Lana Del Rey no se había sentido tan entusiasmada por más de una década. Su carrera no la estaba animando como antes. Todo parecía una prueba de resistencia. Esto continuó durante muchísimo tiempo, dice ella, pero ya terminó. Terminó hace tres meses, en realidad. Ella y su hermano menor, Charles, con quien tiene una gran sintonía energética, fueron a un centro comercial con el bebé de su hermana Caroline. Fue un día lento y de total serenidad. Recorrieron los pasillos con sus cubrebocas puestos, invisibles para la gente. Después de que salieron del estacionamiento en vehículos separados, Charles la llamó y le dijo: “¿Sientes que algo ha cambiado?”.
Lana Del Rey hizo una lectura emocional y metafísica de su atmósfera y dijo: “Eso es muy divertido. Realmente lo siento así”.
No había una lógica obvia de por qué ocurrió este cambio. “Eso es lo más curioso en la vida”, me dice con su voz entrecortada, sentada en un sofá al aire libre en un patio en Los Ángeles. “Puedes rezar y rezar para sentirte aliviada, pero sin una explicación de por qué y cuándo, de repente todo se disipa”.
La persistente falta de entusiasmo de Del Rey comenzó con la mordaz recepción crítica de su álbum de 2012, Born to Die. A pesar de su éxito entre el público y su relevancia para los fans, el álbum fue inicialmente mal evaluado por periodistas musicales y blogueros. Sus detractores decían que era un fraude, una niña rica cuya identidad era una construcción de un sello disquero importante y su gestión. Los cambios de última hora en la producción del álbum lo alteraron drásticamente, y esto no ayudó a mostrar quién era ella. “Pensé: ‘Esto suena muy, muy diferente ahora. Las baladas suenan como temas de pop’. Por esa razón, en lugar de ser evaluada como una artista más consciente, basada en el pensamiento, confesional o lo que sea, fui catalogada como cualquier otra cosa, eso fue un desafío”, recuerda Del Rey. “Tener una crítica tan fuerte hace que sea más difícil avanzar con alegría
Sus ideas parecían adelantadas para su época y anunciaron una nueva era de pop alternativo en la que Lorde, Halsey, Sky Ferreira y la estrella pop más grande de la próxima generación, Billie Eilish, surgieron jóvenes, malhumoradas y tristes. Tal vez, si algunas personas de su misma edad (Del Rey tenía entonces 27 años) hubieran reseñado y escrito sobre ella, podría haber sido diferente, piensa. Eso no quiere decir que algunos críticos no identificaran su auténtica capacidad para ser una estrella. En un artículo en The Guardian, uno de los muchos que rodearon la cuestión sin importancia de su “autenticidad”, el editor de una revista de cultura pop la defendió y dijo: “Creo que se preocupa por el arte que está creando. No creo que eso sea falso en absoluto”, y agregó que “Lana Del Rey puede ir a donde quiera ir. Un día estará en la portada de ROLLING STONE”.
El año del lanzamiento del álbum, Del Rey se fue de Nueva York, el estado en el que creció, a Los Ángeles para escapar de los medios y de la gente que la trataba con una negatividad visceral en la calle. Las experiencias que tuvo entre los 20 y los 30 agravaron más la sensación de que el mundo no reflejaba cómo se sentía ella. “Era como estar en la tierra al revés”, recuerda. El motor detrás de su trabajo ya no era la autoexpresión, lo cual era cierto en ese disco y, en menos medida en el melancólico Ultraviolence, de 2014. “Solo se trataba de sobrevivir y agregar un poco de glamour, y una explicación de cómo planeaba superar algunas de las cosas sobre las que estaba cantando”, dice. En el caso de Ultraviolence, eso fue un romance despectivo, ser la ‘otra mujer’, el aislamiento y la pérdida. Más tarde, sería la codependencia, la indiferencia, la fama y sus complicadas conexiones con los hombres, su madre y los Estados Unidos.
