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Levy Rincón: Extrapolador de la indignación

Bermudas, blazer, lentes oscuros y el ejercicio brutal de la honestidad le permiten a este caleño levantar el dedo del medio ante el poder

Por  RODRIGO TORRIJOS

julio 30, 2020

Óscar Hemberth Moreno

Levy era un niño, estaba en el cuarto de sus abuelos viendo una novela (no se acuerda cual), cuando se acabó apareció un mechudo de gaban diciendo disparates, la tía gritó:

– Ay no, ese es el hermano de la Mencha, ¡ese es un patán! 

A Levy ese exabrupto le llamó la atención. 

Esa sensación de revuelo y rechazo hizo que se interesará en Martín de Francisco y Santiago Moure, a quienes con el tiempo convertiría en un referente. “Todo lo que yo hago está inspirado en Martín, tengo que aceptarlo”, dice Levy por el teléfono cuando recuerda el alarido de su tía y esa época violenta en la que una de las pocas distracciones para una familia pobre estaba en sentarse frente al televisor. No busca palabras raras para definir lo que lo guía. Para él, los humildes son pobres, a los grandes medios y a el senador y expresidente Álvaro Uribe no los baja de hijueputas. 

Levy no tenía mucho que perder así que siguió por el camino de decir las cosas como cree que deben ser dichas. En días recientes, según algunos medios “peinó” a Carolina Sanín, se despachó contra Vicky Dávila y empezó Notiparaco y una serie de debates que han aumentado exponencialmente esa base de seguidores que muchos medios y expertos en temas políticos envidian. Lo ha hecho casi solo, poniendo la cara frente a un muro blanco y diciendo cosas que muchos piensan en un lenguaje que cualquiera entiende.  

Volvimos con el al alarido de la tía y las situaciones que lo llevaron a convertirse en uno de los personajes digitales que desde la periferia le habla sin miedo al poder. 

¿Recuerdas algún momento de tu pasado que te haya impulsado a ser y a hacer lo que eres y haces hoy en día?

Estaba viendo una novela en el cuarto de mis abuelos, en la casa de una tía. Cuando se acabó aparecieron dos tipos con gafas oscuras, no era El siguiente programa, aún, era La tele. Recuerdo al tipo parado con su pelo largo y a mi tía gritando desde la otra pieza, “¡Ese es el hermano de la mencha, quiten a ese patán!”. Quedé impresionado, pero lo olvidé rápido. Yo era niño, me ocupaba en cosas de niño. Mas adelante encontré El siguiente programa, que me lo veía después de Perro Amor

¿Una con Julián Arango?

Si, con él, Isabella Santo Domingo, el Flaco Solórzano y Oscar Borda. Era como una novela de música, a mi me gustaba esa porque salía Danna García, yo era pequeño. Los viernes por la noche me entraban y cuando se acababa la novela me podía quedar hasta tarde y veía El siguiente programa, yo me lo veía sin entender muy bien qué era lo que pasaba, pero me daba risa que se reían de la gente con la que a uno lo han criado, con los famosos.

Como que nos criamos con los medios… 

Ya después pasado el tiempo, había una emisora que se llamaba La Superestación y un locutor que se llamaba El Quinny, que pasaba rock y todo el tiempo estaba con el animalismo, con no a los toreros, no a las corridas de toros, y el man presentaba música, pero también lanzaba poesía de Bukowski o aforismos de Cioran y uno decía, “Ve, ¿este man qué?, ¿este huevón que?”. Era muy áspero. 

Después el man monta un programa que fue muy famoso acá que se llama Radio Macondo, ese fue primer mi primer encuentro serio con la política. Porque Quinny era un exmilitante del M-19 y el man le pone Radio Macondo, la gente lo relacionaba con García Márquez, pero él le pone la corneta de la mazamorra y empezaba a disparar contra el gobierno, que era en ese tiempo el de Álvaro Uribe Vélez. Nadie estaba haciendo eso aquí en Cali, él y Juan España le daba duro a un tipo que a nosotros nos vendían como el mejor presidente de Colombia. Entonces me entró la duda. 

Óscar Hemberth Moreno

¿Cuántos años tenías?

