allí la historia comenzó a fluir poco a poco”.

King tiene un gran historial de crear libros con tramas sobre la escritura o cuyos protagonistas son escritores y, a pesar de ser básicamente una novela emocionante sobre crímenes, Billy Summers no es tan diferente. El personaje principal, un sicario que únicamente asesina “malas personas”, es un ferviente lector que algunas veces se hace el tonto para darles a sus jefes una falsa sensación de seguridad. Al inicio lo vemos aceptando su trabajo final, matando a otro asesino y haciéndose pasar por un novelista que está buscando algo de tranquilidad en una pequeña ciudad. Sus jefes lo instalan en un modesto edificio frente al juzgado a donde llegará  su compañero tras de haber sido extraditado por el delito de homicidio. Después de pretender ser un literato por unos cuantos días, comienza a redactar la historia de su pasado oscuro, su tiempo en la Marina durante la Guerra de Irak y cómo terminó en este oficio.

Incluso después de que el trabajo sale inevitablemente mal, Summers continúa escribiendo y eventualmente le pasa el manto a Alice, una estudiante universitaria que salvó luego de haber sido abusada y abandonada en la calle. Sus lectores más asiduos notarán que Summers concluye su libro en Colorado, frente a las ruinas del Hotel Overlook de El resplandor, donde el protagonista/antagonista Jack Torrance escribe hasta la locura.

ROLLING STONE habló con King sobre su proceso de escritura, por qué Trump aparece varias veces en Billy Summers y un inconveniente con derechos de autor que se dio muy cerca de la publicación del libro.

En tus libros tienes muchos personajes que son escritores: de Jack Torrance a Paul Shledon en Misery, hasta este libro con Billy y Alice. ¿Cómo te sientes al escribir por estos días y cómo ha cambiado eso a través de los años?

Si lees a Dick Francis, cada libro que escribió trata sobre caballos y jinetes, porque es lo que él conocía; él era un jinete. Yo soy escritor y sé sobre escritura, John Le Carre escribió sobre espías todo el tiempo porque él sabía de ese mundo. Es un lugar en donde me siento a gusto.

Realmente no sabía que iba a haber mucho sobre el tema en este libro, pero tú vas a donde el libro te lleve, la mayoría del tiempo… Y aquí ocurre otra cosa. Hay novelas que he hecho donde la escritura es vista como algo tóxico, y hay un par (Misery es una y Billy Summers es otra) donde se habla de esta como una salvación. No tienes que ser un escritor profesional para saber que en ocasiones ese es el caso. Es un portal a tus propios sentimientos y tu propia forma de ver el mundo, eso es algo bueno.

Aquí te has auto citado. Billy escucha una entrevista con un escritor en la que habla sobre redactar un borrador para sí mismo y otro para el público. Es Mientras escribo, ¿verdad?

Puede que me haya citado a mí mismo, no lo recuerdo. ¿Realmente lo hice? Ah, creo que lo hice, una vez. ¡No creo haberme dado los créditos!

¿Cuándo se te ocurrió el personaje de Billy por primera vez?

Sabes, mucho de esto es como un sueño y cuando me preguntan, “¿Cómo se te ocurrió?”, casi no sé cómo contestar. Puedo recordar contarme esa historia [antes de dormir], pero no puedo recordar cuando decidí que Billy iba a ser un tipo inteligente que parte del tiempo pretende ser tonto. Poco a poco supe toda la historia, excepto la razón por la que ese hombre tenía que ser asesinado. Supe desde el inicio que sería bueno si Billy fuera un tipo que solo asesinaba personas malas, y entre más trabajé en el libro, más comenzó a verse como un mecanismo de defensa y que él probablemente era una especie de hombre malvado que necesitaba redención.

Estoy segura de que los personajes casi que te dicen por dónde quieren ir a medida que vas escribiendo.

Claro que lo hacen y pueden ser muy estrictos. Lo otro que recuerdo pensar… bueno, ¿qué tal si este tipo se involucra en una situación en la que tiene que rescatar a una chica y es forzado a llevarla a su escondite? ¿Qué haría y cómo resultaría? ¿Qué tal si esta chica necesita la pastilla del día siguiente y tiene que salir a conseguirla? En ese punto él básicamente le hace tomar una decisión, “Puedes entregarme, pero te salvé la vida”, o, “Puedes quedarte aquí, te traeré esta cosa y podemos seguir un tiempo más”.

Así que amé eso, amé esa idea, quería escribir esa escena. Sabes, a veces escribes un libro porque hay escenas en él que te hacen pensar que podrías sacarla del estadio.

Muchas escenas parecen rondar alrededor de una decisión: ¿hacer o no hacer?

