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Los hombres trans existen y resisten

En el Mes del Orgullo hablamos con personas transmasculinas y de su lucha por no ser invisibles en una sociedad que niega su existencia, incluso dentro del movimiento LGBT, que no siempre apoya sus causas

ILUSTRACIÓN POR LAURA MARCELA MATEUS @lauracelofan

junio 2, 2023

En el primer semestre de 2020, Gerónimo empezó a estudiar una maestría en Psicología Clínica. Por recomendación de varias amigas inscribió el curso de sexualidad humana.

Todas decían que la clase era muy buena, pero él rápidamente tuvo una opinión diferente. Desde el primer momento notó que la clase estaba hecha solo a partir de referencias sobre la sexualidad cisgénero*, y las preguntas que llegó a plantear como hombre trans se convirtieron en una incomodidad. Apenas iniciaba la pandemia que le iba a mostrar otras formas en las que su experiencia era invisibilizada por una sociedad que lo discrimina, incluso cuando lo oculta.

Gerónimo Palomino es un psicólogo bogotano y tiene 29 años. Le gusta escribir y nadar. En el tiempo en que tomó esa clase de maestría, estaba inmerso en el activismo con todas sus energías. Los espacios que frecuentaba estaban habitados en su mayoría por personas trans, así que llegar a esa clase representó un choque con otro mundo. Su participación en las sesiones se volvió una discusión constante. Mientras él intentaba que lo biológico recibiera el nombre específico: vulva, pene, aparato reproductor con vulva, sin calificativos como “masculino” o “femenino”, sus intervenciones empezaron a ser muy mal recibidas. Para él era claro lo que ocurría. En esa clase se explicaba la biología como si estuviera exenta de una sociedad que la produce y se pensaba exclusivamente binaria.

Con la pandemia por el Covid-19, empezó también el confinamiento. En Bogotá, así como en otras partes de Latinoamérica, implementaron medidas para evitar aglomeraciones. Una de ellas se basaba en las restricciones por género, así que, en los días pares salían mujeres y los hombres circulaban en días impares. En la clase comentaron la medida. “Las personas decían que todo estaba muy bien, que les parecía espectacular. Mientras tanto mi mundo parecía tan ajeno. Yo estaba sumamente preocupado porque estaba saliendo con otro hombre trans y él tenía que salir a trabajar. Solo pensaba en sus documentos, en sus características físicas…toda esa medida me parecía muy riesgosa para mis redes y para mí mismo. Intentaba poner ese debate, pero siempre era el fastidio de la clase”, recuerda. 

Aquellos meses fueron particularmente duros para muchas personas trans, pero no todas sus historias recibieron la misma atención. “Hubo un hombre trans, un amigo, que fue violentado. Fue una persona transmasculina violentada y nadie la mencionó en los medios. Estoy seguro de que, si hubiera sido una mujer trans, alguien lo habría mencionado. Ahí sentí muy fuerte esa invisibilidad”. Gerónimo no se refiere solo a los medios de comunicación tradicionales, sino a los medios comunitarios y organizaciones trans que tampoco se pronunciaron ante las violencias que los hombres trans estaban viviendo bajo esas circunstancias.

La aparente invisibilidad de los hombres trans, o personas transmasculinas, como muchos prefieren nombrarse, es una constante tanto en la sociedad, como dentro del movimiento LGBT. Aquí es importante hacer una claridad: nombrarse como personas transmasculinas, en vez de hombres trans, es una decisión para muchos ante la carga social y violenta que implica ser hombre. “Últimamente me cuesta mucho decir que soy un hombre”, dice Gerónimo. “Al parecer solo hay una forma de serlo y son esos referentes con masculinidades muy violentas. Soy una persona transmasculina, pero cuando no quiero o no se me da la gana explicar, digo que soy un hombre trans”.

Sobre la invisibilización de la identidad transmasculina hay una coincidencia de opinión entre todos los hombres trans consultados para este artículo. Han sido parte de las luchas por la adquisición o respeto de los derechos trans, han apoyado a otras poblaciones diversas, han trabajado en distintas causas, pero al final no aparecen en los registros de la historia del activismo, ni sus preocupaciones son valoradas con la misma importancia. La explicación de esta invisibilidad es múltiple.

No es invisibilidad, es invisibilización

Explicar por qué parece que no existieran los hombres trans no es tan simple. La primera pista que se puede rastrear es revisarnos como sociedad y ver qué tipos de sexualidad son considerados “normales” y deseables. Las identidades cisgénero y heterosexuales (lo cis-hetero) han predominado como la norma en la cultura occidental y las culturas occidentalizadas. A partir de esta clasificación del mundo, toda persona que se salga de ese modelo de vida es considerada una falla del sistema que debe ser corregida. El mundo está lleno de violencias hacia los hombres y las mujeres trans por atreverse a desertar de la norma cis-hetero.

