Nacho es una miniserie española de ocho capítulos creada por Teresa Fernández-Valdés, Gema R. Neira y Diego Sotelo para la plataforma Lionsgate+. Está protagonizada por Martiño Rivas en el papel del actor pornográfico Nacho Vidal y María de Nati como Sara Bernat, la actriz pornográfica que trabajó con Vidal y que terminaría siendo su pareja sentimental. Hablamos tanto con Rivas como con de Nati, para que aportaran sus visiones masculinas y femeninas sobre el fenómeno de este hombre con lujuria por la vida. Esta fue la conversación con Rivas.
ROLLING STONE: Yo te recuerdo mucho por una película llamada Los girasoles ciegos y también por Las chicas del cable…
MARTIÑO RIVAS: Los girasoles ciegos es una novela exquisita de Alberto Méndez. No sé si la has podido leer… Pues la verdad, fue un libro muy importante aquí en España.
ROLLING STONE: Y José Luis Cuerda, pues es un gran director ¿no?
MARTIÑO RIVAS: No sé si has tenido ocasión de ver Amanece, que no es poco que es uno de los hitos, yo creo, de la cinematografía española y La lengua de las mariposas ¿la has visto?
ROLLING STONE: Me encanta. Es una de las mejores películas sobre ser maestro.
MARTIÑO RIVAS: Pues bueno, La lengua de las mariposas está basada en un relato de mi padre. Mi padre escribió esa novela.
ROLLING STONE: ¿En serio?
MARTIÑO RIVAS: Sí. La novela se llama Qué me quieres, amor. Tres relatos figuran en ese libro. Los fusionó para su publicación Rafael Azcona, quien yo considero es el mejor guionista, en la historia del cine español. Era el guionista de Berlanga…
ROLLING STONE: ¡Sí! ¡La vaquilla!
MARTIÑO RIVAS: Entonces tomaron la historia del saxofón y el saxofonista, la historia del niño y el maestro, y la historia de la chica y el perro y bueno, las fusionaron y elaboraron ese libro, del que surgió el guion de La lengua de las mariposas coescrito por Azcona… Pero sí, para mí Cuerda fue una persona muy especial y bueno, pues mira, tuve la suerte de que confió en mí para hacer ahí un papelito en Los girasoles ciegos.
ROLLING STONE: Pero estuvo muy bien. ¡Qué bueno descubrir estas cosas! Eso me demuestra una vez más que el mundo está conectado más de lo que pensamos. Quisiera pasar a Nacho y preguntarte lo siguiente: Son muchas las leyendas femeninas del porno, y son muy pocas las leyendas masculinas. Estoy pensando en John Holmes y en Rocco Sifredi. Estoy pensando también en Ron Jeremy y, por supuesto, en Nacho Vidal. ¿Qué crees tú que marca la diferencia entre Nacho Vidal con otras estrellas y leyendas del cine porno? ¿Qué lo convierte en un individuo único y especial?
MARTIÑO RIVAS: Esto es algo que nos hemos preguntado mucho ¿Por qué Nacho sí y otros no? Por qué Tony Rivas, que era su compañero en la Sala Bagdad y con quien comenzó Nacho a hacer cine bajo la dirección de José María Ponce, nunca alcanzó a llegar a ese estatus que sí alcanzó Nacho… Creo que Nacho, para empezar, posee un carisma ¿sabes? Es una cuestión de conectar con el otro, en este caso con su partenaire femenina. Esto es algo que el mismo Nacho lo dice. Él es muy honesto y me ha dicho que su carrera se la debe a las actrices con las que ha trabajado. Muchas de ellas pedían trabajar con él.
Nacho empieza en la Sala Bagdad. Allí existía un cierto sentido de comunidad, de familia. Eso es algo que también sucede mucho en el teatro. Yo creo que en los camerinos hablaban mucho entre ellos, creo que se divertían, al final del día se daban entre ellos. Algo muy similar al ambiente de un campamento de verano. Y yo creo que la clave está en esa proximidad más allá de lo frío que muchas veces llega a ser la relación entre actores en el mundo del cine y la televisión, en el cual todo el mundo va un poco a su rollo, de aires de hacerse el importante y de guardar distancias, que aquí no se dio.
Yo creo que Nacho supo llevar ese sentido de camaradería al cine. Él mismo lo cuenta. Para él, la escena comenzaba, no cuando escuchaba la palabra “acción”, sino que comenzaba cuando él llegaba allí, al lugar donde iban a grabar, a la locación y comenzaba a hablar con sus compañeras para intentar que se sintieran cómodas, que se riesen ¿sabes? Para él, lo más importante consistía en intentar generar un vínculo, y cuando otros actores a lo mejor, pues pensaban que lo importante solo sucede en el momento de la penetración, Nacho comprendió que todo empezaba antes, y que era importante establecer algún tipo de conexión personal más allá del acto sexual. Quizás, pero esto es una hipótesis mía ¿eh? No sé si eso realmente es así.
