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“Me devastó por completo”

La artista convirtió el dolor de su divorcio en un viaje personal y en su álbum más honesto hasta la fecha

Fotografías por Theo Wenner

diciembre 23, 2021

Adele pensó que quizá, solo quizá, podría anunciar su divorcio al mundo y pasar desapercibida. Era Viernes Santo de 2019 y su matrimonio ya se había terminado hace un tiempo. Pensó que siendo Pascua, desviaría la atención que tanto había temido; “Qué idiota”, comenta sobre su plan. Adele y su exesposo, Simon Konecki, estuvieron juntos desde 2011; su relación pasó relativamente desapercibida gracias a la creciente fama de Adele, y también a que la cantante solo salía de su vida como esposa y madre de su hijo, Angelo, para lanzar álbumes exitosos. Su boda fue tan privada que ni siquiera hay fotos en Internet. El miedo de la cantante solo se intensificó cuando se publicó el comunicado de prensa ese Viernes Santo en la noche. Un amigo cercano había viajado a Los Ángeles para asegurarse de que ella no estuviera sola cuando la noticia saliera. Se escribieron tuits y se compartieron memes por todas las redes sociales, expresando no solo sorpresa por la ruptura, sino también emoción, puesto que esto sugería que el dolor de Adele serviría de inspiración para nueva música.

Uno puede entender a los fans; Adele construyó su imperio en el desamor: un reflejo conmovedor del dolor y sus secuelas, como en ‘Someone Like You’, o simplemente en el hecho de saludar a una expareja después de varios años, como en ‘Hello’. Para el momento en que Adele y Konecki anunciaron su separación, habían pasado casi cuatro años desde su último álbum, 25, y la audiencia se moría por algo nuevo. ¿Y qué mejor incentivo que un divorcio de esa magnitud?.

Para Adele, la reacción de los fans fue desconcertante. “Al pasar por algo así, algo tan importante en mi vida, pensé: ‘¿Por qué no les agrado? ¿Por qué alguien que me ha seguido por 10 años, escribiría eso?’. Pero, en realidad, no es su responsabilidad. Su responsabilidad como fans es esperar un buen álbum y que yo cumpla esas expectativas. Así que no me lo tomé personal, y estuvo bien”. 

Suéter: Totême.

La cantante sabe perfectamente cómo es esperar a que tu artista favorito saque nueva música, como por ejemplo, la de su amigo Kendrick Lamar. Espera con ansias el siguiente disco del rapero, pero a diferencia de sus fans, ya tuvo el privilegio de escuchar algunos de los nuevos temas.

Adele tenía suficientes preocupaciones además de Twitter y sacar nueva música. Los rumores y las especulaciones se extendieron como pólvora, pero en la realidad no hubo ni héroes ni villanos en el divorcio. Konecki fue un buen esposo y continua siendo un excelente padre para Angelo. Además, sigue siendo uno de los mejores amigos de la cantante, mandándole incluso memes durante la entrevista. Por el contrario, el final llegó con la desgarradora sensación de que se estaba alejando de la persona que esperaba ser.

“Realmente no me conocía”, comenta. “Pensaba que sí, o no sé si era por mi retorno de Saturno, o porque realmente estaba bien comenzando mis 30 años, pero simplemente no me agradaba quién era”. Adele quería sentar cabeza y ser feliz en un hogar lleno de caos amoroso y organizado.  Nunca se sintió así, o al menos no se sentía parte de ello. “Me sentí muy triste”, recuerda. “Y luego, al saber que tantas personas que no conocía, sabían que no logré hacer funcionar las cosas… Me devastó por completo. Estaba avergonzada y nadie me hizo sentir así, pero sentía que no había hecho algo bien”.

La artista ya había empezado a trabajar en el álbum que todos esperaban. Comenzó a escribir 30 a comienzos de 2019 y lo terminó a principios de 2020, aunque la pandemia no permitió que se diera el lanzamiento. Claro, es un álbum sobre “divorcio, bebé”, como recientemente lo describió en su primer directo de Instagram. Pero no es la colección de poderosas baladas que todos quizá hayamos estado esperando.

