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King’s Man: el origen

La precuela de la saga basada en los cómics de Mark Millar y Dave Gibbons, es una delirante y entretenida lección de historia, que le rinde homenaje a los clásicos del cine bélico y de espías

Matthew Vaughn 

/ Ralph Fiennes, Harris Dickinson, Rhys Ifans, Gemma Arterton, Matthew Goode

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Cinecolor

Mark Millar, el autor de cómics originario de Escocia (Kick-Ass, Wanted), unió sus fuerzas con el ilustrador británico Dave Gibbons (Watchmen, Judge Dredd), para publicar en el 2012 la novela gráfica The Secret Service, un homenaje a James Bond y a las películas de espías procedentes del Reino Unido. 

Dos años más tarde, el también británico Matthew Vaughn, quien ya había adaptado a Kick-Ass para el cine, hizo lo mismo con The Secret Service, rebautizando su película como Kingsman (nombre de la agencia secreta creada para el cómic). 

El merecido éxito de la cinta, impulsó a Millar y a Gibbons a publicar dos nuevas novelas gráficas de The Secret Service llamadas The Big Exit (2017) y The Red Diamond (2018). A su vez, Vaughn dirigió Kingsman: The Golden Circle, una secuela cinematográfica sólida, pero inferior a su predecesora.    

Vaughn tenía proyectado presentar para el 2019 The King’s Man, la precuela de la saga que narra los orígenes de la agencia. Pero la pandemia causada por el COVID-19 retrasó su estreno por casi tres años.   

La espera valió la pena. Para esta entrega, el director decidió contar una historia a la vieja guardia, recurriendo a una gran cantidad de clásicos del cine de espías y de guerra como referentes. Los cinéfilos reconoceremos los guiños a cintas como Sin novedad en el frente, Lawrence de Arabia, Las cuatro plumas, La carga de la armada ligera, Los cañones de Navarone, la reciente 1917 e inclusive Mary Poppins (¡!)

Piense en The King’s Man como una lección de historia contada por los Monty Python. Su protagonista es el gran actor Ralph Fiennes, quien interpreta a Orlando Oxford, un aliado del Rey Jorge (Vale la pena decir que el actor Tom Hollander, siguiendo la tradición de Alec Guiness en Ocho sentencias de muerte, encarna al Rey Jorge, pero también a sus primos segundos, el Zar Nicolás y el káiser Guillermo II).

Oxford realiza trabajos de espionaje para el Rey en compañía de sus colaboradores Shola (Djimon Hounsou) y Polly (Gemma Arterton), dos espías letales quienes aparentan ser los sirvientes de Orlando. Además de oponerse a la violencia, al colonialismo y a las condiciones inhumanas de los soldados británicos ubicados en el sur de África, Oxford no ha podido superar la trágica muerte de su esposa y tiene que lidiar con su hijo Conrad (Harris Dickinson de la serie Getty), un joven patriótico e ingenuo, que desea prestar su servicio militar la Primera Guerra Mundial, conflicto desatado por la muerte del archiduque Francisco Fernando de Austria (Ron Cook). 

Como la fuente de este relato es un cómic, vamos a ver aquí a una liga de villanos que conspira para desestabilizar el orden mundial y que es dirigida por un siniestro y misterioso hombre. Dentro de los miembros de esta liga, se encuentra nada menos que Rasputín el monje maldito, quien es interpretado magistralmente por el actor galés Rhys Ifans como una mezcla entre Peter Sellers y Christopher Lee. Definitivamente, el Rasputín de Ifans es el alma de esta cinta (la “escena de la pierna”, llevada a cabo entre Fiennes e Ifans, es tan memorable, como hilarante y perturbadora).  

No se puede revelar mucho de la trama, pero vale la pena decir que hay una muerte trágica que conlleva a una emocionante y disparatada misión suicida, que busca acabar con la conspiración detrás de la Primera Guerra Mundial. Si usted está buscando una cinta entretenida, llena de aventuras, fino humor inglés, buenas actuaciones e impactantes escenas de acción, The King’s Man no lo defraudará. Vaughn planea una nueva secuela, así como una continuación de esta precuela, la cual nos conduce a Adolfo Hitler y a la Segunda Guerra Mundial. Así como el joven Conrad, los fanáticos de Kingsman estamos listos para reclutarnos.

P.D. No se pierda la reveladora escena postcréditos.

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