Reportería adicional por Santiago de Jesús
’Peaky Blinders’ es una historia épica de la televisión británica sobre la familia Shelby y el surgimiento de la clase obrera en la Inglaterra de comienzos del siglo XX. Un verdadero clásico que no ha tenido miedo de superarse a sí mismo, alcanzando, año tras año, la perfección. Cuenta la historia de Tommy, el líder de la familia, un indescifrable y atormentado Cillian Murphy, que representa la agonía profunda de un veterano de la Primera Guerra Mundial, tras haber perdido a la esposa que se ha sacrificado por él. Años después, de rodillas, con un cigarrillo en la boca, y algunos minutos antes de morir, dice: “Veo una mujer, sí, a la que amo. Estuve cerca. Estuve cerca de tenerlo todo”.
Con un guión insuperable, Steven Knight navega entre pandilleros de trajes elegantes, apuestas ilegales y carreras de caballos, retrata la ambición y la discordia entre los miembros de la familia, y el poder de algunos políticos y autoridades inmersas en la corrupción –algo que dista poco de lo que vivimos en este siglo–. Todos se ahogan en su propia codicia, abriéndose paso entre las calles para sobrevivir o para obtener el control. A primera vista esta es una serie de mafiosos y pandillas, pero realmente narra los acontecimientos de la lucha entre clases de los años 20, y el deseo de un hombre por superar la criminalidad y alcanzar una vida decente.
Sin embargo, no hay espacio para confusiones. Para superar la adversidad, Tommy Shelby tiene que sacar a flote lo peor de sí y confrontar a su asesino calculador interno, algo que lo llevará a una eterna batalla con sus demonios.
El apodo de “Peaky Blinders” se les dio a los pandilleros de la sangrienta Birmingham de finales del siglo XIX y comienzos del XX, donde reinaban la anarquía y la injusticia social. Varios hombres se dedicaron al crimen organizado y a ofrecerles protección a los comerciantes, pero luego escalaron a la manipulación de apuestas ilegales de carreras de caballos y a la administración de sus propios pubs.
Knight cuenta en detalle todas las confrontaciones entre las diferentes pandillas y clanes –los Hooligans, originarios de Londres, la Mafia Rusa y los Gitanos ya establecidos en todo el Reino Unido–, y los pormenores de las prácticas corruptas de las autoridades y del mismísimo Winston Churchill. También profundiza en la vida de los miembros de la pandilla de la familia Shelby, y la historia se pone más interesante porque cada traición es mucho más profunda y dramática, y se agudiza desde un punto de vista personal en el que cada personaje tiene sus propias reglas y códigos.
Uno pensaría que todo está hecho en términos de historias de familias mafiosas. Y si bien Steven Knight no tenía pensado ir por el camino de las historias convencionales de gánsteres que ha romantizado Hollywood, este pudo ser el desafío principal; alejarse del cliché y la saturación del género, y buscar narrar una realidad contundente. “Steve nos contó un diálogo de Tommy Shelby en el que decía: ‘Solo soy el mejor ejemplo de lo que un hombre de clase trabajadora puede soñar con alcanzar’”, dice Caryn Mandabach, productora de la serie. Y con este apartado quedó muy claro cuáles serían el norte y el ángulo narrativo de toda la historia. No es solo una historia de mafiosos y políticos, cuenta el drama del surgimiento de la clase obrera. “Los mafiosos no quieren ser gánsteres, nadie quiere tener esa vida en la que te hieres a ti mismo y dañas todas las relaciones buenas que tienes. Nadie desea eso”, agrega. Y se refiere también al constante drama de los personajes, que en una vida dedicada al delito, siempre necesitan de su familia para darle cariño y sentirse respetados.
Steven y Caryn fueron realmente audaces y desafiantes al querer llevar al set talentos como Cillian Murphy, Helen McCroy, Tom Hardy y Adrien Brody; figuras formadas en el teatro y con amplia experiencia en el cine de la más alta categoría. “Son muy talentosos. Pero además son súper inteligentes, están en otro nivel. Son emocionalmente inteligentes y son intelectuales, saben qué palabras utilizar para entregar lo que necesitan mostrar en cámara y fuera de ella. Son unos genios de las palabras”. El talento es algo realmente trascendental en esta serie; como ocurre con otras series del género (Los Soprano o Boardwalk Empire), en Peaky Blinders no hay lugar para el derroche de efectos especiales o animaciones digitales. Aquí todo se trata de actores experimentados dando lo mejor de sí, en donde su único recurso es el guion y el ejercicio actoral.
