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Sebastian Yatra: las cámaras siguen amándolo

Entre su debut actoral, un exitoso álbum y una canción nominada al Óscar, el colombiano inicia el año con fuerza

Fotografía por Ricardo Ramos

marzo 16, 2022

A sus 27 años, Sebastian malabarea tantas cosas como se le presenten. El colombiano está empezando el 2022 con muchos proyectos bajo el brazo, tanto en la industria musical, como en la del cine y la televisión. Para Sebastián, la perseverancia y la humildad son palabras claves en el camino a la cima, algo que demuestra cada día en su variedad de proyectos. 

Sebastián nació en Medellín en 1994 y desde pequeño fue bombardeado con los sonidos de Latinoamérica. El artista menciona a músicos como Shakira, Juanes, Carlos Vives y Alejandro Fernández como sus primeras referencias musicales, además de otros internacionales como Michael Bublé y Andrea Bocelli. 

Su tío Rafa lo llevó a su primer estudio, con el productor Rodolfo Castillo, en donde sucedió “una conexión mágica” y se dio cuenta de que esa energía era lo que siempre había buscado. “Es como si siempre hubiese estado dentro de mí”, dice Sebastián a ROLLING STONE. Para él siempre estuvo la meta en mente de dar la vuelta al mundo con su música, algo que en 2022 es una realidad. A los 12 años, Yatra hizo una obra en el colegio que ayudó a avivar la flama de su interés por el mundo del entretenimiento y los reflectores. 

Hoy Sebastián Yatra tiene en su catálogo tres álbumes de estudio. Dharma, el más reciente, contiene, entre sus 17 temas diversos, el sencillo ‘Tacones Rojos’, que al momento de nuestra plática se ubica en el lugar 38 mundial de Spotify, algo sin precedentes en su carrera. El material también tiene colaboraciones con los Jonas Brothers, Raw Alejandro, Daddy Yankee y muchos más, además de que mezcla géneros como el pop, el bolero, el rock, entre otros. 

Fotografía por: Ricardo Ramos; Pantalón: The Pack; Zapatos: Adidas

Su debut actoral llega de la mano de Manolo Caro, reconocido director mexicano, responsable de la exitosa serie La Casa de Las Flores. En su primer acercamiento formal a la actuación, Yatra es el protagonista de la serie llamada Érase una vez, pero ya no…, del mexicano, un proyecto cuya columna vertebral es la música y que busca, desde la risa y la diversión, burlarse de temáticas como los roles de género o la masculinidad tóxica. 

Otro punto importante en la carrera actual de Yatra es su trabajo en la enormemente exitosa banda sonora de Encanto, la película de Disney en la que prestó su voz para interpretar ‘Dos Oruguitas’, canción en la que trabajó con Lin Manuel Miranda y que recientemente fue nominada a los Premios de la Academia a Mejor Canción Original. 

Durante su visita a México, en la que presentó Dharma ante un Auditorio Nacional abarrotado, Sebastián platicó con ROLLING STONE en Español sobre el buen momento que vive en su carrera, de cómo lidia con el éxito, de cómo fue trabajar con Manolo Caro en Érase una vez, pero ya no…, de lo que aprendió trabajando con Lin Manuel Miranda y mucho más. 

Acabas de tener dos fechas en México, ¿cómo te fue en el Auditorio Nacional y en Guadalajara?

Increíble. Me la pasé como nunca, sobre todo porque es un show donde dimos pasos muy grandes como equipo, yo como performer y como músico, y en cuanto al mensaje que transmite el show y todo lo que tiene que ver con los visuales, las coreografías y los arreglos. Sobre todo la gente tenía una energía única, muy especial, como valorando más los shows que antes. Como la hemos pasado tan mal en estos dos años, estamos valorando el hecho de poder ver un artista en vivo y no lo damos por hecho. Y eso lo transmite el público a los que estamos en la tarima.

Cuéntame de tus inicios, ¿cómo empiezas a interesarte en la música? ¿Con qué referencias musicales creciste? 