Al contrario, Adele le escribió una carta abierta a Angelo, esperando que un día su hijo escuche el álbum y realmente entienda quién era su mamá y cómo su vida cambió durante este tiempo. La única canción exclusivamente sobre su matrimonio es ‘Easy on Me’, el primer sencillo al estilo más clásico de Adele, y el que nos introdujo a su nueva era. A través del álbum, la cantante aborda la relación más importante en su vida: la que tiene consigo misma. Los retornos de Saturno son periodos de gran agitación al cumplir 30 años, y Adele acaba de pasar por el suyo, emergiendo lista para reconocer quién es y lo que quiere, incluso si eso significa darle vuelta a su propia vida.

Se embarcó en un viaje espiritual, su propia versión de Comer, rezar, amar, por así decirlo, la clase de cosas que la británica hubiera desestimado en el pasado, pero era lo que necesitaba. El anuncio del Viernes Santo causó que Adele pasara unas semanas confinada en su cama por una intensa ansiedad. Pasaba más noches sola, gracias a que ahora comparte la custodia de Angelo con Konecki, pero es el tiempo más largo que ha pasado sin su hijo desde que nació.


A Adele se le escapó la fecha de lanzamiento del álbum en la boda de una amiga. “[Laura] me dijo: ‘No esperaba que lo anunciaras así’”, comenta.


No obstante, en mayo de 2019, celebró su cumpleaños número 31 con amigos en casa, y de repente, algo hizo click. “Recuerdo subir las escaleras, lavar mi cara y acostarme”, comenta. Su cumpleaños fue un par de semanas después del fin de semana de pascua. “Sentía esperanza. Por primera vez sentí que pasaba una buena noche, me sentía bien estando en la casa y durmiendo sola. No me emocionaba, pero al menos esperaba con ansias la mañana siguiente”. Un día después, despertó con el sol de California iluminando su habitación y vio “que un tsunami de emociones” se acercaba. Pensó que se le pasaría si se ocupaba en algo, pero terminó quedándose en la cama viendo Los Soprano.

“Me di cuenta de que sería como una montaña rusa”, comenta. Y lo fue, pero después de un gran cumpleaños y un bajón de ánimo la mañana siguiente, decidió pasar el 2019 intentando nuevas cosas. Hizo caso a todas las personas que la estaban aconsejando; su equipo de trabajo en Londres, aliados en la industria, otras mamás en el colegio de Angelo, incluso su maquillista. Entró en una época de cuidado personal, comenzando por salir a caminar más seguido. En julio de ese año, escaló una montaña en Idaho con sus amigos, allí escribieron sus intenciones y las enterraron. Dejó de beber por seis meses, cansada de lo que llamaba “ansiedad por resaca”.

“Cualquier cosa que me ayudara con la ansiedad, era bienvenida”, explica. Viajaba “a cualquier parte donde hubiera una buena vibra”. Jamaica, Grecia, incluso un desierto en Arizona, donde hizo un ritual similar al de las intenciones. La dieta y el cuerpo de Adele también estaban cambiando; descubrió que era alérgica al gluten cuando se mudó a Los Ángeles tres años atrás, y luego supo que un síntoma de la sensibilidad al gluten es sentirse deprimido. “Entonces pensé: ‘Increíble. Muchas gracias, pude haber disfrutado más mis 20 años’”.

Y se obsesionó con ir al gimnasio, pues era otro de los lugares en donde no sentía ansiedad. El volver a hacer ejercicio fue como una metáfora de todo el esfuerzo que había puesto en sí misma. La artista estaba descubriendo que era más fuerte de lo que pensaba y estaba también sanando otras partes de su cuerpo, como por ejemplo, su espalda, que le había dolido por años. También descubrió lo atlética que es. “Si puedo transformar mi fuerza y mi cuerpo así, de seguro puedo hacer lo mismo con mis emociones, mi cerebro, y en general, mi bienestar”, supuso. “Eso es lo que me motivó. Coincidió con todo lo que estaba trabajando en mis emociones, como una representación visual, básicamente”.