Mientras Del Rey explica cómo recuperó su antigua pasión por la vida, se pregunta si la forma en que actualmente nos relacionamos de manera más positiva con respecto a la salud mental y el trauma podría haber contribuido. “Es casi como si nadie pudiera hacer nada malo, a menos que seas Kanye hablando de los nazis, lo cual es un problema. Pero aparte de eso, puedes decir: ‘Bueno, cuando tenía diez años, se cayó un árbol y desde entonces no sentía que podía caminar a la tienda…’. Todo el mundo tiene estas historias que son tan universales para las personas, y creo que el cambio y el ablandamiento de la cultura tuvo algo que ver con eso, sin que yo lo supiera”.
Es algo bueno porque Del Rey realmente se preguntaba cuándo llegaría la recuperación. Finalmente, sonríe, después de 11 años, está emocionada nuevamente.
Conocerla personalmente es raro por la iconografía que la rodea. No está en tonos monocromáticos o sepia, ni está usando uno de sus vestidos blancos favoritos, con un aura palpable de celebidad. En cambio, tienes la extraña sensación de encontrar a un ser humano engañosamente subestimado, como David Lynch o Joan Didion o Patti Smith: un artista que creó un mundo, documentó el mundo o realmente vivió en el mundo. Si eres Lana Del Rey, simultáneamente y prolíficamente haces las tres cosas.
Es media tarde unos días antes del día de San Valentín. Estoy en el jardín de una casa moderna de West Hollywood, aparentemente construida con piedra, vidrio y luz pura. Del Rey es exactamente como cualquier fanático obsesionado esperaría. Cuando sale por las puertas del patio para nuestra entrevista, está vestida con una sudadera de capucha marrón con cremallera y pantalones de yoga, con la cara limpia, excepto por el kohl claro y las extensiones de pestañas, con su largo cabello suelto como una hermosa mamá en un día de descanso. Hace malabares con un vaporizador rojo, las llaves de su camioneta, un vaso de Starbucks y un iPhone que destrozó en el camino hacia aquí. En resumen, este es el genio más normal que jamás hayas visto.
Se mueve mientras habla, con los gestos de una estrella de los años 50, transportada a un mundo de Brandy Melville, Sephora e Instagram. Sus respuestas son esquivas y parecen enroscarse y alejarse como el humo, y esto solo enfatiza el hecho de que no sabemos mucho sobre ella. Es graciosa, de la misma forma indescifrable que tendría uno de tus amigos ingeniosos si fuera famoso, como cuando hizo un Instagram en vivo desde un restaurante Denny’s con su novio de entonces mientras él les brindaba actualizaciones de las elecciones presidenciales a ella y a sus fanáticos. O, si hay que creer en los rumores, cuando pagó una valla publicitaria para promocionar su próximo álbum en la ciudad natal de un ex, y solo en esa ciudad.
Su informalidad contrasta claramente con la imagen que proyecta en sesiones de fotos y videos musicales porque es predominantemente una compositora y, desde el lanzamiento del ambicioso álbum de folk-pop de 2019, Norman Fucking Rockwell!, es considerada actualmente como una de las mejores por muchísimas personas.
La vida diaria de Del Rey es igual de sencilla, ajena a las complicaciones. Su amigo -y productor de algunos de sus mejores y más recientes trabajos- Jack Antonoff, es un testigo de eso. “Lana está en su camioneta en una gasolinera en Los Ángeles, pensando y escribiendo algunas letras, haciéndome FaceTiming, yendo a visitar a su amiga, simplemente sentada en el estacionamiento, pensando. No es un personaje”, dice. “La gente normalmente no entiende esto porque muchas personas están interpretando personajes en estos días. Ella es solo un espíritu libre”. Como dijo en una entrevista con Billboard hace unos años, cuando la musa la lleva, está escribiendo, pero cuando la deja sola, está en Starbucks hablando con sus amigos.