Era el 2004, yo tenia dieciséis, y me empezó a coger esa onda de rebeldía. Me cogió con Fito Páez, Charly García, Spinetta, toda esa onda argentina que tiene en el fondo algo de revolución. Eso y Quinny abriendo la puerta al mundo alternativo me llevaron a la afición. Empecé a llamar que quería conocer al man. Un amigo me lleva a un programa que hacía los miércoles en la noche, se llamaba Rocktropolis, ponían metal, música de AC/DC, Judas Priest, Iron Maiden, entonces yo dije que esto es lo que quiero ser en la vida. 

¿Y lo conoció finalmente? 

Conocí al man, me hice fan y luego a ellos los echan de la emisora, porque en la mañana había un programa de Londoño, de uno de los dueños del Nogal, que era muy fascista y de ultraderecha. Me pareció una mierda, qué engaño, y empecé a informarme mas de política. Como no había Internet me tocaba ir a cabinas, en ese tiempo eso estaba llegando y me iba a buscar en Google quién era Álvaro Uribe Vélez. En esa época no había medios alternativos, ni La Silla Vacía, ni Las Dos Orillas. y el man era Dios.

Un prócer casi…

Me tocaba acudir a amigos, a Rodrigo que estudiaba comunicación en la Univalle, me pasaba datos y yo decía, “No está todo tan bien”. 

Para el 2006, en mi barrio, en Floralia, era muy fuerte la campaña de reelección que le hicieron al man.  Los traquetos del barrio, que vos ves en camionetas y jurás que son lo máximo y que es la gente que vos pensás que tiene plata porque vos nunca has salido del barrio, montaban a diez o quince personas en una camioneta Ford Loader.  

Hmmm.

De esas que son solamente cabina y el resto es para montar gente atrás. 

¿Como una camioneta con platón?

Nunca se me va a olvidar. Montaban gente atrás, la llevaban a votar, volvían a la media hora y a cada uno le daban su vaso de gaseosa y una caja de lechona. En ese tránsito se llevaron por ahí unas 600 personas o más. Eso solo en mi barrio. 

Yo ya tenía dieciocho años y un concepto claro de qué era el paramilitarismo, quién conformaba las FARC, de dónde venía. Pero se me escapó una cosa importante. 

¿Qué cosa? 

Me devuelvo al 99. Yo no sabia quien era Jaime Garzón, lo recuerdo como una persona que daba risa porque lo asociaba con Diego León Hoyos, y a él con una serie que se llamaba Tentaciones. Entonces yo lo acomodaba como el amigo de Diego León, so sabia de su importancia. Pero recuerdo que lo mataron un viernes por la mañana. Ese día no fui a estudiar, estaba en vacaciones y cuando me levanto, cuando me levanto, estaba en la casa de mi papá, y él estaba llorando.  

No podía creer lo que estaba pasando. Por esos días habíamos comprado un betamax y mi papá empezó a grabar todo lo que salía, el funeral, las noticias y decía, “Esto no le puede estar pasando al país”. Eso se me quedó. ¿Por qué tanta gente en el velorio? ¿Mi papa llorando? La ultima entrevista en el programa Yo, José Gabriel. 

Regresando al 2007, escojo estudiar comunicación social, o mas bien radio en un instituto que se llama INSTEL (Instituto Nacional de Telecomunicaciones), que era para formar locutores, yo quería era ser locutor de radio. Cuando llego al instituto todos los profesores eran uribistas. 

Caramba. 

Era como un Dios del que no podías hablar. Cuando yo digo allá que mis influencias eran Quinny de Radio Macondo y Martin de Francisco, inmediatamente me convierto en una persona extraña. Las formas de educación conducían a ser como Arizmendi, como Vicky Dávila, como Gurisati, te ponían esa gente que yo tenia mal referenciada por mi formación empírica. Para el 2006 me vinculé a espacios de militancia, a Radio Macondo lo echaron de todas las emisoras, pero encontraron un espacio en Univalle, ahí pagaban arriendo y todo. 

Yo vuelvo y me comunico con Quinny y le empiezo a pasar sketchs. Ellos hacían secciones como la calavera mueca y cantaban canciones, pero seguía siendo muy tibio.

Me imagino que Internet se volvió más interesante.