ROLLING STONE: Pero siguiendo con esta hipótesis, creo que las otras leyendas de la pornografía como John Holmes y Ron Jeremy, son personas que representan a un hombre macho con el cual se identifican los espectadores del cine porno, mientras que, con Nacho Vidal, la cosa se hace más sensible, hay un cambio en la masculinidad que lo convierte en un personaje atractivo para las mujeres y no un sujeto con el cual los hombres se identifican ¿Crees que va por ese lado?
MARTIÑO RIVAS: No lo sé. (larga pausa).
No lo sé. Creo que es una persona en ese sentido y que a lo mejor tiene la capacidad de trasladar ese elemento de su personalidad a la pantalla. Nacho es una persona que funciona a través de unos instintos muy, muy animales. Cuando digo “animal” no lo digo en un sentido de agresividad, sino de conectar, de conseguir bloquear todo lo que hay a sus alrededores, de olvidarse de la cámara y olvidarse de las luces, de olvidarse de todo y centrarse, permitirse sentir, fluir y actuar con base a los impulsos que posee, sin estar filtrándolos o censurándolos.
Bueno, al hacerlo creo que consigue algo que es una contradicción y, al mismo tiempo, íntimo, como el acto sexual mismo. En el caso del cine porno, el acto sexual se da en una esfera pública, porque tienes que de repente hacerlo delante de mucha gente y estás siendo observado, pues él consigue mantener esa intimidad de algún modo. Es algo así como bailar como si no te estuviesen mirando ¿sabes?
ROLLING STONE: Un magnetismo animal. creo yo, que tiene que ver con lo que tú dices.
MARTIÑO RIVAS: Mmm sí… De todas formas, a mí lo que más me interesa de Nacho va más allá de su forma de expresarse sexualmente, aunque esa es una faceta, una piedra angular de lo que es su vida. A mí me interesa más todo lo que envuelve su día a día, más allá de lo que sucede en un set de rodaje ¿sabes? Creo que es una persona muy particular, muy especial y una fuerza de la naturaleza. Es una persona que allí donde hay peligro, allí va de cabeza. Es una persona con una constante necesidad de vivir al límite, de sentir adrenalina y bueno, eso creo. Nacho es una persona con muchas vidas en una. Yo no tengo que tirar de mi imaginación, porque a nivel de experiencia vital, nunca podría llegar ni a raspar, ni a acariciar el grado de intensidad vital que ha tenido Nacho en lo que lleva siendo su vida.
Al establecer una analogía y un paralelismo, para mí la vida de Nacho me recuerda mucho a la de Mike Tyson, me recuerda mucho su trayectoria personal y profesional. Ojalá que de aquí unos años, pueda alcanzar un poco la paz o la redención que parece que Tyson ha conseguido.
ROLLING STONE: Estoy pensando en el dios Eros y en su hermano gemelo Tánatos. Yo pienso en Mike Tyson como ese otro extremo. El aspecto de la muerte del boxeo se da en las agresiones y en la violencia. Pensaba en Nacho como la encarnación de Eros, porque este representa la vitalidad y el amor. Creo que la serie Nacho se enfoca en la vida, por eso es erótica. Estamos hablando de un personaje sumamente vital y creo que la serie apunta a eso. A una persona que quiere beber todo lo que es la experiencia vital. ¿Estoy en lo cierto?
MARTIÑO RIVAS: Perfectamente. Nacho realmente es una persona que constantemente está buscando la satisfacción de sus instintos más primitivos y en una búsqueda constante del placer, y que tiene la capacidad de habitar el presente. Eso es algo que parece tan sencillo, pero que para mí es tan, tan complicado. Yo vivo mucho en el pasado y en el futuro y me cuesta verdaderamente habitar el momento. Nacho es de estas personas que viven aquí en el ahora y en ese sentido está en las en las antípodas de lo que es mi personalidad. Muchas veces la forma de enfocar alguna escena era decir, ¡Vale! Si a mí me sucede esto, ¿qué haría? Bueno, pues entonces Nacho haría exactamente lo contrario. Era casi como un juego de opuestos.
ROLLING STONE: En la serie, Nacho es una persona que está viviendo el día a día, como tú lo dices, pero también siempre está al borde del precipicio, como que le encanta mirar ese precipicio y estar al borde del peligro. Eso me hizo pensar en que hemos cambiado mucho desde lo que fue la década de los 90, donde había esa actitud y lo que estamos viviendo hoy en día. ¿Tú crees que hay un abismo entre lo que se vivió en los 90 en términos culturales y lo que estamos viviendo actualmente?
