Musicians on Musicians: Goyo y Juanes

Han llevado al mundo (con mucho orgullo) la diversidad musical de Colombia, y en este encuentro hablan sobre la construcción de sus identidades más allá de las críticas

Fotografías por Mario Alzate

octubre 23, 2024

Salir de una agrupación de la que se hizo parte por años para luego embarcarse en un camino incierto en solitario es una experiencia que tanto Juanes como Goyo conocen muy bien. El cantautor paisa comenzó su carrera con Ekhymosis, banda con la que exploró el metal y tuvo sus primeros acercamientos al rock latino, pero este proceso llegó a su fin tras casi una década, impulsándolo a firmar su música con nombre propio. Mientras él “se la guerreaba” por hacerse un lugar dentro de la industria musical latina, Goyo estudiaba psicología y ayudaba a darle forma a un naciente ChocQuibTown. Y ahora, un poco más de dos décadas después, llegaría el turno de la artista proveniente de Condoto, Chocó, para enseñar lo que es capaz de hacer como solista.

Ambos relatan recuerdos diferentes sobre la primera vez que se conocieron: Goyo recuerda haberlo visto por primera vez durante una firma de autógrafos a principios de los 2000 en Cali; Juanes menciona que su primer acercamiento fue en el concierto de Santana en Guadalajara en 2013. Sus caminos se han cruzado en un par de ocasiones desde entonces, pero se conocen lo suficiente como para saber exactamente qué es lo que admira el uno del otro. Por ejemplo, el paisa dice admirar el carácter y la forma de ser de Goyo y cómo los sonidos del Pacífico se han traducido en sus canciones. Por su parte, la chocoana destaca la rigurosidad y el respeto que tiene su colega a la hora de hacer música donde fusiona el “ADN del rock” con su lado “colombianísimo”.

Pese a que a primera vista pareciera que sus proyectos musicales van por direcciones diferentes, lo cierto es que comparten visiones similares respecto al oficio que les compete, especialmente si de influencias colombianas se trata. Ya fuese con sus respectivos grupos o como solistas, cada uno ha sabido cómo traducir las sonoridades de sus raíces en música que evidencia el orgullo que lleva cada uno por su tierra.

Goyo: ¿Qué canciones te regresan a tu infancia en Medellín?

Juanes: A mí me regresa inmediatamente Carlos Gardel, porque era el ídolo de mi papá y de mis hermanos, y siempre en mi casa estaban los cancioneros, los vinilos, y realmente era una obsesión. Las películas de Gardel, yo me acuerdo de sentarme a verlas en blanco y negro. ‘El día que me quieras’ o ‘Volver’ son canciones definitivamente que me llevan allá. Diría también que un poco Julio Jaramillo, Los Visconti, Los Chalchaleros, que también tenían canciones muy escuchadas

Fotografías por Mario Alzate

Entonces, esa era mi infancia, un poco esa música, curiosamente, porque no escuchaba música juvenil ni cosas de esas, yo no tenía ni idea de nada de eso; mi única realidad eran estos personajes y estas canciones que escuchaban mis hermanos y mis papás. Como yo fui aprendiendo a tocar la guitarra desde muy pequeño, aprendí con esa música. Para mí, en mi universo y mi imaginario, la única música que existía era esa.

Más adelante, digamos a los ocho o nueve años, ya empezaron a llegar Diomedes Díaz, el Joe Arroyo, Totó la Momposina, de colombianos. Yo llegaba al colegio y la gente escuchaba a Luis Miguel, a Menudo, y yo no tenía ni idea, o sea, yo vivía como en esta burbujita de mi casa en donde la música que se escuchaba era esa.

Goyo: ¿Qué género musical marcó tu adolescencia?

Juanes: El metal, definitivamente. No hay nada que hacer. El metal y el rock en español, pero yo era metalero literal. Haber descubierto en el colegio Slayer, Metallica y Iron Maiden, fue una revelación increíble, y agradezco demasiado eso, porque fue una cosa que me dio mucha energía y muchas ganas de hacer cosas y de soñar. Hasta el día de hoy sigo disfrutando con eso.

En Medellín pasaba algo muy loco, y era que había una ciudad muy convulsa, muy violenta, y al mismo tiempo el movimiento urbano era el metal, el punk, el new wave, pero sobre todo el punk y el metal, era una cosa loca. Parabellum por un lado, Kraken por el otro, y toda la guerra que tenía eso de que eras metalero o no eras metalero, ese era el sonido de Medellín en ese momento.

¿Cómo fue tu infancia y tu casa viviendo en el Pacífico colombiano con toda la influencia musical, la percusión africana, indígena, que pudiste haber escuchado en tu crecimiento?

