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Pasajero Oculto

Una cinta bélica de acción y terror, que hará las delicias de los amantes del cine B de explotación

Roseanne Liang 

/ Chloë Grace Moretz, Nick Robinson, Beulah Koale

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Paramount+

En 1944, el director Bob Clampett dirigió un corto animado llamado Rapsodia rusa para la serie Merrie Melodies de la Warner Bros. Ambientado en la Segunda Guerra Mundial, en él se muestra cómo Adolph Hitler es derrotado por los Gremlins del Kremlin, nombre con el que se conocía a la flota aliada de la Unión Soviética, pero que aquí son unos duendes de verdad, los cuales acuchillan al líder Nazi, le colocan una máscara de Stalin y terminan derribando el avión bombardero en el que viajaba.

Esta no era la primera vez que un Gremlin aparecía en un corto animado. Un año antes, Bug Bunny fue víctima de ellos en Falling Hare, Roald Dahl ya los había convertido en los protagonistas de su primer libro infantil, y Walt Disney se refirió a ellos en varios de sus cortos animados de propaganda bélica. Y es que en la Segunda Guerra se creó el mito de que los Gremlins eran criaturas capaces de sabotear los aviones de combate. Los pilotos británicos de la Royal Air Force (RAF) atribuían los accidentes que sucedían en sus vuelos a estas criaturas que lo destruían todo.

En 1983, la película antológica basada en la serie de televisión La dimensión desconocida, nos mostró a un peligroso Gremlin destruyendo un vuelo comercial y enloqueciendo a uno de los pasajeros (interpretado por John Lithgow). Y obviamente, no podemos olvidar a los Gremlins de las dos exitosas películas de Joe Dante (que no destruían aviones, pero sí causaban otro tipo de desastres). 

Los Gremlins vuelven a las andadas en Pasajero oculto, el segundo largometraje de la directora neozelandesa y de origen chino Roseanne Liang, luego de la comedia romántica Mi boda y otros secretos. Ambientada en 1943, su delirante película se inicia con un dibujo animado similar a Private Snafu (el protagonista de una serie de cortos animados bélicos para adultos dirigidos por Chuck Jones), que advierte sobre los peligros de los Gremlins.

Entra en escena Maude Garrett (Chloë Grace Moretz), una mujer que bien puede pensarse como una combinación entre Ripley de Alien, Sarah Connor de Terminator y el Conejo de la Suerte. Garrett se presenta uniformada, usando acento británico y cargando un misterioso paquete. 

La mujer aborda un avión bombardero llamado Fool’s Errand (empresa descabellada), con todo y el Nose Art de una mujer sexy dibujada en la nariz del avión, al mejor estilo del ilustrador Alberto Vargas, y que sirve como “mascota” del bombardero tripulado por hombres. Ante la presencia de Garrett, estos soldados reaccionan con comentarios y chistes misóginos y machistas, tratándola como un objeto sexual o una damisela en peligro. Pronto se arrepentirán de su error. 

Garrett les informa que ella es una oficial de ejército con una misión secreta: Transportar el paquete que lleva consigo. Entre burlas y ofensas, la tripulación del Fool’s Errand la ubica en una de las torretas ventrales (debajo del avión). Allí, la mujer queda aislada y es testigo de los terribles comentarios de sus contrapartes masculinas, gracias al sistema de radio.

El primer acto de Pasajero oculto funciona como una pieza minimalista (muy común en esta era del COVID), en donde vemos a la actriz Grace Moretz reaccionar ante el maltrato de los hombres que la perciben como un ser inferior. Pero luego, al igual que el personaje de Lithgow en la versión para cines de Dimensión desconocida, ella va a ser testigo de un Gremlin a bordo, enviado por los japoneses para destruir el avión aliado. Y aquí es donde la cinta pasa de ser una denuncia sobre el sexismo tóxico, para convertirse en una demencial cinta bélica de acción y terror, que desafía los estándares de la lógica como si se tratara de una caricatura de la Warner. Si el espectador decide aferrarse a la verosimilitud y el realismo característicos del contrato de lectura inherente a las películas sobre la Segunda Guerra Mundial, esta película lo hará retorcerse sobre su silla. Pasajero oculto es una cinta de medianoche (el streaming tiene la ventaja de controlar la hora de exhibición), heredera del cine de explotación, en donde lo importante es el entretenimiento y la descarga de adrenalina, en detrimento de la lógica. Luego del primer acto, Liang logra mantenernos atentos y no nos da tiempo para respirar, para culminar de una manera exagerada, ridícula, pero tremendamente divertida, para aquellos que saben perfectamente a cuál viaje se apuntaron.

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