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La música, la poesía y el feminismo de Francisca Valenzuela

La cantautora chilena nos habló sobre su plataforma Ruidosa, su música nueva, el panorama actual de la industria en temas de género y su amor infinito por la poesía

Por  MELISA PARADA BORDA

junio 3, 2022

Jesus Soto Fuentes

Francisca Valenzuela es probablemente una de las artistas que ha tenido un trabajo más activo en espacios feministas dentro de la industria musical de América Latina. Además de sus composiciones pop embelesadoras, la cantautora chilena es la fundadora y directora de Ruidosa, una plataforma que creó en 2016 para que las mujeres y disidencias tuvieran un espacio donde difundir sus proyectos artísticos y compartir experiencias. Francisca nos recibió en su paso por Bogotá para conversar sobre los logros de Ruidosa, su álbum Vida tan bonita, su poco hablado gusto por la poesía y mucho más.

Hace seis años fundaste Ruidosa Fest que también es esta gran plataforma feminista que amplifica las voces de las artistas de habla hispana. ¿Qué retos han tenido que enfrentar?

¡Muchísimos! Hay desafíos que tienen que ver con lo filosófico o lo cultural, como poner temas sobre la mesa, visibilizar y validar esas problemáticas. Hay desafíos que tienen que ver con el tema personal, es decir, yo también voy creciendo como una mujer feminista, voy integrando esos valores en mi vida, voy siendo congruente y estoy a la altura de la situación. Hay desafíos que tienen que ver con los problemas sistémicos de discriminación, estereotipos, falta de representación y participación de mujeres en la música que son las razones por las que iniciativas como Ruidosa existen.

¿Cómo te ha servido Ruidosa para tu crecimiento personal y como artista?

Ha sido de alto impacto para mí. Cuando empecé Ruidosa estaba en un momento super complicado personalmente, estaba casi retirándome de la música, estaba deprimida, había sufrido de TOC y dije, “No voy a seguir haciendo música, soy pésima, me odio”. Estaba batallando duro y de repente dije, “¿Y si hago Ruidosa?”. Me di cuenta de que parte del decir eso también era porque me sentía sola en un plano social como mujer a esa edad y en lo laboral. Cuando empecé a crear esa instancia pude aprender y conocer más de mis colegas, crear comunidad, congregación y alinearse todo en una postura, fue muy lindo. Me ha servido mucho con mi autoestima, el feminismo me ha enseñado mucho a apoyarme en mis amigas y en las mujeres, a confiar en mí y a darme espacio para equivocarme, para quererme.

Lo entiendo, una a veces se siente sola y necesita de alguien que comparta la misma experiencia como mujer. Al hablarlo una se da cuenta de que es un sentimiento común.

Además hay muchas cosas que no se conversan en tu vida y que están muy invisibles en diferentes áreas, y creo que el desmitificar esas cosas, darles espacio y validarlas a través de testimonios es muy importante y puede generar una transformación individual. Además que también es una cosa emocionante de empoderamiento. Yo escucho a una colega que está motivada y apasionada por lo que está haciendo y eso me activa, me identifico. Eso me ha dado Ruidosa además de sentir que hemos creado y desarrollado cosas que han tenido impacto.

El informe que sacó Ruidosa sobre la participación de artistas mujeres en festivales se tradujo en la ley de cupo femenino en festivales en Argentina. ¿Qué opinas sobre estos proyectos que buscan cuotas de género, teniendo en cuenta las críticas que se les hacen en cuanto a la meritocracia?

Yo estoy de acuerdo con la ley de cupo y creo que es una iniciativa buena. Obviamente como todas las iniciativas, puede ser imperfecta y entiendo la reacción que puede haber, sin embargo, la historia ha mostrado que si uno no implementa medidas que son de mayor iniciativa e incentivo, no cambia nada. Hay que abrir esa puerta y dejarla abierta, obligatoriamente. En un sistema que es intrínsecamente patriarcal es muy difícil romper con los patrones de la cadena, implementar medidas que ayuden me parece bueno. También es exigir, dar la oportunidad a disidencias o mujeres y lo más probable es que estén a la altura de la oportunidad. El argumento de la meritocracia a veces puede ser una falsa equivalencia, no creo que sean antónimos. Es una medida que ojalá no tuviera que existir, pero está claro que sí lo necesita porque nunca nada cambió, y aun así con la ley de cuotas existe disparidad alta en la participación en diferentes áreas de trabajo en el mundo entero.

