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Las 50 mejores canciones de Queen

De los hits emblemáticos a las gemas ocultas de su repertorio, un listado a modo de homenaje para uno de los grupos más ambiciosos en la historia del rock

Lex van Rossen/MAI/Redferns/Getty Images/Marco Arndt/AP

febrero 2, 2023

Hay una especie de magia en el origen de las canciones. Algo intangible que transforma a esos artefactos que conjugan ritmo, armonía, melodías y poesía, que constituyen nuestra memoria emotiva y le dan sentido a nuestras vidas. Lo mismo ocurre con las bandas. Queen se formó a principios de los 70 y, a lo largo de las décadas, dejó un legado que no para de crecer. De los hits emblemáticos a las gemas ocultas, este listado es un modo de homenajear a uno de los grupos más ambiciosos en la historia del rock, a su capacidad de mutar sin perder la identidad en ningún momento.

La tapa de la revista Rolling Stone Argentina #299, editada en febrero de 2023

Con el carisma y la voz prodigiosa de Freddie Mercury al frente, Queen tenía en la sólida base rítmica que construían el baterista Roger Taylor y el bajista John Deacon los pilares para el vuelo de Brian May, que acaso por su título de astrofísico, ostentaba unos solos de guitarra que se proyectaban al espacio sideral. Además de sus aptitudes como instrumentistas, todos ellos eran compositores. A ese talento, a esa especie de magia, les debemos algunas de las páginas más memorables de la cultura pop.

1. “Bohemian Rhapsody”

(A Night at the Opera, 1975)

Freddie Mercury tenía la idea de esta canción, una pequeña suite de casi seis minutos, en la cabeza y en un puñado de pedacitos de papel garabateados. Se necesitaron tres semanas, cinco estudios distintos de grabación y la confianza ciega del resto de la banda para decodificar esa información y conseguir una de las canciones más emblemáticas de la música popular del siglo pasado. Construida a la manera de un patchwork sonoro, comienza como una balada (el piano que tocó Freddie es el mismo que Paul McCartney usó para grabar “Hey Jude”) y va creciendo en intensidad y distorsión, hasta derivar en un solo épico de Brian May, que es la invitación definitiva al “air guitar” y es el preludio perfecto a la denominada “sección operística”: una avalancha de voces superpuestas en 180 capas de falsetes y armonías, inmortalizada en la escena del auto de Wayne’s World (Penelope Spheeris, 1992), la más memorable de un film que no solo marcó una época, sino que resignificó esa canción para toda una generación. Luego de la explosión rockera, y el headbanging inevitable, vuelve la calma. Todo deriva en un final lleno de nostalgia, que se desvanece en cámara lenta. 

2. “Another One Bites the Dust”

(The Game, 1980)

La potente línea de bajo, que es el leitmotiv y la columna vertebral de uno de los más grandes éxitos de Queen, fue una creación de John Deacon inspirada en “Good Times”, compuesta por Bernard Edwards y Nile Rodgers para Chic, el emblemático grupo de funk y música disco que el bajista había estado frecuentando. El nombre de la canción refiere a los westerns. Deacon era fanático de las películas de cowboys y esa fue la referencia inicial para la letra. Los integrantes de Queen no estaban seguros de incluirla en el álbum, y fue Michael Jackson quien los convenció de que no podían desperdiciarla. Como pasa con “Billie Jean” y otros éxitos de esa época, basta con escuchar unos pocos acordes para que nos invadan unas incontenibles ganas de salir a hacer papelones a las pistas de baile. Una curiosidad local: fue la canción que presentó Diego Maradona en el show del grupo en Vélez, el sábado 8 de marzo de 1981. “Yo le quiero agradecer a Freddie y a los Queen por hacernos tan felices. Y ahora… ¡Otro muerde el polvo!”, dijo Diego. Y el estadio estalló. 

3. “We Will Rock You”

(News of the World, 1977)

Tribal, ceremonial, contagioso, minimalista y potente a la vez, esta canción de Brian May, que abre News of the World, está construida a partir de taconazos en el piso, golpes en el tambor, palmas, un coro y la voz de Mercury, que comienza lanzando un proto-rap y termina como el animador de un fan fest en la era del punk-rock. Dura apenas dos minutos, y la guitarra de Brian May irrumpe en escena al minuto y medio. Pero, claro, se lleva el protagonismo, con un estilo que parece evocar el sonido primitivo del “Jailhouse Rock” de Elvis Presley y el garagero de Ray Davies (The Kinks) en “You Really Got Me” y muta pronto hacia un estilo casi onírico, con alguna reminiscencia de la música de la India.  

4. “Love of My Life”

(A Night at the Opera, 1975)

Sentado al piano, tocando a tempo rubato, con guiños a compositores clásicos como Chopin o Beethoven, Freddie Mercury entregó “Love Of My Life”: una composición mayúscula. Sin embargo, acaso opacada por la opulencia de “Bohemian Rhapsody”, no fue un éxito inmediato. Freddie le dedicó la canción a Mary Austin, su novia de entonces (cuando no había declarado su bisexualidad). El vínculo entre ellos se mantuvo, haciéndole honor al título y al significado profundo de la canción. El acompañamiento del resto de la banda es supremo, incluso Brian May toca el arpa en algunos fragmentos. Empezaron a tocarla en vivo algunos años más tarde, pero Freddie no la tocaba al piano: el acompañamiento era comandado por la guitarra de May, y por el público, que solía cantarla de principio a fin. Una balada suprema, que no solo está entre lo mejor del grupo, sino de toda la historia del rock.    

