A primera vista, Ptazeta es inconfundible: ropa ancha, camisetas deportivas, cabello largo que en ocasiones estiliza con dos coletas y tatuajes, en especial ese de la serpiente que sobresale de su frente. “Esto me ha dado una seguridad a hacerme cosas que a lo mejor antes no podía hacer porque trabajaba de cara al público. O aprovecho esto o, ¿cuándo me lo voy a hacer? ¿Cuando tenga 50 años? ¿Para qué?”, dice, aunque su estilo único no se limita solo a su apariencia.
Nacida Zuleima González en la provincia de Las Palmas, Islas Canarias, la rapera española emergió en medio de la pandemia con ‘Mami’, la canción que hizo junto a Juacko, quien se convertiría en su mentor y su más grande colaborador. Antes de ganarse el boleto dorado y comenzar a repartir rimas fuera del archipiélago, ‘Zule’ tenía un trabajo normal que le daba lo suficiente para pagar las cuentas y mantenerse, pero sus ratos libres los aprovechaba para hacer sesiones de freestyle con sus amigos del barrio. No terminó la escuela, pues de todos modos siempre supo que estaba destinada a lograr cosas grandes y la academia tradicional no resonaba con la visión que tenía para su futuro. La decisión fue un acierto y el largo trecho que ha avanzado en tres años es la prueba de ello, pero aun así hoy en día relata la experiencia con cierto recelo.
Ella misma describe su música como “camaleónica”, habilidad que le ha llevado a seguir cultivando hits tanto propios como en colaboración con otros artistas tan distintos como Farina, Lola Índigo, Lit Killah y L-Gante. De modo que desde ‘Mami’, Ptazeta ha experimentado con todos los ritmos que se le han cruzado por la mente, pero siempre teniendo presente el rap, por eso es que no se cansa de recalcar que antes que cualquier título o etiqueta que quieran ponerle en el medio, ella es rapera.
Dicen que la elección de un nombre define la personalidad y hasta la vida que tendrá una persona, así las cosas, una de las razones por las que Zuleima eleigió ‘Ptazeta’ fue por unos polvos pica pica de título similar. “Yo también soy una explosión de polvos pica pica. Vine para eso”, afirma en un punto de su vida en el que ya tiene un álbum encima (The party en la casa), una sesión con Bizarrap y ya ha llenado escenarios fuera de Canarias. Hablamos con ella.
Zule, ¿cómo fue crecer en Las Palmas?
No he probado crecer en otro sitio, pero yo me siento muy orgullosa de mi tierra y de ser Canaria. Es guay también porque aquí somos multiculturales, hay gente de todos lados y eso te hace nutrir poco a poco, sin darte cuenta, de otras culturas que también te rodean.
¿Qué se escuchaba en Canarias a medida que ibas creciendo?
Mi madre es que siempre ha sido también de reggaetón rollo Don Omar, Tito el Bambino, Vico C… No somos tantas personas como en España pero de lo que consumimos, yo creo que es más bien reggaetón y no somos tan poperos como en la península.
¿En tu familia eres la única que se dedica a la música?
Mi abuelo se dedicaba a la música y mi madre cuando era pequeña hizo varias cosas de canto y apareció en la tele, pero después le dio como miedo escénico y no hizo más nada. Y bueno yo toco la trompeta también, que por ahí fue por donde empecé en realidad con la música, por los instrumentos. Ya después cuando me metí en las batallas de gallos con mis amigos y empezamos a aprender a improvisar, que quedábamos y hacíamos batallas, como ya yo escribía dije, ¿por qué no sentarme a escribir canciones?
¿A qué edad aprendiste a tocar trompeta?
Creo que con unos 12 o 13 años, más o menos.
¿Por qué ese instrumento?