Seguro. Eso es cierto y pienso que esa es una de las cosas que hacen que un libro como este sea agradable para leer, y lo otro es que de algún modo te tienes que identificar con Billy y su forma de percibir el mundo. Tiene una visión muy clara de lo que es y se va definiendo mucho más a medida que avanza. Quería que hiciera amigos, que estuviera en su lugar por un tiempo y que se viese forzado a hacer amigos con personas que simplemente son buenas. Eso también hace que su situación se esclarezca y a la vez hace que sea menos agradable.

Trump es mencionado múltiples veces al igual que otras figuras modernas. ¿Por qué querías llevar esos elementos al mundo de Billy?

Bueno, no lo hice intencionalmente. Billy no ve televisión todo el tiempo ni escucha la radio, no es una persona muy política. Pero cuando comencé a escribir el libro lo ambienté en 2020 [y luego] todo el mundo entró en cuarentena, todo el mundo comenzó a utilizar mascarillas y hubo este asunto del aislamiento preventivo. Creo que de hecho había creado una escena en la que los vecinos de arriba habían ganado dinero y se iban a un crucero, pero me dije, “No puedes hacer eso porque todo está cerrado”.

Me pareció que lo más sencillo de hacer era evadir el problema de una vez por todas al ambientarlo un año antes, lo que significa que no hay elecciones por las qué preocuparse, pero Trump era presidente y es nombrado de vez en cuando. Claramente él tenía una gran presencia, era parte del medio.

Pero tengo una posición respecto a él, el Partido Republicano y el tipo de gente que es negacionista de las vacunas y las mascarillas. Siento que cuando Trump salió del hospital [luego de contagiarse de COVID-19], cuando se asomó por el balcón de la Casa Blanca y desafiantemente se quitó su mascarilla y le dijo a sus simpatizantes, “Los estadounidenses reales y valientes no necesitan estas malditas cosas”, mató a cientos de miles de personas únicamente con ese gesto. Creo eso en lo más profundo de mi alma.

Estoy yendo al punto. Lo que digo es que esas son mis creencias pero cuando me siento a escribir una historia mi plan es intentar dejar el resto como un asunto adicional, como algo que tenga algún efecto en la vida de las personas pero que no necesariamente las domine.

Robert Bloch, quien escribió Psycho, dijo una vez: “Tú no vendes tu historia por el mensaje de la trama”. Y yo creo en eso en lo más profundo de mi corazón. No soy lo que podría llamarse… un novelista social. Me interesa la gente común y corriente, pero no me interesa mucho escribir un libro como In Dubious Battle [de John Steinbeck]. Al menos nunca lo he querido, quizás algún día lo haga.

Aprecio que no usaras “seguidor de Trump” como sinónimo de “mala persona”.

Claro. El vecino de arriba de Billy es un seguidor de Trump y es antiinmigrantes, pero también es un tipo agradable. Ese es el caso con la mayoría de estas personas, fue el caso de mi hermano, alguien que estaba dispuesto a ayudarte bajo cualquier circunstancia.

Alguien me habló de Gerry Ford, que fue presidente [de Estados Unidos] por un corto periodo, y me dijo que no había sido una persona demasiado inteligente o perspicaz. Una que le podría dar su comida a un niño pobre que se encontrara de camino al Capitolio, pero que luego votaría en contra de la alimentación en las escuelas y nunca vería el conflicto que hay en ello. Y creo que ese es el caso de muchas personas que apoyan a Trump.

La Guerra de Irak tiene un gran protagonismo en el libro. ¿Qué tanto investigaste al respecto?

Investigué demasiado y vi bastantes videos en YouTube. Busqué a mi amigo Mike Cole, quién prestó servicio pero no en la Marina; había estado en Irak y pudo corregirme mis peores errores. Leí un montón de libros e intenté hacer lo mejor que pude, con decir que no había investigado tanto desde 11/22/63, que fue una pesadilla en términos de lo mucho que tuve que hacer. Pero aprendí mucho e intenté usarlo de un modo justo, no exagerado ni descabellado, ni nada. Simplemente traté de relatarlo de la forma en la que la gente me lo contó.

Pareciera como si todo lo que haces ahora fuera adaptado para cine o televisión. ¿Qué no lo ha sido y te gustaría que lo fuera?

Bueno, estaba Lisey’s Story, que la hice yo mismo porque de verdad lo deseaba, así que fue importante para mí y me involucré en un nivel muy alto. En la mayoría de los casos es como mandar a un hijo a la universidad: esperas que no se meta en problemas y que haga un buen trabajo, esperas lo mejor. Pero tengo el poder sobre la mayor parte del casting, directores, guionistas y cosas así, sin embargo, rara vez lo uso, de hecho no recuerdo un caso en el que lo haya usado. Lo que pasa es que no quieres ser parte del problema. Hacer un programa de televisión o una película es un gran compromiso, entonces quieres o ser parte de la solución o no involucrarte en lo absoluto y dejarles hacer su trabajo.