(News of the World, 1977)

5. “We Are The Champions”

Comienza como una canción de redención, en un ámbito intimista, con una letra que habla de pagar deudas y cumplir condenas, pero el clima va in crescendo y pronto se transforma en una canción grandilocuente y épica, que viene acompañando los festejos de los equipos que ganan torneos (bueno, hasta que apareció “Muchachos”…). Completamente autorreferencial, Freddie Mercury se refería a él y su banda cuando cantaba que eran los campeones del mundo. No había referencia deportiva, era un gesto de revancha frente a buena parte de la crítica musical. 

6. “Under Pressure”

(Hot Space, 1982) 

El que hizo la llamada fue Dave Richards, el ingeniero de grabación del Mountain Studios, que Queen había comprado a principios de los 80, en la ciudad de Montreux, en Suiza. “Estaban grabando allí, y Dave sabía que yo estaba en la ciudad, así que me llamó por teléfono y me preguntó si me gustaría acercarme y ver lo que estaba pasando. Así que me acerqué y, de repente, estábamos escribiendo algo juntos. Fue algo totalmente espontáneo, para nada planeado”, recordó David Bowie. Lo que comenzó como una zapada etílica derivó en una de las colaboraciones más impactantes en la historia del rock. La clave de esa canción, sin embargo, es la línea de bajo, que John Deacon empezó a tocar sin interrupciones… hasta que decidieron ir a buscar una pizza. Cuando volvieron, Deacon la había olvidado por completo. Fue el baterista, Roger Taylor, el que rescató ese riff inmortal.

7. “Killer Queen”

(Sheer Heart Attack, 1974)

Ante un hipotético mapa genético de la canción con la que Queen daría el salto a la masividad (llegó al puesto número 2 de las más escuchadas en el Reino Unido), el gen beatle adquiere un papel preponderante. Los coros de los cuatro integrantes y los aires de vaudeville o music hall, remiten a clásicos del grupo de Liverpool como “Penny Lane”, “Honey Pie” o “Lady Madonna”. Mercury la compuso en una noche, pero la grabación fue extensa, con varias capas de sonido superpuestas y un solo de Brian May que el propio guitarrista eligió (y elogió) como los mejores de toda su discografía. 

8. “Friends Will Be Friends”

(A Kind of Magic, 1986) 

Si creciste en la Argentina en los años 90, es imposible que al escuchar esta canción no toque tu memoria emotiva. Basta con oír los primeros acordes, con la intro de guitarra de Brian May, para visualizar a Carlín Calvo y Pablo Rago. Amigos son los amigos es el programa que desde la pantalla de Telefé capitalizó la popularidad de Queen y la proyectó hacia un público no iniciado. Escrita por Freddie Mercury en colaboración con John Deacon, es una oda a la amistad que también hace referencia a la crisis económica de 1985, cuando la libra alcanzó uno de los valores más bajos de la historia. La épica característica de la voz de Mercury, en este caso aplicada a una canción que es un abrazo.  

9. “I Want to Break Free”

(The Works, 1984)

Uno de los hits de The Works fue “I Want to Break Free”, compuesta por el bajista John Deacon. Un reflejo de la apertura que tuvo Queen a la hora de las decisiones artísticas para su último disco de estudio de gran trascendencia. La canción está considerada como un himno de la lucha contra la opresión. Con un hilo conductor pop y bien rítmico hay un verso que dice: “Señor, yo quiero ser libre de las ataduras de la materia, / para seguir tu espacio infinito, / tu mundo espiritual”. El video de la canción es uno de los más recordados de la banda, en el que sus integrantes parodian una telenovela británica de la época llamada Coronation Street. Por estar vestidos de mujeres, MTV en los Estados Unidos lo censuró.

10. “The Show Must Go On”

(Innuendo, 1991) 

Una canción que funciona como un epitafio. Brian May aportó esta balada, que es la que cierra el último disco de estudio que lanzó el grupo con el cantante todavía vivo, en febrero de 1991 (Mercury moriría a fines de noviembre). Es imposible no emocionarse al escuchar a Freddie cantar aquello de “Por dentro mi corazón se está rompiendo/ Mi maquillaje puede estar descascarándose / Pero mi sonrisa aún está”. Aunque estaba débil por su enfermedad, y apenas podía mantenerse en pie, logra una interpretación notable. La letra de algún modo refleja el espíritu de esas sesiones de grabación, con el grupo conviviendo en el estudio en un clima de comunión perfecta, alegría y buen humor.

