Ser un artista independiente es una búsqueda incesante por ser escuchado, una pelea constante contra las grandes disqueras y su gran poder, un rebusque de talento, amigos, contactos y de mil otras cosas que se deben atender cada día. Puede ser un proceso abrumador e inclemente, pero todo lo que se hace con cariño y perseverancia termina valiendo la pena al final del camino. Así es la historia de Felipe Opsina, un cantante y productor de 26 años, que lleva casi una década luchando por convertir a CIAN, su proyecto de solista, en lo que siempre soñó.
“Yo me involucro en todo, no dejo pasar nada. Estoy en las finanzas, mezcla, producción, composición, diseño, portadas, prensa y medios. Todos los días respiro y vivo por mi música, me despierto y me acuesto pensando en esto”, dice el músico colombiano radicado en Estados Unidos. Y es precisamente esta “obsesión sana”, tal como lo describe él, lo que lo ha llevado a trabajar de la mano de grandes artistas como Mabiland, Elevn y Rap Bang Club.
La música de CIAN suena a R&B con una mezcla de sonidos latinos y del mundo, melodías cautivadoras conjugadas con la suavidad y la intimidad que proporciona el género y que a su vez se mezclan con el poder de las cajas de ritmos y las guitarras. “Definitivamente no hay una fórmula secreta. Pero lo que sucede es que lo comercial gira en torno a un mismo universo, y lo que yo quiero hacer es algo completamente diferente. Mi género es distinto, es muy anglo, es pop con R&B alternativo y es un sonido que todavía no está marcado en el mundo latino”, dice. “Yo soy un producto de la globalización, y es por eso que mi música es un reflejo de eso, un salpicón cultural. Es por eso que no hago reguetón, ni cumbia, lo mío es una fusión de todo eso, y debo ser diferente a la hora de sacar música y en mis estrategias”.
Como artista nuevo, sin una disquera y, por supuesto, sin un músculo financiero como el de los artistas del mainstream, que tienen millones de dólares y cientos de contactos, CIAN tiene claro que la única forma de luchar contra esto es teniendo una esfera de trabajo completamente funcional y mucho talento, “Al final del día eso es lo que me va a sacar adelante. He intentado todas las estrategias, he movido mi música de todas las formas, pero definitivamente llegué a la conclusión de que me van a funcionar los featurings, y la constancia”, agregó.
Por otro lado, mediante estas colaboraciones, CIAN ha logrado plasmar su sello al llevar a sus invitados fuera de su zona de confort, mezclando sus influencias, géneros y sonidos. “Estoy trabajando con artistas que normalmente no hacen mi estilo ni trabajan el género que yo hago, pero los estoy montando en el mío”, comenta. “Sacarlos de la zona de confort funciona, esta fórmula es muy popular en otros países y aunque está comenzando a pasar en Latinoamérica, todavía les cuesta un poco, porque piensan que estos featurings les va a afectar su imagen, y no es así”.
Teniendo estas bases y dinámicas claras, CIAN ha creado una estrategia con la cual piensa mostrarse al mundo: publicar su música casi de manera semanal, y aunque el negocio de la música es una lotería, solo hay una regla general: No hay una fórmula correcta para llegar al éxito, esto se trata de ensayo y error. “En este momento le estoy apuntando a los sencillos sin parar. Quiero que cada canción pueda resaltar, que tenga su espacio y lugar. Mi objetivo es tener un catálogo de muchas canciones, quiero que la gente sepa quién es CIAN”.
Hacerles caso a los agentes de la industria nunca fue una opción para el colombiano. Tener que esperar meses para poder hacer un lanzamiento y apostarle todo al rojo es un riesgo muy grande que un artista que apenas está comenzando no puede darse. Es por eso que su estrategia es incisiva y ataca justo donde la industria tiene su mayor debilidad; “Esto acaba de empezar”, asegura.