Si, para el 2009 me decido a hacer mi propio camino, había llegado a tres semestres y tras el episodio de los guerrilleros asesinados en la frontera de Ecuador decido no estudiar más en el instituto. Empiezo a escribir en un blog. Cuando llega la campaña de Santos contra Mockus me siento por primera vez con las herramientas para tener una postura política. También sé por quien voy a votar, en ese momento estaba Gustavo Petro, que pierde en la primera vuelta y me voy con Antanas Mockus, porque sentía que representaba una alternativa al uribismo. Esa fue la primera decepción política. En ese tiempo el Partido Verde no era lo que es hoy.

¿La decepción política es parte del proceso de crecer en este país?

Claro y empiezas a irte para atrás. ¿Por qué surgen las guerrillas?, ¿por qué sale Carlos Pizarro?, ¿quién era Jaime Bateman?, ¿qué pasó con el abuelo de Paloma Valencia?, qué pasó en el frente nacional?

Todo eso te lleva a “mamertizarte”, de tanto leer e informarte terminas en Cuba, yéndote a Rusia, terminas en Stalin, en Bakunin, lees de todo hasta que te encuentras con el manifiesto comunista, como que todo conduce a lo mismo. De frente, con Marx te das cuenta que hay una forma y unas ideas, después vas con Mao, te devolvés acá a pensar que en Colombia nunca ha subido un gobierno de izquierda. Y entran la rabia y la frustración de ver cómo oprimen y reprimen. Entiendes la indignación que condujo a las guerrillas, al ver como ajustician a personas que han luchado por los derechos de todos. Las masacres el exterminio de la UP, unís los cabos y te encuentras con una militancia. Es lo que adquirí desde el 2009 ya bien formado. Con todas las ganas de hacer únicamente esto en la vida. 

¿Cómo fue eso? 

Los de Radio Macondo se habían convertido en precursores de la radio online, yo llamo a Mario y me dan el espacio. Empiezo a escribir en el portal y me voy de frente.  Para esa época Santos deja de ser uribista y aparece Zuluaga, con la misma campaña que le hicieron a Duque, que en unos meses ya estaba liderando las encuestas, con una nueva presidencia de Uribe en cuerpo ajeno. Eso me lleva a hacer lo que hago. 

Luego hago una página independiente de humor, como riéndome de Cali y homenajeando a Martín y Santiago, hay tanta influencia que parece una copia. Pero eso no funcionó muy bien porque lo que hice fue ganarme problemas acá en Cali con traquetos, me acercó al arribismo y al clasismo ese noventero y a burlarme de las mujeres, fue una parte que admito que lo hice, pero no estoy con ella. En el 2013 sucede lo de Petro, que lo destituyen. El vino acá y yo logré entrevistarlo, sin qué él se diera cuenta.

¿Cómo así?

Fue una grabadora que le puse a un discurso. En el 2018 le hago campaña desde la simpatía y empiezo a reiterar en Facebook, “Fajardo es uribista”, “Duque es un títere”, eso se hace popular a nivel nacional y en el 2019, después de una depresión que me dio, empiezo a grabar los videos. Unos vox pop de ¿por qué es uribista? Los videos gustaron, y me fui por ahí.   

¿Pero, cuéntame, esa depresión que dices, fue por lo político o por algo más en la vida?

Mirá, yo sufro de ansiedad y depresión. No medicado, pero sí diagnosticado. A los cinco años con la psicoterapia identifiqué que era ansiedad, lo confundía con asma, pero eran ataques de pánico. A los 18, antes de entrar a estudiar, me da el primer brote fuerte, que me encierra como cuatro meses. Y son videos mentales, que uno se pone como a pensar mucho, que uno piensa que se está volviendo loco, a hablar mentalmente, uno piensa que empieza a ser malo. Finalizando el 2018 me da una crisis bastante fuerte, estaba encaminado por otra línea con la persona con la que estaba en ese momento que era mi novia. No me gustaba lo que era mi vida y a raíz de eso hice los videos. Esos videos fueron los que me sacaron parce, porque yo estaba hundido. 

¿Y cómo empezaste a grabar esos videos? 

