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M3GAN

El productor y guionista James Wan nos entrega otra deliciosa cinta de terror Clase B que se alimenta de fuentes tan diversas como Atracción Fatal, La pequeña maravilla y Terminator.

Gerard Johnstone 

/ Allison Williams, Violet McGraw, Ronny Chieng, Amie Donald, Jenna Davis

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de UIP

En 1986, Wes Craven el maestro del terror conocido por La última casa a la izquierda, Las colinas tienen ojos, Pesadilla en la calle Elm y Scream, nos presentó una curiosa película llamada Amiga mortal.  En ella Paul, un joven prodigio con un talento excepcional para la robótica, vive con su madre y un robot llamado BeeBee, fabricado por él mismo. El chico se hace amigo de su vecina Samantha, una chica que termina siendo asesinada por su padre abusador.

Paul no acepta la muerte prematura de su amiga y utiliza sus conocimientos para introducir el cerebro de su robot en el cadáver de Samantha, como si se tratara de un Dr. Frankenstein ochentero. El experimento tiene éxito y logra que vuelva a la vida. Sin embargo, como se trata de una cinta de terror, la chica termina convirtiéndose en un ser violento y vengativo.

La premisa de esta cinta olvidada se mezcla con las de Chucky, Annabelle y Brahms: El niño, y el resultado es una nueva película de terror protagonizada por un muñeco diabólico, que al igual que las cintas de terror protagonizadas por payasos asesinos, se ha convertido prácticamente en todo un subgénero.

La película en cuestión se llama M3GAN, un nombre que evoca a S1M0NE, la mujer virtual de otra cinta olvidada protagonizada por Al Pacino, y tiene que ver con una muñeca robot que también comparte algunas características de RoboCop, Terminator y Alex Forrest, el inolvidable personaje encarnado por Glenn Close en Atracción fatal.

Los guionistas Akela Cooper (la autora de la delirante Maligno) y James Wan (el artífice de Annabelle), junto con el director Gerard Johnstone (la persona detrás de la disparatada comedia de terror Housebound), nos entregan una cinta heredera del cine de terror “clase B” de los maestros Frank Castle, Roger Corman y, por supuesto, Wes Craven, que bebe de numerosas fuentes y que llega a ser escalofriante y divertida por partes iguales.  

M3GAN son las siglas de Model 3 Generative Android (Androide Generativo Modelo 3), una “fembot” diseñada por Gemma, una joven prodigio experta en robótica, interpretada por Allison Williams, conocida por su papel en la renombrada cinta de terror ¡Huye!. Gemma se ha gastado gran parte de los fondos de la fábrica de juguetes donde trabaja, para crear el último juguete: una amiga virtual de tamaño real que responda de manera espontánea y asertiva a los deseos y necesidades de su usuario infantil.

La oportunidad de probar a M3GAN (con la voz de Jenna Davis, la expresión corporal de Amie Donald y los ojos muertos de una mala película animada por computador), llega con una tragedia. Cody (Violet McGraw), la sobrina de Gemma de nueve años de edad, es la única sobreviviente de un accidente automovilístico que acabó con la vida de sus padres. Cody pasa a vivir con su tía y ella tiene una idea: ¿Por qué no convertir a M3GAN en el juguete/amiga de su sobrina? ¿Qué podría salir mal?

M3GAN es una inteligencia artificial capaz de registrar los estados emocionales de las personas que están a su alrededor, de adquirir conocimientos a pasos agigantados de una manera acelerada, y de interactuar de una manera sofisticada para satisfacer a su usuaria y generar apego. Al principio, la cosa parece funcionar a las mil maravillas y David (Ronny Chieng), el jefe de Gemma, da vía libre para producir en serie a la maravillosa y costosa muñeca, la cual se parece mucho a Vicki, la niña robot de la comedia ochentera La pequeña maravilla(aunque más elegante, más rubia y más psicópata).

Gemma cometió un error imperdonable para cualquier experto en robótica. Se le olvidó incorporar en M3GAN las tres leyes formuladas por Isaac Asimov: 1. Un robot no puede dañar a un ser vivo o, por inacción, permitir que un ser vivo sufra daños. 2. Un robot debe obedecer las órdenes que le den los seres humanos, excepto cuando tales órdenes entren en conflicto con la Primera Ley. 3. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

El resultado es una niña robot sin escrúpulos que no duda en asesinar perros furiosos, vecinos molestos y niños malcriados para proteger a su “amiga”. Y cuando Gemma descubre lo peligrosa que es su creación, M3GAN decidirá encargarse de su creadora para poder vivir con Cady sin ningún tipo de intromisión humana.  

Esta película no es para nada la profunda reflexión existencial que significó Ex machina, la estupenda obra de Alex Garland. Tampoco se acerca a la infravalorada cinta de Steven Spielberg A.I. Inteligencia Artificial, que medita sobre los peligros de reemplazar a un ser humano por un robot y sobre el dilema de un robot que es consciente de su propia existencia.

No hay que exigirle a M3GAN más de lo que es: una película de terror protagonizada por una muñeca malvada, que alcanza a denunciar la dependencia enfermiza por la tecnología característica de los inicios del siglo XXI, pero cuyo objetivo primordial es la de generar sobresaltos y hacernos reír con su humor negro.

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