Es un error pensar que Peaky Blinders es una serie sobre la cultura británica. La historia se desarrolla entre hombres atormentados después de experimentar las atrocidades de la guerra, y muestra cómo afecta esto sus relaciones sociales y familiares. Reflexiona también sobre la forma en que enfrentan los errores de un pasado oscuro y convulsionado, así como su mirada al futuro con optimismo y la forma en que cuidan de los que más aman. “Ese tipo de experiencias de estar con tu familia en una situación difícil, rodeada de otras familias en las mismas condiciones. La verdad es que se escucha hablar de muchas personas que ‘viven bien’, y no sé de dónde vengas tú o cómo hayas sido criado, pero en realidad hay demasiada gente que vive como los personajes de la serie, o como mi padre y yo”, asegura Caryn refiriéndose a su padre, un antiguo gánster de poca monta en Chicago. “No era propiamente un mafioso, aunque estoy segura de que no quería entrar a ese mundo. Apostaba bastante, era una situación triste. Él era el tipo que tenía deudas con personajes como Tommy Shelby”.
Peaky Blinders es una obra moderna de época sobre una historia que podría ocurrir hoy. Knight escribe sobre los personajes de una manera tan honesta y fascinante, que su representación siempre será fresca y vanguardista. La manera en que habla de la familia, sin ser esclavo de los hechos, conecta inmediatamente con la audiencia. Lo que le da verdadero peso a la serie es que apuesta por una historia que podría suceder en Rusia, Italia o Colombia. Ahora, cuando la mayor parte del consumo es por demanda, el drama y los conflictos internos de los personajes deben ser transversales a la geografía. “Es unir la cabeza, el corazón y el instinto, construir una experiencia para todas las partes humanas, no es solamente una narrativa”.
Steven Knight proviene del mismo lugar donde se desarrolla Peaky Blinders. Sus padres se criaron en Birmingham en los años 20. Su madre era una bookie runner. En esa época era ilegal apostar en las carreras de caballos, y se usaban niños para que recogieran el dinero de las apuestas. Desde los ocho años ella caminaba por las calles con una canasta de ropa, y los apostadores dejaban un sobre con dinero y con el número del caballo al que le apostaban. Cuando niño, su padre fue mensajero de sus tíos, los Sheldon, (la BBC pidió cambiar el apellido de la familia) unos corredores de apuestas conocidos como los “Peaky Blinders”. “Él me contó que tocó la puerta, abrieron y olía a puro cigarrillo y whiskey. Entró, y había una mesa redonda llena de plata, pero era un lugar donde nadie tenía dinero, la gente tenía hambre y estaba descalza. Dijo que los hombres que estaban sentados alrededor de la mesa estaban impecables, con armas, navajas y zapatos brillantes. Tomaban whiskey y cerveza de tarros de mermelada porque no gastaban plata en vasos. Él me contaba que a estos tipos solo les importaba cómo se veían, solo les importaba la plata”.
Durante toda su infancia Steven escuchó las historias y recuerdos de sus tíos y abuelos. Creció jugando en los mismos lugares donde ocurrió parte de la historia: “No son lugares bonitos. Los pubs son pequeños y sucios. Pero es un lugar mágico, y eso quería hacer con Peaky Blinders, convertirlo en un mito, del mismo modo en el que en Estados Unidos mitifican las películas de vaqueros, que tienen un toque de magia”. Muchas veces dejó de asistir al colegio por frecuentar chatarrerías con su padre, un gitano que se dedicó a la fabricación de herraduras de caballo, una de las tradiciones de su familia paterna. “Había caballos y gente muy interesante. Había gitanos, chatarreros, dueños de caballos. Era lo último, la clase más baja de ese mundo industrial de Birmingham. De eso se trata Peaky Blinders. De todo lo que logré conocer y vivir de ese mundo”.
