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Los ‘secuestros virtuales’ afectan a la élite de la industria del entretenimiento

Estafadores se dirigen a los ultra-ricos, afirmando que han secuestrado a sus hijos. Investigadores privados dicen que sus clientes están alterados

Por  TATIANA SIEGEL

agosto 5, 2022

Fotografías en la ilustración por Adobe Stock, 2

A las 12:44 pm del 13 de junio, la esposa de un importante veterano de la industria musical recibió una llamada con código 917 que le generó un vacío en el estómago. Una voz masculina con acento fuerte le dijo a la mujer que su hija –a quien llamó por su nombre– había estado involucrada en un accidente automovilístico y estaba en la parte trasera del vehículo esperando ayuda. El hombre en la línea le aseguró a la mujer que su hija se encontraba bien y colgó rápidamente. Mientras la mujer le contaba la historia a su esposo, el teléfono volvió a sonar. Esta vez la voz al otro lado de la línea fue mucho menos reconfortante.

El desconocido dijo que era miembro de un cartel de drogas mexicano y que los planes habían cambiado. Iba a llevarse a la chica a través de la frontera sur. La adolescente después sería violada y descuartizada si la mujer no se encontraba con su socio en el estacionamiento de un Walmart de las afueras y le pagaba $10,000 en efectivo. De manera escalofriante, el hombre después habló sobre el cabello rubio de la chica y dijo que era “muy linda”. La mujer después escuchó lo que creyó que era su hija en el fondo. “Mami, ayúdame”, gritaba la voz sorda. El ejecutivo llamó repetidamente al celular de su hija, pero no obtuvo respuesta.

En realidad, la chica no estaba cerca de la frontera con México. Estaba sentada en un salón de clases de una escuela privada de Nueva York, a la que van muchos hijos de miembros de la industria del entretenimiento, acabando sus exámenes finales. Su teléfono estaba apagado. La familia fue víctima de una estafa que ha afectado a élites desde Nueva York hasta Los Ángeles.

Un especialista en seguridad privada –Chris Pierson, CEO de BlackCloak, empresa que brinda servicios de protección digital a celebridades, ejecutivos prominentes y distintos sellos discográficos– ha trabajado con docenas de clientes a quienes se han dirigido de maneras similares en los últimos meses. La estafa en sí no es nueva, pero el nivel de sofisticación ha evolucionado. Dice que áreas específicas de Manhattan y Beverly Hills han sido particularmente afectadas.

“Si [los estafadores] se dirigen a personas que tienen mucho que perder –nombre, reputación, dinero– y realmente perfeccionan su trabajo, pueden obtener recompensas más grandes de estos peces gordos”, dice Pierson, antiguo miembro del Subcomité de Ciberseguridad y el Comité de Privacidad de Datos del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.

El ejecutivo musical de Nueva York fue una de esas víctimas del ataque. “Mi esposa creyó que sonaba como [nuestra hija], pero no lo sé. Estaba en el pánico del momento”, dijo el ejecutivo, quien no quiso usar su nombre por miedo a ser atacado de nuevo. “Fueron 25 minutos de horror puro. Estás en una película de terror, lo peor que te puede pasar como padre. Es el peor sentimiento posible”.

Antes de que la pareja se subiera al auto para dirigirse al Walmart indicado, el ejecutivo llamó a Herman Weisberg, un investigador privado con quien ya había trabajado en el pasado. Weisberg, un antiguo agente del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) cuya compañía SAGE Intelligence ofrece protección a varias figuras importantes de la industria del entretenimiento, inmediatamente llamó a la escuela para averiguar el paradero de la adolescente, y determinó que los estafadores usaban un teléfono desechable.

Cuando los confinamientos por covid terminaban y las escuelas pasaban de clases en línea a clases presenciales, Weisberg empezó a recibir llamadas de su base de aproximadamente 200 clientes en Nueva York y Los Ángeles con historias similares.

“La persona me dijo que sintió un escalofrío cuando le dijeron que no contactara a la policía”, dice. “Y me llama desesperada y me pregunta ‘¿Qué hago?’. Y la calmo y averiguo dónde estaba su hijo. Esa es la clave para todo esto”.