La sencillez mística de Lana Del Rey se ha visto realzada por el hecho de que decidió escapar de la “sobrecultura” en algún momento de 2021. Ese año anunció que dejaría Instagram para centrarse en sus proyectos creativos. Continuó usando una cuenta privada de Instagram, donde publica para los dos millones de fanáticos que no se perdieron los breves períodos en que se hizo pública y accesible. La idea de una sobrecultura, acuñada por la psicoanalista Clarissa Pinkola Estés para referirse a la cultura dominante en la que tratamos de navegar sin sumergirnos en exceso, perdiendo así nuestros talentos, se la presentó a Del Rey su psíquica Tessa Dipietro, a quien ve semanalmente cada jueves. “Estaba hablando con Tessa sobre sentir que realmente no había un lugar para que yo aterrizara, física y mentalmente”, dice. “Creo que, si eres cantante y las opiniones de la gente sobre tu trabajo cambian con tanta frecuencia, te das cuenta: está bien, hay algo que aprender de lo que escuchas. Al mismo tiempo, definitivamente no soy alguien que avance gracias a la aprobación de los demás, aparte de unas pocas personas. Era muy importante para mí no tener ninguna influencia de la cultura externa que no resonara conmigo. Siempre supe que iba a hacer otra cosa además de cantar. Para estar más conectado con lo que iba a ser ese camino, solo necesitaba sintonizarme más con mis instintos”.
Al alejarse, cree que ha comenzado a ver la cultura con más claridad. Sus álbumes han seguido su ejemplo, son cada vez más humorísticos y observadores en sus comentarios. Mientras tanto, independientemente del género, su sonido se ha convertido algo que es pura Lana: clásico y glamuroso con su característica voz teatral. Encontró en Antonoff un compañero que también está parcialmente aislado. “Jack Antonoff y yo somos muy similares porque sabemos mucho sobre lo que sucede culturalmente, pero no tenemos idea de cómo. Definitivamente no leemos ni escuchamos mucho al respecto, pero de alguna manera siempre somos conscientes de todos esos puntos de inflexión en la cultura”, explica. A menudo los dos se sientan en el estudio y discuten lo que están haciendo para sobrevivir a las oleadas negativas de las tendencias en tecnología, autopromoción, música y sociedad. “Creo que incluso si estuviera en un área remota, siempre sabría lo que está pasando y siempre he tenido un dedo un poco intuitivo en el pulso de la cultura”, continúa. “Incluso cuando comencé a cantar, sabía que no iba a funcionar inmediatamente”.
Un instinto espiritual está siempre presente en ella como persona. Tan pronto como se sienta, nos reímos de la astrología y de la vez que tuiteó la hora de su nacimiento y todos se dieron cuenta, junto con ella, de que es Cáncer, no Géminis. “¡Una vez que tuve mil dólares, compré este hermoso medallón de Géminis que ya no es relevante para mí!”, grita, aplaudiendo. Está muy impresionada con su psíquico, y entiende que cantar también es un talento, pero las habilidades psíquicas le parecen mágicas. “Me siento muy validada cuando conozco a alguien así porque me da a entender que están sucediendo muchas más cosas”.
Esta fascinación por otros mundos comenzó cuando era joven y crecía en Lake Placid, Nueva York. “Me divertía practicando deportes y conociendo nuevos amigos, pero me preocupaba por qué no había programas de televisión o charlas sobre nuestro origen y el sentido de nuestra existencia. Me preocupó profundamente desde los cuatro años”, recuerda. “Entonces, mis padres estaban muy ocupados con muchas preguntas esotéricas. Creo que es solo una predisposición”. Asistir a una escuela primaria católica solo fomentó esta búsqueda de conocimiento, al igual que su clase de filosofía a los 15 años. A mediados de la década de 2000, fue a la Universidad de Fordham en el Bronx para estudiar una licenciatura en filosofía con especialización en metafísica. “Traté de encontrar respuestas a tantas preguntas como pude en esos cuatro años”, dice sabiamente. “Y luego me enseñaron que la filosofía tenía que ver con las preguntas, no con las respuestas. No hubo respuestas, y eso empeoró las cosas de alguna manera”.
Muchas niñas que se sienten atraídas por un plan divino, crecen y se convierten en mujeres que existen con el único propósito de conocer un amor romántico que lo abarca todo. Una relación apasionada ofrece una salida ante la complicada dinámica familiar con la que normalmente crecieron. Del Rey se presentó como una de esas mujeres con su primera declaración artística: “Dicen que el mundo se hizo para dos / Solo vale la pena vivir si alguien te ama”.
Aquel primer sencillo, ‘Video Games’, cautivó a las audiencias con su reiterado grito de abandono, “Eres tú, eres tú, es todo para ti”. De ese sentimiento, Del Rey solo puede decir: “Estuvimos en una ciudad de 600 habitantes durante la mayor parte de mi vida, esa parecía ser la trayectoria: escuela, universidad… ¿casarse?”.
