La profecía autocumplida de Indios: “Sabíamos que en algún momento íbamos a volver”

La banda rosarina encontró en sus propias canciones el camino de regreso luego de un impasse de cuatro años que, sostienen, los fortaleció como músicos y amigos

Por  JUAN FACUNDO DÍAZ

septiembre 18, 2024

Florencia Daniel

La vuelta de Indios a los escenarios tiene algo de profecía autocumplida. Al revisitar sus discos, hay canciones que parecieran estar hablando de este momento, de su reunión tras unos años distanciados, como si ellos mismos se hubiesen dejado migas en el piso para así poder recordar el camino de regreso a casa. Frente a un Niceto lleno un jueves lluvioso de agosto, en el momento cumbre de la serie de tres shows de reencuentro totalmente agotados, un cartel que dice “Ya era hora de volver” se eleva desde el público. Ese verso de “El sol ya estaba ahí” del disco Besos en la espalda (2019) hoy se hace bandera y carne, porque en los primeros pasos de esta nueva etapa, tal como dice el tema, Indios está intentando “recordar lo que fueron alguna vez” para mirar hacia adelante y darle comienzo a un nuevo capítulo en su historia.

“Estamos contentos y en acción, así como nos ves”, dice Joaquín Vitola en la sala de ensayo que la banda tiene en el Polo Cultural Saldías, mientras ultiman detalles en los días previos a presentarse sobre el escenario de Palermo. “Después de un tiempo sin vernos, me parece que fue un aire que nos da frescura para volver a tocar las canciones que nos forjaron como músicos. Hay una obra a la que es lindo haberle dado un espacio de silencio como para poder reencontrarse y revitalizar las interpretaciones”, piensa el “Flaco” Nicolás De Sanctis, guitarrista de la banda. A las presentaciones en Niceto con cartel de sold out del 7 y 8 de junio se les sumó, casi como bonus y premio extra, una fecha más para agosto en el mismo lugar. De cara a eso el plan fue pulir la lista de temas en su búnker, hacer un ensayo abierto al público para profundizar el reencuentro con sus seguidores y, finalmente, llegar aún más afilados a la tercera fecha porteña. 

(Foto: Florencia Daniel)

La cosecha 2024 del nuevo movimiento de la banda oriunda de Rosario encendió motores de inmediato y ya entregó “Cristal” como canción nueva. Además, como si fuera poco, promete un disco para fin de año. Ahora bien, para entender esta actualidad renovada es necesario dar unos pasos para atrás, más precisamente al año 2019, porque para volver a encontrarse en un estudio de grabación debieron, cada uno de ellos, atravesar un viaje de descubrimiento personal que casi como un círculo los llevó de regreso al mismo punto de partida, pero renovados. “En el disco de ese año hay una canción que se llama ‘Ya lo sé’ y ahí dice: ‘Siento que estamos al borde de un abismo que aún no tiene un nombre/ y aunque querramos negarlo es que el mundo se nos vino abajo’”, dice Federico Pellegrini, baterista. “Eso fue seis meses antes de la pandemia. Es muy gráfico. Siento que hay un canal de…”, y mientras hace una pausa tratando de buscar la palabra correcta, es Agustín Majdalani, tecladista, quien completa la frase: “premonición”. Ese abismo que el universo narrativo de la banda ya intuía tuvo una doble vía, una contextual y otra interna. 

Durante 2020 Indios publicó una serie de singles empapados por lo que sucedía en el mundo: “Todas las flores de enero”, “No te quedes solo” y “Fobia”. “Habí­a cosas nuestras, internas, que venían sucediendo y que también en la vorágine de tocar, de ensayar, de no parar, por ahí­ te cuesta encontrar ese momento de reflexión, o decir ‘che, esto no está tan bueno’”, piensa el Flaco De Sanctis. “La falta de comunicación propia de la vorágine de estar siempre buscando lo próximo y en ese constante querer más. Creo que el contexto también influyó por la cosa de la distancia, separarnos. ¿Viste que hubo muchas separaciones de parejas durante la pandemia? Nos pasó eso, un poco de las dos cosas”. 

