Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

¿Por qué los personajes de raza negra mueren primero en las películas de terror?

Los autores Robin R. Means Coleman y Mark H. Harris repasan la historia de este recurso narrativo del cine de horror en su nuevo libro, The Black Guy Dies First

Por  MALIK PEAY

febrero 10, 2023

Daniel Kaluuya en Get Out.

UNIVERSAL PICTURES

Cuando algún actor afro tiene un papel principal en una película de terror, todos sabemos que su desenlace será fatal. Así las cosas, la profesora Robin R. Means Coleman y el crítico de cine Mark H. Harris se dieron a la tarea de estudiar las implicaciones culturales del cine de horror desde 1968 en su libro, The Black Guy Dies First. Su asombroso documental de 2019, Horror Noire, fue su primera creación y al igual que esta, su segunda obra disecciona los diferentes recursos raciales que se han usado desde los primeros thrillers hasta las franquicias más taquilleras. Ambos autores aprecian estas cintas y se permiten reírse cuando ven que aquellos personajes son desperdiciados en la gran pantalla. Así, TBGDF repasa tales papeles a medida que estos escritores afroamericanos critican y bromean sobre este fenómeno que ha perturbado a los espectadores afro desde los orígenes del género.

Teniendo que soportar la carga de ver cientos de muertes de personajes de raza negra en largometrajes, Coleman y Harris estudian los contextos raciales del siglo XX y su relación con este recurso narrativo. En primer lugar, el libro orienta al lector con las películas de terror más taquilleras protagonizadas por actores afro. Aún si estos mueren en las escenas finales (Will Smith en Soy leyenda o Lupita Nyong’o en Us), los autores destacan el heroísmo detrás de estas muertes, además de las fuerzas de cambio que han abierto un camino para la nueva ola de cine de horror hecho por cineastas no-blancos. Los logros que Jordan Peele consiguió con Get Out permitieron crear un panorama en el que más voces negras fueran escuchadas detrás de las cámaras.

Coleman reflexiona sobre cuántas muertes han experimentado diferentes actores afro a lo largo de sus carreras, por ejemplo, Samuel L. Jackson ha muerto ocho veces con papeles que van desde gángsters hasta estafadores. Pero el protagonista de Candyman (1992), Tony Todd, se lleva el premio con un total de 24 muertes, reforzando la regla de que los actores negros son el blanco de los directores blancos. The Black Guy Dies First observa con ironía cómo ha evolucionado el legado afro en la pantalla a partir de la victimización de los personajes en los clásicos de terror: “A diferencia del ‘personaje negro’, el horror hecho por personas afro se las ha arreglado no solo para sobrevivir sino para prosperar”.

Retrocediendo hasta la creación del cine a blanco y negro, los papeles de personajes racializados eran ofrecidos exclusivamente a aquellos actores que hacían blackface, que interpretaban papeles estereotipados en filmes de tipo “racial” o que se llamaran Sidney Poitier. Aquellas plazas eran contadas, de modo que estos intérpretes aprovechaban cualquier oportunidad para hacer un cameo o protagonizar una escena fatal y gráfica, dando origen al tropo de “el personaje de raza negra muere primero” en Spider Baby (1967) y Night of the Living Dead (1968). En la primera, dirigida por Jack Hill (Coffy, Foxy Brown), Mantan Moreland actúa como el mensajero despreocupado que permanece con vida por tan solo cinco minutos antes de ser brutalmente asesinado. Este es el primer registro de una muerte de este tipo en el cine de terror en ser presentado ante las masas y, a la vez, reprodujo el contexto social prejuicioso y las conversaciones que giraban en torno a la raza dentro y fuera de la pantalla.