Knight decidió contar una historia cotidiana en donde abundan la mala fortuna y las desgracias. El escritor entiende que en el drama no hay mucho espacio para la gente normal con vidas comunes y corrientes en las que todo sale bien. “El papel del drama debe ser explorar lo que sucede cuando las cosas salen mal. Es ese mismo camino el que lleva a las partes más oscuras”. Y tiene claro el papel del dramaturgo al ofrecerle al público personajes con los que se identifica. Expone a los individuos, que además son familia, a situaciones difíciles y nos muestra cómo se comportan en las peores circunstancias.
Birmingham no es una ciudad popular en el Reino Unido. Nunca lo ha sido. Así que la idea de escribir una serie de los años 20 sobre mafiosos en esta ciudad fue todo un desafió personal para Knight. El fracaso era una posibilidad. “Era tener la confianza de tomar nuestro entorno, ya fuera Suramérica, Rusia o cualquier lugar, agarrar esas cuatro calles donde crecí, y encontrar una imagen eterna ahí. Eso se puede hacer. En cualquier lugar se puede encontrar algo que se convierta en una gran historia”.
“El papel del drama debe ser explorar lo que sucede cuando las cosas salen mal. Es ese mismo camino el que lleva a las partes más oscuras”.
El surgimiento de la clase obrera, uno de los ejes de su narrativa, se visibiliza exponencialmente con el pasar de las temporadas. En la quinta, Tommy ya es un diputado elegido por voto popular y representa al Partido Laborista. “Ahí me planteo la pregunta: ‘¿puede seguir siendo el mismo que era cuando nació?’. En Inglaterra eso es muy complicado, Tommy intenta cambiarlo”. Un personaje explosivo que ha desarrollado de la mano de Cillian Murphy. “Ahora cada vez que escribo algo de Peaky, él está en mi cabeza, sé cómo va a hacer ciertas cosas, entonces se convierte, de algún modo, es una comunicación a través del personaje”.
La serie es una saga familiar que se expande a lo largo de varias décadas, desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta el comienzo de la Segunda. Es todo un marco histórico lleno de capas, y se fija con obsesión en los detallas de la familia Shelby. “Steven Knight le dio un nivel de detalle que no creo que se tenga en otros shows de televisión”, afirma Anthony Byrne, director de la nueva temporada, que además, participa activamente en uno de los criterios mas destacables de la serie: la selección de música moderna. Esta ha sido una característica única para una serie de época y uno de los factores clave que ha cautivado audiencias de todas las generaciones y geografías, porque la música acompaña la narrativa de manera artística y explosiva. Byrne trabaja muy de cerca con Emilia Harley, quien es la supervisora musical, y admite que intentó entrar en la cabeza de Tommy para reflejar un balance entre la vulnerabilidad, el dolor y la oscuridad. “Siempre editamos las escenas pensando en la música”.
El show es bastante conocido por el uso de música moderna, y más allá de eso, por una curaduría exquisita de punk y rock & roll. Su banda sonora ha incluido a artistas de la talla de David Bowie, Tom Waits, Jack White, PJ Harvey, Arctic Monkeys, Radiohead o Nick Cave. La serie los ha expuesto ante audiencias que no necesariamente sabían quiénes eran. Red Right Hand se ha convertido en un himno para la serie, la atmosfera creada por Nick Cave sentó las bases sonoras y definió el tono y el espectro sonoro de la serie. Si hay algo que identifique a los artistas que suenan en la serie es su naturaleza independiente. Este año Byrne se enfocó aún más en la selección de la música, y a estas alturas tienen un catalogo bastante extenso de dónde escoger. De lo más grande que podemos esperar en esta temporada está War Pigs de Black Sabbath. Pero también, para la música incidental cuenta con la participación de Clint Mansell, compositor de las películas de Darren Aronofsky: “Quise que él hiciera la música este año para encontrar un equilibrio entre el marco emocional de la historia de Tommy y la música moderna”.
El mismo David Bowie se declaró fan de la serie desde la primera temporada, por lo que Cillian Murhpy le envío una de las boinas de Tommy Shelby como regalo de Navidad. Tiempo después, algunas de las canciones de Blackstar han hecho parte de la banda sonora.