Francisca, ¿te consideras activista?

No, porque la gente que es activista dedica su vida a su causa y yo creo que yo soy músico y artista. Sin duda a las causas que me conmueven sí les dedico mucha energía y sí invento proyectos para ponerme al servicio de ellas.

¿Cómo te sientes cuando te llaman así?

¡Honrada! Siento que es una visibilización de una parte de mis intereses, es decir, lo de Ruidosa ha sido un trabajo en sí mismo muy grande, le he entregado muchísimo. Yo soy respetuosa con auto referenciarme así porque primero soy artista y música, y esa experiencia me llevó a hacer algo con mis otras inquietudes que tienen que ver con lo extra musical, pero no es mi área de experticia.


“Cuando hice el primer Ruidosa mi discurso de bienvenida fue, ‘Esto es para demostrar que la música hecha por mujeres y disidencias no es música para mujeres y disidencias únicamente’”


De acuerdo con tu trabajo en Ruidosa y tu carrera, ¿qué tanto se ha avanzado en las industrias culturales en cuanto a temas de género?

Falta. Creo que hasta ahora estamos reconociendo que hay una ausencia de participación y representación en mujeres en diferentes áreas que no son las habilidades más típicas, ya sea arriba del escenario o en comunicaciones. Uno ve ausencia en management, en discográficas, en técnicas, en ingenieras, en productoras musicales. Ahora hay iniciativas que están incentivando mayor participación y toca identificar las problemáticas. Creo que todavía estamos al comienzo porque estamos en la cultura popular y, mientras más mujeres y disidencias haya en esos espacios, mejor va a ser porque más cambio puede suceder.

¿Qué crees que hace falta para que la música hecha y producida por mujeres no solo sea escuchada por las mismas mujeres?

Cuando hice el primer Ruidosa recuerdo que mi discurso de bienvenida fue, “Esto es para demostrar que la música hecha por mujeres y disidencias no es música para mujeres y disidencias únicamente”. Yo creo que eso va a pasar en la medida que los espacios de mayor difusión y popularidad tengan la apertura para incorporar diversidad de puntos de vista artísticos. Hoy en día como hay tantas ventanas de acceso a cultura e información creo que pasa en cierto punto, pero todavía no hay quizás una noción de que la música de diversidades también puede ser algo comercial y popular.

A principios de los 2000 publicaste los libros Defenseless Waters y Abejorros/Madurar, ¿qué recuerdas de tu vida cuando los sacaste?

Yo soy mitad gringa, entonces me postulaba mucho a concursos y mandaba mis poemas para todo lado. Se lo mandé a una revista que se llamaba El Andar y a la editora le encantaron mis poesías y las publicó. A través de eso conocí a una editora argentina que se enamoró de mi poesía (yo era super chica, tenía como 13) y me dijo, “Creo que hay que publicar”, pero yo no quería. La revista El Andar terminó sacando una editorial y esa editorial publicó esta colección de poesía, después me invitaron a ilustrarla. A través de la comunidad latina en California conocí a Isabel Allende, que era la ídola de mi mamá, mi ídola máxima. Nos juntamos y ella escribió la cuña del libro. Fue increíble e Isabel Allende me conectó con su editora en España y ella me pidió más textos, le mandé mis cuentos y publicó dos. Fue mi primera incursión laboral en el mundo de las artes.

¿Por qué no volviste a publicar?

Me encanta escribir y no lo he hecho porque creo que la música absorbió todo mi foco, pero lo amo demasiado y creo que mi fantasía más grande es ser escritora [rie]. Quién sabe lo que en el futuro haré, pero ahora estoy dedicada a la parte lírica de las canciones, eso es mi outlet de letras.

¿Consideras que tu música es poesía?

Creo que se topan. Quizás sea muy puritana mi respuesta pero no sé si poesía porque creo que la poesía tiene otro ritmo y vive en la página silenciosa, no vive sobre la música. Ahora, para mí la letra es importante y a veces es más poética. Sí siento que hay una vena literaria en lo que hago cuando escribo, tengo canciones que son historias, que tienen que ver con la fonética, con las palabras, a veces ocupo palabras que son más raras. Hay una herencia literaria en lo que hago, sin embargo, no tengo el afán de que las canciones se lean o se sientan como poesía si le quitan la música, van siempre acompañadas en su sentir musical.