Hugo Martin, hombre trans de 29 años, es realizador audiovisual. Nació en el Caribe colombiano, pero ha estado en Bogotá la mayor parte de su vida. Aunque coincide con que la invisibilización de las personas transmasculinas es una realidad, intenta explicarla, señalando que cada vez hay más colectivos de hombres trans trabajando desde muchos lugares por sus derechos, haciéndose visibles. Nunca ha estado de lleno en el activismo colectivo, pero hace cinco años mezcló sus conocimientos profesionales y su experiencia con las barreras institucionales en el proceso de su tránsito. Con esto, creó un canal de YouTube en donde detalló el paso a paso de diferentes trámites médicos y legales que podría necesitar un hombre trans. Aunque ya no publica, fue su contribución ante la desinformación que vivió en carne propia.

Ante el vacío de información y las barreras burocráticas, Hugo Martin decidió crear un canal en YouTube para documentar su experiencia y ayudar con información a otros hombres trans a navegar por los diferentes trámites de procedimientos médicos y jurídicos.
YOUTUBE HUGO MARTIN

El desconocimiento de las experiencias de vida transmasculinas, dice Hugo, corresponde con los vacíos que tienen las instituciones en lo médico y lo administrativo, porque “no saben qué hacer contigo. No hay estudios, no hay nada”. Pero también cree que se debe a algo que puede ser polémico. En su opinión, esto se relaciona con el hecho de que a la mayoría de los hombres trans no se les nota que lo son. “La masculinización es más sencilla que la feminización. En el mundo trans a esto se le llama passing, que es cuando pasas por ser una persona cisgénero. Es mucho más difícil socialmente identificar a los trans que identificar a las mujeres trans”. Por ejemplo, que no se note, ayuda a que haya menos discriminación explícita en la calle, pero, a la vez, contribuye a que parezca que no existen.

Para Gerónimo hay otros factores que influyen. Primero está el haber sido asignados femenino al nacer y haber sido socializados como mujeres. Esta idea de lo femenino es de por sí un lugar invisibilizado, minimizado y que se deja en lo privado. “Sin la intención de competir, siento que ahí empieza una ruptura con las mujeres trans, porque su socialización es en masculino, y eso les da una forma de habitar lo público que les acompaña cuando transitan”, explica. Estar en lo público también expone a las mujeres trans a múltiples violencias, pero, cree él, al mismo tiempo les da unas herramientas para juntarse en la calle y ser visibles, mientras que los hombres trans “parchamos en la casa del amigo, en el lugar más escondido”.

Un elemento adicional se añade a las experiencias de los hombres trans, y es la supuesta idea de que al transitar se adquieren privilegios de la masculinidad cisgénero. Y, dice Gerónimo, eso no es cierto: “Nuestra transición no trae esos privilegios. Nuestra vida es diferente, nuestro cuerpo es diferente, y la invisibilización que se sufre hace que muchos servicios y derechos se nos nieguen”.

Con esta explicación, no niega que haya hombres trans que reproduzcan una masculinidad hegemónica, así como hay mujeres trans que emulan una feminidad llena de estereotipos. En lo que insiste es en que, ese privilegio de la masculinidad cisgénero no se adquiere, pues solo está pensado para los hombres cis. Los hombres trans habitan lo privado y eso incluye las violencias que viven, las formas en que mueren. “Se ven las muertes violentas de las trans asesinadas en lo público, pero las muertes por suicidio, por ejemplo, nadie las cuenta y son de las que más afectan a hombres trans porque el cis-sexismo mata. Las personas LGBT tienen unas tasas de suicidio más altas que las personas heterosexuales y cis, especialmente las personas trans y no binarias. Estamos arriba de una pirámide, pero no era la pirámide que queríamos”.

Esta invisibilización ocurre en lo social y también en el activismo. “Creo que se da en muchos lugares, desde la aparente inexistencia de hombres trans o también desde sus saberes. Lo que producen los hombres trans no se ve, no se sabe, todo es nuevo, nadie había hablado de eso. No es que seamos invisibles, creo que se nos invisibiliza en un acto intencional”. Gerónimo habla del activismo LGBT, pues con lo LGB no se comparten tantas luchas al ser personas con orientaciones sexuales diversas, pero esto no quiere decir que estén deconstruidas en su forma de entender el género.

Las luchas transmasculinas

Los reclamos que las transmasculinidades hacen a la sociedad son diversos: acceso a la salud sin discriminación, exención del servicio militar obligatorio, derechos sexuales y reproductivos, incluido el aborto legal, la mirada crítica a la psiquiatría que patologiza las identidades diversas, entre otros. Esto se suma a agendas compartidas con el movimiento LGBT.