Si bien la serie es conocida en todo el mundo por la música, esto puede traer desafíos creativos y artísticos adicionales para el director y para el resultado final que se ve en la pantalla. Pero Byrne no se amilana. “No es un desafío, solo tienes que encontrar la pieza adecuada para la escena y el momento. Lo que evito es usar música solo para hacerlo parecer cool, quiero que la canción transmita la emoción de la escena, no solo música con imágenes. Eso es a lo que me refiero al decir que me enfoco más”. Y Byrne tiene razón. Porque la música además de exquisita es coherente. Usan las canciones para contar lo que está en la mente de los personajes. Y es el caso perfecto de Radiohead, que se usa en los momentos de mayor contradicción y oscuridad de Tommy. Cada canción tiene un sentido artístico, pero también de contenido.
Uno de los retos de todo el equipo creativo, incluyendo a Knight, pudo ser cómo encontrar la forma de ser realmente originales en un estilo tan específico, ya que las historias de mafiosos han tenido parámetros muy puntuales en la gramática visual y narrativa, además se han establecido por casi cien años sobre la forma en que deben ser los gánsteres y sus películas. Pero este desafío es afrontado valientemente en la composición de Steven Knight. “Es el hecho de que todos estos personajes están basados en una realidad histórica que sucedió y de su entendimiento de esa comunidad desde un punto de vista sociopolítico, lo que nos hace más sencillo el apartarnos del cliché”, afirma Byrne. “Para mí, visualmente, todo se trata de cómo mostrar los momentos más tensos, sin hacerlo como en Buenos muchachos o Narcos. El otro día hicimos una escena en la que a alguien le disparan en la cabeza, y normalmente sería algo importante en una historia, pero simplemente le dije al actor: ‘Dispárale en la cabeza’. Dijo su frase, lo hizo, y se fue”. Peaky Blinders hace que la violencia explícita se convierta en un instante artístico soportable y adictivo.
La nueva temporada es más violenta. Pero la violencia se convierte en algo memorable que proviene de un lugar muy personal dentro de la psique y el trastorno postraumático de Tommy, resultado de la guerra. La violencia abriendo paso a la angustia existencial. Esta vez la familia enfrenta el poderío de la extrema derecha y el nuevo fascismo, y por eso el conflicto se hace cada vez más radical. Es así que Byrne trabajó en diferentes métodos para presentar la violencia y manejar la tensión. Dentro de las escenas exploró de nuevo con cámara expresionista, los lentes y la iluminación. Siempre mantuvo al personaje dentro de su universo, pero haciéndolo más oscuro, y trabajó estrechamente con el director artístico, el diseñador de vestuario y el director de fotografía. “Todos están muy emocionados con el resultado y con el hecho de que sí se vea diferente. Quería subir el nivel, por eso intentamos llevarlo a donde no hubiera llegado. Esta serie es putamente increíble e intentas ir más allá, creo que lo hemos hecho. ¿Qué tan lejos? No lo sé, pero seis horas para contar una historia es un regalo para un director. Y con el guion que Steven Knight escribió, es muy especial”.
Parte del Glamour y la estética estilizada de la serie es el resultado de una profunda preocupación por los detalles de arte. Desde el diseño de vestuario, diseñado y confeccionado desde cero a la medida de cada actor, dependiendo de la época y contexto financiero de la familia, hasta el diseño de escenografía y decoración de locaciones, todo es personalizado y adaptado para la serie. Peaky Blinders es una serie ya establecida, y su aspecto es increíblemente hermoso. Cada temporada ha tenido un diseñador diferente, y aunque tradicionalmente la serie tiene una atmosfera bastante oscura, en donde priman los azules y rojos oscuros, también está llena de simbolismos imperceptibles, llenos de luz, como las siluetas de cisnes a lo largo de cuatro temporadas. El tradicional pub de los Shelby se construyó especialmente para la serie, y desde la madera, las marquesinas, hasta el color de la pintura, fueron personalizados y elegidos con fines de aspecto, fotografía e iluminación. Todas las locaciones son decoradas por un equipo de al menos 20 personas, que se dedican al diseño de arte de cada escena.