Y mientras todo esto sucedía, también componía canciones. Escribió la mayoría de las canciones en un viaje a Londres ese verano. Los productores y compositores Greg Kurstin, Tobias Jesso Jr., Max Martin y Shellback, todos volvieron después de 25. La nueva adición al equipo fue Inflo, un productor del norte de Londres que la ayudó a volver a sus raíces.

“Me enseñó cómo relajarme”, explica. Después del nacimiento de Angelo, se volvió un poco “controladora”, lo cual fue evidente cuando estaba trabajando en 25, fue mucho más pulido que 19 y 21,  álbumes en los que “simplemente mezclaba todo”. Inflo sugirió que volviera a escuchar con más cuidado sus álbumes favoritos; Donny Hathaway, The Carpenters, Al Green, Marvin Gaye, sus  álbumes suenan perfectos, porque técnicamente no lo son. “Me dijo: ‘Si los escuchas con cuidado, son un desastre; hay personas tocando la nota incorrecta o entrando a destiempo. Todo se basa en la energía y en la atmosfera que todo eso crea. ¿Por qué querrías otra toma si ya tienes la toma más perfecta de todas?’”.

Sus días en el estudio comenzaban con “una sesión de terapia de seis horas”, comenta Adele, en la que hablaban sobre la vida de la artista en el momento, y luego pasaban dos o tres días creando una canción que llegara hasta el centro de su tsunami emocional.

La lista de canciones del álbum es casi cronológicamente fiel a la cadena de eventos en la que se basó. Comienza con un homenaje a Judy Garland titulado ‘Strangers by Nature’, que abre con Adele “llevando flores al cementerio de mi corazón” y preguntándose si alguna vez aprenderá a “nutrir lo que he hecho”. Esa canción la hizo con Ludwig Göransson, el compositor sueco ganador del Óscar que trabajó en Pantera Negra y con Childish Gamino (quien, por cierto, le ha gustado a Adele desde “hace siglos”).

“Conocí a Göransson en una fiesta y de inmediato supe que era europeo”, recuerda. Siendo una británica viviendo en Los Ángeles, siempre está pendiente de otros europeos, gracias a que suelen tener un sentido del humor similar. Trabajaron juntos en ‘Strangers’ después de haber visto la película biográfica de Garland, Judy, y se preguntó por qué ya nadie escribía canciones así. Adele dice que este tema es su momento de La muerte le sienta bien, haciendo alusión al clásico protagonizado por Meryl Streep y Goldie Hawn como dos amigas/enemigas, obsesionadas con la juventud. Y en ese tema Adele admite que es un “completo desastre”.

La canción, tan corta y extravagante como es, no tiene el mismo sentimiento desgarrador de sus demás composiciones, es tan diferente a lo que ha hecho antes, que pensó en dársela a alguien más. “Es como en las películas antiguas, cuando alguien tiene un recuerdo o un flashback y se ve reflejado en las ondas del agua. Me recuerda a eso”.

En ‘My Little Love’, Adele canta una balada de R&B para Angelo, admitiendo que “mamá tiene mucho por aprender” y que está resistiendo. Sorpresivamente, también incluye notas de voz de Angelo haciéndole preguntas difíciles a su mamá, quien intenta responder lo mejor posible. “Amo a tu papá, porque gracias a él te tengo a ti”, le dice en una de sus conversaciones antes de dormir, las cuales comenzó a grabar durante un periodo de ansiedad severa. “No lo podía soportar”, explica ahora, “y si me comenzaba a dar ansiedad por algo que quizá había dicho, escuchaba las notas y me sentía mejor”.


Gran parte de 30 es una carta abierta al hijo de Adele. “Es muy comprensivo a sus 9 años. Es libra, así que es muy calmado, me dice: ‘Está bien, mamá, cálmate’”.


Adele se ha comenzado a cuestionar las expectativas que la sociedad impone sobre las mamás y el que ellas solo tengan ese rol, mientras que los papás puedan hacer varias cosas al tiempo. Y en gran parte gracias a eso, la artista sintió que le fallaba a Angelo después de dejar a Konecki. “Puede que no siempre haya estado emocionalmente ahí, pero siempre lo estuve”, dice, defendiéndose de sus propios miedos. La balada, y 30 en general, intenta mostrarle a Angelo quién es su madre realmente: una mujer compleja con varias capas y una identidad por fuera de su relación, que ha luchado, ha llorado y ha sido lastimada.