Menciona que las figuras de alto perfil son particularmente vulnerables porque los nombres de sus hijos suelen ser públicos. Esos hijos dejan sus propias huellas digitales en varias plataformas de redes sociales – compartiendo detalles que son valiosos para los criminales, como exámenes próximos –. De hecho, la semana de exámenes le dio a estafadores la oportunidad perfecta para actuar, ya que a los estudiantes se les pide apagar sus teléfonos por lapsos largos de tiempo.

“No toma mucho encontrar a qué escuelas van los hijos de las celebridades, con quienes salen, donde compran su Starbucks”, dice Weisberg. “Tuve que entrar [a las cuentas de] al menos uno de mis clientes que habían puesto demasiada información sobre las vidas de sus hijos para ver qué tanto daño ya estaba hecho”.

No está claro qué tan amplio es el problema, pero Pierson cree que los criminales obtienen información de sus objetivos a través de corredores de datos, equipos legales que cosechan información para vendedores.

“La información de los corredores de datos es importante porque les permite [a los estafadores] dar pequeñas piezas de información que van a permitirles ganar cierta apariencia de credibilidad con la víctima deseada – dándoles piezas de información que [la víctima] piensa que son privadas, pero que realmente no lo son –. Y eso permite que haya confianza y que en su mente, la víctima piense ‘Dios santo, algo realmente está mal’”.

El NYPD y el FBI han estado siguiendo estafas similares. El FBI llama al fenómeno “secuestros virtuales” y advierte que “una persona al teléfono puede intentar convencer a la víctima de que su hija fue secuestrada teniendo durante la llamada a una joven pidiendo ayuda a gritos en el fondo”. Similarmente, el Departamento de Asuntos Comunitarios del NYPD lanzó un comunicado titulado “Estafas telefónicas sobre extorsiones médicas y secuestros” y mencionó que “en algunas ocasiones, el estafador afirma que un familiar de la víctima fue secuestrado y será asesinado a menos que se pague un rescate a través de una transferencia vía Western Union”.

Simon Newton, que encabeza la compañía de seguridad basada en Londres Askari Secure Ltd., dice que se enteró de la estafa, que se ha expandido a Reino Unido, hace unos años. Aunque los estafadores no se han dirigido a ninguno de sus clientes, que incluyen a Bella Hadid, Kendall Jenner, y Rita Ora, dice que ya les advirtió que estén alerta.

“Desafortunadamente, hoy en día es muy difícil evitar que este tipo de engaños ocurran”, agrega Newton. “Particularmente para celebridades y personas de altos ingresos, mucha de su información es de dominio público. Si quieren evitar estas situaciones, sería genial tener poca o ninguna huella en Internet. Pero como sabemos, esto no siempre es posible. Asegurar su información tanto como sea posible es clave”.

Con las celebridades y figuras de alto perfil, los estafadores pueden dar suficientes detalles personales disponibles de manera pública para convencerlas de que sus seres amados están en peligro.  Fuentes dicen que los estudios de Hollywood saben de la amenaza, que se ha convertido en un tema importante entre sus equipos de seguridad.

Weisberg trabajó recientemente con una actriz de alto perfil, quien fue atacada de una manera particularmente grotesca. Los criminales afirmaron que su familia estaba en peligro y le mandaron fotos de víctimas mutiladas como advertencia de lo que podían hacer si ella no les pagaba. Weisberg dijo que exploró Internet para ver si las imágenes estaban disponibles públicamente. No lo estaban, lo cual le hizo preguntarse si en este caso inusual, los estafadores realmente tenían lazos con los cárteles.

La estrategia es una subcategoría de estafas telefónicas más mundanas, cuyo número de víctimas alcanza los millones.

“Muy pocas personas tienen investigadores privados en sus contactos”, menciona el ejecutivo de la industria de la música, que nunca reportó el incidente de su familia a la policía. “¿Qué pasa con esas personas que no?”.

El resto de nosotros tiene una defensa relativamente fácil, contesta Weisberg. Preguntar por “pruebas de vida” – una foto con el periódico, por ejemplo, que muestre la fecha – como una manera de confirmar o descartar la rara posibilidad de un secuestro legítimo.

“La amenaza casi nunca es real”, dice. “Estas personas pueden sentarse con sus celulares, ver desde lejos y averiguar de manera exacta la rutina de alguien más. Simplemente esperan que una de cada 100 personas muerda el anzuelo”.