La fotografía de Peaky Blinders es arte puro. Su intención artística es holística, capturando todo lo que necesita verse para entender el contexto y momento histórico. El color, mezclado con la posición y velocidad de la cámara se imponen en la televisión moderna creando su propia versión del western. “Espero que dejes el perro fuera de esto” dice Alfie, minutos antes de morir. Un judío despiadado, desagradable y traicionero interpretado por el mastodonte actoral Tom Hardy, un personaje vital para todos los negocios criminales de Tommy. “Una vez te dije, Alfie, que por razones de negocios o por resentimiento, te mataría. Y no tengo razones comerciales”, dice Tommy antes de disparar en una de las escenas más hermosas que vimos en el 2018. Un plano abierto en el desierto con un cielo celeste y arenoso. Ambos personajes se disparan el uno al otro presentando una manera sublime y magistral de matar a un personaje tan importante dentro de la historia. Y no era para menos. La maestría de Knight vuelve a confirmarse.
No te metas con los Peaky Blinders
Helen McCrory está en su remolque, un espacio poco glamuroso que apenas la cubre del frío exterior. Espera su llamado para grabar una última escena con Cillian. Tiene una taza de té en su mano. La toma con ambas manos. Su acento es sofisticado, pausado. Es tan hermosa como cálida. Su amabilidad resalta, y me acoge en ese lugar reservado para ella. Su personaje, la tía Polly, ha sido determinante a lo largo de la saga y en el desarrollo de la narrativa. Es el polo a tierra de Tommy, pero también es la única que ha logrado ser tan calculadora y sensata para merecer toda su confianza. Es el personaje que se preocupa y se asegura de que todos se estén comunicando.
Era una época en que las mujeres de la clase trabajadora tenían poderes y roles diferentes dentro de la sociedad. Eran las responsables de que todos los miembros de su familia recibieran el agua oportunamente. Tenían que competir entre ellas para obtener el primer lugar en la fila del agua limpia. “Te levantabas muy temprano para ir a conseguir lo que fuera necesario. La verdad es que las mujeres sí han tenido poder, porque son ellas las que han criado a los niños”. Y Helen puede referirse a que en esa época, en cualquier ciudad industrial, en la clase trabajadora las mujeres dirigían las casas. Eran mujeres fuertes y líderes de sus familias. En los registros policiacos, la gran mayoría de las peleas fue iniciada por mujeres. Defendiendo su entorno, sus familias. “Había todo tipo de peleas callejeras; y eran las mujeres las que sacaban a los hombres de los bares, las que los golpeaban en la cabeza si no les daban el dinero el viernes. Y es lo mismo en todos los países. Cuando los tiempos son difíciles, esas son las mujeres cuyas familias tienen éxito”.
Cuando le pregunto a Helen por el proceso de preparación de su personaje su respuesta es inmediata. “Empatía”, afirma. “Sé que algunos actores usan sus propias experiencias, pero yo encuentro que la imaginación es más fuerte que cualquier otra cosa. Creo que cuando la vida es cruel, te vuelve cruel. Y nunca podrás entender por qué la gente es tan cruel hasta que entiendes su propio proceso”. En el universo de Steven Knight, las mujeres bonitas no duran demasiado. “No quieres estar a la moda, porque un día estarás fuera de moda”. Polly es un personaje que sufrió bastante en el pasado, que perdió a sus hijos y siempre tuvo que rebuscarse el sustento de la familia mientras todos los hombres estaban en la guerra. Además está su incapacidad para confiar en los hombres, porque continuamente la decepcionaron, aún así es la mujer que está detrás de todas las decisiones de Tommy. “En una toma él me puso la mano en el hombro, y luego dijimos al mismo tiempo: ‘Esto está mal. Jamás debemos tocarnos’”. Es una relación completamente asexual, pero en realidad es la relación más importante de la historia.