“Él necesita saber que todos pasamos por eso”, continua. Hasta ahora, y como lo podemos escuchar en las notas de voz, es muy comprensivo a sus 9 años. “Es libra, así que es muy calmado, me dice: ‘Está bien, mamá, cálmate’”.

En febrero de 2020, la mejor amiga de la artista, Laura, la invitó a su boda. “Había estado muy triste y me había recluido”, comenta. “Me dijo: ‘Mira, necesito que vengas por mí. Necesito que vengas y animes la fiesta’”.

Desde que alcanzó el estrellato, Adele se alejaba de eventos como bodas y cumpleaños de sus amigos. El cumplir 30 años, después del inmenso éxito de 25 y ‘Hello’, significaba que se estaba volviendo más famosa a medida que sus amigos más cercanos se casaban y alcanzaba nuevas metas. Le preocupaba ser la causa de interrupciones por paparazis o por invasiones a su privacidad. No podía pedir que nadie entrara con celulares a la celebración de alguien más. “Lo llevé hasta tal punto, que me estaba aislando demasiado”. Y es que Adele no se había preparado para la fama, antes de que esta llegara a su vida; había perdido la capacidad de moverse libremente por la vida, pero en su recuperación después de su matrimonio, comenzó a asistir a los eventos de sus amigos como lo hizo con Laura.

Y en la boda, se las arregló para anunciar su nuevo álbum. Después de un par de copas de vino, subió al escenario y anunció que su cuarto disco llegaría en septiembre de 2020, una fecha que claramente se retrasaría, gracias a la pandemia. “[Laura] me dijo: ‘No esperaba que lo anunciaras así’”, comenta la cantante.

Adelantándonos a septiembre de 2021, todo un año después de la fecha original de lanzamiento, Adele está disfrutando de su almuerzo entre ensayos y de una tormenta de tuits diferente a la que presenció después del anuncio de su separación. Su nombre volvió a ser tendencia cuando un locutor de radio esparció un rumor de que ella iba a sacar su álbum en cualquier momento y una lista de canciones falsas se comenzó a difundir, incluyendo duetos imaginarios con Beyoncé y Ariana Grande. Adele ni siquiera mira las redes sociales cuando no está promocionando un álbum o una gira, pero es “toda una milenial”, refiriéndose a sus habilidades investigativas. “Sé cómo buscar algo en Internet, rastrear la fuente o quien lo filtró, más rápido que cualquiera en mi equipo”, afirma. Tiene una cuenta de Instagram falsa, que usa para mirar contenido de gatos y de diseño interior, y una cuenta de Twitter falsa para ver lo que se le viene encima. Ha estado vigilando que no se filtre información sobre el verdadero disco, que no incluye ningún dueto aparte de la versión deluxe de ‘Easy on Me’ con Chris Stapleton.

Adele saca su celular para encontrar su tuit favorito sobre el revuelo por el anuncio de su álbum falso. Busca el perfil de
@keyon, quien desmintió la información, diciendo que se sabe que la cantante no hace duetos. “Es muy gracioso, ese es un verdadero fan”, comenta, mirando su celular. “Si algo explota en Twitter, siempre voy a esa cuenta porque él dirá si puede ser cierto o si es falso”.

Un par de horas después de habernos visto, me manda otro tuit con su nombre resaltado, después de haberlo buscado. “¿Puede alguien despertar a Adele para decirle que va a lanzar álbum el viernes? No creo esté enterada”, se lee, haciendo una referencia ingeniosa a que tal vez los detectives del Internet no estaban en lo correcto y efectivamente, 30 no se estrenaba esa semana.

Camisa: The Row. Jeans: Levi’s Vintage. Zapatos: Manolo Blahnik. Suéter: Vintage.