11. “Don’t Stop Me Now”

(Jazz, 1978) 

El vértigo del rock para Queen y la melodía épica al piano para la voz de Mercury se cruzan en esta canción editada por primera vez en 1978. La grabación estuvo tan al servicio del tema que Brian May, junto a su ego, entendieron la importancia de la base de bajo y batería y solo aparece con su guitarra para el momento del punteo. Es tan concreta y directa que, durante los años siguientes, fue utilizada en innumerables publicidades, series y películas. Los fans de Queen siempre la vincularon a la carretera, una canción perfecta para tu auto después de poner la palanca de cambio en quinta; y después imaginar la voz de Freddie Mercury (autor de la canción) como una estrella fugaz saltando por el cielo.

12. “Bicycle Race”

(Jazz, 1978) 

El primer simple del álbum Jazz es una de las odas a la bicicleta más populares. Una canción compuesta por Freddie Mercury con subidas y bajadas de tempos, cambios de estructuras de acordes, un intervalo con timbres de bicicletas y vaivenes melódicos. Más allá de la referencia al Tour de France que suele contarse sobre la inspiración del tema, la letra está repleta de guiños a la cultura pop: las películas Tiburón y Star Wars, personajes como Superman, Frankenstein o Peter Pan, John Wayne, Vietnam, Watergate y la cocaína. Además de convertirse en uno de los himnos de Queen, “Bicycle Race” siempre será recordada por el videoclip filmado en el Wimbledon Greyhound de Londres, el último canódromo de la capital británica, con 65 mujeres desnudas montando sus bicicletas como protagonistas. Una orgía de sexo y hierro que conmocionó a una Gran Bretaña que por esos días se preparaba para recibir a Margaret Thatcher como primera ministra.

13. “Radio Ga Ga”

(The Works, 1984)

The Works fue el undécimo disco de estudio de Queen. Con el acompañamiento en producción de Reinhold Mack, el trabajo estuvo marcado por el regreso al rock dentro del contexto de los comandados por Freddie Mercury. Aun así, también fue un material con mucha experimentación de música electrónica. Ese nuevo rasgo sonoro generó la inclusión del tecladista Spike Edney para la gira del disco. Este lanzamiento tuvo dos hits masivos que pasaron a formar parte de la historia grande de la banda. Uno fue “Radio Ga Ga”, escrita por el baterista Roger Taylor. La memoria emotiva quedó clavada en la gran presentación de Queen de aquella última época juntos: el Live Aid  de 1985. El video de “Radio Ga-Ga” definiría la estética en vivo de Queen hasta el final del The Works Tour.

14. “Somebody to Love”

(A Day at the Races, 1976)

¿Cómo ir un paso más allá de ‘Bohemian Rhapsody’ sin morir en el intento? Un año después del suceso de aquel tema operístico-experimental que marcó un antes y un después para la banda, Freddie Mercury intentó (y logró, por cierto) componer un tema que tomara ese lugar disruptivo en su nuevo álbum: A Day at the Races. “Freddie quería ser Aretha Franklin, hay que tener eso en cuenta para entenderlo todo. Amaba a Aretha”, dijo Brian May sobre “Somebody to Love”. “Pero esto fue góspel épico. Como que siguió los pasos de ‘Bohemian Rhapsody’ en el sentido de que fuimos construyendo las múltiples partes vocales, pero esta vez éramos como un coro góspel”. Entre la balada romántica y la espiritualidad religiosa, “Somebody to Love” se consagró como uno de los mayores hits de Queen.

15. “I Want it All”

(The Miracle, 1989)

Más cerca del metal ochentoso de Whitesnake que de sus propias raíces hard-rock, Queen apuesta a seguro con un hit radial con guitarras tormentosas y un cantante atado a sus propios modos de mostrar potencia y eficacia. El tema tiene varios movimientos de aceleración que siempre vuelven a la fase coral que impone el título de la canción. Es evidente que la banda está en retirada, pero conmueve el deseo perfeccionista por seguir adelante sin negociar la calidad aunque los resultados no ayudan. Según May, el nombre de la canción está inspirado en una frase muy utilizada por Anita Dobson, segunda esposa del guitarrista, quien utilizaba a menudo la expresión como un modo de encarar la vida.

16. “Crazy Little Thing Called Love”

(The Game, 1980) 

Un viaje en el tiempo. El primer single de The Game fue lanzado en agosto de 1979, el año anterior a la salida del disco, y es un homenaje al rock de los años 50. Un mito rodea a la composición de esta canción que se transformó en el primer hit de Queen en alcanzar el primer puesto del Hot 100 de Billboard en Estados Unidos: Freddie Mercury la compuso en un hotel de Múnich, mientras tomaba un baño de espuma, en apenas diez minutos. El sonido remite a las composiciones seminales de Elvis Presley, y una vez que escuchás la melodía, una de las más pegadizas de toda la obra del cuarteto, probablemente ya no puedas sacártela de la cabeza. ¿El detalle? Los coros, sobrios y austeros, tienen alguna reminiscencia de los grupos de doo woop.