Goyo: La verdad es que yo vivía en Condoto, y siempre por estas fechas de agosto o septiembre eran las fiestas patronales, entonces en todos los barrios estaban la chirimía del barrio, la chirimía más famosa o la chirimía de los niños. Música por todos lados. Bunde, músicos haciendo música tradicional en la calle, toda la bulla, las puertas abiertas.

Fotografías por Mario Alzate

Recuerdo mucho en mi casa a mi papá poniendo música. Él tenía un picó que se llamaba El Conde –él mismo lo construyó– y, entonces, ponía música. Me acuerdo de ese ambiente muy musical, y en las noches obviamente las comparsas, cada quien guardando su espacio porque nos agarrábamos de una soga… lo único que nos separaba del acto principal era una soga; todos nos agarrábamos y hacíamos un círculo, y en la mitad estaba el acto principal, que a veces era mi mamá con sus amigas, el barrio al que le tocaba, o a veces estaba yo en las comparsas. Siempre tengo ese recuerdo muy palpitante, arreglándonos, poniéndonos los disfraces o la ropa autóctona. Yo recuerdo un ambiente muy alegre, también que en la noche uno estrenaba, le ponían la ropa nueva. Muchas cosas ligadas a la felicidad en torno a la música y a las fiestas del pueblo.

Juanes: ¿Cómo afectó esto después?

Goyo: En todo. Mi primer acercamiento a cantar con público fue básicamente en las comparsas, entonces eso viene conmigo. También el haberlo hecho antes también te facilita las cosas porque yo básicamente veía eso tan normal, que no pensaba que me iba a dedicar a ser cantante ni nada, yo lo veía tan natural que no lo veía como para llegar a hacer algo, sino porque lo disfrutaba porque era parte de las comparsas y todo eso. Pero sí, yo creo que todo ese contexto, de alguna manera, lo que estaba haciendo era preparándome para este camino que he recorrido que ha sido, en gran parte, lo que yo soy con la historia de donde vengo y con mucho del sonido afro, que es lo que a mí ha identificado desde siempre.

Juanes: Tengo entendido que estudiaste psicología. Me gustaría saber cómo fue ese proceso.

Goyo: ¡Uy! El proceso fue… Me tocaron muchas horas de trasnocho, que es normal estando en el estudio, hace parte del día a día de cualquier persona que quiere estar en la música, pero era mucho tiempo. Llegar del aeropuerto a la universidad, o que el profesor te dijera, “A mí no me importa que eres artista, estás faltando a la universidad”. Sí chocaba un poquito con alguna gente, pero había otra gente súper linda, compañeros que me ayudaron muchísimo.

También a nivel de viajar dentro de mí, o sea, poder escribir sin miedo algunas cosas que tenían que ver con mi vida y no todo el tiempo de una historia ficticia o bien creativa de algo que le pasó al primo, como usualmente a veces se hace en la música, irme más por la línea de contar nuestra propia historia. Entonces, por ejemplo, cuando empecé a escribir ‘Somos Pacífico’, yo estaba pensando en mí, en mi región, en todo eso, me parece que también hace parte de lo que he hecho.

Fotografías por Mario Alzate

Juanes: ¿Haber estudiado psicología te ha servido para manejar el tema de la fama, el tema de la depresión que, a veces, es más frecuente de lo que la gente se imagina en el mundo artístico?

Goyo: En lo que me ha servido es para saber que es importante ir a terapia, en la universidad prácticamente a uno se lo exigen, entonces ya tenía esa ruta caminada. Entonces trato, en los momentos que necesito, estar con terapia y hablar, porque hay cosas que uno no entiende como artista.

Hay momentos artísticos que parecen momentos de oscuridad donde no está pasando nada, pero están pasando muchas cosas; uno tiene que empezar a revisar en qué proceso está para poder identificarlo y no sufrir. Yo creo que eso es lo que más lo choca a uno como artista porque, por ejemplo, en pandemia cambió todo. Uno venía de shows, canciones Número Uno, ChocQuibTown, que hizo tantas cosas gigantes, y que llegara un momento donde hacer shows era sólo con cámaras y sin gente, y luego poquitos shows mientras el mundo volvía. Luego nos separamos, cada quien con sus proyectos aparte… Son procesos que la gente a veces imagina que son fáciles, o incluso uno los va a tomar con cierta calma y tranquilidad, pero hay que encontrar la manera de canalizar la situación, analizarla, saber uno en qué está y trabajar esa parte. Creo que a todos nos pasa, y es chévere saber que uno tiene esa herramienta ahí.

¿Cómo hiciste para lidiar con tantas críticas de las personas que no veían posible la mezcla entre el rock & roll con, por ejemplo, la guasca?