Si hicieras un diagrama de Venn de las personas que narran su dolor para sobrevivir y las que hacen del hombre el protagonista de sus vidas y fomentan su automitificación, encontrarías acólitos de Lana Del Rey en la intersección. Por razones obvias, muchas mujeres jóvenes y hombres homosexuales sentían fascinación por la oscura estrella estadounidense cuando debutó. La música de sus comienzos sintetizaba las preocupaciones de mi adolescencia tardía y los primeros veinte: buscar dinero y apoyo en los hombres, las formas en que el sexo (y la necesidad de retenerlo) se utilizaba como arma y cómo me molestaba y deseaba eso, el agotador y obsesivo amor que podría ser descartado tan fácilmente por un idiota jugando videojuegos. En la era del empoderamiento femenino de la década de 2010, Del Rey representó el placer y la diversión de ser mujer, pero también la indignidad de serlo cuando crees que el amor romántico resolverá cualquier problema material o emocional.
Cuando le hablo de esos admiradores de la era Born to Die, Del Rey responde con un jadeo entrecortado: “¡Pensé que iba a ser para los chicos! Pero, de nuevo, es gracioso cómo resultó ser todo lo contrario. Qué lección tan asombrosa para identificar a tu gente: Las chicas”. Sus ojos se abren con complicidad. “Amo a las chicas. Pero no, definitivamente escribí Born to Die para los chicos”. Y suelta una gran carcajada ante lo irónico que resulta esto. “Quiero decir, si lo escuchas, es como…” Esta impresión de sí misma la hace casi inaudible: “¡Elígeme! ¡Escúchame!”
Desde Ultraviolence en adelante, críticos masculinos y femeninos acusaron a Del Rey de exaltar las relaciones abusivas. Mientras tanto, otras mujeres, incluidas Del Rey y sus fanáticos, vivían esas relaciones dolorosas o tóxicas, que son tan frecuentes. “Lo único de lo que nunca me he librado es de tener estas relaciones normales y un tanto polémicas”, explica Del Rey, enfatizando sus pensamientos con las cejas levantadas o un tono mordaz. “No es que te conviertas en cantante y la gente que sale contigo sienta que debe ser amable contigo porque si no lo son, tal vez los critiquen. Eso nunca pasa, creo que esa es la razón por la que pueden creer que algunas de mis cosas son polarizantes, porque o has estado en una dinámica familiar conflictiva o en relaciones interpersonales, o no lo has hecho. Entonces, si no lo has hecho, puedes usar las palabras o frases que he escuchado como ‘fingir fragilidad’ o ‘glorificar la sumisión’. De acuerdo. ¿Quizás se trata de ver la luz al final del túnel?”. Llevar estas narraciones a un contexto musical y hacerlas sónicamente deprimentes no funcionaría para Del Rey. “Estás escribiendo lo que sucedió, pero también estás tratando de elevarlo un poco, tal vez melódicamente, en el coro”, dice.
Si solo has experimentado relaciones emocionalmente abusivas, debes aprender algunas lecciones para pasar a una dinámica más saludable. Probablemente sea por eso que las canciones de Del Rey son cada vez más seguras de sí mismas y llenas de humor sobre estas relaciones (“¡Maldita sea, hombrecito!”, prácticamente nos guiña un ojo mientras abre Norman Fucking Rockwell!). Con frecuencia, estas lecciones provienen directamente de personas específicas, dice Del Rey, refiriéndose a una relación con un hombre en particular: “La lección fue tan impactante que ni siquiera me quitó el aguijón. Pero solo me di cuenta de que solo esa persona, con esa apariencia, estatura y actitud jovial, podría ponerme de rodillas. Necesitaba ver qué más podía agregar a mi vida para volver siempre a mí misma”.
En un poema de su primera colección, Violet Bent Backwards Over the Grass, describe ir desesperadamente a una reunión de AA, sabiendo que necesita dejar una desagradable relación con el hombre que prefiere mantenerse en secreto. Ella llora ante las mujeres y los adolescentes que están en rehabilitación mientras cuenta su historia. Del Rey finaliza ‘Thanks to the Locals’ con estos versos: “No tengo un verso bonito para cerrar este poema / nada muy elocuente que decir / excepto que fui valiente / y hubiera sido más fácil quedarme”.