Desde pequeño siempre escuché muchas baladas, muchos vocalistas. Andrea Bocelli, Michael Bublé, Alejandro Fernández, de hecho cené con él después del show de Guadalajara y me acuerdo que la primera canción que grabé para oír mi voz fue ‘Mañana es para Siemprede Alejandro, en mi clase de canto a los 12 años. Estos solistas me inspiraban como artista al ver hasta dónde uno puede llevar un instrumento. También crecí con Shakira, Juanes y Carlos Vives que son tres iconos. Es muy bonito que hayan pasado los años y que haya tenido la oportunidad de compartir con tantos de estos artistas, conocerlos y aprender de ellos. 

¿En qué momento decides que vas a hacer música?

A los 12 cuando hice una obra de teatro en el colegio, ahí quedé totalmente flechado. Es algo que sabía. Es como si siempre hubiese estado dentro de mí, me gustaba todo lo que tenía que ver con el entretenimiento, con transmitir, con conectar. La música era, sigue siendo y siempre será, una gran pasión para mí, sobre todo escribir canciones y crear conceptos. Empecé desde pequeño, siempre con la meta en mi mente, no lo decía en voz alta pero yo quería ser un músico que le diera la vuelta al mundo algún día. Siempre supe que era una cuestión de mucha preparación, tiempo, paciencia, tocar puertas y que me iba a estrellar bastantes veces, pero no podía dejar el amor por lo que hacía y ser fiel a mí.

¿Qué tanto influyó tu familia en tu viaje como músico? Escuché que alguna vez fuiste con un tío a algún estudio y ahí nació el interés…

Sí, mi tío Rafa me llevó a mi primer estudio con un productor que se llamaba Rodolfo Castillo. Ahí me sentí en un lugar muy especial, siempre tuve una conexión muy mágica con el estudio y, a lo largo de los años que he ido a diferentes estudios a trabajar con diferentes productores, siempre tengo una energía especial, porque es un lugar donde me puedo expresar libremente y no me juzgo, ni juzgo a nadie, ni siento que me juzgan. Siempre y cuando me siente con personas que estén en esa misma frecuencia energética pues salen cosas muy bonitas. Cada vez más me pasa que no pienso mucho en el resultado, sino que solo me enfoco en las emociones y cómo transmitirlas de la forma más pura y bonita que generen sensaciones en el cuerpo y en el alma.

¿Te consideras una persona muy sensible? Y de ser así, ¿qué tanto influyó esto en que te hayas convertido en artista?

Sí, yo soy mega sensible. Creo que influyó bastante. Para mí la composición siempre fue como algo terapéutico, de alguna forma, entonces hacer canciones me ha ayudado a superar ciertos temas, encontrarle el lado bonito a las cosas, verlas desde otro punto de vista. En las composiciones vas encontrando respuestas que de pronto no encontrabas de otra forma. Una vez leí una cita que decía algo como “uno no le tiene miedo a la verdad en la melodía, la verdad no duele en la melodía”. Entonces cuando eres capaz de enfrentar las verdades, pierdes el miedo y lo derrumbas.

Fotografía por: Ricardo Ramos

Y cada vez te vas conociendo más, aunque no te des cuenta, recuerdo que cuentas una historia en la que escribiste una canción sin pensar mucho en la letra y después de un tiempo te diste cuenta de que estabas escribiendo algo muy profundo sin darte cuenta… 

Total. Y mucho tiempo después la oí fue y como “wow”. Yo sí sabía, pero en mi inconsciente todo lo que me estaba pasando. El resto estaba en las capas más superficiales, de sentimientos que llegaban a conectar con mi mente, a ser procesados, y donde podía sacar conclusiones. Ahí no lograba ver lo que realmente me estaba pasando, pero en el inconsciente sí. Entonces es muy loco.  

Has comenzado el año con mucha fuerza con Érase una vez, pero ya no…, ‘Dos Oruguitas‘, Dharma, las canciones que están teniendo muy buenos números… ¿Cómo te sientes en este punto de tu carrera?

