Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Little Richard, un texto por Little Richard

"No creo haber recibido nunca lo que me merecía de verdad

Por  ROLLING STONE

diciembre 5, 2020

Okeh Records

Mucha gente me llama el arquitecto del rock & roll.

Yo no me llamo así a mí mismo, pero creo que es verdad. Tienes que recordar que ya era conocido en 1951. Grababa para RCA-Victor –si eras negro, se llamaba Camden Records– antes que Elvis. Luego grabé para Peacock en Houston. Luego, Specialty Records me compró de Peacock –creo que pagaron 500 dólares por mí– y mi primer disco con Specialty fue un éxito en 1956: “Tutti Frutti”, fue un éxito en todo el mundo. Pensé que yo ya estaba ahí, enseguida empezamos a hacer giras. Viajábamos en coches, en aquellos tiempos, el racismo estaba tan pesado que no podías entrar en hoteles, así que la mayoría del tiempo dormías en tu coche, comías en tu coche, llegabas a una presentación y te vestías en tu coche. Yo tenía un Cadillac. En eso viajaba la estrella.

¿Recuerdan cómo se vestía Liberace en el escenario? Yo me vestía así todo el tiempo, de forma muy extravagante, y usaba maquillaje que parecía masa de hot cake. Muchos otros músicos de la época –The Cadillacs, The  Coasters, The Drifters– también usaban maquillaje, pero no tenían su estuche de maquillaje, ellos tenían una esponjita y un polvo compacto en su bolsillo. Yo tenía un estuche. Todos me empezaron a decir gay.

La gente decía que el rock & roll era “música africana”, le llamaban “música vudú”, decían que iba a enloquecer a los chavos, decían que era flor de un día –lo mismo decían del hip hop–, sólo que entonces era peor porque, hay que recordar que yo fui el primer artista negro con discos que empezaban a comprar los chavos blancos, y yo no les gustaba a sus papás. Tocábamos en lugares donde nos decían que no volviéramos, porque los chavos enloquecían. Se adueñaban de las calles, tiraban botellas y saltaban de los balcones en las presentaciones. En esa época, los chavos blancos tenían que estar arriba, en los balcones,  eran “los espectadores blancos”. Saltaban para caer donde estaban los negros.

A mí no me pagaban –en la mayoría de las fechas. Y por muchos de esos discos, nunca recibí dinero. Y yo hice esos discos: en el estudio, ¡sólo me daban un montón de palabras y yo inventaba una canción! Con ritmo y todo. ¡“Good Golly Miss Molly”! Y no me dieron un centavo por hacerla. Michael Jackson era dueño de las especialidades, una vez me ofreció trabajo en su empresa, por el resto de mi vida, como escritor. En ese momento no lo acepté, aunque ahora deseo haberlo hecho.

Me hubiera gustado que muchas cosas fueran diferentes. No creo haber recibido nunca lo que me merecía de verdad.

Agradezco haber sido uno de los 100 mejores artistas, pero ya no me importa quién es el número uno o número dos. Porque no va a ser quien yo creo que debe ser. The Rolling Stones empezaron conmigo, pero siempre van a estar adelante de mí, The Beatles empezaron conmigo –en el Star Club en Hamburgo, Alemania, incluso antes de que hicieran un disco– pero también siempre van a estar adelante de mí, James Brown, Jimi Hendrix; empezaron conmigo. Yo los alimenté, hablé con ellos y siempre van a estar adelante de mí.

Pero es una alegría seguir aquí. Creo que cuando la gente quiere emoción, diversión y felicidad, quieren oír el rock & roll viejo. Y me da mucha alegría haber sido parte de eso.