La familia de Helen también proviene de la clase emergente trabajadora. Su padre migró de una parte marginada de Glasgow. Sus tíos y su abuelo paterno estuvieron en las guerras. Su madre es de Gales, de una familia de mineros y granjeros. Su abuelo materno era un boxeador, y de niña conoció a toda su familia por fotos. “Al crecer en este país ya tienes esa historia de familia, la del sacrificio de hombres en la guerra”. Para ella la imaginación no fue suficiente, y las historias que recuerda de niña dejaron huella. Al igual que Polly, todos los hombres de su familia fueron a la guerra. “Todas esas canciones me las cantaba mi papá en la cuna, porque su abuelo se las cantaba a él. Los hombres llegando con todas las medallas, todavía los recordamos. En Inglaterra todavía vemos a los soldados pasar y nos quedamos en silencio por dos minutos. Entonces, es algo que todavía se conserva. Quizá yo sea la última generación que lo recuerde, pero intentaré recordarles eso a mis hijos”.
En Peaky Blinders es claro que todo ha sido estilizado, y por momentos puede llegar a ser una fantasía de caballos, hombres poderosos y mujeres sensuales. “No todo era así. Hoy hablamos de la recesión, y fue horrible. La gente también se moría de hambre”. Y sí, es una serie que tiende a darle glamour a una época lúgubre de Europa entre las dos guerras. No obstante, los personajes viven en una miseria emocional clara. Tommy, está profundamente afectado, es disfuncional, en ocasiones perverso. Pero lo último que busca Steven Knight es hablar de violencia entre pandillas. “No creo que de ninguna manera, Peaky Blinders esté diciendo que las pandillas y la violencia sean aceptables”. Aunque el guion intenta detallar en exceso las circunstancias violentas de la época, su intención principal es contar cómo los personajes deben afrontarlas y cómo esto afecta todo su entorno familiar. Tiene que ver más con las consecuencias.
A veces solo soy yo, hablando conmigo mismo sobre mi
Es 11 de enero en Mánchester. Es una mañana de invierno, la temperatura no sube de los dos grados centígrados y es la última semana de grabación de la quinta temporada. En un viejo estudio adecuado en su totalidad para Peaky Blinders está Cillian Murphy, tranquilo. Sin prisa. Viste como Tommy Shelby. Impecable. Ahora está más corpulento que en las primeras temporadas. Me saluda comiendo galletas. Es cálido, “¿Cómo llegaste hasta acá?”, pregunta. Se nota algo sorprendido por el impacto de la serie en las Américas. “Gracias, realmente queremos que la serie llegue a la mayor cantidad de lugares”, confiesa.
Durante todo el día pude presenciar la grabación de varias escenas suyas. Su seriedad dentro del set es aplastante. Entre toma y toma guarda silencio. Hace de la concentración un ejercicio obligatorio. Puede resultar abrumador tenerlo al frente. Es matemático con los tiempos, las entradas y sus diálogos. Su voz grave se escucha por todo el set y sigue las instrucciones del director a cabalidad. Está pronunciando las últimas líneas de Tommy en una escena subida de tono con los hermanos Shelby.
El personaje de Tommy fue construido minuciosamente por Knight. Es estratega e inteligente, pero su inteligencia, a la vez, se convierte en una carga personal durante la historia. Es emocionalmente frágil. Su mente puede ser su peor enemigo. No duerme bien. Se automedica, bebe y consume drogas buscando algo de redención. Y en medio de la miseria y la oscuridad de sus emociones, no temerle a la muerte continúa siendo su mayor motivación. El personaje está lleno de contradicciones e incoherencias comportamentales, es violento y manipulador, pero también sensible y endeble. Es vulnerable y fuerte al mismo tiempo. “Así es la naturaleza humana, todos tenemos facetas que no tienen sentido, esa dualidad… Esa es la belleza de la televisión: puedes conocer a un personaje durante más de 30 horas. Puedes investigar todos los pequeños detalles, puedes arrojar luz sobre la parte de su psique que normalmente no ves. Tiene carisma, aunque la gente no necesariamente quiera estar junto a él, están fascinados por las cosas que lo motivan y por la razón de las cosas que hace. Esa determinación e implacabilidad, creo que la gente se identifica con eso”.
“Sé que algunos actores usan sus propias experiencias, pero yo encuentro que la imaginación es más fuerte que cualquier otra cosa”.