Pero debo decir que ha sido una gran oportunidad para los guionistas porque la demanda de contenido es impresionante, es enorme. Pareciera como si Netflix, Hulu, los filmes, las cadenas y todo tuvieran unos estómagos hambrientos de material, de modo que me complace cuando la gente lo hace y hace un buen trabajo, es maravilloso. Y a veces no hacen un trabajo tan bueno. Ernest Hemingway dijo que el mejor escenario para un escritor era vender algo al cine, obtener un montón de dinero y que al final no lo desarrollen.

Si Billy Summers fuese adaptado en algún momento, ¿a quién ves como Billy?

Bueno, dada su edad, que es probablemente un hombre en sus 40, hay muchos actores que podrían hacer muy bien esa parte. Creo que tal vez el actor más subvalorado del momento es Jake Gyllenhaall y él haría de un Billy maravilloso, pero aquí solo estamos fantaseando, hay muchas personas que serían muy buenas. Es interesante, ¿a quién elegirías como Alice?

Es difícil. ¿Cómo surgió Alice? ¿Estaba en tu mente cuando comenzaste a escribir el libro?

Sabía que ella iba a estar allí porque quería esa situación en la que Billy tuviese que tomar una decisión, “¿Qué voy a hacer con esta chica? ¿Cómo lo voy a manejar? No puedo llevarla a la policía y no puedo hacer mucho más que esperar que no me entregue a las autoridades”. Entonces supe que ella estaría ahí y sabía que se harían muy buenos amigos, no sabía que ambos se convertirían casi que en forajidos y fue bueno darme cuenta de eso.

La historia se cuenta a sí misma, ¿sabes? De modo que sí, ella estuvo desde el inicio pero no tenía idea de que llegaría en la mitad del libro, más así fue como resultó.

Me gustó como creaste su relación y lo cuidadosamente construida que fue.

No podría haber una relación sexo afectiva entre ellos dos, no hubiese funcionado, pudo haber sido un error en términos del personaje de Billy. En este caso estás hablando de una víctima de abuso sexual así que no, no hubiera funcionado. Cuando ella llega al punto de poder decir, “Me acostaré contigo si eso quieres”, es su decisión, es un lugar al que ella se acerca por sí misma y no porque haya sido inducida. Pienso que esa parte está bien.

Y ese fue un personaje complicado de tratar debido a que es una sobreviviente. Leí sobre eso también, solo hice lo mejor que pude, eso es todo.

Quería preguntarte sobre eso porque, claramente, ambos están lidiando con su propio tipo de estrés postraumático…

Sí, y él le da herramientas para manejarlo, que es algo muy bueno.

Sí, cantar Teddy Bears’ Picnic si estaba teniendo un ataque de pánico. ¿Fue algo que te inventaste? ¿Lo has intentado?

Lo inventé, nunca he estado en una situación en donde tenga un ataque de pánico pero si lo tuviera, probablemente lo haría.

Estoy segura de que ya te la sabes de memoria.

Sí, Dios y, ¿quién sabía que tenía derechos de autor? Pensé que ya era muy vieja como para tenerlos pero nos costó un ojo de la cara, una vez estás adentro, no tienes salida. Tenía un epigrama de Judas Priest y era una canción llamada You’ve Got Another Thing Coming para Duma Key, pero se acercaron y dijeron que querían 50 mil dólares más regalías. Y dije, “¡Al carajo! Eso no va a suceder”, de modo que en cambio creé un doggerel. Pero Teddy Bears’ Picnic ya estaba demasiado impregnada en el libro desde antes de que descubrieramos eso, así que pagamos.

¿Te molesta si pregunto qué tanto dinero fue?

No, no me molesta que preguntes, ¡pero no te lo voy a decir! Digámoslo de este modo, no fueron seis cifras.

Quería preguntarte algo que no está relacionado con Billy Summers. Pareciera como si te gustara mucho el poema de T.S. Eliot, La canción de amor de J. Alfred Prufrock. Sale en muchos libros, cuéntame por qué tiene tanto impacto en ti.

A veces, para mí, cuando estoy en el proceso de escribir alguna narración o describir los sentimientos de algún personaje, llega a mi mente. Debes tener presente eso cuando estoy trabajando, no me siento [en el escritorio] con todas esas palabras en mi cabeza. Casi que me dejo llevar, a veces tiene cierta resonancia en mí y luego la uso. “Vamos entonces, tú y yo…”.

¡Dios! Sí, es un gran poema, un gran poema existencial. Sí, y creo que también se habla sobre cierto tipo de mentalidad, una de alguien cuya visión del mundo es un poco desesperada, pero no se paraliza por la desesperación.