Esto fue totalmente autobiográfico y es divertido para ella que nadie sepa que tuvieron una relación intermitente durante años porque nunca les tomaron una foto juntos. “También hay mucho dolor al ser la pareja de la persona más divertida y brillante”, dice sobre esta relación, riéndose cuando agrega: “Ahora pienso, ‘Ve a brillar lejos de mí’”. Ella considera a esta persona brevemente, mirando hacia la piscina que ocupa la mayor parte del patio donde estamos. Al ser cantante uno pensaría que todos la querrían a ella, que le prestarían atención, no a su pareja. “Probablemente por eso estoy interesada en ese tipo de personas porque nunca se trata de mí en esos casos, siempre se trata de ellos. Y eso me encanta porque no debo preocuparme por lo que piensa la gente”.
La conversación se mueve hacia la incapacidad de nuestra generación para mantener una relación. Le pregunto si cree que esto se debe en menor medida a que nuestras ideas sobre el matrimonio o el compromiso han cambiado, y en mayor proporción a que somos conscientes de nosotros mismos y de cómo evolucionamos, lo que hace que sea más difícil conocer gente y permanecer juntos por más de… “…un año,” dice ella, terminando mi oración. “Nunca entendí eso de que ‘el tiempo lo es todo’, pero ahora lo entiendo”.
Lo metafísico y lo romántico se entrelazan en su mente. Recuerda una relación reciente con alguien que estaba atrincherado en sus problemas personales: “Estaba acostada en el césped, muy satisfecha conmigo misma, y pensé: ‘Realmente no importa, las cosas no tienen que ser tradicionales o perfectas, lo amas, eso es bien’”, recuerda. “Y cuando me comprometí, llegó a casa y dijo: ‘Ya no puedo hacer esto’. Tessa siempre dice que cuando una persona ambivalente intenta poner dos pies en la relación, si no está bien, el universo logra barrer con ambas personas de inmediato”.
Entonces, cuando pregunto por qué el tema principal de su trabajo es el amor romántico, la respuesta parece tan obvia, como si nos estuviéramos repitiendo. “Todo el mundo se encuentra a sí mismo de una manera diferente”, responde ella. “Algunas personas se encuentran a sí mismas a través de su trabajo, algunas personas se encuentran a sí mismas a través de los viajes. Creo que yo aprendo más sobre mí al estar con personas; cuando se trata del lado romántico de las cosas, si eres monógama y estás con una sola persona, le das mucha importancia”. Sin embargo, ahora es diferente para ella; en la vida y en la escritura, está orientada hacia lo que sucede día a día, “no ser reactiva ante lo que parece ser la circunstancia actual, ser lo más proactiva posible, pero dejar que todo fluya”.
Si te habías preguntado por qué Del Rey lanzó dos álbumes en 2021, es porque uno fue un álbum reactivo. Fue una decisión para responder a las circunstancias. La portada de Chemtrails over the Country Club era una fotografía en blanco y negro de un grupo de mujeres, incluida Del Rey, sentadas alrededor de una mesa, aparentemente en uno de estos clubes. Algunas personas dijeron que con el clima político en torno a Black Lives Matter, no estaría de más que incluyera a mujeres negras en la portada de su álbum (las mujeres en la portada eran amigas de Del Rey y algunas de ellas eran mujeres de color). Inmediatamente después de ser condenada por su respuesta a esa crítica, Del Rey decidió crear y lanzar más música sobre las acusaciones de apropiación cultural y las acusaciones de que ella ensalzaba el abuso doméstico. “Entonces, Blue Banisters fue más un álbum explicativo, un álbum defensivo, por lo que no lo promocioné en absoluto. No quería que nadie lo escuchara. Solo quería que estuviera allí en caso de que alguien sintiera curiosidad”.