Pues habían empezado en el 2014 con un llamado del Clavo TV que querían hacer vox pops, yo vi mi oportunidad de ser como Martín y lo hice, quería ser irreverente, pero no sabía qué era eso. Ese canal era de los dueños de Supermercados la 14, era tibio y me echaron. Al productor le empezó a molestar que eso gustaba, pero traía como publico muy gamín para ellos.  

Con El Chontaduro volví a esa irreverencia que no sirve para un culo.  En el 2018 ya tenia experiencia y no me daba pena, cogí la cámara y le dije a un amigo que me grabara.  Éramos tres y en el primer video como de tres minutos hablamos sobre “si nos gustaba la presidencia de Iván Duque” y ese video tuvo como un millón de reproducciones, tuvo como 40 mil compartidos. 

Óscar Hemberth Moreno

¿Ese fue su primer golpe de opinión fuerte? 

Sí. Gustó mucho porque salía diciendo directamente hijueputas a Álvaro Uribe, le dijimos culibajito (tomado de Fernando Vallejo), todo el mundo “Mirá como putea los uribistas”. El segundo video lo mismo, nos reunimos y dijimos vamos a hacer el tercero, si vuelve a tener ese recibimiento de pronto es que somos buenos o aceptables. Lo hicimos y otra vez un millón de reproducciones. Entonces le pusimos concepto, dejaron de ser las entrevistas y fueron vox pops, le pusimos intro y seguimos todo el año. En campaña empezaron a llamarme personas que compaginan con las políticas que yo defiendo.  

¿Y qué viene luego?

Por ahí en noviembre me amenazan y me toca irme a Bogotá. Me reúno con Wally y con Lalis que son dos youtubers políticos que me recomiendan hacer mi trabajo mas profesional. Abro mi canal de YouTube, pero con la pandemia los vox pops no se pueden hacer, entonces me sale una idea que pensamos en Bogotá con Wally. Que es Notiparaco. 

¿Notiparaco, por qué?

Como para refutar a Vicky Dávila. Siempre he dicho que ella es paraca, no para de decir “para comenzar”, “para continuar”, entonces dije le voy a poner Notiparaco a esta mierda. ¡Para colombianos de bien! Resulta que el primero no funcionó, tuvo como 300 mil visitas, pero el segundo sí. Estaba encerrado en la casa con la persona con la que estoy ahora y le dije, “Grábame”. Me pongo en la silla con mochos, lo hago, lo subo, y dos millones de reproducciones. Cantidad de comentarios, seguidores y la fanpage se posicionó. En el tercero me puse un saco del papá de mi novia. Ya era todo de negro con gafas y mochos (bermudas), como el guitarrista de AC/DC

¿Ese se convirtió en tu sello?

Sí. Y digo si este funciona es porque hay algo. Aun hoy yo publico un video y pienso que no se van a conectar las personas, pero logra un millón y medio de reproducciones. Notiparaco tiene un mejor recibimiento. Empiezo entonces a hacer entrevistas. Como comienza Matarife, yo digo tengo que meterme en esa onda y consigo entrevistar a Daniel Mendoza. Lo mismo, la ansiedad me hace ser un man inseguro y él no era el man famoso que es hoy. Pero ese día conectamos unas doce mil personas en vivo, a las 10pm en YouTube. Ya lleva más de un millón de reproducciones. 

Eso me catapultó en YouTube. La gente se enganchaba con el capítulo de Matarife y luego con la entrevista, ahí Daniel habla de lo que no menciona en otras partes: de los Ochoa, de los Cifuentes Villa, bueno y el discurso de este man que es bien investigado. A la gente le gustó, así que entrevisté a Olga Behar, una periodista caleña que escribió El clan de los doce apóstoles. Y ¡pam!, ciento cincuenta mil reproducciones. 

¿Tiene que ver con seguir el instinto, más que con buscar a personajes que fijo generen audiencia?

Si. También con dejarlos hablar. Porque yo veo que los periodistas… 

Como yo, que te acabo de interrumpir… 

No, no, como una entrevista de Vicky Davila que es un 80% de monólogo de ella. ¿Y el entrevistado qué? Lo mismo pasa con los alternativos que llevan a un invitado y quieren mostrar tanto su inteligencia, su preparación y su intelectualidad, que no dejan hablar nunca al invitado. Con Olga y Daniel hice ese ejercicio y como tengo ansiedad probé el tercero, con Julián Martínez. Julián me va diciendo es que “Uribe es una isla rodeada de cocaína”. Yo tiré ese titulo y como 150 mil visitas, ya tenia 40 mil, 50 mil suscriptores en YouTube. Yo dije que chimba y me fui por el ídolo. 