Hace un tiempo mencionaste que la letra para ti era incluso más importante que la música, ¿por qué?

Yo conecto mucho con la letra. Me da risa porque cuando estoy escuchando una canción escucho mucho la letra y hay mucha gente que ni se da cuenta, está pensando en la melodía, en el ritmo, en los sonidos y yo estoy obsesionada con la letra. A mí me gusta porque pa’ mí al final quizás es una excusa, es un vehículo de una historia [ríe]. Yo empecé a escuchar música porque me conectaba en la parte confesional. Desde las Spice Girls hasta Violeta Parra, Fiona Apple, Charly García, el tema de la historia me gustaba mucho. Siento que es mi punto de partida, que no me estoy tratando de defender como una gran intérprete o una gran cantante, me estoy tratando de presentar al mundo con mis canciones, mis historias y mi punto de vista artístico, por eso la letra pa’ mí es importante.

¿Por qué te gusta tanto la poesía?

[Pausa] Nunca me lo habían preguntado. Porque de alguna manera siento que (yo no soy alguien religioso) a veces cuando leo algo que resuena, es como que me estoy leyendo a mí misma. Hay algo ahí que me emociona mucho y me hace sentir parte de algo más grande, ¿cachay? Siento que uno está atravesando la soledad de la mente. Hay cosas que me gustan de la poesía que es muy estética, ya sea el ritmo, el vocabulario, la imagen que está pintando, pero creo que hay algo más profundo que cala más hondo y tiene que ver con una conexión, con sentir una cosa media sagrada. Me conmueve y me activa mucho, creo que a veces incluso me inspira más la poesía que la música misma. Leo [Alejandra] Pizarnik, Sylvia Plath o Mary Oliver y quiero comérmelo. La vida ahí está.

Hablemos de tu música. ¿Cómo fue la transición entre La fortaleza y Vida tan bonita?

Ha sido una muy inesperada, linda y emocionante. La fortaleza, que salió en 2020, fue un disco super importante porque fue reenamorarme de hacer música. El disco retrata un viaje de autosuperación y autorrealización muy fuerte, la canción ‘La fortaleza’ finaliza ese disco porque era una canción para invitarme a ser fuerte y a superar las cosas. Lo que viene ahora es lo que pasa después de que uno se siente mejor, no porque el disco sea alegre sino porque el punto de vista en vez de estar en el ojo de la tormenta y sufriendo, tiene que ver con la añoranza de querer vivir y sobrevivir, de buscar la belleza, lo verdadero y lo vital a pesar de las cosas difíciles.

De hecho desde los títulos se nota la transición.

¡Sí, es cierto! No lo había pensado así, es como soltar y estar, ser parte del caos y el desorden.

Este camino de Vida tan bonita inició con ‘Castillo de cristal’, ‘Último baile’ y ‘Salú’, ¿por qué decidiste hacerlos trilogía?

Porque primero, cuando decidimos sacar esas canciones, inmediatamente vi los videos y le di un orden y un sentido porque si bien son super pandémicas las canciones, tienen un sentido teatral, tienen una consecuencia. Como todo se cae, uno tiene que aceptar el caos, que se acabe todo y después tiene que agradecer lo que pasó. Quería explorarlo desde los videos y armar una historia muy coral con personajes y hacer un homenaje a esa teatralidad mía como Almodóvar, super latina.

Los videos los dirigiste tú, ¿cómo funciona tu mente a la hora de hacer un videoclip?

Hay ganas de hacer algo teatral y super expresivo, querer plasmar lo que pulsa. Depende de la canción. Sí hay un trabajo de visualizar, imaginar, y me encanta soñar con cómo la parte visual va a complementar o a elevar la parte musical. Ahí yo puedo expresar también mucho de quién soy yo y siento que da más fuerza al proyecto, porque tengo un punto de vista artístico más global, es un paquete completo. Pienso mucho en 360, todo es información que va nutriendo el proyecto. Soy muy buena para buscar referencias, soy una cultura pop freak, me encantan los videos, el cine, los libros, las referencias de moda, teatro, danza… Esas ideas me nutren mucho y me activan mucho.

Dices que te gusta mostrar quién eres a través de estas ideas pero dime tú, ¿quién eres?

[Ríe] Soy una artista y creadora muy multifacética, muy curiosa, sensible, acelerada, ¡colorida!, confesional y cambiante. Ahí está.