Yo me siento feliz, siento gran satisfacción. Es bonito que cada proyecto sea tan especial, pero tan diferente. El trabajar con Disney, ‘Dos Oruguitas’, la nominación al Óscar y todo lo que está sucediendo ahí es loquísimo. Y al mismo tiempo estar estrenando Érase una vez, pero ya no… con Manolo. Es una serie que propone y toca temas que quizá han sido tabú, pero que cada vez son más “normales” y es bonito que ya podamos hablar de tantas cosas parte de la realidad del día a día de las personas, y también donde Manolo usa su humor negro para que todos nos riamos de nosotros mismos por las cosas que hemos sido, por las construcciones sociales que hemos ido armando en los últimos años. Después todo el tema de mi álbum Dharma, que además tiene un mensaje tan especial para mí. Voy a hacer La Voz Kids en España que sale dentro de poco. Estoy con otros proyectos de actuación, musicales, que les iré compartiendo. Muchas cosas sucediendo al mismo tiempo. 

Y con tantas cosas al mismo tiempo, ¿sientes alguna presión, tanto comercial, como artística? ¿Cómo manejas esto? 

Es el momento de mi vida en donde menos presión he sentido, porque no me la estoy poniendo yo, porque la presión solamente pasa cuando tú te la pones y dejas que cualquier cosa que te digan de afuera, te afecte mucho. Yo estoy dejando que la vida fluya y entonces también se la voy transmitiendo a mi equipo. Me presionan menos y yo presiono menos. Si doy como ese espacio a que todo sea tensión, todo se convierte en presión y eso no le suma a nadie, y tampoco nos deja trabajar de forma fluida y que salgan las cosas bonitas. Entonces cuando no te enfocas tanto en los resultados y estás como activando algo pequeño, todos los días se empiezan a abrir las puertas y puedes hacer las cosas de forma natural. Gracias a Dios cuento con un equipo increíble, de personas muy profesionales y cada quien es consciente de su parte del proyecto, entonces tampoco me estoy estresando todo el día. He aprendido a delegar en estos últimos años y bueno, sigo en ese proceso. Pero cuando uno quiero hacerlo todo y controlar todo, se vuelve más compleja la vida tu día a día, más de lo que tiene que ser. 

Tuve la oportunidad de estar cerca de ti y tu equipo, se siente que estás rodeado de amigos, ¿no?

Sí, sí. ¿Y sabes qué? Más que amigos es que sabemos separar muy bien las dos cosas. Porque muchas veces cuando armas un equipo de amigos no se puede hablar desde el tema profesional de una forma concisa y clara, sino que todo se presta para malos entendidos y que la gente se tome las cosas personal. No. Nosotros tenemos claro que somos un equipo de profesionales que somos responsables cada quien por sus cosas. Nos comunicamos siempre obviamente con respeto y amor, pero con claridad. Sin darle vueltas, sin rodeos, y cuando alguien hace algo que no nos gusta lo decimos. Cuando toca hablar de ciertas cosas que no son tan cómodas, las hablamos y ya, y se sigue para adelante sin tomarse las cosas personales. Porque también si lo vuelves un tema solo de amistad y le quitas importancia a lo profesional, todo se termina volviendo como un chiste o algo en donde no se pueda avanzar. Hay que manejar con demasiado tacto todas las cosas. El tacto es importante, pero es más importante que las personas que seamos parte del equipo sabemos que estamos remando hacia la misma dirección y que todo lo que se diga o se haga lo estamos haciendo en pro del proyecto y del otro, obviamente siempre hay mucho cariño y respeto.

¿Qué se siente ser protagonista de una serie de Manolo Caro, que viene después de La Casa de las Flores que fue sumamente exitosa, siendo la primera vez que actúas de manera formal?

Es algo muy único, muy particular, ya que Manolo es de esos directores que realmente se salen de la página y que tienen su personalidad mega clara y ves algo de él y sabes que es de Manolo. Sabes que puede salir con cualquier locura, entonces eso también es lo bonito para mí. Lo hablábamos Manolo y yo, que en el riesgo está la diversión y también la posibilidad de hacer algo extraordinario. Muchas veces si no tomas riesgos, claro, puede haber algo un poco más garantizado, lo que sea, peor quizá no te lo pasas también como te lo pasas cuando haces un proyecto como ese de Érase una vez, pero ya no… que además le tenemos mucha fe y mucho cariño. Es un proyecto que estás grabando y le aprendes muchas cosas distintas y dices “wow, ¿qué es lo que está pasando?”. Es muy gracioso y muy divertido de rodar. Entonces también te la pasas bien. Yo hago esto para pasarla bien, no solamente porque estoy buscando un resultado. Imagínate yo dedicar dos meses y medio de mi vida para grabar una serie, y ocho meses antes estarme preparando y sentir que estoy cumpliendo para hacer algo solamente por el resultado que pueda tener cuando salga en Netflix. Son experiencias de vida y yo también tomo la decisión de hacer los proyectos porque quiero vivir la experiencia y aprender. 