A mí me gustan muchísimo los instrumentos de viento, pero también me gustaba un montón la percusión, que se me da bastante bien también. Y siempre tenía esa vaina en plan, ¿qué hago? ¿Me compro una batería o me compro una trompeta? El clarinete también me gustaba pero al final dije, nada, voy por la trompeta. Y bueno, estuve en clases, también estaba en una banda. Aprendí a sacar primero las notas de oído antes que saber lo que era en el pentagrama, o sea solfeo, entonces yo me ponía vídeos en YouTube de canciones con la trompeta e intentaba.
Es decir que tienes el oído bien entrenado.
Sí, por esa parte sí lo tenía y eso fue lo que me atrajo. Quise tomármelo en serio y sacarme el profesional, pero en esa época la cosa no estaba tan bien económicamente como para pagarme todas las clases, entonces tuve que acabar dejándolo. Pero bueno, que yo tengo mi trompeta como si fuera oro.
“Yo digo que soy rap porque para mí el rap define todo, todo es rima y la poesía es rap. Para mí no hay nadie que me lo discuta”.
Zule, ¿en qué momento de tu vida comenzaste a inclinarte por el rap?
Cuando tenía 14 o 15 yo escuchaba mucha más música en inglés, sobre todo escuchaba a Lil Wayne, Wiz Khalifa, Tyga, Justin Bieber, Nicki Minaj. Ya había escuchado rap en español porque soy de aquí, pero no es que me atrajera como para consumirlo y decir que tengo toda una playlist llena. Descubrí a Follone, me encantó y empecé a investigar también porque a mí me gusta mucho eso de que picas en los videos y de repente aparece alguien que no conoces. Empecé así y aparecieron los de las batallas de gallos aquí. Mi mejor amigo me dijo, “¿Has visto esto? Qué guapada. Hay vídeos en YouTube con contadores para hacerlo nosotros”. Ahí empezamos a meternos y pasó al final que yo solo escuchaba rap en español.
¿Cómo fuiste entrenando esta habilidad para rapear y también para hacer freestyle?
Creo mucho que todo con práctica se aprende porque yo cuando pasé a segundo de bachillerato fue cuando empecé a hacer estas cosas. Cuando estaba en primero me cambié al instituto de la capital que tiene más diversidad e inclusión, y había una chica en mi clase que tenía las rastas hasta debajo de la rodilla. Ella siempre andaba con su móvil improvisando y a mí me encantaba. Ella me decía, “¡Venga! ¡Inténtalo!”, y a mí me daba una vergüenza y además me veía totalmente incapacitada para hacerlo. Yo decía, “Bro, no entiendo cómo tú puedes pensar tan rápido”. No aproveché esos momentos. Luego pasé a segundo y empecé con mis amigos. Como somos vecinos, siempre que no tuviéramos que hacer nada ni yo ir a trabajar, quedábamos todos los días a hacer rap y freestyle. Se entrena pero si tú no lo sigues practicando, es verdad que vas perdiendo facultad y rapidez de tu cerebro con tu boca.
Eso necesita de mucha agilidad mental, no es fácil de hacer.
Claro, pero de verdad que con la práctica a lo mejor tardarás un año o dos años, no importa, o dos meses y ya tú dirás, “Wow, hace dos meses no sabía ni rimar coma con Roma y ahora soy capaz de hacer cuatro frases seguidas”.
Cuando saliste del instituto a los 17 años, ¿comienzas a trabajar?
No, cuando tenía 16 ya trabajaba porque mi madre tenía un negocio. Y bueno, yo no terminé segundo, no me llegué a graduar. Lo dejé porque no podía hacer las dos cosas a la vez. Igualmente no es que estuviera tranquila, pero por dentro quería hacer otra cosa. Ahora le digo a todo el mundo, “Sí, tú haz lo que quieras pero si tienes tu bachillerato porque a ti te apeteció, perfecto”. Al final no solo es para que sea válido en un currículum o un título, sino es cultura general que te sirve para desarrollarte en la sociedad.
En el momento en que dejas el instituto, ¿ya habías comenzado por este camino de poder dedicarte a la música?