No obstante, el locutor de radio no estaba del todo mal. Ese día, proyecciones y carteles aparecieron por todo el mundo con tan solo el número 30 en la mitad. Dada su predilección por álbumes con títulos numéricos, además del final de su matrimonio, el nombre del cuarto disco de Adele fue el secreto peor guardado que ha tenido.

Después de confirmar la noticia unos días después, su álbum comenzó a ganar fuerza desde ahí. Pronto, la verdadera fecha de lanzamiento fue anunciada: el primer álbum de Adele en seis años saldría el 19 de noviembre.

Ya no podía retrasarlo más. “Si no estuviera a punto de lanzarlo, quizá nunca lo haría”, admite. Gracias a estar cantando sobre un momento tan específico de su vida, se dio cuenta de que un disco tiene una vida útil tanto para el artista, como para la audiencia. “Sé que hubiera cambiado de opinión y hubiera dicho: “Ya lo superé, comencemos el siguiente álbum’. Pero no le podía hacer eso a este disco, siento que merece ser oído”.

“Hablé con Drake, porque le tocó retrasar su álbum varias veces”, añade, refiriéndose a Certified Lover Boy. “Luego, de la nada dijo que ya estaba disponible y que sentía que había trabajado tanto en el disco, que él mismo lo había retrasado. Así me sentía yo”.

Álbumes, giras, y películas se han programado y reprogramado por toda la industria en una búsqueda incesante para que todo vuelva a la “normalidad”; pero así como Adele y Drake, muchos se han dado cuenta de que probablemente eso no suceda por un tiempo. “Nadie quiere recordar estos años”, dice. “Obviamente este fue mucho mejor que el anterior, pero cuando salga mi álbum, un ser querido de alguien habrá muerto por Covid. Para ellos, oír ‘Easy on Me’ en la radio será un recordatorio constante”.

En la semana en que anunció el álbum, reunió a su banda en California para ensayar viejas y nuevas canciones. Hace años no se reunían y celebraron con una especie de béisbol británico para niños, en el Rose Bowl y con un catering de hamburguesas. La banda tenía camisas que combinaban, y los cachorros de Adele, Freddie y Bob, corrían por el campo. En una batalla de estadounidenses contra británicos (y australianos), los norteamericanos (con ayuda de un periodista bastante atlético) ganaron por un punto, a pesar de no tener idea de cómo jugar.

En octubre, su equipo grabó dos especiales en vivo, uno para CBS en este lado del mundo y el otro para ITV en Inglaterra. Seguirán ensayando para algunos shows que tienen el próximo año, incluyendo dos en el Hyde Park de Londres.

Por ahora, no esperes una serie de conciertos como la gira de 25. “Todo es muy impredecible, las reglas y medidas de seguridad”, comenta. “No quiero que nadie venga con miedo a mi concierto, y yo tampoco quiero tener Covid”. Además, aclara que los rumores de una residencia en Las Vegas no son ciertos, “porque no hay nada disponible”.

En los ensayos, Adele y su banda tocan el próximo single ‘I Drink Wine’, una canción destacada del álbum que ya se volvió viral en Twitter, solo por el nombre. Es un tema sobre desprenderse del ego, con un toque setentero alusivo a Elton John y Bernie Taupin. “En esa época me tomaba todo muy personal”, explica, “así que la frase de ‘Espero aprender a superarme’ es como si dijera: ‘Cuando lo aprenda, tal vez pueda dejarte amarme’”.

La canción suena familiar y Adele vuelve a mostrar su “truco de Barry Manilow”, en el que canta cada coro de manera diferente. También interpreta diferentes personajes mientras canta las voces de fondo, para darle una vibra sarcástica y sesentera, también presentes en ‘Cry Your Heart Out’ y ‘Love Is a Game’. “Lo hacía menos intimidante”, continúa, “porque varias cosas de las que hablo, tocan una fibra especial en la gente”.