Fotografía por: Ricardo Ramos

¿Qué tal fue el proceso de grabación? Se ve que por la serie fue algo muy divertido…

Claro, además que es el cast como más loco que puedes contar, posiblemente. Imagínate, Manolo todos los proyectos que ha hecho y los cast que ha tenido y decía “no, esto de lejos es el cast más loco que he juntado”. Porque todos somos muy personajes.

¿Y cómo fue la relación con Manolo entre director y protagonista?

Muy sana. Él dirigía y yo me dejaba dirigir, pero él también está abierto a las opiniones y a la libertad artística de cada persona que tiene en sus series. Creo que también por eso nos busca, porque él quiere que resalte la personalidad y la naturalidad de sus actores, pero si hay algo que definitivamente no está encajando, viene, te lo dice, te lo sabe explicar de forma concisa y clara para que el resultado se vea rápidamente en las imágenes. Porque Manolo tampoco es un director de esos que ruedan 35 veces la escena, no. Cuando ya la tiene o siente que la tiene, ya, sigue para adelante y le gusta mucho lo que sale natural. Y me parece muy bonito porque no lo hace de una forma que desgasta, sino proactiva. 

La serie, como lo decías ahorita, aborda varios estereotipos con sentido del humor, ¿no? Háblame un poco sobre la temática de la serie y cómo trata esos estereotipos…

Se divierte mucho la serie porque toca mucho estos temas que quizá muchas personas no se atreverían a tocar porque van a criticarlos. Pero Manolo se ha ganado esa libertad de hablar de lo que él quiera. A mí me parece súper gracioso cómo lo cuenta. Es como un comediante, muchas veces te hace bromas sobre ti. El ambiente y la forma en la que cuenta hace que te rías de ti mismo. Es bonito porque la serie le quita seriedad a muchos temas que tratamos con demasiada seriedad. Nos terminamos de relajar y nos damos cuenta de que está bien. Obviamente debes defender tus puntos de vista, pero también está bonito reírse de vez en cuando y no pasarla mal.

Cuéntame de tus personajes Maxi y Diego, ¿cómo te preparaste?

Fue algo muy físico porque tuve que transformar mucho mi cuerpo ya que Maxi es gigoló y vive en el presente. Ellos viven en un pueblo muy cercano, en un lugar muy cercano, que es un pueblo por España. Diego era pescador, pero él es español, así que tuve que hacer un acento español, que para mí era un reto enorme. Sobre todo hablando tan colombiano, y el colombiano siendo un acento difícil de quitar, además que no soy un “crack” para los acentos. Me tocó esforzarme mucho en ese sentido. 

Háblame de ‘Dos Oruguitas, que recibió una nominación al Óscar y en general está teniendo mucho éxito, ¿cómo te sientes con eso?

Absolutamente feliz. Es un regalo de la vida, es un milagro como lo que pasa en la casa de los Madrigal, en la película, en Encanto. Es algo que siempre soñé, poder trabajar con Lin-Manuel y con Disney, y que haya sucedió todo al mismo tiempo; y encima conectadísimo con mi país Colombia y poder representarlo. Es como de esos proyectos que sueñas, que son tan enormes, tan locos, que ni siquiera los terminas de procesar. Como que son algo muy distante, pero bueno, mira lo cercano que resultó siendo en esta ocasión.

¿Y qué lecciones te quedan de Lin-Manuel Miranda? ¿De qué manera te inspiró trabajar con él?

A mí me inspira su capacidad de trabajo. La cantidad de shows que está haciendo al tiempo y cómo conoce al público. Tiene esa sensibilidad para realmente pensar en el público y cómo pueden reaccionar a cada una de las cosas. También me impresiona cómo mezcla las canciones y los diálogos de una forma que la conversación está en la canción, pero después entran diálogos hablados y las imágenes, y todo cómo lo hacen pasar. Esos resultados sólo se ven cuando hay muchísima pasión, amor, coordinación y trabajo en equipo. Además que Lin es un gran líder y tremendo ser humano.