¿Martin de Francisco? 

Si, yo creo que a él le da pena que yo todo el tiempo esté diciendo que es mi ídolo, pero es así. En el 2014 yo lo había entrevistado en Cali, pero yo era como muy niño así que fue, como otro groupie ahí. Martin me dice hágale y cuando subo la entrevista el viernes a las cinco de la tarde meto como 5 mil personas, y Martin después me escribe que nunca había hablado tanto en una entrevista. Luego me escribe la hermana, uno que creció con La Gaviota y la ve como una diva, lo máximo. Me dijo que nunca había visto una entrevista así del hermano, me empezó a seguir el papá y me dicen que la familia estaba muy contesta con la entrevista. Yo dije, “Ah jupeuta, esto sí es bueno”. 

Ya después me voy con Gustavo Bolívar, Hollman Morris, Matador, El Flaco Solorzano, Julián Román. Y después empecé a hacer los debates, a meter a toda esa gente ahí. Ese es el recorrido que he llevado.

¿Cuándo uno ve que los números crecen y crecen, también siente más responsabilidad ante la información, como has asumido eso?

Uno en el colegio era el centro de atención por cansón, por jodón, pero eran cinco malparidos igual a uno celebrándole todo. En la radio hay un núcleo de gente que se mete al chat, unas veinte, cuarenta personas, pero cuando son 20 mil y son ese poco de reproducciones y likes me empecé a asustar y me empezó a dar una ansiedad muy fuerte. No podía dormir bien y pensaba que me iba a morir de un infarto. 

No puedo decirte desde la humildad o la arrogancia si lo que hago es grande o pequeño, ni como la gente se puede proyectar a partir de mí. Yo eso no lo puedo identificar, amigos míos de la infancia me dicen, “La estas rompiendo parce”, me escribe gente que he admirado toda la vida y ahora somos amigos virtuales, como Julián Román. 

Creciste viendo televisión y ahora eres muy reconocido…  

Las familias pobres tenemos un agrado especial por la la televisión, es parte del núcleo familiar y uno crece de cerca con ese actor. Uno habla de Julián Román y lo recuerda en los momentos de la vida de uno, verlo almorzando con los papás, y ahora hablo con ellos todos los días. Compartimos ideas, cuando Julián Román o Martin de Francisco me dicen, “Que chimba lo que estás haciendo”, ahí caigo en cuenta que estoy haciendo algo importante. Pero yo no sé si para mi es trascendental, tengo es miedo y hago la introspección para ser más responsable.  

¿Cómo así?

Es que yo vengo de una tradición literaria que es el realismo sucio, que es donde uno va desparpajadamente diciendo groserías, diciendo lo que piensa a través de trancazos y putadas, a alguna gente la aterra que yo diga “que estos hijueptas”. Eso aleja a la gente y crea una idea de que no me toman en serio. Para sentarme a escribirle a alguien que quiero entrevistar es un problema serio, porque puede que la persona a la que voy a escribir me diga que yo no le gusto, entonces soy cauteloso con eso. Ahora estoy haciendo una introspección, que tiene que ver con la coyuntura política y porque sí, tengo una influencia, pero me cuesta proyectarme como un opinador serio y contundente.  Acá hay gente seria que no se ha valido de la grosería, yo soy como un show que tiene ideas buenas, pero no he llegado a ese punto. Como un Alfredo Molano. 

Alfredo Molano también se dedicó a recorrer los caminos de Colombia, a hablar con la gente y a entender la nación profunda

Y cuando a mí me dan ese reconocimiento, yo me pregunto por qué, si hay personas como él, que se desinhibieron de su hijupeuta ego, y se fueron a trabajar en serio. Porque muchas veces el espectáculo de los likes, el espectáculo de los views, de los aplausos, hace que te “malenfoqués”. Uno como humano cae. Dice, “Soy la hijupeuta verga”, pero luego se cachetea y piensa que esto puede ser transitorio. 