Cuando eres Adele es difícil relacionarte románticamente con las personas. Después de su divorcio, estuvo soltera por primera vez en casi una década, años que pasó convirtiéndose en una de las artistas más exitosas de todos los tiempos. Pero le produce envidia que sus amigos sí puedan estar en apps de citas, puesto que Los Ángeles nunca le pareció el lugar adecuado para encontrar el amor. “Todo el mundo es alguien o quiere ser alguien. He tenido mucha suerte de que ninguna persona con la que he estado ha contado algo de mí. Siempre cabe la posibilidad”.


Su última conversación con su padre la liberó del dolor de toda una vida.  “Creo que no entendía la verdadera profundidad de mis sentimientos hacia mi padre, hasta que hablamos”, afirma.


Escribió uno de los temas del álbum, ‘Can I Get It’, sobre querer estar en una verdadera relación, no una basada en el sexo causal, la cual parecía ser la única opción dentro de las posibles citas en Los Ángeles. “Duré cinco segundos buscando el amor ahí”, bromea. La canción ‘Oh My God’ explora el querer arriesgarse, pero siendo una superestrella, es complicado. Sus amigos han intentado arreglarle citas con conocidos, pero la artista también odió eso. “¡No me pueden arreglar una puta cita a ciegas! ¿Cómo va a funcionar? Habrá paparazis afuera y alguien llamará a Deuxmoi [tabloide en Instagram] o como mierdas se llame. No lo permitiré”.

No obstante, Adele logró encontrar el amor en privado. Hay algunas canciones en 30 que hablan sobre su primera relación después de su divorcio. ‘All Night Parking’ cuenta con un sample de Erroll Garner y es una oda a la embriagadora sensación que llega al enamorarte de alguien. “Cuando estoy en una fiesta/ Solo me emociona el volver a casa/ Para soñar contigo/ Toda la noche”, canta. Desafortunadamente, el romance era a larga distancia y estaba destinado a fallar desde el comienzo. “Fue una curva de aprendizaje increíble y se sintió bien sentirme querida, pero no iba a funcionar”, admite.

El tema que le sigue, ‘Woman Like Me’, se salta al final del cortejo. Una canción confrontacional en todo el sentido de la palabra, aquí regaña a su expareja por ser complaciente, perezoso e inseguro, desperdiciando el potencial de su relación. Logra trasmitir el mensaje de una manera clara y calmada, menos enojada que superada. “Aunque estoy dirigiendo mis palabras hacia alguien más, también son cosas que he aprendido en el camino”, explica. “Antes no hubiera podido escribir sobre lo que estoy hablando, porque eran cosas que todavía estaba experimentando”. Sus fans se han preguntado si alguna canción del álbum habla del cantante británico Skepta, pero los rumores de su relación con Adele surgieron cuando la artista ya había terminado el álbum.

Cuando eres una celebridad de primera línea, las citas suelen tener acuerdos de confidencialidad y se reserva todo un restaurante. Aun así, recientemente encontró tranquilidad, estabilidad y seguridad en su novio Rich Paul, un agente de atletas como LeBron James. La pareja se conoció en la fiesta de cumpleaños de un amigo en común hace años y ella ni siquiera recuerda qué canción bailaron, pero asume que fue algo de su amigo Drake, en parte, porque el DJ de turno había puesto varias canciones del rapero esa noche: “Le dije que debería poner algo más. Me encanta Drake, pero debía variar un poco”.

De hecho, fue en Deuxmoi donde se anunció su relación, contándole al mundo antes de que ella pudiera decirles a sus personas cercanas. “Al principio no les conté a muchos amigos porque quería mantenerlo privado”, admite. Las primeras fotos que les tomaron fueron en un centro comercial; “¡Ninguno me creyó!”. Además, ese día barrió con toda la tienda. “¡Compré un montón de cosas!”, dice con su característica carcajada.

Así como ha aprendido a salir en citas, Adele también se ha logrado adaptar a su hogar adoptivo; a la cantante no le gustaba Los Ángeles hasta que nació Angelo. “Sentía que solo estaba aquí para trabajar, jamás conocí a alguien que fuera nativo”, afirma. Pensaba que era una ciudad fantasma, pero en la ceremonia de los Óscar 2013, el año en que ganó una estatuilla por la canción de James Bond, ‘Skyfall’, Adele, Konecki y su hijo, arrendaron una casa y ella quedó enamorada. “El sol se asoma cada mañana y siempre se puede ver el cielo porque no hay edificios muy altos”.