La música de Del Rey alguna vez se sintió como si ella estuviera cantando melancólicamente sobre tu hombro. Ahora, sin embargo, sus versos se reproducen directamente hacia la cámara y luego derriban la cuarta pared para hablarte. Hay alegría, libertad y honestidad sobre su realidad en este nuevo álbum, Did You know that there’s a tunnel under Ocean Blvd.. Los cortes fluyen en un trance parecido al del jazz; canciones clásicas de piano y acústicas se mezclan con hip-hop, pop, gospel e intervenciones corales. Las letras se mueven tan rápido como el poema de un escritor Beat: le hablan sin problemas a un amigo acerca de la cultura, dan actualizaciones mundanas sobre lo que sucede en su vida diaria, presentan notas sobre relaciones oscuras. Pero algunas de las canciones, como señala Antonoff, vienen acompañadas de una “voz de Dios, algo de alegría o esperanza”.
Antonoff regresa como productor en varios temas. “Sientes un extraño latigazo al no saber lo que debes sentir”, dice él sobre el segundo sencillo, ‘A&W’; “Esa sensación atraviesa todo el álbum: podrías analizar si se trata de gospel o traer de vuelta algunos beats de rap, pero en el estudio, solo se trataba de encontrar lo impactante del momento”.
El túnel debajo de Ocean Boulevard existe realmente. En el centro de Long Beach en Los Ángeles, el Jergins Tunnel está abandonado, y todavía brilla si proyectas luz sobre sus azulejos. Hoy la gente camina por encima sin saber lo que hay debajo. A finales de los 60 fue cerrado al público, pero en su época servía para que los veraneantes llegaran a la playa. Vendedores de algodón de azúcar y souvenirs se alineaban junto a esas paredes. Para no ser demasiado literal, Del Rey dice que probablemente sea una especie de metáfora sobre estar aislada, encerrada, con todas estas cosas hermosas adentro sin que nadie pueda acceder excepto, ¿la familia?
Esa revelación muestra que su sensibilidad se ha suavizado en relación con la forma en que ella percibida y entendida, pero sigue siendo un enigma. “Esa era una pregunta que tenía, porque es algo que podría suceder con la música, con las percepciones de la gente sobre mi música”, explica más adelante. ¿Llegaría un momento en el que su obra fuera tan hermética que solo la familia tendría acceso a ese túnel metafórico?
Este álbum es una caja de tesoros dedicada a la familia. Ella menciona a su padre, hermana, hermano, el bebé de Caroline y todos los seres queridos que la rodean para “mantenerlos cerca de la música” porque están con ella todos los días. Algunos chistes y frases se extraen directamente de las conversaciones con sus amigas, como en ‘Fishtail’, cuando la cita de un amigo le prometió que iría a su casa para trenzarle el cabello, pero nunca lo hizo. “Si la gente piensa que mi música es buena es porque hay otras personas involucradas en las canciones y en su creación. Mucha gente”, dice, con una sonrisa.
En la canción principal y el primer sencillo, Del Rey pregunta con nostalgia: “¿Cuándo será mi turno?”. Aunque ella dice que esto se refiere a preguntarse cuándo es su turno de que le suceda algo, la pregunta de si continuará con la línea familiar siendo madre y cuándo (y si el matrimonio y el amor están incluidos en eso) aparece varias veces a través del álbum. En cuanto a los anhelos maternos, solo hablará del pasaje de The Bell Jar en el que la protagonista de Sylvia Plath considera las opciones de vida que enfrenta una mujer: matrimonio, hijos, opciones de carrera, etc. “Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder todos los demás y, mientras estaba allí sentada, incapaz de decidirme, los higos comenzaron a arrugarse y ennegrecerse, y, uno por uno, cayeron al suelo, a mis pies”, escribió Plath.
“Hay una higuera”, dice Del Rey. “Hay muchos higos, y si no elijo uno primero, todos se marchitarán y luego no habrá higos para elegir”.
Con la idea de incluir a los seres queridos que la rodean, el exnovio de Del Rey, el camarógrafo Mike Hermosa, también aparece como productor en el disco. Si no fuera por él, el álbum no existiría. Todos los domingos, Hermosa tocaba su guitarra con Del Rey, quien comenzó a grabarlo a escondidas. En una ocasión, preguntó si podía cantar y salió ‘Did you Know?’ completa. “La música es como un pajarito que siempre está sobre mi hombro”, dice. “Incluso cuando estoy buscando un respiro, alguien entra, toca una pequeña melodía y digo: ‘Mierda, está sucediendo de nuevo’”.