¿Qué tanto te interesa saber lo que piensan las personas que no piensan como tú? 

A veces siento un poquito de vergüenza por la gente que no simpatiza con mis idéales, porque ellos y yo somos víctimas. El aparato criminal que está ahí montado para tenernos a nosotros domados o hacernos muy serviles, está oprimiendo a la gente que cree en ellos. Mi lucha hace parte de ese cambio hacia una política progresista. Yo pienso, “¿Cómo le voy a aceptar eso a esta gente? ¿Como les voy a decir, yo a vos te putié?”. Pero yo estaba igual que vos, aguantando hambre, sin poder pagar los servicios, sin poder pagar la renta. Me da pena, pero es un sacrificio que tengo que hacer, me tocará redimirlo, como en toda la historia de la humanidad habrá que pedir perdón. Si pasas la vida sin pedir perdón, tu vida no ha tenido el valor que debería. 

¿Te imaginas entrevistar a Uribe? 

Lo primero que le preguntaría es ¿por qué, por qué tanto, por qué nos ha sometido a tanto? Si hacemos un análisis de los dictadores de esta parte de América, es muy cruel en cifras, muy violento, superando a Videla y Pinochet, esas cifras no llegan a acercarse a lo que han hecho las convivir, el paramilitarismo y lo que ha llegado a ser el narco paramilitarismo y las Bacrim. ¿Por qué? 

Hay que ir con la convicción de encontrarse de frente con un hijueputa. Porque yo sí tengo que decirte que el man es un hijueputa a la carrera. Es un ser que esta por fuera de la realidad que vivimos los demás, la impotencia ante ese cinismo me puede llevar al desespero y él es un experto en el cinismo. Tras 25 años delinquiendo, los que han investigado, Molano, Julián Martínez, Garavito que murió asesinado, es ¿por qué? ¿Por qué nos ha llevado a tanto? El Aro, Mapiripán, tantas masacres. Pero no creo que yo debería ser la persona que merezca estar frente a Álvaro Uribe, si yo tuviera esa oportunidad le daría ese espacio a Gonzalo Guillen. Él trabajo de toda su vida deber dar esa estocada enfrentando al criminal. 

¿Por qué?

Sin Gonzalo no habría lo que hay hoy. Sin Garzón no habríamos youtubers políticos. Ese es el sacrificio del que hablo. Jaime lo hizo por nosotros sin saberlo. Cinco o diez minutos antes de grabar yo veo ese video de Garzón hablando a los estudiantes en la universidad. Yo creo que uno como influencer político debe volver a él. Todos los días debe hacer ese ejercicio. Sin Jaime no habría nada.

¿Cómo defines lo que haces? Tratan de desacreditarte diciendo que no es periodismo por ser activismo, que no es activismo sino entetenimiento.  

Yo hago una extrapolación de la impotencia y la de la indignación. Yo no te puedo decir que eso es hacer periodismo, si hago eso me cago en vos, en lo que vos hacés. Yo valoro un trabajo investigativo, una crónica que te muestra un mundo. Yo no tengo la capacidad, o si tengo la capacidad no tengo la disciplina para hacer algo así. Lo que hago tampoco podría ser denominado activismo, el activismo requiere un compromiso que va en las luchas desde los territorios. Si digo que soy activista, ¿dónde quedan los lideres sociales? Todos los días están matando a líderes que no gozan de las comodidades que yo tengo, que no son muchas, pero tengo una página de Internet y una conexión que pago para hacerme visible. 

Si a mi me pegan un pepazo, mucha gente se va a indignar, pero los que están en el territorio enfrentando a los paracos, a las Bacrim, defendiendo sus tierras, esos son los activistas. Yo amplifico la indignación e informaciones de otro tipo de gente que no tiene las herramientas para hacerlo. Respeto al periodismo porque este aparato criminal lo ha llevado abajo, creen que los periodistas son Vicky, Hasan incluso Félix de Bedout y Daniel Coronell, porque son los que salen. Pero hay que reconocer a los reporteros, los que están en el campo. Yo soy un extrapolador de frustración y ya. 

¿Y te da miedo hacer esto? En un país donde hay listas de seguimiento, interceptaciones y asesinatos selectivos. ¿Qué función cumple el miedo dentro de lo que haces?