No hubo pelea de por medio ni portazos traumáticos, casi como anticipaba, también, su canción “Dos galaxias”: “Somos dos galaxias, solo nos alejamos. Somos como hermanos (…) Algo nos pasó a los dos, algo nos desconectó”. Lo que sí hubo fue, por el impacto, algo de sorpresa. La banda estaba en Mendoza en una etapa de creación con un disco (casi) listo que jamás vio la luz, pero Joaquín blanqueó una situación y propuso frenar. “Yo empecé a decir ‘¿qué onda si siento la pérdida de esto? ¿Quién soy sin Indios?’”, recuerda el cantante. “La cuarentena y demás para mí fue repositivo, fue como el hecho de viajar bien para adentro y decir ‘¿cuál es mi vida?’”. Lo que siguió de esa inquietud fue un planteo casi filosófico para él, una intención totalmente motorizada por lanzarse a lo desconocido, perderse y volver a encontrarse. “Obvio lo tomé desde lo que me estaba pasando a mí,­ pero sí­ sentí­a que era algo para el bien colectivo también. Era algo que iba a traer mucha sanación, nos dio como un montón de espacios para charlar, para decirnos cosas y poder profundizar entre nosotros de nuevo”.

(Foto: Florencia Daniel)

A partir de ese momento, cada uno intentó buscar la respuesta por su lado desarrollando otros aspectos de sus vidas para poder contestar la pregunta existencial y constitutiva de qué eran más allá de la banda. “Fue difí­cil cortar con algo que vení­amos viviendo hacía más de 10 años, era un hábito para nosotros y era lo que formaba parte de cada uno”, dice Agustín Majdalani. “Es como que, de un momento a otro, ya está, no existe más. Pero después nos fuimos encontrando en otros lugares, en otros proyectos, nos seguíamos viendo”. Algunos fueron padres, Guillermo Montironi, bajista, se dedicó a la producción de shows y espectáculos de gran escala; Federico Pellegrini, baterista, siguió aportando su golpe en diferentes proyectos; Patricio Sánchez Almeyra vivió un tiempo afuera y se especializó en posproducción de sonido; el Flaco De Sanctis y Joaquín Vitola se dedicaron a sus proyectos y producciones de otros artistas. Y así pasaron casi cuatro años. Hasta el reencuentro. 

“Que cada uno lograra hacer otra cosa ayudó a descomprimir un poco esto de que lo único que teníamos era Indios”, cuenta Federico. “Con el Flaco hablamos mucho, con Joaco también. Mucha charla, mucho de cómo tratar ideas, revisar lo que pasó, comportamientos, cosas que nos pasaban. Siento que internamente todos sabíamos que en algún momento íbamos a volver, pero apareció Eric, un amigo, que nos juntó a todos y nos dijo: ‘Bueno, muchachos, miren. Las condiciones están dadas para que ustedes vuelvan a tocar. Que cada uno diga si quiere volver o no’. Fue más largo y emotivo todo, pero fuimos contestando y acá estamos”. Otra profecía: “Volvamos al minuto cero, no quiero desperdiciar de nuevo, amor”, cantan en “Minuto cero”. Y ese punto inicial los llevó a una casa en el Tigre donde fueron a encontrarse personal y musicalmente y así componer nuevos temas. “Empezamos a componer entre todos y sumamos gente externa. Eso de hacer unos retiros de composición nos unió mucho”, cuenta Guillermo. “Estábamos en el Delta para dormir, grabar y comer. Una vez que estuvo la primera camada de canciones, dijimos ‘hagamos un ensayo para ver qué pasa’”.

En 2008 Luis Alberto Spinetta llegó a Saldías en búsqueda de un espacio grande, poco conocido, y cómodo para poder preparar y ensayar su recital de despedida, Las Bandas Eternas. El lugar que hizo propio, la sala principal del complejo, hoy lleva su nombre. Ahora es viernes 3 de agosto de 2024 y falta casi una semana para el último show de los tres que la banda programó en Niceto. La propuesta para hoy es abrir la cocina de Indios y compartir intimidad con un grupo de seguidores que se acercarán a compartir un ensayo abierto y ver a la banda en un espacio totalmente personal y diferente a la dinámica de recital, exactamente en ese mismo lugar en el que Spinetta ensayó con todos sus grupos. Además, en la naturaleza de la banda, el público tiene vital importancia. Tanto que algunos asistentes terminarán esa tarde al mando de los diferentes instrumentos, haciéndose cargo ellos mismos de las canciones de Indios en un momento de comunión y celebración del reencuentro total. 