17. “A Kind of Magic”

(A Kind of Magic, 1986)

Canción que le dio nombre al segundo proyecto discográfico de la banda vinculado con el cine (el primero había sido Flash Gordon, en 1980). “A Kind of Magic” es el tema central de Highlander (1986), la película protagonizada por Christopher Lambert y Sean Connery, y dirigida por Russell Mulcahy. Una composición en un principio un tanto sombría de Roger Taylor, que luego de pasar por las manos de Mercury tomó un rumbo más bailable y comercial (según la mitología en torno al grupo, a espaldas del baterista), incluyendo una línea de bajo excepcional. La letra, inspirada en una de las frases que el personaje inmortal de Lambert pronuncia en la película, también tuvo retoques a cargo del cantante.

18. “Seven Seas of Rhye”

(Queen II, 1974)

La versión inconclusa que cierra el disco debut regresa con forma de power hit en Queen II. Desde el piano, Mercury evoca una historia de fantasía sobre epopeyas marítimas y consigue el primer triunfo en las listas de singles británicos. Luego de una actuación en el afamado ciclo televisivo Top Of The Pops, “Seven Seas of Rhye” subió en los rankings y le valió al cantante dejar su trabajo en un puesto del mercado de Kensington. La canción incluye un coro final basado en una vieja tonada popular (“I Do Like To Be Beside The Seaside”) y también el uso de un stylophone, un sintetizador de bolsillo tocado por el productor Roy Thomas Baker, intervención sacrílega que tira por la borda el lema sagrado de los primeros siete años oficiales de la banda: “and nobody played synthesizer… again”.  

19. “Fat Bottomed Girls”

(Jazz, 1978)

Veintidós años antes de “La petisita culona” (Bersuit), Queen compuso su “Fat Bottomed Girls” (Chicas culonas), editado como doble lado A del simple “Bicycle Race” (el del video con chicas en culo andando en bicicletas). Al parecer, toda una obsesión por aquellos días. Un rock hecho y derecho para uno de los discos más eclécticos de la banda. Compuesto por Brian May, no solo acompañó a “Bicycle Race” en su edición, sino que también se conecta con el grito final de Mercury en el tema: “Get on your bikes and ride!”.

20. “Flash”

(Flash Gordon, 1980)

A fines de 1980 la unión de las marcas Flash Gordon y Queen era lo más parecido a una superfantasía para los adolescentes del mundo. La banda había editado unos meses antes el que sería su álbum más popular, The Game, acompañando al cambio de década con nuevo look y un puñado de temas urgentes que también miraban de reojo a la música disco. En ese contexto, la sociedad con la película inspirada en un cómic de culto fue el cierre ideal para completar el cambio de piel. Flash… ah ah.

21. “Good Old-Fashioned Lover Boy”

(A Day at the Races, 1976)

En el octavo tema de A Day at the Races, Freddie Mercury recurre a todos los barroquismos posibles para mostrarse como un amante chapado a la antigua. Mientras los tiempos demandaban modernismo, el líder de Queen propone a su cita cenas elegantes en el Ritz y paseos en autos de lujo, y hasta es capaz de compararse con Rudolph Valentino, el primer gran sex symbol hollywoodense, no por nada apodado “El Gran Amante”. De acuerdo a su propia autobiografía, el publicista David Minns es el destinatario del tema, compuesto cuando el cantante todavía estaba en pareja con Mary Austin, su primera esposa. El solo de Brian May, plagado de tonos medios y ribetes clasicistas, parece ensamblado en la misma línea de montaje que todos los de la cosecha 1974/1976. 

(Foto: Getty Images)

22. “The Miracle”

(The Miracle, 1989)

La canción que da nombre al decimotercer disco de estudio de Queen nació de una idea de Freddie Mercury y John Deacon. El cantante y el bajista dieron forma a la estructura básica de la canción para que luego May y Taylor aportasen al resultado final, con menciones a lo que la propia banda cataloga como “creaciones de Dios”, entre las que se incluyen el Taj Mahal y la Torre de Babel. La lista también contempla los avances de la ciencia y a personajes históricos (de Caín y Abel a Jimi Hendrix, pasando por el explorador británico James Cook), antes de quedarse esperando el milagro restante: la paz en el mundo y el fin de las guerras. Aunque su desempeño en los rankings fue regular, “The Miracle” tuvo mayor éxito gracias a su videoclip, en el que cuatro niños personificaban a los miembros de Queen en un playback.

23. “Play the Game”

(The Game, 1980)

De acuerdo a “Play The Game”, para Freddie Mercury el amor era un juego en el que había que apostarlo todo. Más allá de la interpetación de la letra, la canción fue la primera en romper su política del no uso de sintetizadores, con la presencia de unas texturas salidas de un Oberheim OB-X que parten el tema en dos con sus sonidos de batalla galáctica. Tanto la portada del single como el videoclip significaron además la primera aparición en público del bigote de Freddie Mercury, que sería su marca registrada por los siguientes siete años, en la que acaso sea su imagen más iconica. Años después, tanto la letra como la melodía de “Play the Game” se volverían el molde de “It’s a Hard Life”, en The Works, de 1984.

