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Los creyentes en Colombia son menos godos de lo que se piensa

9 de cada 10 personas creyentes encuestadas aprueban la inclusión de la educación sexual en las escuelas, 63% está de acuerdo con el aborto en situaciones específicas y 9% considera que debe estar permitido en todos los casos. Los creyentes son menos godos de lo que se pensaba

Por  LAURA VÁSQUEZ ROA

julio 29, 2022

Católicas por el derecho a decidir

La organización Católicas por el Derecho a Decidir Colombia, de la mano de la encuestadora IPSOS Napoleón Franco, indagó sobre religión, política y sexualidad entre las y los colombianos creyentes. Los resultados muestran un país diferente del que se tiene idea en la opinión pública y esta sería una muestra de un cambio cultural mucho mayor en la sociedad.

El estudio tomó una muestra representativa de personas con diferentes tipos de fe, especialmente católica, evangélica o creyentes, pero sin ninguna afiliación específica. Los temas variaron entre sexualidad y educación sexual a cargo de la escuela, anticoncepción, Estado laico y la confianza en la Iglesia, entre otros. El 98% de las personas afirmaron creer en Dios y 71% se identifica con el catolicismo.  

Al explorar sus posiciones, creencias y opiniones, los y las creyentes que contestaron muestran a una Colombia con fe cristiana, pero más progresista frente a temas que en momentos de debate público parecen completamente opuestos a sus creencias. Tomemos un ejemplo: 63% de quienes contestaron están de acuerdo con que se permita el aborto en situaciones específicas y el 93% está de acuerdo con que se enseñe educación sexual en las escuelas, incluso desde etapas tempranas. “Los hallazgos nos están mostrando que las personas creyentes se han movido hacia una mayor favorabilidad en algunos conceptos sobre los derechos sexuales y los derechos reproductivos. Esto es muy significativo por el posicionamiento que como organizaciones hemos situado para esta conversación en términos de responsabilidades del Estado. Hace unos años era impensable que se abriera esta posibilidad”, dice Sandra Mazo, directora de Católicas por el Derecho a Decidir en Colombia.


“60% de las personas encuestadas consideran que la educación sexual es un derecho de los niños y niñas que las escuelas deben garantizar”


Los hallazgos muestran que 60% de las personas encuestadas consideran que la educación sexual es un derecho de los niños y niñas que las escuelas deben garantizar, y aunque un 37% todavía cree que eso es función únicamente de la familia, solo 2% opina que los niños y niñas no deben recibir educación sexual. Esto es particularmente llamativo si se consideran las discusiones durante la firma del Acuerdo de Paz y la desinformación que se creó alrededor de la supuesta “ideología de género”, que promovieron algunos sectores ultraconservadores en 2016.

Estos datos podrían ser un indicio del cambio de paradigma que ha primado en torno a la educación sexual integral, algo que se considera fundamental para proteger los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes, especialmente. De acuerdo con los resultados, la población opina que esta debe brindarse en un 51% desde el momento en que se ingresa a la escuela primaria; el 22% afirma que desde el ingreso al jardín y un 26% opina que se debe iniciar en la secundaria.

Respecto al aborto, un tema que ha tenido grandes avances en 2022, el estudio presenta un cambio entre los feligreses católicos en la aceptación de las tres causales que despenalizaron el aborto desde 2006 en el país. Además, hay mayor aceptación del aborto como una posibilidad, algo muy diferente al imaginario que se promueve en medios de comunicación y en algunos representantes de las iglesias. El 64 % de los católicos consideraron que una mujer que abortó puede seguir siendo buena creyente, mientras que las personas de fe evangélica opinaron esto mismo, pero en un 49.5 %. También, 7 de cada 10 personas señalan estar de acuerdo con que se “respetará los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo” y que “morirán menos mujeres por abortos clandestinos” con la despenalización.

Aunque la religión sigue siendo un aspecto importante en la sociedad colombiana, la confianza en la Iglesia ha cambiado en el tiempo, especialmente por los escándalos de pederastia. Casi la mitad de las personas encuestadas (49%) afirma que saber sobre estos casos hizo que disminuyera su confianza.

Por otra parte, lo que nos trae esta investigación es algo que, aunque parece contradictorio, realmente es un giro dentro de los usos y el lugar que tiene la fe en la vida práctica. La persistencia del conservadurismo moral asociado a las y los creyentes, en realidad sería menor porque la población estaría articulando su identidad religiosa con posturas más progresistas frente al aborto, los derechos de la población LGBTIQ+, la educación sexual, etc.; esto se conoce como hibridación religiosa o religión a la carta y ocurre cada vez con más frecuencia.

Por supuesto se requiere más tiempo y pedagogía, no solo avances jurídicos. Sandra Mazo opina que esto se traduce también en la despenalización de las conciencias, “en el ámbito de los derechos sexuales y los derechos reproductivos, y muy particularmente del aborto, hay una penalización social en las personas y en las mujeres, sobre todo en sus cuerpos y en sus conciencias. Esto no les permite comprender que es un asunto de agencia moral, de reconocimiento del derecho a decidir de las mujeres. Hay un reto muy interesante que implica un cambio social y cultural”.


“Debemos abrir conversaciones para que la jerarquía eclesial ocupe el lugar que les corresponde, pues no son el Estado, sino una confesión más entre otras confesiones y por tanto no pueden imponer una moral particular al conjunto de la ciudadanía”


Esto es notorio en el tipo de razones que la población encuestada señala al estar acuerdo con el aborto, pues se mencionan situaciones específicas (cuando hubo violación, peligra la vida de la mujer o la vida del feto es inviable), e incluso el 52% rechaza que una mujer vaya presa por abortar. Sin embargo, como indica el estudio, “las situaciones de aborto motivadas por decisiones externas a la voluntad de la mujer tienen un alto grado de consentimiento, mientras que en las causas vinculadas a las necesidades, dificultades o a la decisión autónoma de la mujer existe una tendencia a la desaprobación”.

Los aportes de este estudio hablan de situaciones y percepciones tanto del presente como de lo que se puede seguir construyendo a futuro. Más que conclusiones, lo que dejan los hallazgos es una puerta abierta para la conversación que debe seguir encarando la sociedad y el Estado. Para Mazo, esto es un impulso para seguir hablando de la importancia del Estado laico y el papel de la Iglesia, pues se busca “una conversación más respetuosa, no basada en la condena y el estigma, sino en los derechos sexuales y los derechos reproductivos como derechos humanos, además de abrir conversaciones con la jerarquía eclesial donde puedan mover su pensamiento frente a estos temas, pero sobre todo que ocupen el lugar que les corresponde, pues no son el Estado, sino una confesión más entre otras confesiones y por tanto no pueden imponer una moral particular al conjunto de la ciudadanía”.

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