‘Dos Oruguitastambién tuvo un proceso de grabación diferente a lo que estás acostumbrado, porque estás cantando y actuando al mismo tiempo, ¿no? ¿Cómo te enfrentaste a eso?

‘Dos Oruguitas’ era convertirme en el personaje, en el abuelo Pedro contando su historia, pero desde mi voz solamente. Entonces miraba las imágenes de la película y conectaba con Colombia, con mis abuelos, con todo lo que ha pasado en mi país y en así podía transmitir todo eso. Manteniéndose dentro de una melodía y dentro una canción que escribió Lin-Manuel, pero pudiendo, entre líneas, llevar ese mensaje tan especial que tiene la película. Era un reto enorme, pero se logró. Grabamos la canción muchas veces en Disney, tanto en español como en inglés y fuimos muy meticulosos. Allá son súper específicos y todo tiene una razón de ser.

¿Y cómo fue trabajar con una organización tan grande?¿Hubo alguna discusión o reto? ¿Hubo libertad?

Ojalá se pueda repetir. Hubo mucha libertad y antes nos sorprendió porque legalmente es de las mejores compañías con la que mejor nos ha ido. Todo el tema del trato, todo el tema de las reuniones fue mega efectivo. Pensaron mucho en nosotros y nos cuidaron. Cuidan mucho a los talentos y es imposible no quedar feliz. La gente en Disney es como la personificación de Mickey Mouse, te juro. Realmente todos son muy felices, súper apasionados con su trabajo. Más allá de ser grandes profesionales, son personas que te hacen sentir bien y con las que uno quisiera seguir trabajando por muchos años.

Fotografía por: Ricardo Ramos; Pantalón: The Pack; Zapatos: Adidas

¿Qué tan orgulloso de ser colombiano te sentiste trabajando en Encanto?

Inmensamente orgulloso. Sobre todo que a mis tías, mis tíos, mis papás y toda mi familia les gusta la película. La ven, la escuchan. Pensar en mis abuelos, donde sea que estén sus almas, que sientan un poco de lo que es ‘Dos Oruguitas’ y Encanto. Que sientan que soy yo, su nieto cantándolo, es algo que aún me da esa nostalgia tan bonita. Y si tengo tantos sentimientos encontrados ahora, ni me quiero imaginar cómo será cuando vayan pasando los años y esta película se instaure como uno de los clásicos de Disney.

Dharma, es un álbum completamente versátil, tiene varios géneros como el pop, el rock, el bolero, ¿esto fue algo que fue fluyendo? ¿O desde el principio dijiste “quiero hacer algo así de diverso”?

Fue fluyendo, pero yo sí supe, después de fantasear, quería hacer un álbum donde cupiera tanto el reggaetón, como las baladas. Pero lo que no me di cuenta es que no se trataba de ni reggaetón, ni de baladas, solamente de canciones y que hay mil otros géneros con los que podía jugar. Y las canciones y las historias mismas fueron las que me llevaron a introducir esos géneros en las distintas canciones. Es un álbum simplemente de emociones, más allá de cualquier otra cosa. Algunas emociones son movidas, algunas emociones son más dramáticas, otras te llevan más a saltar, a brincar, otras te dan rabia, otras te ponen a llorar. Estos géneros fueron mis herramientas para poder crear Dharma y transmitirlo todo y terminó siendo algo muy fluido.

A eso que dices de las emociones, te he escuchado decir que la gente conecta mucho más con tus canciones cuando vienen desde las emociones, de la verdad, ¿qué tan presente estaba esto al escribir los temas de Dharma

En muchas no tanto porque es un proceso de tres años para llegar a este mensaje de Dharma, entenderlo, saber lo que quería y empezar a estar más presente. Pero fueron muchos momentos de dolor, de sufrimiento, de pensamientos negativos. Y bueno, todo eso también hace parte del álbum porque es la aceptación de la realidad. Hubo canciones que ya escribí mucho más desde la conciencia, y más adelantado en este proceso, es un proceso en el sigo, es una búsqueda interna. Varias de esas canciones son por ejemplo ‘Dharma’, ‘Modo Avión’, ‘Melancólicos Anónimos’. ‘Tacones Rojos’ es una canción que escribí en un punto súper sentimental para mí, de emociones  tanto increíbles como muy bajas. Era muy loco estar en esa batalla interna entre la luz y la oscuridad. Pero cuando empiezas a tener consciencia de qué cosas te hacen bien y cuáles no, vas aprendiendo de las experiencias y tienes la oportunidad de empezar a creer. Este álbum para mí en lo personal me ha ayudado mucho. Mucho más de lo que me puede ayudar a crecer profesionalmente. No importa si es el álbum más exitoso del álbum, no importa. Es mucho más el crecimiento personal.