La familia compró una casa durante el tramo estadounidense de la gira, asentándose en un conjunto cerrado y lleno de celebridades en Beverly Hills. La casa es acogedora, con sofás rojos y gabinetes verdes. Hay todo un cuarto para los juguetes e instrumentos de su hijo, aunque últimamente prefiere los videojuegos y TikTok. Eventualmente, compraron dos casas más en el vecindario, incluida la casa de enfrente, donde ahora vive Konecki. “Hacemos cosas normales los fines de semana”, comenta Adele. “Lo llevo a fiestas y todo eso. Lo dejamos juntos en el colegio”.

Cuando Angelo comenzó a estudiar, Adele comenzó a hacerse amiga de las demás mamás. En su barrio, finalmente cedió y se hizo amiga de vecinas como Nicole Richie y Jennifer Lawrence, algo que había evitado durante años. “Me hicieron más humana porque evitaba hablar con más famosos, no creía que yo lo fuera, así somos los británicos”, explica. “Nunca hablamos de trabajo, lo que es increíble, porque generalmente cuando hablo con alguien, quiere saber todo de mi trabajo y yo no quiero hablar de eso. Me cansa”.

La artista se ha “relajado” en Los Ángeles, con su grupo de amigos que le ayudan a encontrar un estilo de vida que sea privado e íntegro. De hecho, ahora le gusta tanto su ciudad, que incluso se hizo un tatuaje en un brazo; el horizonte de Los Ángeles en medio de un planeta con anillos, en representación al retorno de Saturno por el que pasó estando allí.

A Adele todavía le faltaba una parada en su viaje personal. De vuelta en Inglaterra, su padre estaba perdiendo una batalla de ocho años contra el cáncer. Los padres de la cantante se separaron cuando ella tenía tres años, unos más joven que Angelo cuando ella y Konecki se distanciaron. Después de la separación y de otras perdidas, el padre de Adele, Mark Evans, comenzó a sumergirse en el alcoholismo, se alejó de su hija y su relación se volvió tensa desde ese punto.

Cuando el cáncer volvió a comienzos de este año, la artista no estaba segura de ir a verle, y dice que fue su amiga India quien la convenció de hacerlo. Resulta que su papá fue bastante receptivo a tener una conversación honesta sobre su relación y el dolor que Adele ha sentido toda su vida. Incluso ella le puso algunas de las nuevas canciones, siendo la primera persona en oírlas.

Su última conversación la liberó del dolor de toda una vida, de sentimientos de abandono y de no ser amada, emociones provocadas por una falta de esfuerzo por parte de su padre. “Creo que no entendía la verdadera profundidad de mis sentimientos hacia mi padre, hasta que hablamos”, comenta.

Había partes de él que nunca había entendido y que ahora estaba preparada para perdonar. La misma clase de cosas que espera poder explicarle a Angelo sobre sí misma. “Creo que nunca me entregado por completo a las relaciones”, reflexiona, siendo Konecki la excepción que más se acerca. “Desde una edad temprana, siempre he tenido miedo a que me vayan a dejar sin más, así que yo me voy primero o no doy nada de mí”.

Cuando Evans murió en mayo, Adele tuvo una “reacción física”, y compara la experiencia con una escena de Milagros inesperados, en la que curan las enfermedades de la gente al succionarlas y escupirlas. “Fue como que lloré una vez y algo desapareció”, intenta explicar la cantante. “Me he sentido muchísimo más calmada desde entonces. Realmente me liberó”.

Una semana después, reconectó con Paul y se embarcó en la relación más “increíble, honesta y sencilla” en la que ha estado. Una relación en la que finalmente se siente lo suficientemente cómoda como para contarle al mundo, y con un hombre que está orgullosa de presentar a su hijo.

Después de toda una aventura para su cuarto álbum, Adele ha encontrado el amor, tanto en otra persona, como en sí misma. “Ya no me da miedo la soledad”, afirma.

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