(Foto: Florencia Daniel)

“Desde Rosario tenemos eso de que no nos gusta poner barreras, eso de la cosa del artista de un lado y del otro la gente. Eso aleja mucho y nivela para abajo”, cuenta Joaquín. “Hay algo muy cercano entre Indios y el que lo viene a escuchar. Eso genera esa cosa de unidad y de que podamos compartir. La idea del ensayo abierto es que el que pueda venir a ver, también pueda verse reflejado y sentir que también puede, que piense ‘los chicos son iguales que yo’. Esto de decir que somos iguales empodera mucho al otro que nos mira”.

Sin embargo, a la hora de decidir volver, la certeza de que la gente estaría del otro lado nunca fue totalmente clara. Si bien desde que la banda dejó de tocar las reproducciones en plataformas de streaming se duplicaron, esos indicadores no garantizaban dos ni mucho menos tres Niceto agotados. Una nueva profecía, en este caso desde “Fobia”: “Quizás desaparezca, me da miedo el rechazo”. “No teníamos idea de qué iba a pasar. Todo bien con las escuchas, pero había miedo”, admite Joaquín. “Nada más lindo que tener miedo, quiere decir que te importa, que vas a poner todo lo que esté a tu alcance para que el mensaje llegue. Fueron cuatro años de gente que dejó de ver Indios y andá a saber si esa gente ya estaba en otra”. 

(Foto: Florencia Daniel)

La gente, sin embargo, demostró estar pendiente y las entradas para las dos primeras fechas anunciadas se agotaron inmediatamente. El entusiasmo fue de tal forma que la tercera función no estaba estipulada, pero fue necesaria para poder cobijar a aquellos que no consiguieron entradas, una especie de premio extra para todos, para el público y para la banda. La profecía ahora llega desde “Luz azul” (Asfalto, 2017): “Y yo como un tipo que está viviendo hoy (…) quiero darte el cielo como lo logramos la primera vez. Yo quiero agradecerte por todo este tiempo que he pasado acá”. Entonces, si fue necesario perderse para encontrarse, ¿uno puede volver adonde fue feliz? “Se vuelve distinto, uno vuelve siendo otro”, dice Patricio. “Pasan cosas en el medio que te cambian. Acá había una búsqueda personal de abrir un poco, de aventurarse por fuera. Ahora es encontrarse desde otro lado”. Ese jueves lluvioso, finalmente, el encuentro fue, además, rodeados de amigos. Por el camarín pasaron a entregar sus abrazos y saludos Fabián Quintiero, Franco Saglietti de Francisca y Los Exploradores, Juan Ingaramo y más. 

“De ninguna manera concebíamos volver a encontrarnos de manera nostálgica y solo a revisitar el repertorio. De hecho, la primera cosa que hicimos para el proyecto fue componer y ensayar canciones nuevas. Ahí­ surgió tocar una vieja, no sé si fue ‘Tu geografí­a’ o cuál, como bien en joda y dijimos ‘wow, nos acordamos de todo’”, dice Joaquín. “De arranque fue como con esa idea de ir para adelante. Ya sacamos una canción, ahora vamos a sacar otra, estamos haciendo un disco. Como que en el momento que terminamos para mí­ era como ‘bueno, listo, se baja el telón, fin de Indios’. Pero un dí­a me di cuenta de que eso podía ser simplemente una primera etapa. Creo que hay un montón de discos, un montón de temas para hacer todaví­a, shows, no sé, más cosas”. Así, entonces, mirando para adelante, queda “Ya fue” como la profecía autocumplida final, la más importante, la que deja de lado cualquier problema entre ellos, cuestionamiento filosófico, y vuelve a Indios a la huella del pop nacional que bien supieron recorrer: “Si ya me acostumbré a vivir sin tu amor, a no pensar en vos: Ya pasó. Ya fue”.