Ahí no [risas]. Dejé el instituto porque no estaba haciendo nada, me estaba dando igual. Estaba trabajando y tenía mi mente enfocada en otra cosa en plan a la música. No es que en ese momento yo hubiera dicho, “Voy a dejarlo porque me voy a poner en serio”, no. El “en serio” vino un poco más tarde, pero ya tenía en mi mente que tenía que hacer algo más en mi vida. Que no está bien tampoco, pero así se dio.
Igualmente son decisiones personales y no necesariamente se tiene que estudiar algo para “ser alguien en la vida”.
Exactamente.
Zule, ¿cómo era tu vida antes de la fama? ¿Cómo era tu cotidianidad?
Sí es verdad que hoy en día siento otra tranquilidad en mi cuerpo y que antes estaba un poco más estresada y agobiada de la vida real de “si no voy a trabajar, no tengo dinero. Si no tengo dinero, no puedo comer”. Yo vivía con mi madre, pero luego me vine para casa de mi abuela, mi abuela se había marchado y yo “me quedé con la casa”. Al final yo prefería buscar mis cosas y por esa parte estaba un poco más estresada, pero siempre iba a trabajar y sacaba tiempo para estar con mis amigos también. Aunque estuviera reventada yo decía, “Si puedo estar 10 horas trabajando, puedo estar dos horas en la calle hablando de mis cosas”. No es que estuviera mal ni que fuera infeliz, era otro tipo de vida.
Ahora estoy más tranquila por esa parte. Al final ves también que todo se puede volver super grande y me ha dado la bendición de que puedo llevar mi mensaje a todo el mundo, que llego a un sitio y se saben mis letras. Eso es acojonante viniendo de una isla que en la península a veces no saben ni dónde estamos. Es como, joder, felicidad absoluta.
Podría decirse que notaste el cambio en tu calidad de vida.
¡Sí! Al principio me afectó un poco mal porque si es verdad que vi esa doble cara del mundo. Yo soy libra y considero que estoy muy con mi signo porque soy súper justa en plan no me gustan las injusticias y si yo las veo me muero, entonces a veces aquí hay un constante de falsas caretas. Esas cosas al principio, viniendo de espectadora y de mi gente del parque, me chocaban porque decía, “¿Cómo es posible? Si yo hace un mes y medio estaba sufriendo y ahora pido un mechero y me hacen una fogata”. A esas cosas nadie se acostumbra, pero ya estoy asentada y ya entiendo lo que es la industria. Sí sé que sigue habiendo algunas injusticias y ojalá que la nueva generación sea quien lo cambie, pero es lo que hay.
¿Cómo has aprendido a identificar en quién puedes confiar y en quién no?
Ahora no es que tenga mi círculo de amigos cerrado ni que solo quiera estar con una gente porque yo soy muy social. Es una de las cosas también que me ha chocado porque a veces soy tan sociable, que cedo y la gente no mide. Al final sí es verdad que pierdes ese sentido que a veces te impulsa a decir, “Hoy me apetece un poquito menos sacarme fotos porque a lo mejor no estoy arreglada”. Pero me reconforta después ver todo lo que hemos estado progresando. Salir a un directo, cuando estoy con la gente que está a fuego conmigo y yo siento toda su energía… Al final estoy ahí para eso.
Es tu recompensa.
Sí. También ya tú vas sacando unas pautas para que ya sepas más o menos (aquí se dice en Canarias “el hocico”) cuando te viene alguien que ya te suena a que está de interesado o no viene para hacerte bien. Todo se entrena.
¿Qué impacto tuvo esta subida tan vertiginosa a la fama en tu salud mental?
Al principio estaba más shockeada y ahora estoy bien, estoy posicionada, soy lo que quiero y sé a dónde voy pero aun así yo sigo con mi psicóloga. Todo el mundo debería tener ayuda profesional porque eso es un guiador. Super a favor de la salud mental y de que se la cuiden. Yo siempre digo en mis directos, da igual donde sean: Cuídense la mente, mi gente, porque no hay nada más difícil en este mundo que vivir siendo lo que no eres. Mira qué trabajo cansino es ese.