MARTIÑO RIVAS: Bueno, yo soy del 85, no sé hasta qué punto tengo un tengo una opinión nítida respecto a la energía que se tenía en los 90, porque yo por aquel entonces, era muy joven. Lo que sí había entonces era, desde luego, una cierta sensación de anonimato, en cuanto a no estar constantemente observado. Quizás Nacho consiguió cometer muchas locuras sin que quedaran registradas, gracias a que por entonces los móviles no tenían cámaras ¿no? Por eso hoy los eventos más controvertidos de la vida, alcanzan mayor difusión, porque ahora es más fácil registrar todo. Antes podías hacer locuras sin que quedase testimonio gráfico de ellas. Ahora ya no tenemos esa posibilidad. Me imagino que ser famoso era más divertido en los 90 que ahora. Tenía que ser mucho más divertido.
ROLLING STONE: ¿Nacho ha visto la serie? ¿Qué ha dicho al respecto? ¿Qué siente?
MARTIÑO RIVAS: No sé si la ha visto. No lo sé. No he hablado con él al respecto. No, no. Bueno, yo con Nacho descubrí que es una persona que siempre te genera dudas. Además, que es una persona que se impone mucho y que tiene mucho carisma. La comunicación que he tenido con él ha sido fluida. Quiero decir que siempre ha tenido la predisposición a hablar conmigo, pero yo tampoco quería abusar de él y sobre todo porque yo estoy haciendo una interpretación de cómo yo veo a Nacho. No era la intención un biopic riguroso, como pueden ser las películas recientes sobre Margaret Thatcher o Winston Churchill. Es un poco Nacho a través de nuestros ojos ¿No?
Bueno, sí hay un episodio en su vida, que es para él muy especial y del que habla mucho. Nacho fue legionario en Melilla. Ceuta y Melilla son zonas fronterizas con África y me imagino, sobre todo en los 90, que por aquel entonces tenías que ser bastante duro para resistir allí y más en el ámbito de la Legión, que es uno de los grupos más duros dentro del ejército.
Nacho siempre habla que ese fue uno de los momentos que más le definió como persona, aquella experiencia. Nosotros tuvimos dos días para grabar todo aquello y el plan de rodaje era frenético. Él estaba en el equipo de boxeo, además, cuando desfilaban era de los que hacían maniobras con el arma. También era el encargado de cuidar una de las mascotas de la Legión, que era un jabalí un jabalí gigante. Luego él cuenta que allí se aficionó al sexo. Detrás del cuartel había un descampado en el cual había chabolas y prostitutas, y allí desarrolló un cierto fetichismo por las mujeres muy grandes, muy voluminosas y muy turgentes.
Entonces dos días después, cuando acabamos de terminar esas dos jornadas, yo le escribí un mensaje donde le digo: “Oye Nacho, quiero que sepas que hemos hecho esto. Ha sido muchísimo curro, pero yo estoy contento con el resultado. Mira, te mando un vídeo mío haciendo las maniobras con el fusil” Y entonces va Nacho y me dice: “Pero tío, ¡esto es una mierda!” “¿Cómo haces así las maniobras? ¿Cómo haces los equilibrios del fusil con el cargador puesto? ¿Pero quién os ha asesorado? ¡Hay que quitarle el cargador! ¡Esto es una mierda! La próxima vez habla conmigo y yo te enseño cómo hacerlo. Lo que has hecho es una mierda” Y digo yo: “¡Joder! Bueno, vale”. Le digo: “Bueno Nacho, pues ahora te voy a mandar una foto del jabalí” Porque el jabalí no estaba en guion, pero a base de entrevistas averigüé cómo era por el encargado de cuidar del jabalí. Entonces le mando una foto del jabalí y me dijo: “¡Pues eso no es un jabalí! ¡Esa es una cerda!”.
Pero bueno, yo hago boxeo y lo hago bastante bien. Le digo: “Bueno Nacho, pues ahora te mando el vídeo del boxeo ¿eh? Mira las coreografías de boxeo y me dice: “Bueno, sí. Está bien, pero la derecha no la metes bien, tienes que soltar más la derecha. Métela y tirala más suelta”. Y digo: “¡Vale, mira! No te voy a mandar el vídeo acostándome con la mujer turgente, porque entonces ahí sí que me vas a hundir” (risas).
Entonces, a partir de ese día me dije que debía tener cuidado con qué compartir y qué no, porque Nacho al fin es Nacho y tiene su propia visión de su vida y a lo mejor no se ajusta con lo que estamos haciendo nosotros (risas).
ROLLING STONE: Pero creo que es una visión muy interesante y considero que, en últimas Nacho, más allá de ser un biopic sobre un actor porno, es una serie sobre la vida. Y me parece maravilloso en ese sentido.
MARTIÑO RIVAS: Bueno, y es utilizar a Nacho como instrumento y de algún modo como leitmotiv e hilo conductor para retratar la evolución de la industria del sexo desde una sala pequeña ubicada en un barrio de Barcelona hasta el valle de San Fernando, pasando por Ungría, haciendo el apadrinado de Rocco Siffredi ¿sabes? Es un poco contar sobre todo ese tránsito.