Litto Nebbia, la pieza clave y fundacional del rock argentino, conoce de tradición festivalera. Del BArock a los veranos en La Perla, de los Obras colectivos al Lollapalooza Argentina. La centralidad de Litto ante las nuevas generaciones fanáticas de la música urbana, la nueva abanderada de lo joven, tracciona casi como un cuento en vivo. Pero Litto no habla desde La Cueva, lo hace desde el escenario Samsung del Hipódromo de San Isidro con disco y canciones nuevas, con conocimiento de causa (en entrevista a Rolling Stone frente a esta previa habló bien de Paco Amoroso y CA7RIEL) y presentación especia: Litto concentró en el estudio y con mucho ensayo para esta oportunidad que el festival le propuso. A un artista independiente como él, a un músico que durante la tarde del sábado dijo solamente “gracias por escuchar”.
El nombre del disco nuevo de Litto (Nunca encontraré una casa como la que hay en mí, 2021) es tan hermoso como el marco de reconocimiento que le devuelven los pibes que vinieron a verlo y a conocerlo. Pasaje de pasto directo desde el show de El Mató, la insignia del indie, al de Nebbia, satélite sideral del beat más pop de la historia argentina. Y para esa circunstancia hubo un momento clave del set con el tema que recibe justamente el nombre del disco mencionado. Fue como un brujo musical experimentado hipnotizando a la juventud. De hecho, los pequeños se fueron acomodando de chinito en el suelo y se abrieron para recibir el santo pastoral del sermón del cantor popular.
Con una formación de quinteto, en el que incluyó a Tifa y Nica de Los Reyes del Falsete en guitarra y batería, Ariel Minimal de Pez en la viola principal y al histórico y fundamental Leopoldo Leza en teclados y flauta traversa. Es decir, un armado en el que Litto atraviesa marcos genéricos del rock argentino (de distintas generaciones) y el gesto fundamental del folklore siempre inserto de manera pop. O canción pop, como el pasaje de clásicos que decidieron tocar con temas como “Viento dile a la lluvia”, El rey lloró” y “Ayer nomás”. Con canciones como “Libremente” y “Armonía, es lo que necesito” (que cerró el show) Litto entregó el legado en el aire y los pibes y pibas la cazaron al vuelo. Sin ir más lejos, entre tema y tema, no dejaron de alentarlo al grito de “Olé, olé, olé, Littooo, Littooo”. Mientras Minimal disfrutaba con una sonrisa el reconocimiento a uno de sus héroes del rock argentino, Los Reyes del Falsete se miraron con conexión de hermanos y le marcaron a Litto los cortes de cada una de las canciones. Mientras cantó, y en algunos pasajes tocó también la guitarra, en las pantallas pasaron imágenes de cuando Litto era como el público que lo miró. Joven, desprejuiciado y con ganas de que el viento le diga algo a la luna.