Regresando un poco, ¿cómo recuerdas este proceso de la concepción, grabación y publicación de ‘Mami’?
Yo conocí a Juacko en una fiesta, no hablamos nada de música pero nos caímos tan bien que quedamos otro día. Ese día tuve la oportunidad de mostrarle música porque llevaron un altavoz y un micrófono, y estábamos todos pasándolo bien haciendo batallas. Yo canté algún temita de rap que tenía y me dijo desde el primer momento, “Oye, tía, me mola full tu rollo. Rapeas guay”. Yo le dije ahí que me encantaría sacar música y me dijo, “¿Tú sabes lo que es una estructura o un estribillo? Sabes que a veces en el rap no se usa tanto el estribillo y solo sueltas mensajes”, que eso era lo que me pasaba a mí. Entonces yo llegué a mi casa, busqué una estructura en foros de compositores y dije, “Bueno, vamos a ver qué pasa, vamos a hacerlo guiándome de esta estructura”. Entonces hice ‘Mami’, que no era así como es ahora sino un boombap de jazz porque yo hacía rap, pero tuve una conversación con Juacko en plan qué es lo que quieres y a dónde quieres llegar. Hizo una base y me gustó, entonces cogí la letra y la adapté al flow. Yo estaba flipando, estaba llorando porque nunca había escuchado mi voz tan complementada con la base como si fuera una canción de YouTube.
¿Qué has aprendido de este trabajo que has hecho con Juacko?
Juacko es un pilar fundamental porque al principio cuando estaba en esta fase de shock, él fue mi guiador, por así decirlo, porque las dudas que yo tenía o todo lo que me iba pasando lo hablaba con él. Además me di cuenta de que en ese momento solo lo debía hablar con él porque aquí es muy difícil confiar en gente que también forma parte de esto, como en todo lo que sea industria. Pero hablando sobre esta, todos sabemos que la gente está al loro y a veces le da igual el bienestar de los demás sobre las oportunidades. Tampoco quiero hablar mal porque al final todos formamos parte de lo mismo, pero a veces por enfocarte tanto en una oportunidad, a lo mejor no te estás dando cuenta de que le puedes provocar un malestar a alguien.
“Ojalá hubiera un momento en que no se dijera, ‘Es una chica que canta una chica’, no, simplemente es una chica que canta”.
Zule, ¿cómo sueles componer las canciones?
Tengo diferentes formas porque a veces estoy inspirada en un avión o en mi casa y de repente empiezo a escribir. Es una cosa que tengo guardada para llevarla al estudio y puede pasar que se lo explique a Juacko y empiece a hacer un beat. O muchas veces llego y empezamos de cero una idea, hablamos más o menos de qué hacemos y qué nos falta porque seguramente que si me escuchas te habrás dado cuenta de que nos gusta fusionar. A veces se nos va tanto la cabeza que decimos, “Para”, [risas], pero bueno, que a lo mejor lo escucha otra persona y le mola. Depende de cómo estén las energías.
Por eso mismo es que cada canción tuya suena diferente, cada una tiene su propia esencia.
Sí. si ya hemos hecho reggaetón, si lo volvemos a hacer, pues que no sea el mismo o que vaya fusionado con otro estilo. Yo considero que yo soy rap, no es que yo diga, “Escucha mi playlist que yo canto reggaetón, que yo canto trap, que yo canto pop”, porque a lo mejor te puedes encontrar dos canciones pop, cuatro ocasiones de trap y tres canciones de reggaetón. Yo digo que soy rap porque para mí el rap define todo, todo es rima y la poesía rap. Para mí no hay nadie que me lo discuta.
Más allá de los géneros, los ritmos y las letras, ¿cómo describirías la música que haces?