Juanes: Al principio me daba muy duro eso, porque no entendía por qué no podía hacer esas cosas y que la gente lo aceptara, pero en Ekhymosis también nos daban durísimo. O sea, desde Ekhymosis yo ya tenía callos con esa vaina. Cuando nosotros hicimos el primer disco, Niño gigante, que era super metalero, y después al segundo álbum [Ciudad Pacífico] en el que metimos percusiones y cosas así, casi nos asesinan. Entonces, digamos que ya estaba un poquito acostumbrado a eso, pero llegó un momento en la transición de Ekhymosis a Juanes en donde yo perdí el miedo definitivamente.

Cuando Ekhymosis se acabó yo estaba muy deprimido, muy triste, después de haberle dedicado 12 años a esto, entonces dije, “Bueno, me voy a lanzar al vacío, ya no me importa nada”. Y ahí me fui a Los Ángeles y estuve allá como tres años buscando oportunidades. Encontré a Gustavo Santaolalla, firmé con Universal Music, y para ese momento ya no tenía miedo. Ya era como que, “Ok, ahora lo que yo voy a hacer es la música que tiene que ver conmigo, yo sé quién soy y sé de dónde vengo. No me importa realmente qué puede pasar”. Y efectivamente así fue, y creo que así ha sido todavía, como que mi música era siempre muy pop para los rockeros y era muy rockera para los poperos. Siempre estaba como en la mitad, pero es lo que me gustaba, es lo que yo sentía que tenía que ser y me fui por ahí de frente.

Todavía hay gente que dice esto y aquello, pero al final hoy en día, a mis 52 años, realmente es que no me importa. Yo quiero hacer la música que a mí me gusta; soy capaz de escuchar a Sepultura y sentirme emocionado, soy capaz de escuchar a Caetano Veloso y sentirme emocionado, soy capaz de escuchar champeta y bailar. Me gusta la música en general, y cada quien tiene su manera de expresarla.

¿Cómo es tu proceso creativo? ¿En qué te basas para componer?

Goyo: Bueno, por ejemplo, ahorita me voy pa’ Londres, y voy a trabajar con productores, con parte de mi equipo vamos a estudios para agarrar la vibra, también a trabajar mucho con productores del afrobeat. Toda esta semana he estado sacando ideas, qué es lo que quiero decir, como el storytelling de cada cosa, desde dónde quiero hablar, cosas así. Entonces, he hecho una lista de algunas cosas, he escrito algunos versos sin música, algunas ideas. Me preparo así, trato de tener muchas ideas que salgan de mí y llegar a los espacios con mis rutas; ya sé cuándo alguien me propone algo que quizás no se combina mucho con lo que quiero decir o que no va conmigo, ya tengo mis parámetros y todo eso.

Fotografías por Mario Alzate

Y, obviamente, me dejo llevar también, trato de colaborar con artistas que tengan algunas similitudes o que seamos muy diferentes y mirar cómo compaginamos. Y más en esta etapa del álbum, ya estoy como en la etapa ocho, de uno a 10, buscando canciones para cerrar el álbum.

Mucha gente tomó el álbum que hice con HBO como si fuera mi primer álbum, y fue un proyecto específico, me encantan ese tipo de proyectos, pero este es mi primer álbum, entonces estoy contenta con eso y emocionada de poder seguir creando, eso es lo que a mí más me gusta. La parte que yo más disfruto es escribir las ideas, las canciones y todo eso.

Juanes: ¿Cómo te sientes ahora enfrentando este reto como solista?

Goyo: La verdad, los pasos son como los mismos que uno hace con grupo, porque son los mismos a la hora de crear, el equipo, todo lo que hay detrás de un álbum, los músicos. La única diferencia es que hay una sola persona tomando decisiones y dirigiendo, ya no somos tres; entonces, sí es un poquito más de trabajo porque nosotros nos dividamos más cosas. En este álbum tengo la oportunidad de trabajar también con mi hermano en algunas canciones, él es parte del equipo que revisa, porque yo he estado escribiendo y haciendo cosas que después comparto con ellos y me dan sus puntos de vista, es muy chévere contar con un equipo bacano.

Juanes: ¿Te ha dado temor tomar esa decisión de dejar una banda tan famosa como ChocQuibTown y comenzar desde cero?

Goyo: Eso no es fácil. Si yo digo que se dio fácil, digo mentiras. Sí era un paso que había que dar; de hecho me costaba darlo porque ya lo habíamos hablado entre los tres, ya sabíamos que era algo que venía porque era mi deseo como artista, y siempre fue nuestro deseo también.

