En diciembre de 2021 Leiva presentó Cuando te muerdes el labio, un álbum en el que hace homenaje a la gran generación actual de mujeres artistas de la música en español. El músico colaboró con Natalia Lafourcade, Ximena Sariñana, Elsa y Elmar y muchas más. En entrevista, el exintegrante de Pereza reflexiona sobre este proceso, la música en español, México y cómo en su música menos es más.
En el disco colaboras con varias mujeres importantes para la música en español actual, ¿cómo nace esta idea o inspiración para trabajar con ellas?
El motor del disco es un poco los encuentros que he tenido en los últimos años, en mis viajes a Latinoamérica. Me he dado cuenta de que, conforme fui viajando y encontrándome con un montón de artistas y de compañeras, llegué a la conclusión de que estaban en una generación muy extraordinaria a nivel de talento y, para mí, estaban cambiando el rumbo de la música, es una generación muy, muy poderosa. Conforme fueron pasando los años, me di cuenta de que me apetecía mucho escribir para ellas, y quería que mi disco nuevo fuera con todas ellas porque he tenido la fortuna de, aparte de hacer música con ellas durante estos años, labrar una amistad muy bonita con todas.
El disco sale de la necesidad de hacer música con una generación tan poderosa, con tanto compromiso con la canción y con una mirada moderna, pero, a la vez, haciendo de altavoz de folclore. Me parece que eso tiene algo muy poderoso, así que tengo mucha suerte de haber hecho música con todas ellas.
Este 20 de octubre, el español presentará Cuando te muerdes el labio ante el público del Teatro Metropolitan de la Ciudad de México. Llega a la capital después de presentarse en Guadalajara y después viaja a Monterrey.
Escribiste las canciones pensando en cada una de ellas, ¿cómo fue ese proceso?
Siento que ese es el proceso justo para la dimensión artística que tienen ellas. Me parecía que el orden no podía ser como se suele hacer, que tú escribes un disco y cuando lo tienes piensas a quién te gustaría llamar para colaborar. En este caso quise hacerlo a la inversa, entonces escribí para cada una de ellas.
Aparte de conocerlas, también he buceado en su música, en su tonalidad, en el tipo de expresiones y palabras que utilizan, por lo tanto, he hecho un estudio de la carrera de cada una para sentarme a escribir para ellas, y por eso el disco suena tan natural. Parece que somos una gran banda, parece que llevamos muchos años haciendo música juntos, y es realmente porque las canciones son un traje a medida para cada una.
Has mencionado que compusiste las canciones desde un estado de ruptura emocional y fragilidad, ¿a qué te refieres con eso?
Supongo que todo el mundo lo puede entender en una circunstancia en donde hemos vivido una pandemia y en donde hemos parado en seco todo. Piensa que llevo como 21 años de carrera y es la primera vez que paro de una manera tan abrupta, por tanto tiempo. Es la primera vez que me encuentro conmigo mismo de una manera tan abrupta. Por lo tanto, he escrito desde un lugar extraño, con un horizonte lleno de preguntas, en una circunstancia emocional de mucha vulnerabilidad.
Yo estuve viajando mucho, mucho, durante la pandemia, grabé Cuándo te muerdes el labio y grabé otro disco en Chicago con una banda que tengo con Adán Jodorowsky, Jay de la Cueva y David Aguilar, los cuatro tenemos un proyecto. O sea, he estado viajando mucho, con la sensación de estar por el mundo sin volver a casa, de llegar a casa y no saber muy bien qué hacer. Han sido dos años muy extraños, pero a la vez me han dado muchas cosas que contar.
Has encontrado algo especial en México, ¿qué te ha inspirado a crear algo ahí?
Son muchas cosas. Realmente, vosotros vivís aquí y estáis acostumbrados, pero hay un poder artístico muy bestia en la Ciudad de México, y en México en general, ¿no? O sea, ya solamente con los colores y los olores; energéticamente es un lugar donde suceden muchas cosas.
Es un lugar donde suceden cosas, y para alguien inquieto artísticamente, es un lugar en el que me gusta estar. He tenido la fortuna de caer en una escena de amigos en donde todos hacen cosas que me encantan.
“Está sucediendo algo verdaderamente relevante, creo que los discos y los textos más importantes, ahora mismo, los están haciendo las mujeres en Latinoamérica”.