La definiría como camaleónica. Sí es verdad que he estado probando y considero que estaba en mi momento de hacer esto y lo otro. Ahora pienso un poco más en una línea que quiero seguir para crear un álbum o lo que sea. Antes sentía más que aunque me estuvieran comparando con artistas como Nathy Peluso, Bad Gyal y Lola índigo, en ese entonces yo no tenía la experiencia que tienen ellas. Yo tenía derecho a probar, a equivocarme, a que no todo lo que sacara fuera un hit. No pasa nada. Es más, lo dijo Karol G, “Yo me considero que estoy pegada ahora y llevo 14 años haciendo música”. Entonces al final llevo tres años trabajando el imperio que tengo, pero estoy trabajando y llegará un momento en que el trabajo esté tan recompensado que tengas una ficha fija, que es a donde quiero llegar… Una ficha fija a nivel de demás países, no solo mi país.
Una cosa que más ha llamado la atención de tu propuesta es que le cantas a las mujeres con naturalidad. Y pese a que has dicho que no quieres sentirte abanderada del movimiento, igualmente estás aportando tu granito de arena. ¿Te molesta que se refieran a ti como una representante LGBTIQ+?
¡No, para nada! Yo lo soy. No es que sea la abanderada, yo llevo mi bandera, pero lo que siempre quiero hacerle entender a la gente es que los humanos somos personas cambiantes, que hoy puedo pensar una cosa y dentro de cuatro años otra. Sí, estoy luchando constantemente, pero haciéndolo naturalmente porque yo no te puedo escribir de otra cosa porque te estaría mintiendo. Yo te lo hablo en el sentido de que ojalá hubiera un momento en que no se dijera, “Es una chica que canta una chica”, no, simplemente es una chica que canta. A eso es a lo que voy, yo estoy luchando en base a mí misma y obviamente formo parte del colectivo, pero estoy hablando de mí misma y de lo que yo pienso que es un mensaje para mí.
¿Crees que existe algún tipo de presión extra que se les impone a les artistas queer en el sentido de que se espera que se apropien de las causas que vayan en pro de la comunidad?
Son temas delicados de los que no me gusta excederme mucho porque yo siempre digo que hay que estudiar para poder hablar de estas vainas. Me puedo equivocar, pero hay muchos artistas LGBT que ni siquiera he visto ni escuchado porque a lo mejor no le han dado tanto foco como a otros artistas heteros. Yo pienso que no es que sea difícil, es que tenemos que seguir rompiendo una barrera que rompemos día a día porque a mí me pasa a veces que voy con mi pareja agarrada de la mano y hay gente que mira que a lo mejor no miraría si fuera otro tipo de pareja. Sobre todo tengo amigos gays que lo pasan mal acojonantemente.
Hay un problema y en esta industria sí falta eso, si no, hubiera cantantes homosexuales tanto como heteros. ¿Por qué no si somos iguales? Ahí es a lo que voy, a mí no me hace falta una campaña LGBT, o sea, me estás volviendo a etiquetar. Voy a ir porque es mi colectivo, pero vuelves a etiquetarme, vuelves otra vez a decirme, “Es que eres homosexual”, no me estás tratando como una persona igual. Simplemente lo que lo que tienen que hacer es focalizar a cantantes homosexuales y meterlos en playlists, porque también somos válidos. Hay un problema más interno, por eso creo que es más delicado este tema y a mí de verdad me pone muy mala.
A les artistas LGBTQI+ siempre se les suele hacer esa pregunta de, “¿qué se siente ser queer en la música?”, cuando no se le pregunta lo mismo a aquellos que son heterocis.
¡Sí, ahí es a dónde voy! Al final sigues encasquillándome en algo. No hagas una playlist de música de mujeres, que las agradezco porque también nos ayudan, pero lo que verdaderamente ayuda es que se pueda romper barreras en otras playlist que no sean solo de mujeres. Eso lo puedes ver en estudios y decir cuántos artistas hombres hay en esta playlist, cuántas artistas mujeres y de éstas, cuántas son solitarias, no acompañadas de un featuring masculino. Te vas a sorprender. Soy consciente también de que compañeras de la industria lo han sufrido, pero hasta ahora no puedo ser hipócrita. No he recibido nunca ningún desprecio ni que yo me sienta que me están dejando más de lado por ser mujer o ser homosexual.