En esas luchas, las alianzas son fundamentales para lograr cambios. A veces funcionan mejor que otras, y muchas ocurren por fuera del activismo LGBT. El aborto legal es una de ellas, pues el movimiento feminista ha liderado esta lucha, y aunque han existido acercamientos, solo recientemente se ha reconocido el lugar de los hombres trans y las personas no binarias asignadas femenino al nacer, como sujetos que también necesitan este derecho. Organizaciones transmasculinas han decidido organizarse por su cuenta para visibilizar sus necesidades al respecto, como ha sido el caso de ATAC, la Alianza Transmasculina Abortera de Colombia.

Otros asuntos, como el servicio militar obligatorio en Colombia, llevó a los hombres trans a alianzas por fuera del movimiento con hombres cisgénero objetores de conciencia. “Hay algunas sentencias que eximen a las mujeres trans, pero no hay un protocolo de atención para los hombres trans y no parece haber un interés. Las mujeres trans tienen eso solucionado y tal vez por eso no han sido aliadas de las luchas transmasculinas”, dice Gerónimo.

Esto hace parte de una gran invisibilización de los hombres trans en los movimientos sociales: el estudiantil, el feminista e incluso el LGBT. La explicación no es solo suya. Dice que hombres trans mayores lo comprobaron cuando no se reconoció su aporte en sentencias y leyes que salieron adelante, como el decreto 1227 de 2015 que permitió la corrección del componente ‘Sexo’ en los documentos de identidad. La investigación que hizo Gerónimo junto a Daniel Verástegui, Memorias de resistencia: el movimiento social trans en Colombia, muestra que los hombres trans se han organizado dentro de otras expresiones del movimiento social desde hace mucho tiempo, y que desde 2009 crearon la primera organización de experiencias de vida transmasculinas: EntreTránsitos.

Mientras las agendas de lesbianas, gays y bisexuales se han concentrado en la adopción, el matrimonio y la construcción de familia, principalmente, las personas trans están pensando en cosas que no tienen garantizadas: la salud, el trabajo, la identidad, el aborto. Como indica Gerónimo: “Eso crea una ruptura incluso con el movimiento trans. Muchas mujeres trans no están pensando en nuestras agendas”.

Hugo coincide en esa ruptura. A veces se comparten algunas luchas con las mujeres trans, pero en general, son experiencias muy diferentes. Para él, esto parte de la dificultad de unificar las experiencias de vidas trans, pues las violencias que se viven son diferentes. Las mujeres trans viven violencias por ser mujeres y además por ser trans, mientras que las personas transmasculinas no solo las viven, sino que quedan en el grupo invisibilizado y “al final uno empuja lo que es de uno, lastimosamente”.

Tensiones en el activismo trans

La discriminación sistemática que viven las mujeres trans está fuera de cuestionamientos. Lo que algunos hombres trans señalan es mucho más complejo, pues no desconocen esas violencias, pero coinciden en que la invisibilización y la falta de solidaridad ocurren también dentro del movimiento LGBT. “Al final, los números que alarman y hacen que se destinen recursos y tiempo, son los de las mujeres trans por el tipo de violencia que viven, que es la punta del iceberg. Debajo de eso está todo lo demás, que ya nos toca a nosotros”, dice Hugo.

Las tensiones que viven los hombres trans no solo se dan con los hombres cis que no quieren perder su lugar de privilegio. Algunos feminismos excluyen y se legitiman desde el discurso de víctima que, dice Gerónimo, no siempre cuenta con las identidades trans en sus luchas. “Desde ese lugar, si soy la víctima, no me tengo que cuestionar mis prácticas con otras identidades, ni mis estrategias para adquirir derechos, no tengo que cuestionar si hago violencia o no”, explica. Bajo esta división binaria del mundo, continúa, la víctima es una persona buena que sufre, pero la realidad es más complicada. “Muchas veces ese discurso ha servido para que algunos feminismos y algunas mujeres trans ignoren nuestro lugar. No son las únicas que ponen el cuerpo, por supuesto, sin desconocer las violencias que sufren”.

Marco Orduz, un hombre trans migrante, salió de Venezuela hace cinco años y llegó a Lima porque la situación sociopolítica y económica en su país era insostenible. En Perú esperaba encontrar un refugio, y a pesar de ser consciente de que no iba a ser fácil, lo tomó como una oportunidad. En suelo peruano se dio cuenta de que ser migrante y hombre trans lo exponía a una vulnerabilidad muy alta. La xenofobia y la transfobia han puesto su integridad en riesgo en varias ocasiones.