Pues, en Colombia nos acostumbraron a vivir con miedo. Yo tengo muchos familiares en Florida y Corinto, uno viajaba allá con miedo, pensando que lo iba a secuestrar la guerrilla, crecimos pensando que nos iban a robar el balón en la esquina y teniendo cuidado porque Garavito andaba haciendo de las suyas. 

Uno convivía con el miedo, cuando uno es pobre el miedo se hace algo normal, es la compañía y entonces uno piensa, “Si lo hago o no, igual voy a sentir miedo”. Cuando veo que lo que digo genera un repudio entre quienes no piensan como yo, me devuelvo. Si te das cuenta, las personas de los estratos populares nacimos el 70% muertos, es una idea que quiero reconocer. Nacemos sin la oportunidad de estudiar, sin oportunidades laborales y con el hambre arreciando. No sé si has estado con esa angustia de ¿qué voy a desayunar?, ¿qué voy a almorzar?, ¿será que logro meterle un pedazo de carne la almuerzo? 

Esas cosas hacen que uno diga el logro de mi vida es hacer lo que quiera hacer. Mis amigos están muertos, trabajando en call centers, en empresas, cayeron de lleno en el neoliberalismo. Si yo no hago esto voy a llevar la vida de un muerto, prefiero vivir así y que me maten. 

Como que uno nace pobre y sigue edificando esa pobreza, que le dicen que merece. Y le dicen “construí” tu mundo en eso, y termina siendo un mundo muy pequeño, te levantas coges bus, trabajas, te devuelves, el fin de semana te reúnes con los que trabajas a tomar cerveza y a hablar sobre el trabajo y te quedas enredado en un mundo diminuto. 

Óscar Hemberth Moreno

Y si no trabajas, eres infeliz y es tu culpa.

Nos culpan de todo, terminas trabajando para pagar cosas que no necesitas. Nadie va con cara de pastel a pagar el arriendo.

¿Como es darse la pela para vivir de eso? Como es guerreársela desde vivir a partir de un proyecto de comunicación alternativa.

Yo trabajé en tres call centers y todas las experiencias eran una mierda, entraba a las 3:00 pm y salía a las 9:00 am, me estaba volviendo loco. 

Me dijeron que en los call centers los empleados deben sonreír todo el tiempo porque los clientes perciben si ellos están sonriendo o no…

Es verdad, uno tiene que estar de buen ánimo, el que supervisa tu trabajo está en un chat y siempre te está recordando que afuera hay diez mil personas esperando por tu puesto. Entonces terminas creyendo que es verdad, que cualquiera puede remplazarte, que no estás para crear sino para contestar y resolver. No está mal, pero no lo hace a uno una persona especial. 

Cuando empecé a manejar las redes de Radio Macondo me puse a trabajar las redes de artistas y ahí vi una oportunidad, aprendí cosas en cursos, me alié con una agencia y empezó a salir trabajo. Ahora mi proyecto es autosostenible, no he recibido el primer pago, pero me encontré con un servicio de recomendaciones tipo Netflix, por ahí he logrado que el proyecto sea autosostenible.   

Yo grabo mis videos con un celular y el sonido con otro celular, la idea es que cuando nos paguen, con eso comprar una cámara. También vamos a comprar un micrófono de solapa. Sabemos de la precariedad, pero por ahora es lo que hay. 

Que piensas sobre tener más audiencia que un medio de comunicación integrado por expertos ¿Qué dice sobre la relación entre la gente, la comunicación y la verdad?

Hay que bajarse de la idea de que la gente me ve a mí. ¿Cuánto tiempo llevan viendo a esas vacas sagradas decir las mismas cosas? Más de diez años de Vicky, Néstor Morales, la gente se mama. La Internet abre ese puente y te permite acceder a nuevas formas de comunicación. Si no quieres ver a Vicky, ves a Wally que es mas honesto, mas cercano y no me esta tratando de cambiar la forma de pensar. Sostuvieron tanto un discurso que la gente se empezó a cansar. Eso se ve en el rating de RCN, está abajo y lo decidió la gente. 