Si bien Tommy Shelby es una creación de Knight, Murphy se ha apoderado por completo del personaje. Su capacidad de contrastar vulnerabilidad con rudeza es única. Su mirada atormentada revela la confusión, venganza y crueldad de un criminal en búsqueda de la redención. En el capitulo seis de la cuarta temporada suena Pyramid Song de Radiohead: “Me he dado cuenta de algo. No existe descanso para mí en este mundo. Quizás en el próximo”, exclama Tommy con una voz gruesa y ronca luego de salir victorioso en una extensa y sangrienta guerra con la mafia italiana a cargo de Luca Changretta, interpretado por Adrien Brody, presentando un episodio de catarsis donde saca a flote sus más profundos demonios unas horas antes de ser elegido diputado para el partido Laborista.
La serie ha sido loable al detallar la crudeza y oscuridad de las clases menos favorecidas, y a partir de un personaje como Tommy retrata el ascenso de la clase obrera acercándose a lo más alto de la sociedad. Una sociedad regida por las clases, por el lugar donde cada uno nació. “Uno no es aquello en lo que se convierte, es como nació, y ya. No se puede cambiar, pero Tommy Shelby lo intenta”, afirma Murphy. El guion plantea la posibilidad de lograrlo, pero al final expone la realidad de los personajes sin eufemismos. “He aprendido algo los últimos días: esos bastardos son peores que nosotros. Políticos, damas y caballeros. No importa cuán legítimos podamos ser, ellos nunca nos admitirán en sus palacios por ser quienes somos y venir de donde venimos”, dice Tommy Shelby.
Para Murphy este papel representa el ser dueño de su propia historia. Él habitualmente está entre los preferidos por varios de los mejores directores de cine, como Christopher Nolan y Danny Boyle. Pero su responsabilidad en Peaky Blinders va más allá de la interpretación de un personaje. En el set, Murphy es un líder nato. Su visión de cómo llevar a la pantalla la historia de Knight es definitiva. Su opinión sobre el personaje es clara. “Para mí no se trata de un gánster, sino más bien de alguien que está herido por la Primera Guerra Mundial. Alguien que vive en conflicto y está lleno de contradicciones. La gente se siente atraída por este tipo de personajes, que tienen un código moral diferente. Y obviamente es un mundo muy glamoroso. Creo que lo que Steven y yo hicimos con esto tiene que ver con gente de clase trabajadora, a diferencia de la aristocracia o de los ricos, es sobre personas que originalmente no tenían nada”.
Para preparar este personaje se alejó de los referentes obvios y prefirió documentarse sobre la Primera Guerra Mundial y el estrés postraumático de los hombres tras el conflicto. Asegura que no vio ninguna película sobre gánsteres: “Nunca he visto Los Soprano. He visto todas las películas de Scorsese, pero no fueron útiles para esto, es diferente”. Tuvo extensas conversaciones con Steve Knight sobre la historia y el personaje, y con el pasar de las temporadas se ha consolidado. En este punto, y luego de cinco temporadas, no habría Peaky Blinders sin Cillian Murphy. “Tommy no es un tipo vanidoso, creo que le gusta lucir bien porque en esa época todo tenía que ver con la ropa para generar esa imagen de estilo y de clase. Ser el centro de atención. Yo soy todo lo opuesto. No me gusta ser el centro de atención”.
Con Cillian hablamos en profundidad sobre el papel de la violencia en la serie. Desde el inicio, la violencia ha tenido un rol muy importante, pero coincidimos en que esta va más allá de la simple atracción por la sangre. Cada escena violenta repercute posteriormente en el desarrollo de la historia. Cuando un personaje es herido en alguna pelea, más adelante vemos su rehabilitación, su discapacidad física o trauma psicológico durante la narrativa. La violencia siempre establece un hilo conductor hacia el drama en medio de personajes que fueron soldados sobrevivientes de la Primera Guerra Mundial. “Cuando Tommy volvió de la guerra, no le importaba nada. Ni siquiera la muerte. Pero luego se convirtió en el líder natural de la familia”.