24. “It’s a Hard Life”

(The Works, 1984) 

La dramática para el tercer track de The Works. Piano y una épica desbordante para que Mercury vaya contando una historia de desamor. Uno de sus hermosos versos dice: “La vida es dura cuando estás solo. / Ahora estoy esperando que algo caiga del cielo”. Esta composición de Freddie está basada en la línea “Ridi, Pagliaccio, sul tuo amore infranto!” (“¡Ríe, payaso, sobre tu amor despedazado!”) de “Vesti la giubba”, un aria de la ópera de Ruggero Leoncavallo, Pagliacci (1892). La misma melodía también aparece en la banda sonora de la película A Night at the Opera que dio nombre al álbum de 1975. Además de la interpretación de estilo de Mercury, aquí se acciona la técnica característica de la banda de armonías en capas.

25. “All Dead All Dead”

(News of the World, 1977) 

Aunque esta canción compuesta por Brian May habla de la muerte de su gato siempre fue elocuente escucharla en la interpretación de Freddie Mercury. Un sol de la sexualidad oscureciendo su mundo tan solo por un momento. Quizás esa sea la explicación de que Queen la haya tocado en vivo tan solo dos veces. Para el tono de la banda, además, también fue una perla de otro color en su discografía. Aun así, la interpretación del piano con los coros fantasmagóricos no deja de tener la marca registrada de Queen. Hay un giro narrativo en la letra que logra, además de despedir a un amigo, observar vivaz desde el mundo de los muertos sabiendo que, en efecto, todos vamos a morir. 

(Foto: Getty Images)

26. “Pain Is So Close To Pleasure”

(A Kind of Magic, 1986) 

La gran particularidad de esta canción compuesta por Mercury junto a Deacon es que casi no se reconoce la voz paradigmática —a esa altura— de Freddie. La grabación inició con un par de pruebas y luego eso se convirtió en certeza y capas: una canción de Queen cantada en su totalidad con falsetes. Sin octavas ni presencia vocal en la potente garganta de Mercury. El título de la canción también aparece en una línea del tema “One Year of Love” de este mismo disco editado en 1986. Siendo el heredero de The Works, aquí la banda tuvo que soportar críticas severas. El disco, más la canción, terminaron siendo la banda sonora de la película de acción y fantasía Highlander. Algo que medios como Rolling Stone y The Times no vieron con buenos ojos.

27. “Need Your Loving Tonight”

(The Game, 1980)

En una de sus pocas incursiones en el terreno del power pop, Queen suena lo más cercano posible a Cheap Trick en el cuarto tema de The Game. “Need Your Loving Tonight” mezcla sensibilidad melódica con nervadura rockera para encontrarle otra vuelta a una canción de desamor en la que Mercury intenta convencerse de que el fin de la relación fue de mutuo acuerdo para no aceptar la idea de que en realidad lo abandonaron. Compuesta por John Deacon, la canción tiene la particularidad de tener una estructura de aparente sencillez pero se caracteriza por darle un lugar atípico a las estructuras, con la presencia de un puente al final de su primera estrofa y un estribillo que se demora en llegar.

28. “You Are My Best Friend”

(A Night At The Opera, 1975)

El socio del silencio en la nave Queen ya había debutado como compositor en Sheer Heart Attack con la provocativa “Misfire”. La segunda oportunidad para el bajista llegaría con un golazo al ángulo. La perfección pop de “You’re My Best Friend” aún sigue sorprendiendo por la sencillez franciscana de la letra y su elevada elocuencia melódica. Hit instantáneo dedicado a Veronica Tetzlaff, el amor eterno de John Deacon. La estrella de la canción es el piano eléctrico que Mercury odiaba y al cual Deacon tuvo que domar para la grabación. El bajista utiliza un Wurlitzer EP200 que otorga la calidez necesaria para una canción de notable impronta beatle. Años más tarde ese mismo sonido de piano eléctrico se va a escuchar en clásicos de Supertramp como “The Logical Song” y “Goodbye Stranger”.       

29. “Let Me Entertain You”

(Jazz, 1978)

Compuesta para interpelar directamente a su público, “Let Me Entertain You” finge pedir permiso para lo que Queen siempre disfrutó hacer sin necesidad de contar con autorización de terceros: dar un show imponente en vivo. El tema hace mención a sus dos casas discográficas, Elektra y EMI, y también a su tour manager, Gerry Stickells, para luego prometer: “Si quieren ver un poco de acción, tenemos nada más que lo mejor. Un espectáculo sadomasoquista, tenemos el Cofre del Placer”. Pensada como una arenga con la que agitar a sus propios seguidores, la canción solía ubicarse entre las primeras de sus conciertos para poder lograr todo lo que su letra proponía y adelantaba. 

30. “Tear It Up”

(The Works, 1984) 

Esta canción de Brian May buscó ser la prima menor de “We Will Rock You” (1977). Fue un intento de volver a las raíces más rockeras de los inicios de la banda. No tuvo la potencia de aquel gran hit, pero pasó a formar parte de los repertorios de los siguientes años. Es más, con la vuelta del Queen incompleto del siglo XXI, “Tear It Up” fue durante toda una temporada la canción apertura de cada concierto. En The Works tuvo la responsabilidad de secundar a “Radio Ga Ga” siendo el track número dos. Como dice la canción: “Quiero ser un juguete en tu fiesta de cumpleaños”. No le quedaba otra chance.    