El día que Petro sea presidente no podré hacer un programa alabando sus decisiones, ese día tendremos que ser críticos. Seguro vendrán fallos y uno podrá ser imparcial. En este momento luchamos contra una corporación criminal y no puedo meterme en ese plan de acabar con quien puede lograr el cambio que necesita este país. Además, se están yendo a la obsolescencia, y se van de culo pal estanco porque no puedes negarte a los nuevos medios de comunicación. Estamos en la época del cuestionamiento, esto no es 1984 de Orwell, la gente ha tenido una liberación del pensamiento y puede decidir sin que se convierta en un yugo. 

¿Y qué piensas del estado de las cosas, qué sostiene todavía esa flagrante mentira que hay sobre nosotros?

Estamos despertando de la dictadura más larga de Latinoamérica, una dictadura oligárquica, que paso a lo gamonal y luego a la mafia. Un imperio del letargo y cuesta mucho despertar. Viene de la construcción sumisa de nuestra vida, de generaciones creadas para vivir con miedo. Nos dan cositas para distraernos del yugo, pero pesa.  

¿Con que compararías este momento?

Con la depresión. No se te quita de un día para otro, no es que ya al otro día estés bien y contento.  La cosa se va calentando hasta que estalla. Es como en Chile, a la gente le metieron tanto terror desde que derrocaron a Allende hasta que ahora se rebelaron. Y eso va a pasar acá. Si hacemos el ejercicio de mirar a los políticos corruptos de hace 20 años, ya no están tan bien blindados. Hay series, canales que dice este man asesinó, este es un paramilitar. Así la justicia no dé las garantías, ya lo sabemos. Dentro de cinco años habrá un gran revolcón de la desobediencia civil. Cuando la gente esté tan harta de todo, que no tenga otra opción que luchar por sus derechos. Si se vuelven a robar la presidencia, puede pasar. Pero las reformas a la salud, a la educación llevarán a eso, en este momento en medio de la pandemia, el Gobierno nos niega la posibilidad de una renta básica. La misma gente está entendiendo que el Gobierno es corrupto. 

Ha habido logros como el proceso de paz. 

Pero es un logro incompleto, vos no podés firmar y recoger tu premio Nobel, quedar como el mejor presidente de la historia y desaparecerte.  Dejar a los guerrilleros al son de los cocos, y nadie te refuta nada porque del otro lado está Uribe Vélez, pero dejaste a los actores del conflicto a la deriva. 

Y es la misma historia que pasó con las guerrillas de los llanos en los años cuarenta, o con la Unión Patriótica en los ochenta, les daban un pantalón, una camisa y a los dos días un tiro por la espalda. 

Claro y ahora como no nos pueden decir que es culpa de la guerrilla, ni de Petro, ni del castrochavismo, y ya sabemos a dónde mirar, donde está la corrupción. De los noventa hasta acá ha habido un gran cambio. A Garzón lo mataron por decir la verdad, pero no pasó nada. A cualquiera de nosotros nos tocan y se forma un mierdero. Carlos Pizarro pudo ser el primer candidato de izquierda en pasar a primera vuelta, pero lo mataron. En el 2018 Petro no solo logró llegar a segunda vuelta, lo logró sin que lo mataran. Es un triunfo y es un proceso que viene de una dictadura muy larga y violenta. Acá hemos normalizado las muertes y las masacres. No todo el mundo tiene la valentía de protestar y de decir lléneme el pecho de plomo, pero se está dando. Y en un momento va a estallar.

¿Y en el momento que eso pase, te ves haciendo videos o en la calle protestando?

Siempre quisiera estar en las calles, ahora no te puedo responder eso, pero a mi me pueden matar en cualquier momento, o me sacan del país. Si no pasa, espero que mi proyecto esté potenciado y daremos la pelea en las calles junto a la gente. Como te digo, yo vengo de la pobreza y cuando la gente pobre salga a protestar voy a estar con ellos. Yo no podría decir que ya estoy acá cómodo, ya no tengo hambre y ya hice videos. Yo voy a salir y eso es lo que hay que hacer, porque si usted llega a un punto, pero se le olvida de dónde viene, dónde se formó y se forjó, entonces ese trabajo ha sido perdido. Uno tiene que estar donde están sus raíces, si uno las abandona pierde la identidad, y con la identidad es con lo que te defiendes en la vida.

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