The Black Guy Dies First examina satíricamente cómo las vidas negras eran percibidas como un “comodín” de entretenimiento para los espectadores en los inicios del horror en Hollywood. Como Ben, el protagonista de Night of the Living Dead, Duane Jones descubrió una faceta distinta de este martirio. Al ser el único sobreviviente del grupo, el valiente líder lucha contra una horda de zombies hambrientos hasta que unos “rescatistas” blancos ingresan a la finca en busca de algún rastro de vida. Allí, lo confunden con un zombie y abren fuego en su contra. El director de la cinta, George A. Romero, fue el primero en plantear una perspectiva “woke” del género cinematográfico. Sin embargo, con todos sus colegas blancos muertos, su papel ya no tiene ningún otro propósito al momento de la llegada de los “salvadores”, aludiendo a otra vertiente de este arquetipo que se explora en TBGDF: el sacrificio del héroe negro.

En los años 70, el terror perdió popularidad (a excepción de Blacula), lo que le abrió paso a la era de la blaxploitation. Con peinados afros enormes, frases de cajón y una sexualidad exuberante, nuestra “cultura” –o lo que creían que nos representaba– estaba siendo vendida en el cine. Coleman y Harris califican esa época como ofensiva, pero al mismo tiempo fue la primera vez en la que las salas de proyección estuvieron ocupadas por personas racializadas. Inclusive, el texto relata que se vendían cepillos para cabello afro en los puestos de comida de los teatros, con el fin de guiar a la industria cinematográfica hacia el cambio que debía hacerse a favor de la cultura.

Como investigadores, los autores explican la cantidad de clichés –que fuimos condicionados a normalizar y apreciar– que existen sobre los personajes afro en el terror moderno. Aquí se nombra el estereotipo de la chica negra “con sabor” o el arquetipo de gánster negro, estableciendo la sátira como una nueva forma de entretenimiento. The Black Guy Dies First también plantea que los 80 y los 90 fueron la etapa de representación de personajes afro “callejeros”. De este modo, el auge del rap y la cobertura en medios de la violencia entre pandillas durante el mandato de Reagan en EE.UU., fueron el alimento de las películas de terror “afro-urbano”.

El siglo XXI le añade comedia al género con la franquicia de Scary Movie creada por los hermanos Wayan. En lugar del sinsabor que provoca ver cómo muere un personaje afro más, estas cintas le dan la vuelta al estereotipo y se burlan de este. En este punto, Coleman recuerda la escena en la que Brenda (Regina Hall) es asesinada por las personas blancas que intentaban ver una película en el cine. La primera entrega ilustra la teoría de que incluso el espectador blanco seguía los mismos patrones de los inicios del horror, ya que necesitaba cumplir su retorcida fantasía de ver la muerte de una figura negra (incluso si para conseguirlo tiene que hacerlo por mano propia).

Tananarive Due, autora y educadora afro, proclama en The Black Guy Dies First: “La historia negra es terror para los negros”. Hoy en día, los éxitos que ha cosechado el subgénero de “terror woke”, establecido por creadores no-blancos, han sentado las bases para un futuro prometedor. Los analistas de TBGDF destacan a Get Out por cambiar la escena final para reflejar la necesidad de una redención racial. Originalmente, Peele hizo que Chris (Daniel Kaluuya) terminara arrestado y puesto tras las rejas en el cierre. Con el recrudecimiento de la violencia policial y con los resultados de las proyecciones de prueba, el director cambió el guion para que la historia le diera un final positivo a su protagonista.

El género de terror psicológico continúa expandiéndose con filmes como Till (2022), dirigida por Chinonye Chukwu, la directora nigeriana que rompió barreras al ser la primera en ganar el Premio Grand Jury en el Festival de Cine de Sundance. Además, a mediados de este año, los cineastas Tim Story y Dewayne Perkins estrenarán The Blackening. La comedia de horror subvierte el cliché del “personaje negro que muere primero” creando una sátira en la que un grupo afro de amigos queda atrapado en una cabaña en medio del bosque, todo mientras hay un racista asesino suelto. ¿Quién morirá ficticiamente a manos de una sala repleta de guionistas, reparto y directores racializados? Eso es lo divertido del terror: nadie lo sabe, especialmente cuando se reproducen estereotipos raciales tan banales. En últimas, The Black Guy Dies First es un trabajo arduo de investigación que le recuerda a sus lectores que no hay que olvidar que el género de horror es un reflejo simbólico de lo dispuesta que está la industria del cine a cambiar con la sociedad.