(Foto: Universal)

31. “Who Wants To Live Forever”

(A Kind of Magic, 1986)

En su segunda incursión cinematográfica después de Flash Gordon, Queen se encargó de colaborar en la banda de sonido de la primera entrega de Highlander. El grupo aportó tres canciones al film que luego hizo propias en A Kind of Magic, incluida esta, una balada orquestal escrita por Brian May e interpretada a dúo con Mercury para enmarcar un momento clave del film, en el que Connor MacLeod, el personaje interpretado por Christopher Lambert, se cuestiona su propia inmortalidad luego de ver a su amada envejecer y morir. Aunque en su videoclip aparecen los cuatro integrantes de la banda interpretando la canción junto a una sinfónica y un coro en un escenario plagado por cientos de velas, John Deacon no participó del tema en su versión de estudio.

32. “Son and Daughter”

(Queen, 1973)

Una de las canciones que sonó en el primer concierto de Queen en 1970, pero que desapareció para siempre de sus shows en 1976. Compuesta originalmente como lado B de “Keep Yourself Alive”, “Son and Daughter” es muestra clara de los cimientos de la primera etapa del grupo, un proto metal con cadencia blusera y voces de ambición operística, como si al glam rock irreverente de T-Rex se le quisiera aportar un barniz barroco. En su versión original, el tema tenía un extenso solo de Brian May que permitía al resto de los músicos cambiarse el vestuario, pero no llegó a ser plasmado en su paso por el estudio, y terminaría siendo implementado en “Brighton Rock” un año más tarde.

33. “Dancer”

(Hot Space, 1982) 

Porque en Queen también podía haber art pop a la Andy Warhol y adoración de Michael Jackson a partir del funk. Es por demás conocida la relación que tuvieron Mercury con el rey del pop y la cuenta pendiente que quedó de grabar algo juntos pero que por un tema de agendas no se pudo dar. Si hasta el tono de voz en tanto agudos daba para que esa colaboración sea histórica y trascendental. “Dancer” quizá tape al menos un poco esa ausencia aunque, como siempre aseguró Freddie: “Prefiero tener a Michael y a Elton [John] de amigos que adentro de un disco de Queen”. El mensaje telefónico que se escucha al final de la canción está en alemán, fue escrita por Brian May y grabada en una habitación de hotel en Múnich; su traducción es: “Buenos días, esta llamada es para despertarte, querías que te despertaran”.

34. “Keep Yourself Alive”

(Queen, 1973)

Carta de presentación, marca de agua o simple registro de identidad, “Keep Yourself Alive” es el punto de partida absoluto del sonido Queen. El efecto de phaser que utiliza Brian May para mostrar su guitarra heroica inaugura un modo de ser glam sin olvidar la esencia hard-rock. Melodía irresistible, contundencia en la base y Mercury conduciendo la nave de los sueños. No sólo fue el primer simple que alertó a los oyentes de la BBC, también funcionó como la apertura ideal del disco debut. A pesar del tono optimista, la letra esconde un mensaje menos alegre que la supuesta dicha de estar vivo, May invierte la carga e intenta preguntarse en tono metafórico si existe algo más que la vida misma.

35. “One visión”

(A Kind Of Magic, 1986)

Una multitud reunida en Wembley fue testigo del renacimiento de Queen. La presentación en el Festival Live Aid precipitó el regreso de una banda que había ingresado en un largo período sabático. “One Vision” es el single adelanto de A Kind Of Magic y también la exaltación de una mística que niega cualquier declive. Inspirado en Martin Luther King, Roger Taylor escribió la letra original y luego Freddie Mercury hizo algunos retoques: “Un hombre, una meta, una misión”, dice la arenga. La introducción con efectos de voces, in crescendo orquestal y uso de programaciones prepara el efecto riff para estadios. De ahí en más la canción abrirá los próximos conciertos con un detalle hard-rock que recuerda a tiempos pasados.   

36. “Cool Cat”

(Hot Space, 1982) 

No hay muchos ejemplos de composiciones compartidas en el núcleo de Queen, “Cool Cat” tal vez sea el caso más curioso. Firmado por Freddie Mercury y John Deacon, la canción corrió la suerte de un disco desigual. Con menos ínfulas que el himno de Hot Space, certificado por la presencia de David Bowie, la canción tenía destino de single pero el Duque Blanco detuvo la edición porque no estaba conforme con su performance. Decisión que volvió menos visible el poderoso efecto sugestivo que provocan los tres minutos y medio de una producción sofisticada, el falsete irresistible de Mercury y el aire soul que domina al tema. Taylor es reemplazado por una máquina de ritmo y May brilla por su ausencia, la era de sintetizadores que había comenzado con The Game aquí comienza a cobrarse sus primeras víctimas.   

37. “Death on Two Legs (Dedicated to…)”

(A Night At The Opera, 1975)

Los sonidos sombríos que abren el desfile brillante de A Night At The Opera están inspirados en “Psycho Suite”, la escalofriante composición de Bernard Herrmann para el soundtrack de Psicosis. Semejante intensidad dramática es el clima dominante que elige Freddie Mercury para lanzar una serie de dardos envenenados hacia Norman Sheffield, exmanager de Queen y principal destinatario de frases como “chupás mi sangre como una sanguijuela”. Considerada por algunos críticos como un tango heavy-metal, la canción está más cerca de alguna secuencia de Phantom of The Paradise (Brian de Palma), solo que en el musical de Mercury la canción se sostiene a base de insultos: “mala persona”, “charlatán de poca monta” o “rata de alcantarilla”, entre otros ataques que forman el guion.    

