En portada: SILVANA, LA NOVIA; tomada en el marco del Día Internacional de la Mujer en el barrio Santa Fe, de Bogotá, durante la marcha trans en el año 2018.
Luis Carlos Ayala es un fotógrafo colombiano cuyo trabajo ha sido reconocido por su capacidad para capturar la esencia y crudeza de la realidad colombiana y bogotana. En su obra, Ayala retrata la vida en las calles, los hogares y los lugares públicos de su país, mostrando la diversidad de la cultura y la sociedad a través de su lente.
Las fotografías de Ayala son un testimonio de la vida en una ciudad como Bogotá, y en un país tan azotado por la violencia como Colombia. Luis Carlos creció y pasó parte de su infancia en la capital del país, donde la tradición y la modernidad conviven en un espacio urbano lleno de contrastes y contradicciones. Aunque nunca estudió por su cuenta la fotografía, comenzó a explorar la composición visual con un pequeño celular con cámara de tres megapíxeles, y de ahí nació una pasión por retratar lo que para él es “el vehículo narrativo de todo”, la calle.
En su obra pueden reconocerse varias líneas temáticas esenciales que siempre reflejan aspectos de la marginalidad en una sociedad clasista y racista, y desde sus comienzos, el trabajo con comunidades ha sido un pilar fundamental. Ha trabajado a fondo distintos acontecimientos, que van desde los grandes estallidos sociales en las capitales, hasta las manifestaciones de pueblos indígenas, pasando por la cotidianidad, donde la gente, el pueblo, es siempre protagonista.
Por otra parte, lleva años dedicado a captar la vida en el barrio San Bernardo, de Bogotá, uno de los sectores más golpeados y marginalizados de la capital; “Allá, mi idea era hacer fotos”, cuenta. “Había un personaje, que se llama Alejandro, y él siempre me decía que hiciéramos una película”; sin embargo, Luis Carlos admitió su desconocimiento sobre producción audiovisual, y de todos modos -hace ya tres años y medio- decidió empezar a grabar videos que poco a poco van dando forma a un documental.
El estallido social de 2012 lo encontró en el Cauca, y se fue para Cali, creyendo que estaría apenas un par días, cuando finalmente estuvo allí dos meses en medio del levantamiento más intenso que han vivido las calles de Colombia, “registrando no solo la confrontación, sino todo lo que implicaba ese pico histórico”.
Recientemente su trabajo se ha enfocado en la cultura callejera de las gorras y “chompas” [chamarras] de equipos deportivos que se han transformado en emblemas para una gran comunidad que, en opinión del fotógrafo, muchos quisieran desaparecer.
EN LLAMAS
En recientes manifestaciones en la Universidad Nacional de Colombia, la Policía lanzó granadas de gas lacrimógeno dentro del campus. En el marco de los disturbios, una bomba molotov cayó sobre un agente del ESMAD.
“JABONEARSE”
Así se le dice en la calle al acto de esquivar “el lance” o “viajado” con un objeto cortopunzante (“lámina”, “patecabra”, “chuzo”), en una danza que puede costar la vida.
TECHOS Y CHOMPAS
Una cultura que protagoniza el más reciente proyecto de Luis Carlos Ayala.
“Tratar de hacer lo que a uno le gusta, llevar a cabo sus pasiones, así le cueste…”.
LA INCREDULIDAD
Adaptación de la obra de Caravaggio, La incredulidad de Santo Tomás, realizada en una casa del ‘Sanber’. La pintura original hace parte de un estilo o lenguaje que se conoció como “tenebrismo”.
DERRITOLANDIA
Retrato a Victorino, habitante de las calles del ‘Sanber’ (Barrio San Bernardo), en Bogotá.
LA ESTRATEGIA DEL CARACOL
Un homenaje desde el barrio San Bernardo (‘Sanber’) a la película de Sergio Cabrera. Durante la parte fuerte de la pandemia, allí continuaron los desalojos y demoliciones. El lema de “Quédate en casa” no aplicaba.
EN MARCHA
Erika Nak, médica tradicional, indígena Nasa del Cauca. Fotografía tomada al llegar a Bogotá, tras una marcha que empezó en la ciudad de Popayán.
PALAFITO
En Buenaventura, dos niños juegan a apuntar a un soldado que se encuentra en una esquina, en medio de las casas de las zonas recuperadas al mar.