ChocQuibTown para nosotros fue una plataforma, era como un colectivo al principio; los tres fuimos los únicos que nos pusimos al frente y sacamos adelante ChocQuib e hicimos las cosas que hicimos, pero siempre teníamos claro que eso era como Wu-Tang Clan. Incluso el proceso de Fugees para que Wyclef, Lauryn Hill y Pras –aunque no haya hecho mucho– tuvieran sus momentos de solistas, porque uno como creativo quiere eso. Uno como creativo también quiere mostrar su mundo.

Ese era un paso que quería dar sin tantas pretensiones; realmente es el deseo de desarrollarme como artista, crecer y poder dar ese paso, hacer mi propia música y conectarme con la gente de otra manera diferente. No obviar lo que hicimos con ChocQuib, al contrario, retomar y, de alguna manera, montar a la gente en el viaje de lo que es Goyo, de lo que es La pantera, que es por donde estoy yendo.

Juanes: ¿Cómo ha sido este proceso de redescubrir tu identidad como artista?

Goyo: Mira que es algo que para mí es desde que nazco, paso por ChocQuibTown y continúo, es toda una línea de vida, porque cuando uno está en la parte creativa con un equipo, crea a partir de la narrativa de grupo. A veces, de vez en cuando, yo hacía canciones como ‘La calle o la casa’, canciones que cantaba sola en ChocQuibTown, pero siempre tenía esa línea desde el principio; para mí es retomar a esa Goyo adolescente, viajar al momento de Gloria cuando era pequeña y los picós, escuchando a Ane Swing y la champeta en mi casa, hasta la Goyo que empezó a viajar por Europa y hacer montones de festivales viendo artistas como Motörhead y Prince en escenarios donde yo estaba diciendo, “Uy, yo nací en Condoto al lado del río y estoy aquí llorando viendo a Prince”. Todo eso, para mí, es cultura y riqueza.

Hacer un álbum de hip hop alternativo para mí es una de las cosas que quiero, porque a nivel folclórico tengo muchos toques puestos en este álbum, pero no es mi foco, es más enfocado a la música afro global, al afrobeat con mis toques de mi afrocolombianidad que nunca faltan, pero no es como ChocQuibTown que estábamos mezclando la música del Pacífico con el hip hop, con el funk y con todo lo que nos diera la gana de hacerlo. Entonces es más por ese lado.

Fotografías por Mario Alzate

¿Qué consejos le darías a los artistas nuevos que están siendo famosos en estos momentos?

Juanes: Mi consejo desde mi experiencia sería nunca sacrificar el arte por lo comercial o por cualquier otra variable. El arte tiene que ser lo primero. Si uno hace la música desde el arte y honestamente, siempre va a estar bien, aunque a veces piensen que no está bien, eventualmente va a estar bien.

Las veces que yo me he equivocado artísticamente me ha dolido profundamente, y creo que esos son dolores como el despecho, es una cosa que uno no puede superar. Yo le diría siempre a los artistas jóvenes que se cuiden, que cuiden su arte, que no se comprometan con nada si no es lo suyo, que estudien un instrumento musical, eso es clave. Los samples y todo eso es una nota, es muy chévere, pero estudiar música es demasiado importante para entender más y para poder tener más llaves que abren puertas.

Yo siempre le digo esto a mis hijos, a mis amigos, y cuando conozco músicos más jóvenes, no solamente basta con tener una buena canción. Puede ser la mejor canción del mundo, pero si no sabes marketear esa canción, promocionarla en las redes sociales o tener todo ese otro complemento, no te funciona, y es muy duro entenderlo, pero sí es verdad. Entonces, ahí hay que tener la música por un lado, la imagen por otro lado, y todo eso junto como una marca. Como si fueras un… yo la palabra “producto” la detesto, porque eso no es lo que nosotros hacemos, pero al final la gente consume la música y tiene la percepción de lo que uno hace. Tenés que manejar esa parte y entender también la parte económica. O sea, cómo son las economías de los artistas, ¿cuánto ganas? ¿Cómo son los derechos de autor? ¿Quién te los maneja? ¿Cuánto te corresponde? ¿Cuánto no te corresponde? Todo eso es importante conocerlo, y hoy en día, cuando la información está al alcance de cualquier joven músico, lo más recomendable es asesorarse supremamente bien en todo.

Pero la música tiene que ser el pilar, el arte tiene que ser el pilar de todo. Tú no puedes hacer música porque quieres ser famoso y rico, eso no es sostenible en el tiempo; tienes que hacer la música si te gusta realmente. Si estás dispuesto a dar la vida por esta vaina y aguantarte lo que sea por estar ahí siempre haciendo tu arte. Eso es lo más importante.


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