“Lo que para ti puede ser bueno, a mí puede parecer malo; para lo que a mí puede ser malo, para otra persona puede ser un tema que simplemente le salve de un suicidio”.
Zule volviendo a tu música, ¿cuáles han sido los puntos de inflexión de tu carrera?
Primero que nada fue ‘Mami’ porque eso fue lo que me dio impulso y como un momento más destacado, obviamente que la sesión de Bizarrap porque tiene un foco de audiencia impresionante y la verdad es que me ayudó mucho. Para mí fue un foco que yo no tenía para nada y me ayudó a que hubiera personas de otros países que les molara mi música y empezaran a escucharme.
Sobre todo he visto que en Argentina tienes un gran público.
Sí y al final lo agradezco para siempre porque al final es un punto de inflexión que me hizo tener una salida.
¿Cuáles son tus opiniones sobre la música que se está haciendo en España en el mainstream?
España es popera pero pienso que ahora se está metiendo la música urbana full, es más, siento que incluso artistas que jamás te esperabas que fueran a meterse tanto en el urbano, lo están haciendo. Eso es guay porque es un nuevo estilo que entra y abre tu mente, la música es compartir. Al final es lo que yo digo de, ¿qué tema es malo y qué tema es bueno?, si el arte no está definido. Lo que para ti puede ser bueno, a mí puede parecer malo; lo que para mí puede ser malo, para otra persona puede ser un tema que simplemente le salve de un suicidio. Todo es compartir y eso es lo que deberíamos de hacer los artistas, decir que vamos a basarnos en música, no en números.
¿A ti personalmente qué artistas te gustan? En algún lado leí que a veces prefieres lo underground…
[Risas] A mí me gusta tanto todo tipo de música que de repente me gusta Rema, Nicki Minaj y mi sueño sería hacer un tema con Wiz Khalifa. Pero bueno, ahora lo que más he estado escuchando han sido artistas nuevos que no son tan “siempre los mismos”. Me mola ese rollo de a veces pasar de una canción y encontrar una que me encanta y no saber quién es. A mí me gusta un montón hacer eso y ahora estoy full así.
La última vez que hablamos comentabas que uno de tus sueños era componer para otros artistas. ¿Esto sigue así?
¡Sí! Me encantaría llegar a lo máximo que pueda y también escribir para otros artistas, para mí sería impresionante. Ya he empezado a probarlo, de hecho, pero seguiría haciéndolo.
¿Qué reto supone para ti componer para alguien más?
Me gusta porque me hace sentir que voy a trabajar. Por mí también voy a trabajar, pero no lo siento así porque al final yo soy yo, pero que alguien te llame y te diga, “Oye, quiero que vengas y que me hagas algo”, pues digo ¡coño! Tengo que trabajar y lograr algo para mostrar.
Zule, aparte del significado que tiene tu tatuaje de Medusa, ¿te gustan las serpientes?
Me dan miedo, pero esa es una cosa que me mola de la serpientes que digo, joder, con perdón y hablando fatal, pero es un lagarto sin patas que solo con hacer un gesto o solo con estar presente provoca un peligro increíble. Eso es alucinante. Es como las abejas [risas]. Después que son animales exóticos, a mí me parece que son súper bonitas, lo que pasa es que son peligrosas, pero si no lo fueran ni ocasionaran ningún daño, yo tendría montones de serpientes. Pero en este caso me dan miedo, me dan respeto.
¿Qué significa para ti tener una serpiente en el rostro?
Acompañada de todos los tatuajes cuando termine, en realidad lo que estoy representando es como si la diosa Medusa me estuviese dando su poder.