Luego de cinco años interpretando al gánster contemporáneo más querido por los británicos, Murphy no comparte mucho con el personaje. “Algunas de sus decisiones son totalmente inmorales”. Y no considera necesario que tenga que identificarse con él para interpretarlo: “Uno solo necesita entender por qué el personaje se está comportando de esa manera. Aunque parezca que está manipulando o usando a su familia, al final Tommy siempre tiene buenas intenciones. Eso te ayuda a entenderlo”. No es el tipo de actor que aborda los personajes desde alguna conexión personal y jamás involucra sus ideologías o pensamientos. Se ciñe al guion buscando entender la situación emocional del personaje. “Steve Knight es bastante cuidadoso con que no te tengas que involucrar personalmente con el personaje”, asegura.
Cillian Murphy nació en Irlanda en una familia de profesores, en donde creció rodeado de libros. Sus padres siempre motivaron la lectura y el amor por la música, y de allí su amor por las artes. Asistían juntos a los conciertos locales de música irlandesa. “En esa época no había actores y nadie vivía del arte. Todos eran profesores. En ese momento en Irlanda era difícil vivir del arte”. Su padre era bajista de una banda y se conoció con su madre en un concierto. Desde muy pequeño se conectó con la música, y recuerda haber escuchado a los Beatles desde los cinco años. “Yo estoy muy orgulloso de ser irlandés. Es un país de contadores de historias. Tiene tradiciones de buen arte, buenos escritores, buenos actores”.
“Uno solo necesita entender por qué el personaje se está comportando de esa manera […] al final Tommy siempre tiene buenas intenciones”.
Se inició en las artes, en primer lugar, por su amor a la música. Rápidamente aprendió a tocar guitarra y batería, y luego montó una banda con su hermano menor. Sus influencias iban desde Stevie Wonder hasta Pink Floyd. Y luego de unos años estuvieron cerca de firmar un contrato con una disquera, pero por ser menores de edad no lograron cerrarlo. Fue allí cuando le ofrecieron su primer papel en una obra, y el teatro se convirtió de inmediato en su otra pasión. Viajó a Londres para buscar más oportunidades y luego todo explotó. “Fue muy importante ese cambio, es parte de la narrativa irlandesa. La inmigración en los 80 y 90 de todos los artistas… Parece que necesitas irte, expresarte y regresar. Fue muy importante para mí. Londres fue una ciudad emocionante e importante para encontrar mi propia voz”. Disco Pigs fue su primer montaje teatral, y con él estuvo viajando durante 18 meses. Cuatro años más tarde también protagonizó la película de la obra. Unos años después ya estaba en el set de Danny Boyle para 28 Days Later.
Cillian Murphy es un hombre gentil. Es culto. Le encanta escuchar música y pasar tiempo con sus hijos paseando por Dublín. Es todo lo opuesto a Tommy Shelby. Totalmente desentendido del poder y de la fama, no lo trasnocha estar en las portadas de revistas ni hacer parte de grandes películas. Prefiere repartir su calendario entre películas independientes, el teatro y, últimamente, Peaky Blinders. Si algo comparte con el líder de la familia Shelby, es que ambos pueden ser personas reservadas e introvertidas. Es el tipo de actor que se convierte en un misterio para la opinión pública. Y quizá ese misterio es lo que lo sigue manteniendo como una persona enigmática. “Yo soy de la vieja escuela, creo que un actor debería ser un actor, y ya. Quiero hacer las cosas bien y eso es lo único en lo que estoy interesado”.
En Peaky Blinders Murphy tiene la suavidad y sofisticación de Johnny Depp en Enemigos Públicos. El temple, la calma y sabiduría de Al Pacino en El Padrino, y el liderazgo de DeNiro en Heat. Ha llevado magistralmente al personaje a un lugar muy oscuro y personal, donde conviven la agonía y el deseo de poder. Tan solo una mirada es suficiente para trasmitir lo que tiene en mente. Es elocuente en el silencio. No deja de ponerse a prueba a sí mismo, y su personaje nos hace pensar en que todos nuestros demonios están ahí para hacernos regurgitar entre el dolor y la incertidumbre. Entre la amargura y la esperanza. Nos muestra cómo tocar fondo: ir al infierno para luego tener claro que jamás queremos volver. Nada nos hace más vulnerables que la familia, y en lo más profundo de esa vulnerabilidad, Murphy es una sombra en pleno sol.