38. “Good Company”

(A Night At The Opera, 1975)

Un auténtico acto de magia de Brian May para recrear el sonido de una big band a través de su guitarra Red Special. Como un homenaje a los programas de radio que emitía la BBC, May compuso “Good Company” pensando en las orquestas de Glenn Miller y Lionel Hampton. Pero la canción remite específicamente a uno de sus grupos favoritos que a principios de los 60 mantenía en Inglaterra el legado del swing, el guitarrista estudió las estructuras de las canciones interpretadas por The Temperance Seven y creó un montaje orquestal. La letra de la canción también es un tributo al cantante y actor británico George Formby que tocaba el banjo ukelele, una mezcla entre los dos instrumentos de cuerdas. May toca el ukelele y es otro de los elementos de una producción monumental.

39. “Innuendo”

(Innuendo, 1991)

Una zapada entre May, Taylor y Deacon dio forma a un rompecabezas musical que mezcla una marcha lúgubre, secuencias de rock progresivo, segmentos operísticos y un intervalo de guitarra flamenca a cargo de Steve Howe, de Yes. Con sus bloques convertidos en un juego de encastres en el que cualquier combinación parece posible, la letra de la canción está parcialmente inspirada en la enfermedad de Freddie Mercury, que a ese momento todavía era mantenida como un secreto a voces solo en su círculo más cercano. Como en muchas de sus composiciones, el vocalista eligió un tópico recurrente de su obsesionario: la incapacidad de la raza humana para vivir en armonía.

40. “If You Can’t Beat Them”

(Jazz, 1978)

Un hard rock compuesto por John Deacon que contiene uno de los solos más largos de toda la discografía de Queen. De hecho, termina siendo el desenlace de la canción. La letra parece hacer alusión a los terceros que aparecen en un grupo para hacer estallar la música en desacuerdos de otro tipo. Deacon siempre fue el más intolerante a la hora de abrir el mundo Queen hacia gente nueva y también fue el de los mayores planteos con sus compañeros. Este lugar de composición, de hecho, se lo ganó ante la infinidad de reclamos frente al protagonismo de May-Mercury durante los primeros seis discos.

(Foto: Archivo)

41. “Jealousy”

(Jazz, 1978)

“¿Cuán fuerte podés ser con los asuntos del corazón? La vida es demasiado corta para pasarla entre lágrimas”. Sobre la moldería de una de sus clásicas baladas al piano, Freddie Mercury canta con transparencia sobre cómo su propia inseguridad emocional hace desbarrancar una relación. Para la canción, Brian May hizo modificar su guitarra acústica con una pieza de alambre en el puente para darle a las cuerdas un sonido similar al de un sitar. “Jealousy” fue además el primer y único single de Queen en publicarse en la Unión Soviética, y si bien tuvo un desempeño pobre en los charts (al igual que en los otros cuatro países en los que fue elegido como tema de difusión), fue una de las canciones oficiales de las Olimpíadas de Verano que se celebraron en Moscú en 1980. 

42. “Liar”

(Queen, 1973) 

Esta canción, incluida en el debut discográfico de la banda, quizá sea una de las pocas conexiones que haya establecido Queen con el rock progresivo clásico. Sin ir más lejos, suena un Hammond entre los arreglos, algo inusual en su discografía. Su duración de más de seis minutos, la más extensa del LP editado en 1973, también es otro elemento de ese diálogo inicial con un género que para esa época transitaba una vitalidad insuperable. Queen probaba de sus gustos e influencias y grababa. “Liar” la compuso Freddie Mercury en 1970 y cayó sobre la mesa en la que todavía no tenía tanto peso para decidir si quedaba en la lista o no. Finalmente fue el track número cinco o la apertura del lado B del vinilo que se llamó como la banda.  

43. “Tie Your Mother Down”

(A Day At The Races, 1976) 

Frente al barroquismo operístico de Freddie Mercury, su aliado compositivo respondía con furibundos ataques de rock and roll. El riff de “Tie Your Mother Down” es una llamada de admiración a Rory Gallagher, uno de los guitarristas favoritos de Brian May. La canción también revela la influencia que dejaron las dos giras por Japón, los golpes del gong del nuevo chiche de Roger Taylor crean una atmósfera oriental que anticipa el asalto de guitarra y los aullidos de Mercury. La canción es un llamado urgente a concretar una historia sexual. May no estaba seguro del título, le parecía muy violento solicitar que aten a la madre del ser deseado. Freddie, por su parte, estaba feliz de llevar adelante una canción adorablemente incorrecta.  

44. “Is This the Love We Created…?”

