Desde que se levantaron las restricciones de la pandemia por COVID-19, las principales ciudades del mundo han experimentado cambios profundos en su tejido social y urbano. Fenómenos como la gentrificación, el turismo en masa y la creciente comunidad de nómadas digitales se manifiestan cada vez con mayor fuerza en las áreas urbanas, convirtiéndose en factores clave de esta transformación.
Las maravillas de la tecnología permiten que cada vez sean más las personas que pueden trabajar de forma remota desde cualquier parte del mundo, generando una creciente comunidad de nómadas digitales. Este tipo de personas han encontrado en estas ciudades un entorno propicio para establecerse temporalmente (en principio), ya que normalmente se asientan en países con una moneda más débil frente al dólar estadounidense, donde las ventajas económicas y la calidad de vida convierten a estos destinos en ofertas muy tentadoras. Sin embargo, este fenómeno también plantea desafíos en términos de regulación, sostenibilidad y coexistencia con la población local.
Según Forbes, más de 90.000 nómadas digitales residen en la Ciudad de México, y más de 60.000 llegaron después de 2021 debido al trabajo remoto impulsado por la pandemia, posicionando a México como el país con más teletrabajadores en Latinoamérica. Lo que nos lleva a la siguiente problemática, una consecuencia directa del asentamiento de los nómadas digitales: la gentrificación.
Esta se manifiesta cuando ciertas urbes experimentan un rápido desarrollo gracias a la llegada de personas con mayor poder adquisitivo a un área de bajos recursos o de clase media, y se implementan programas de renovación urbana, desplazando así a las comunidades con menos recursos dentro del área debido al incremento exacerbado de los costos de vivienda. Particularmente en Medellín y en Bogotá, Colombia, la llegada de turistas y nómadas digitales ha contribuido severamente a este proceso.
El desplazamiento de estas comunidades ha generado grandes problemas de sostenibilidad. En una investigación de National Geographic, el profesor de la UNAM Luis Alberto Salinas comentó que durante el período de 2004 a 2014, la migración hacia las áreas periféricas de la Ciudad de México condujo a la construcción de aproximadamente 500.000 viviendas de interés social. Sin embargo, muchas de estas permanecen desocupadas debido a que se encuentran ubicadas a gran distancia de los centros de trabajo. Como resultado, los precios de los alquileres en la ciudad han experimentado un aumento significativo.
Al mismo tiempo, el turismo masivo ha generado una presión adicional sobre la infraestructura y los recursos urbanos, elevando los precios y alterando la dinámica social. La llegada masiva de turistas también influye en los precios de los alquileres, ya que muchos propietarios optan por alquilar sus inmuebles por días o semanas a través de plataformas como Airbnb.
Según datos del Instituto Catalán del Suelo, Barcelona, junto con Madrid, ha visto un aumento significativo en los precios de alquiler de 2014 a 2019, con un incremento de alrededor del 50 %; hoy en día el porcentaje puede ser incluso mayor.
El valor promedio por metro cuadrado en Medellín aumentó de $5.9 millones a $6.4 millones entre finales de 2022 y marzo de 2023.
Según la Organización de las Naciones Unidas la gentrificación puede traer consigo algunos beneficios para las ciudades y comunidades, como la generación de recursos económicos y la creación de demandas para nuevos servicios en una ciudad consolidada. Una de las soluciones propuestas por la ONU es la formación de pequeñas empresas a través de la microfinanciación o pequeños créditos, que no solo contribuirían a la restauración de viviendas deterioradas, sino también a la mejora de los espacios públicos.
Es fundamental que los gobiernos encuentren un equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de la identidad cultural y el tejido social en las ciudades afectadas por la gentrificación, el turismo masivo y la creciente comunidad de nómadas digitales. Aunque el panorama no parece cambiar en el futuro cercano, con varios de nuestros países ofreciendo visas especiales para nómadas digitales, es crucial abordar estos desafíos de manera sostenible y colaborativa para garantizar un futuro más armonioso en nuestras urbes.