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Sabrina Carpenter reafirma su llegada como superestrella pop con Short n’ Sweet

Estas canciones suelen ser sucias, siempre divertidas y a menudo malvadas, pero se ríe de ella misma.

Por  ROB SHEFFIELD

CORTESÍA

Sabrina Carpenter

Short n' Sweet

Nunca ha habido un verano pop-girl como el de 2024 y Sabrina Carpenter es una de las razones de esto. Con ‘Espresso’ y ‘Please Please Please’, puede presumir de tener dos candidatas a Canción del Verano. Pero culmina su asombroso ascenso con Short n’ Sweet, su álbum de coronación, en el que hace alarde de su habilidad para convertir la basura romántica en un pop brillante. Sabrina no está de vacaciones, está en coma. Estas canciones suelen ser sucias, siempre divertidas y a menudo malvadas, pero, incluso, sabe reírse de sí misma. Como ella admite: “Puedo hacer que un espectáculo de mierda parezca eterno”.

La ex estrella de Disney, de 25 años, ha pasado años perfeccionando sus habilidades: Short n’ Sweet es su sexto álbum, basado en su gran éxito de 2022, Emails I Can’t Send. Pero, al igual que otras reinas globales del verano, como Chappell Roan, Charli XCX y Tinashe, Carpenter es una veterana astuta que aprovecha la energía ingenua porque quiere. De hecho, es una de las únicas cantantes que puede presumir de haber recibido la sombra de un éxito número uno y luego haber conseguido uno propio. Esta vez sabía que el mundo la estaba mirando, y Short n’ Sweet sella su llegada como superestrella del pop.

‘Espresso’ y ‘Please Please Please’ son dos de las canciones más destacadas, pero ni siquiera son las mejores. Ese honor recae en el futuro clásico del karaoke ‘Lie to Girls’, en el que Carpenter se lamenta con una guitarra acústica: “No tienes que mentir a las chicas/Si les gustas, se mentirán a sí mismas”. Se lamenta de los autoengaños románticos de su madre, de sus amigas, incluso de “la chica fuera del club de striptease a la que le leen las cartas del tarot”. Se trata de la tirada de tarot más divertida desde que Joni Mitchell fue a Bleecker Street en Hejira para ver cómo se esfumaban dieciocho billetes. Pero como ella canta, “Nos encanta leer los fríos y duros hechos y jurar que son incorrectos/Amamos confundir mariposas con paros cardíacos”.

Puede que Sabrina lance algunas rimas como una ahijada retorcida de Dorothy Parker y Alexander Pope, pero su sensibilidad es propia. Está obsesionada con la “química de la cama” y por qué no resuelve los problemas que acompañan a los hombres, desde su tendencia a la infidelidad y su mala gramática, como un tipo que no sabe distinguir entre “hay”, “ay” y “ahí”. (Sin duda, una señal de alarma). También, lamenta el hecho de que se haya quedado con chicos heterosexuales, “ya que los buenos llaman a sus ex’s borrachos/ya que el Señor olvidó mi despertar gay”.

Short n’ Sweet está impresionantemente centrado: 12 canciones en 36 minutos, sin colaboraciones, sin invitados, sin errores. Ella co-escribió cada una de las pistas junto a Amy Allen, que tuvo su propio éxito veraniego en ‘Girl with a Problem’. El álbum fue producido por John Ryan, Ian Kirkpatrick y Justin Bunetta, sin embargo, fue Jack Antonoff quien hizo cuatro de los temas más destacados, incluyendo ‘Please Please Please’ y ‘Lie to Girls’.

Hay más banjo y guitarra acústica aquí de lo que alguien hubiera imaginado, destacando temas como ‘Slim Pickins’ y ‘Sharpest Tool’. Todo el ambiente country/synth-pop evoca la fase disco-cowgirl de Madonna en su era ‘Music’, y, de alguna manera, a ‘Don’t Tell Me’ de la Sra. Ciccone, siendo esta una importante pieza atemporal pop de aquel momento. 

‘Taste’ es un comienzo exquisitamente despiadado, cuando le dice a la nueva chica de su ex: “Tendrás que probarme cuando te bese”. Pero la otra cara de la moneda es ‘Coincidence’, donde la ex vuelve a la escena, mientras canta: “La semana pasada no tuviste ninguna duda/Esta semana estás guardando espacio para su lengua en tu boca”. En el sintetizador de los ochenta de ‘Bed Chem’, celebra la lujuria desvergonzada hasta el punto de volverse francamente shakesperiana, en su habilidad para rimar “Ven conmigo, quiero decir camaradería”, con “¿Dónde estás? ¿Por qué no sobre mí?”.

Sabrina hace trizas a muchos chicos aquí, pero uno de sus objetivos más divertidos es el farsante literario de ‘Dumb & Poetic’. Ella se burla: “Trata de parecer suave y bien hablado / mastúrbate con letras de Leonard Cohen”. El difunto poeta de Montreal se habría sentido totalmente honrado por este homenaje, igual que habría disfrutado con el igualmente duro ‘Leonard Cohen’ de Boygenius del año pasado. 

A Cohen le encantaba burlarse de la vanidad masculina (incluida la suya propia) de la forma en que lo hacen estos cantautores, y apreciaría cómo Sabrina convierte sus penas románticas en barrabasadas como “Guarda todo tu aliento para tu meditación en el suelo” y “Te prometo que los hongos no están cambiando tu vida”. Además, ambos tienen un don para las rimas extravagantes; en algún lugar, Cohen probablemente se esté retorciendo en su tumba por no haber ingeniado juegos de palabras como ‘dream-come-true ya’ y ‘Mountain Dew ya’, para alguno de sus temas como ‘Hallelujah’.

‘Don’t Smile’ parece ser el único fracaso de esta entrega, con un mensaje cómicamente antipático: “no sonrías porque ha pasado, nena, llora porque se ha acabado”. Sin embargo, es demasiado flojo en la ejecución. Carpenter se divierte más cantando sobre el odio que sobre la derrota. Una de sus más grandes inspiraciones es Kacey Musgraves, quien se unió recientemente a ella en el escenario para cantar en conjunto el clásico de Nancy Sinatra ‘These Boots Are Made for Walkin’’, y se sintió como ceder la antorcha, porque ese es el espíritu que Sabrina persigue con su nuevo álbum. En la edición en vinilo de Short n’ Sweet, Carpenter se despide con ‘Needless to Say’, donde se burla de su propio “entretenido juicio de veinteañera”. Pero si el resultado son canciones tan buenas, nadie necesita burlarse de su juicio.