Claro, tomar los malos momentos y convertirlo en algo bueno, ¿no?

Es que profesionalmente uno puede lograr todo, pero si por dentro no haces un trabajo constante, no eres consciente y no cuidas tu alma, nada de eso importa, ni vale, ni te llena.

Cuéntame cómo fue el proceso de grabación, ¿lo disfrutaste? Tengo entendido que puedes llegar a ser muy perfeccionista y enfocado en los detalles, ¿puede convertirse en algo tedioso?

Por momentos sí, hay canciones donde jodí mucho y hay otras donde fui mucho más libre. Por ejemplo ‘Tarde’ es una canción en la que pedí como 20 cambios de mezcla. En ‘Adiós’ grabé las voces cinco veces y también pedí cambios de mezcla, porque lo hicimos durante cuarentena, entonces teníamos todo el tiempo del mundo. Hay canciones donde fluyó todo como ‘Modo Avión’. Todas las canciones tienen su propia historia, que es lo bonito. ‘Tacones Rojos’ es una canción que grabé en dos tomas y la fue más tipo demo, maqueta y terminó quedando la voz de la maqueta como la principal.

Y hasta la letra nació súper natural, ¿no? Literalmente te inspiraba en el rayo de luz que entraba por la ventana…

Sí, literal. «Hay un rayo de luz, que entró por mi ventana y me ha devuelto las ganas, me quita el dolor» [Canta]. 

Colaboras con los Jonas Brothers, con Jorge Celedón y Rosario, Raw Alejandro, Daddy Yankee y muchos más. Cuéntame qué tanto las colaboraciones moldearon al disco.

Un montón porque es parte esencial de él y la energía de todas esas personas hace parte de mi Dharma, de mi álbum que quiero tanto y estamos compartiendo con el mundo, con quien quiera escuchar. Así que les agradezco a ellos para siempre.

¿Qué opinas del auge de las colaboraciones?¿Crees que ha llegado a un punto donde se hacen colaboraciones porque lo pide la industria y no porque lo piden las canciones o la música?

Sí, creo que pasó mucho eso y ahora ojalá vaya pasando menos. Por lo menos en mi proyecto ahora lo estoy haciendo y hago una colaboración si lo pide la música. Dejo que sea la música la que manda. Al hacer eso siento que me he relajado y que me está yendo mejor, lo he disfrutado más, porque no estoy enfocado el resultado. No estoy aterrorizado de no hacer una canción en colaboración porque así va a tener más enganche o más recepción desde el principio, no. Estoy confiando en las canciones. Por eso lancé ‘Tacones Rojostotalmente, solo siendo una canción pop y mira lo que está pasando con ella. Hasta ahora está en el 38 mundial en Spotify. Si la canción te lleva a algún lugar, te transmite algo, déjate llevar por eso. Déjate llevar por ese brinco que das cuando arranca la canción, o el grito, o las ganas de bajar la ventana. Déjate llevar por esa cara que haces cuando entra la guitarra, por lo que sientes con la voz, por el bajo, como suena, te emociona y te dan ganas de mostrárselo a la gente. Déjate llevar por las emociones.

Fotografía por: Ricardo Ramos; Pantalón: The Pack; Zapatos: Louboutin; Collar: Dolce&Gabanna

¿Cómo has vivido tú esta etapa de auge en la música en español y cuál crees que sea la razón de su éxito reciente?

Creo que hay mucha pasión y nuestras personalidades son bien loquitas, salimos con cosas distintas. El español es un idioma que viene como desde el latín, que es como más romántico, entonces al oído aunque no lo entiendas, te mete, te absorbe, te envuelve. 