A partir de entonces, todos los domingos disponibles, grababan una canción en su teléfono. Cinco de ellas aparecen en el álbum. “Cuando nos separamos, dije: ‘Sabes que en algún momento vamos a tener que hablar sobre el hecho de que tienes la mitad de este álbum. Saldrá’”, dice. Afortunadamente, Hermosa escuchó el álbum terminado y la llamó para decirle que le encantaba.
Que este álbum parezca tan diferente de lo que ha hecho antes y, sin embargo, sea un collage de todo lo que ha hecho, es evidencia de que Lana Del Rey ya cuenta con nueve álbumes de estudio en su carrera. “Lana no tiene límites”, dice Antonoff. “Ha llegado a un punto en su trabajo, que es realmente mi lugar favorito para trabajar, donde no hay a dónde ir más que adentrarse artísticamente en la espesura. ¿Ir en busca de la radio? Eso sería una estupidez. ¿Ir a la caza de tendencias? Muy estúpido. Ella creó todas las tendencias. Es un lugar liberador, si puedes aceptarlo. El único lugar a donde ir es su liderazgo”.
Entonces, llegó con el pájaro en su hombro para crear lo que fue, según ella, el álbum más fácil que jamás haya hecho.
¿Sabes qué son los telómeros? Son las extrañas terminaciones nerviosas con forma de mano que se encogen con la edad. Los expertos creen que dentro de una década podremos preservarlos. Lana continuó su investigación sobre los telómeros y el concepto de la muerte, preguntándose si ella y su familia estarán bien. “¿Por qué no hacer que ese sea el enfoque: la autoconservación? Solo para quedarme y ver qué pasa. Es algo bueno, o al menos mi papá siempre ha dicho que sucederá y ha estado esperando. Está muy en contacto con los descubrimientos científicos de los últimos diez años, o más. Pero lo sigo viendo ahora, ha habido dos artículos en las últimas dos semanas”. ¿Por qué no vivir para siempre?
“Pase lo que pase de aquí en adelante, ya aprendí todo, puedo decirlo, aprendí todo lo que necesito saber, no necesito experimentar nada más”, dice ella. “Estoy muy feliz de haber superado todos esos momentos; tengo mucha suerte de que mi corazón no esté en pedazos por todo el mundo, fragmentos de él con otras personas a las que no pertenece, que mi cabeza está lo suficientemente clara como para no enloquecer”.
“Y”, dice con una sonrisa en su rostro, “todavía disfruto el puto hecho de que estoy en la portada de ROLLING STONE. ¡¿Me estás tomando el pelo?! Poder disfrutar de esa experiencia. Para disfrutar el hecho, literal, de que estás en la portada de ROLLING STONE. La primera vez que estuve en la portada de la revista ROLLING STONE de EE. UU., no podía creerlo, pero lo que es más increíble es que 11 años después esté en la edición del Reino Unido. Ni siquiera puedo registrarlo. Es salvaje”.
Más tarde, atravesará las puertas del patio hacia la cocina abierta y saltará de la mesa para decir: “¡Estoy en la portada de ROLLING STONE!”. Es una sorpresa jubilosa para cualquiera que lo presencie.
La entrevista en el patio esencialmente ha terminado porque pasamos a tener a Lana Del Rey dándome consejos sobre su tema especializado (hombres). Nos inclinamos sobre su iPhone para ver una foto que tomó de una copia olvidada de Songs of Innocence and of Experience de William Blake que encontró al revisar sus cosas viejas. Hace años, Del Rey escribió algo en la portada. “Qué hermoso concepto: tener un resultado final de eso que no harás. A mí misma me encantaría estar con alguien que no crea en la presión y que encienda la pasión no solo con seguridad, alguien cuya mirada me recuerde por qué amo vivir, una persona cuya naturalidad me recuerde a la mía y que la belleza existe para ser disfrutada”.
Nos sentamos en los muebles del jardín y ella me mira con la paciencia de una hermana mayor que da consejos. Luego dice, con tanta delicadeza y despreocupación que resulta tímida: “Tenía muchas ideas ahí”.
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