La historia detrás del álbum inédito de Invisible, grabado en vivo en 1975

Con la presencia de Carlos Machi Rufino y Héctor Pomo, se presentó este tesoro escondido del trío comandado por Luis Alberto Spinetta, enmarcado en la presentación de su clásico Durazno sangrando

Por  OSCAR JALIL

mayo 3, 2022

Invisible: Pomo Lorenzo, Machi Rufino y el Flaco Spinetta (de izquierda a derecha)

La larga fila a la espera de una firma ocupa buena parte de la Galería Galecor. En pleno corazón de Villa Crespo, la  disquería RGS Music es el lugar elegido para un ritual que parece de otro tiempo. Al fondo del local, Carlos Machi Rufino y Héctor Pomo Lorenzo no paran de estampar sus nombres en las copias de vinilos y CD del nuevo disco de Invisible. Bajista y baterista, respectivamente, jamás imaginaron que a casi 50 años del nacimiento del trío liderado por Luis Alberto Spinetta el destino les depararía semejante mimo teñido de admiración y agradecimiento.

En Vivo – Teatro Coliseo 1975 es un milagro para muchos fanáticos de Spinetta que reconocen al trío como el punto más alto -a nivel grupal- de una discografía superlativa, y que durante años tuvieron que conformarse con casetes piratas que nunca sonaban bien o, más acá en el tiempo, volvieron a repetir la odisea auditiva pero esta vez a mayor escala. La era digital multiplicó la variedad de material inédito en YouTube o en páginas web dedicadas exclusivamente a las cintas secretas de El Flaco (www.spinettabootlegs.com.ar).

Las cuatro funciones en el Teatro Coliseo, divididas en dos shows pactadas para el viernes 21 de noviembre de 1975 y dos más para el día siguiente, reunieron a cerca de 7.000 personas congregadas para la presentación en vivo de Durazno sangrando, el segundo disco del trío. El todavía naciente rock argentino vivía una inusitada primavera de visibilización luego del lleno total de dos estadios Luna Park para el Adiós Sui Géneris, el 5 de septiembre del mismo año. Tres meses antes, la economía del país había sufrido un golpe terrible a manos del llamado Rodrigazo, un plan de ajuste que provocó la devaluación del peso y aumentos de servicios públicos, transporte y combustibles de hasta el 180%. En el plano político, Isabel Martínez de Perón conducía un gobierno en crisis tras la muerte del General Juan Domingo Perón. En ese contexto, Spinetta, Pomo y Machi lanzan su primer disco para el sello CBS, una obra conceptual a partir de las lecturas de El secreto de la flor de oro, manual taoísta de meditación traducida por Richard Wilhelm y prologada por Carl Gustav Jung.

Durazno sangrando pertenece a la tierra media de Invisible, una maravilla de precisión en su etapa más ensoñada en materia instrumental con ecos progresivos, métricas irregulares y esplendor acústico. “Básicamente, el Durazno representa dos visiones de la vida espiritual, una oriental y la otra occidental. Nosotros somos occidentales y occidentalistas. Por lo tanto, el misterio filosófico oriental es difícil de interpretar desde la óptica saturada de la sofisticación como la nuestra, para poder investigar en ese arte y filosofía debemos desprendernos de todas esas cosas”, dice Spinetta en una entrevista de la revista Pelo poco después de la edición de Durazno sangrando.      

La primera pista de la existencia de un material único apareció en los archivos del recordado ingeniero de sonido Carlos Melero, quién estaba al frente del sonido en los shows del Coliseo y que poco tiempo antes de morir donó las cintas al Instituto Nacional de la Música (Inamu). El ente público contactó a la familia Spinetta que con el aval de Machi y Pomo acordaron el lanzamiento oficial del disco. El registro original no sufrió ningún retoque de estudio y sumó a Mariano López, sonidista histórico de Luis, para llevar adelante el proceso de masterización. Las fotos de Eduardo Martí completaron el círculo de restauración que si bien no rescata la totalidad de alguno de los shows (el disco incluye 7 canciones), captura de un modo notable el efecto Invisible de detallismo y encaje superior.

En una de las cuatro funciones en el teatro de la calle Alvear, Astor Piazzolla formó parte de la platea privilegiada en otro de sus tantos acercamientos al rock. La conexión llegó a las puertas de una colaboración discográfica que nunca se concretó porque Spinetta, de tan sólo 25 años, todavía sentía cierta distancia frente al músico que marcó la evolución del tango moderno.

El repaso inolvidable de Las Bandas Eternas en Vélez (diciembre 2009) significó un curso intensivo en tiempo real del Planeta Spinetta. Durante esa velada de efectos asombrosos, Invisible marcó claras diferencias frente a otras experiencias trascendentales en la vida grupal de Luis Alberto. Ahora, En Vivo – Teatro Coliseo 1975 confirma el secreto a voces. “Temprano el durazno, del árbol cayó, su piel era rosa, dorado del sol”, canta Spinetta y su voz suena tan cristalina como los juegos vocales que intercambia con Machi o los toques mínimos de Pomo para ambientar la percusión de un sueño, cuando nadie lo esperaba llegó la versión definitiva de un clásico acústico. El plan íntimo continúa con “Que ves el cielo”, un estreno para 1975 que un año después formaría parte de El jardín de los presentes y que también se convertiría en la canción favorita de Charly García para aquel encuentro en Obras de Serú Girán y Spinetta Jade en 1980. “Ahora vamos a tocar otro tema nuevo muchachos”, dice El Flaco antes del estreno de “Perdonado (Niño Condenado)”, aquí el vaivén de intensidad y lirismo expone las razones del ensamble que no tenía nada que envidiarle a la originalidad de King Crimson modelo 74 o a los viajes de fusión de la Mahavishnu Orchestra.

La excursión continúa con “El diluvio y la pasajera”, una versión sin la primera parte cantada, el registro es mucho más expansiva en el tratamiento eléctrico de la guitarra. “Oso del sueño” trae uno de los benditos y necesarios simples de Invisible, un funk criollo cambiante y coral, otra vez el ensamble del instante fluye y emociona. Cerca del final las intricadas figuras de guitarra contenidas en “Viejos ratones del tiempo” o el apabullante crescendo rítmico de “La azafata del tren fantasma” vienen desde otro dimensión como pruebas de vida, la más clara certificación de un sonido progresivo que en vivo era pura explosión rockera y prepotencia virtuosa en su base rítmica. Muchas veces en esos conciertos, algún impertinente pedía a gritos “Me gusta ese tajo”, haciendo caso omiso el trío seguía tocando como si esos gritos potenciaran aún más tanta precisión en el detalle y la palabra.

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