Sé que durante la pandemia trabajaste aprendiendo más instrumentos. ¿Esto fue importante para esta nueva etapa?

Sí, totalmente. Es decir, si escuchas los acordes de las canciones hay un crecimiento bastante grande contra otros álbumes. Canciones como ‘Quererte Bonito‘, por ejemplo, son acordes más inspirados en los boleros.

¿Qué diferencia o qué balance encuentras entre el Sebastián de Fantasía o Mantra al Sebastián de Dharma?

Es un crecimiento muy grande dentro de cada uno de esos álbumes. 21 años en Mantra, yo era un niño. En Fantasía era un niño jugando a ser grande. Y aquí yo creo que estoy empezando a tener más consciencia. No sé qué soy en este momento. Eso te lo tendré que contar después. Soy yo.

Publicaste una frase que me pareció muy importante, la de “no puedes aprender lo que ya crees que sabes”. ¿Qué tan importante crees que es esa humildad en los artistas?

Es que es en todo, ¿no? Uno si cree que se las sabe todas con cualquier otro tema en la vida, nunca tienes capacidad de aprender más porque cualquier opinión que te den, o cualquier información nueva, vas a pensar que lo tuyo es superior. El hecho de que uno haga algo bien, no significa que es el único que lo sabe hacer bien. Y a cada persona en el mundo, a quien te encuentras en la calle, en un restaurante, donde sea, le puedes aprender algo. 

¿Cuál ha sido la mayor adversidad de tu carrera y qué crees que aprendiste de eso para tener el éxito que hoy tienes?

Yo siento que fue durante la pandemia, porque tuve un periodo de cuando eres el chico del momento, que todo lo que haces es como si fuera oro. Todo pega, todo el mundo quiere saber sobre ti, todo lo que subes tiene todos los likes del mundo. Tuve ese momento antes de la pandemia. Todos los días salen músicos nuevos y siempre va a llegar un nuevo chico o chica del momento y cuando pasa como ese momento tan loco que eres tú el que está en el spotlight, pega duro porque no lo sabes manejar, entonces superar esa parte de la carrera es un reto grande y creo que estos últimos dos años para mí fueron eso. Me han llevado a un crecimiento interno muy grande, obviamente también han habido momentos difíciles en lo personal. Todo eso me ha llevado a ser mejor persona, mejor músico, y a prestarle atención a las cosas que realmente importan y no estar pensando tanto en el resultado. Cuando realmente tuve la capacidad de volverme a enamorar de mi proyecto, de mis canciones y de todo lo que estoy haciendo, fue cuando todo comenzó a fluir mucho más.

¿Hacia dónde crees que va el camino de la música en español?

Yo siento que ya es internacional y va seguir creciendo y creciendo, porque los latinos además están rompiendo todo los esquemas y están haciendo las cosas igual de bien que los americanos. No hay nada que envidiarles. Por ejemplo, escuchas las canciones de Raw Alejandro o todo lo que está haciendo Bad Bunny, que es el artista número uno del mundo, Rosalía, y tantos otros músicos en español que están al nivel de quien sea. Es bonito porque ya no hay esas diferencias que había antes en capacidad o alcance de producción que tenían antes personas de otros países que los latinos no alcanzábamos por falta de recursos. Ya esos recursos están y estamos todos como en igualdad de posiciones alrededor del mundo, de condiciones. Todos estamos jugando con las mismas reglas y hace que la persona del país que sea pueda llegar a niveles impresionantes y eso es emocionante. 

¿Qué sigue para ti?

Disfrutar. Yo no estoy enfocado en qué sigue, la verdad. Estoy pasándola bien ahorita, tengo muchas cosas en las cuales pensar, con las cuales pasármela bien y ya veremos qué sigue. Por ahora estoy aquí y nada está garantizado en la vida, pero lo que sí tengo es el presente, el ahora y tengo un corazón para seguirlo. No seguir mis sueños, porque mis sueños están por allá lejos. Qué tal que llegue a mis sueños un día y fracaso solamente porque eran mis sueños, y llego pero no estoy feliz porque los seguí de una forma vacía. En cambio mi corazón siempre lo llevo conmigo, lo puedo seguir y estar seguro que es la dirección en la que quiero ir.

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