“Las personas LGBT tienen unas tasas de suicidio más altas que las personas heterosexuales y cis, especialmente las personas trans y no binarias. Estamos arriba de una pirámide, pero no era la pirámide que queríamos”


Su participación en colectivos trans en la migración le ha hecho notar que los hombres trans quedan en un segundo plano en distintas circunstancias. “Hay invisibilidad sobre todo cuando hablamos de derechos trans y se enfocan en las transfeminidades. Muy pocas veces lo hacen en nosotros. He tenido que experimentar que se abran convocatorias para personas trans, pero en realidad están buscando mujeres trans”, dice. Lo que se espera cuando hay conversatorios trans o ayudas de organizaciones, según ha visto, es que solo haya personas transfemeninas.

El rol de la cooperación internacional o de los programas para personas trans crea otros vacíos. Por ejemplo, la continuidad de los hombres trans en el activismo tiene el gran obstáculo de la falta de financiación. Gerónimo explica que las financiadoras hasta ahora están reconociendo la existencia de hombres trans, porque usualmente “buscan poblaciones que se ven vulnerables y ahí nuevamente vuelve la invisibilidad, como si por ser hombres no hubiera nada que apoyar”, explica. Además, las grandes organizaciones trans tienden a tener pocos hombres trans en sus puestos principales y en algunos casos, relata él, la disparidad en salarios deja en la peor situación a las personas transmasculinas.

El día del Orgullo para los hombres trans

Ya es tradicional que el Mes del Orgullo (o Pride en inglés) tenga una gran marcha en distintas ciudades del mundo. Para algunos hombres trans esta fecha es problemática, porque cada vez hay más corporaciones utilitariamente pintadas con el arcoíris, en busca de ampliar su mercado entre la población LGBTIQ+ (esto se conoce como pinkwashing), y no encuentran allí un reflejo de sus luchas.

“Cuando me hablan del Pride pienso en algo muy colonial, un pinkwashing. Yo soy medio amargado en esas cosas, así que lo vivo en mi casa”, dice Gerónimo. Cree que estas fechas deben responder a las realidades de habitar América Latina, e implica otras formas de pensar lo LGBT y lo trans, pero en la práctica, los hombres trans son los que menos se ven en esa movilización.

Para Hugo, su relación con el Orgullo ha cambiado a lo largo de su vida. Cuando se dedicó a la creación de videos sobre lo trans, se sintió como parte integral, pues se hizo visible con la intención de abonar el terreno de lo que encontró tan árido y difícil de gestionar. Actualmente no se siente así, pues al estar tan expuesto sintió que su salud mental se deterioraba, y decidió volver a su vida privada. Conciliar la exposición con su interés por ayudar a otros no fue posible, pero valora el trabajo de quienes lo están haciendo ahora. Aunque no ha decidido si marchará o no este año, en caso de salir, no participaría en la marcha principal, sino en la que organizan colectivos trans.

En Lima, Marcos ve en el Pride una oportunidad para “alzar la bandera” y “mostrar que somos y existimos en la sociedad”. Las marchas le traen recuerdos violentos de las manifestaciones en Venezuela, y le generan ansiedad, así que solo va un rato con su hijo y su esposa. “Disfruto de la alegría que se vive en el bloque transmasculino. Ahí cabemos todos, porque la invisibilidad se extiende también a las personas intersexuales y no binarias, pero es un día para estar orgullosos de las luchas que tenemos diariamente”.   

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Personas trans: Incluye diferentes expresiones para hablar de los tránsitos que las personas hacen en la construcción de su identidad de género cuando esta no corresponde con el sexo asignado al nacer. Estos tránsitos implican un desacato a los géneros culturalmente construidos e impuestos. Existen hombres trans, mujeres trans y personas no binarias que transitan.

Personas cisgénero: La contraparte de lo trans es lo cisgénero (del prefijo latín que significa “del lado de”). Se refiere a las personas cuya identidad de género se alinea con su genitalidad, es decir, hombres y mujeres para quienes coincide su identificación y expresión de género con los genitales que socialmente se asocian a este género.

Cis-Heteronorma: Imposición social que indica que la heterosexualidad (atracción por personas del género opuesto) es la norma, y así excluye otras formas de diversidad sexual, considerándolas anormales. La heteronorma impone también cómo deberíamos lucir (femenino o masculino dependiendo del rol de género y la genitalidad).

Persona no binaria o de género fluido: Engloba todas las identidades de género que no entran ni en lo masculino ni en lo femenino. Es una expresión que permite fluir entre esas dos categorías sin atarse a ninguna.

Cis-sexismo: Es un tipo de discriminación que considera que las personas con identidades y cuerpos trans son antinaturales o inferiores, pues las únicas identidades legítimas son las de personas cisgénero.

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