(The Works, 1984)

Para el cierre de The Works, Brian May y Freddie Mercury grabaron una pieza acústica breve que va a contrapelo del espíritu enérgico del disco. La dupla compuso el tema en Múnich, después de ver un especial televisivo sobre la pobreza y la hambruna en África, y buscó convertir la canción en un llamado de atención sobre las injusticias del mundo (“Echá un vistazo a todo el sufrimiento que generamos / Tantas caras solitarias esparcidas por todas partes buscando lo que necesitan”). Si bien fue una pieza fija en la gira del álbum, el tema adquirió un carácter simbólico más fuerte cuando May y Mercury la interpretaron sobre el cierre de la edición londinense de Live Aid en 1985. 

45. “Made in Heaven”

(Made in Heaven, 1995)

Grabada originalmente por Freddie Mercury en Múnich para su disco solista Mr Bad Guy, la nueva versión que le da título al disco de Queen in memoriam del cantante fallecido en noviembre de 1991 ofrece miradas múltiples. No deja de ser una balada restaurada, pero al mismo tiempo recupera la impronta del grupo a través de la guitarra de May y la base imponente que levantan Deacon y Taylor. Sin embargo, el lanzamiento post mórtem dejó un sabor agridulce, por un lado salieron a la luz temas que Mercury grabó antes de morir y por otro, como es el caso de “Made in Heaven”, algunos momentos sufrieron las inclemencias de una producción sobrecargada.

46. “Las palabras de amor (The Words of Love)”

(Hot Space, 1982)

Compuesta después de su primera visita a Sudamérica con la gira de The Game, “Las palabras de amor” es una dedicatoria al recibimiento fervoroso del público argentino. Montado sobre una nube de sintetizadores, Brian May compuso una canción épica en la que el español aparece solo en dos frases del estribillo (“Despacito, mi amor” y el título de la canción) y que, si bien nunca llegó a ser interpretada en vivo por Freddie Mercury, fue el tercer single de Hot Space en el Reino Unido. Durante la efímera existencia de Queen + Paul Rodgers, May interpretó “Las palabras de amor” en cada escala de su gira latinoamericana de 2008, como para darle a la historia un cierre circular. 

47. “Spread Your Wings”

(News of The World, 1977)

Otra composición de John Deacon —en News of The World eleva su cuota a dos temas—, esta vez una balada épica que cuenta la historia de Sammy, un chico que trabaja limpiando pisos en el Esmerald Bar y fantasea con una vida mejor. Mercury se adueña del tema con emoción actoral, no hay coros y solo un piano muy tímido elabora un clima melancólico antes del emotivo solo de guitarra de Brian May. “Spread Your Wings” aún permanece como una canción a descubrir en un disco repleto de hits para grandes estadios. El video de la canción filmado en el jardín de la casa de Roger Taylor cubierto de nieve refuerza el recuerdo de una melodía inolvidable.

48. “Mustapha”

(Jazz, 1978)

El inicio de esta canción llamativamente inusual remite al adhan, el llamado a la oración, propio de la religión islámica. Del mismo modo que en “Criminal Mambo” (Gulp, 1985) el Indio Solari lanza una sanata en italiano que él mismo confesó que nunca supo en verdad a qué se refería, Freddie Mercury mezcla en este track de aires arábigos una serie de frases inconexas que mezclan el inglés, el árabe y el persa, y también inventa palabras. “Mustapha” abre un disco heterogéneo, y en muchos conciertos fue interpretada en medley, o como extensa introducción, junto a “Bohemian Rhapsody”.  

49. “Don’t Try Suicide”

(The Game, 1980)

El comienzo es minimalista, con unas palmas que llevan el ritmo, una línea de bajo que remite en sus formas a “Fever” (ese standard que popularizó Peggy Lee en 1958) y en su línea melódica a “Walking on the Moon”, que acababa de editar The Police en Regatta De Blanc, y la voz bluseada de Freddie Mercury que lanza, entre la súplica y el apercibimiento, “No lo hagas/ Ni lo intentes, cariño / No hagas eso, no lo hagas”. El destinatario de la canción, que por sus reminiscencias al rock clásico está en la misma sintonía que “Crazy Little Thing Called Love”, es David Minns, flamante exnovio de Mercury. Cuando Freddie toca el piano, aparece el sonido de Fats Domino (1928-2017). Curiosamente, la banda nunca la interpretó en vivo.   

50. “My Melancholy Blues”

(News of the World, 1977)

La última canción de News of the World, un álbum mucho menos ambicioso en lo orquestal que sus antecesores —la dupla A Night at the Opera, de 1975, y A Day at the Races, de 1976—, comienza con Freddie al piano en una de sus especialidades, tanto como compositor como intérprete: las baladas. La atmósfera blusera, y el sobrio acompañamiento de Roger Taylor, hacen de esta canción conmovedora, una especie de standard jazzístico. “Estoy causando una mediana sensación/  Con esta nueva ocupación Estoy en las noticias/ Me estoy acostumbrando a mi nueva exposición”, lanza el cantante, en una confesión que es un diagnóstico de su irrupción en la vida pública, los tabloides y los programas de chimentos de aquella época. 

Textos de Facundo Arroyo, Humphrey Inzillo, Oscar Jalil, Sebastián Ramos y Joaquín Vismara

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