¿Cómo ves esta nueva generación de artistas de la música en español?
Yo creo, por ejemplo, que la escena de mujeres ahora mismo es muy poderosa, muy importante. Supongo que siempre la ha habido, pero ahora mismo tiene mucha más visibilidad y mucho más espacio, afortunadamente. Sí creo que está sucediendo algo muy especial a nivel hispanohablante en una generación de mujeres entre 20 y 40 años, porque yo soy testigo, creo que está sucediendo algo verdaderamente relevante, creo que los discos y los textos más importantes, ahora mismo los están haciendo las mujeres en Latinoamérica.
Lo que sucede con Silvana Estrada es algo extraordinario, supongo que sería como estar delante de Chavela Vargas en su día, cuando era joven. El otro día estaba con Silvana en la casa de David Aguilar y tocaba una canción ella, luego otra canción David, luego otra canción yo, luego otra canción Loli Molina. O sea, hay algo muy bestia. Piensa en Elsa y Elmar, Daniela Spalla, Natalia Lafourcade… Además, creo que lo más interesante de esto es que la mayor parte de ellas son una pandilla de amigas y hay una sinergia tan fuerte que van a dejar un legado muy importante.
¿Piensas que la música en español es diferente a la música en otros idiomas? ¿Qué crees que tenga de especial?
Piensa que nuestro folclore no es el blues y tampoco el rock. Nuestro folclore no es el pop. Nuestro folclore es otra cosa, es una cosa mucho más racial. Tanto en Ciudad de México como en España; las corridas, las norteñas, en España el flamenco, el folk gallego. En Argentina imagínate todo lo que hay, chacareras, cumbia… Al final lo que nosotros hacemos es “castellanizar” música anglosajona mezclada con nuestras raíces, por lo tanto suelen salir cosas muy interesantes. Es decir, tú escuchas a Fito Páez y su rock no tiene nada que ver con un rock británico. Es un rock mezclado con muchas cosas.
Para mí la clave de la música en castellano radica en lo lírico, más allá de las mezclas. Si te paras a escuchar a nuestros ídolos, Neil Young, The Beatles, The Stones, The Who, The Kings, Led Zeppelin, creo que ellos no tenían tanto compromiso con los textos como sí lo tiene la música en castellano. Eso es muy poderoso, y creo que hay que sacar pecho, porque es muy importante.
La parte de crear la música es la más fácil para ti, la parte difícil es contar historias, ¿cómo la enfrentas?
La música es algo que me brota de manera natural porque desde pequeño soy multinstrumentista. Entonces, eso no deja de ser un juego para mí, tiene que ver con jugar, divertirme y entrelazar cosas. Es como si fuera una especie de danza, es como ir a un bar, tomarse unas copas y ponerse a bailar, sucede una cosa natural.
A la hora de escribir es otra cosa. Conforme van pasando los años, me voy dando cuenta de que es muy importante tener compromiso con el texto. No vale escribir metáforas bien sonantes, creo que hay que contar cosas, y eso es muy difícil. Para mí las grandes canciones se sitúan en los momentos cotidianos más desapercibidos. Las cosas que suceden de manera cotidiana, como encontrar un pelo en un café, en esos momentos se encuentran las grandes canciones, más que en los grandes conflictos mundiales.
Has mencionado que en estos 20 años de trayectoria lo más grande que has entendido es que ‘menos es más’, ¿cómo aprendiste esta lección?
Uno empieza a hacer música y tiene la necesidad de mostrar, convencer y demostrar cuáles son las referencias, y eso al final es mucha inseguridad. Entonces, tratas de vestir tus discos con muchas cosas porque tienes la necesidad de demostrar muchas cosas; conforme van pasando los años, te vas reconciliando contigo mismo. Eres lo que eres y te vas dando cuenta de que las canciones se van a defender mejor con menos pirotecnia.
Las cosas suenan grandes cuando hay pocos instrumentos, en la medida que te vas despojando de más cosas, el arte tiene más poder. Las canciones de tres acordes tienen más poder que las canciones de 17 acordes, y te vas dando cuenta de que hacer las cosas a la vieja usanza es como mejor salen.
En estos 20 años me he dado cuenta de que hay que quitarse muchas cosas de encima, y que todo hay que pasarlo por el filtro del humor, no te puedes creer un rockstar, porque estás muerto.