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Kevin Kaarl y el valor de la vulnerabilidad

El chihuahuense se ha convertido en uno de los grandes exponentes de un movimiento de la música mexicana que manifiesta honestidad y profundos sentimientos

Alonso Arcast @alonsoarcast

mayo 7, 2023

Más de una lágrima ha sido derramada como consecuencia de la emoción que provocan las canciones de Kevin Kaarl. Amor, desamor y batallas internas, entre otras vivencias, han inspirado las letras de este joven que empezó solo con su guitarra, pero que ahora cuenta con una audiencia fiel y el éxito que le ha traído el abrazar su vulnerabilidad.

Kevin nació en Meoqui, una pequeña ciudad en Chihuahua, México, y forma parte de esa ola de folk melancólico que surgió hace unos años en el norte del país. Un movimiento de jóvenes que le cantan a una generación ávida de honestidad y catarsis emocional. Inició siendo parte de una banda sinaloense de regional mexicano y poco a poco, junto a su guitarra, su hermano gemelo y las amistades que hizo en el camino, encontró su voz y dio forma a su proyecto.

Kaarl siempre ha demostrado diversas habilidades creativas, y eso se hace evidente mientras nabla con nosotros desde un hotel en San Antonio a la mitad de su gira por Estados Unidos. En su desarrollo como artista ha logrado hallar una identidad sonora basada en el folk, pero agregando tintes de otros géneros como el dream pop, inspirado por bandas como Beach House. Sin embargo, no solo ha evolucionado en su sonido; bajo los reflectores ha encontrado nuevos retos que le han llevado a cuestionar su camino.

Su más reciente álbum se titula París Texas, como la cinta de 1984 dirigida por Wim Wenders. Kaarl se encontró con la película mientras veía videos de Beach House en Youtube, pero se identificó con la trama enseguida ya que habla de un hombre que se perdió a sí mismo y recorre un camino para recuperar su vida. Más allá del amor y desamor, temas recurrentes para sus primeras canciones, en sus nuevas composiciones Kevin ha ahondado en las experiencias y desafíos que se le han presentado en estos años. 

Cuéntame de tu infancia, creciste en una ciudad muy pequeña en Chihuahua, ¿cuáles son los primeros recuerdos musicales que tienes?

Crecí en una ciudad muy pequeña que se mantiene del campo, de la cosecha de nuez, de alfalfa. Crecí en un ambiente muy ranchero, y mi infancia fue muy bonita, tuve una infancia muy chingona. Por lo mismo, introducirme a la música no fue muy difícil. Recuerdo que cuando tenía unos siete años, estaba en una banda de marcha que era la única en toda la ciudad, de tan chiquita que era. Un amigo muy cercano se metió primero a esa banda, y por querer seguirlo, pues también me metí. Al principio, como que no querían mis papás, pero los convencí y me metí con mi hermano. Ahí me pusieron a tocar la flauta traversa y me enseñaron a leer partituras. Así que mi inicio en la música fue por querer seguir a mi amigo, pero me gustó. Luego mi abuelito, como a los 8 años, me regaló una guitarra chiquita y quise aprender. Entonces le dije al profe del coro de la primaria que me enseñara, y me empezó a enseñar.

¿Desde pequeño has sentido una necesidad de crear?

Desde pequeño sí he tenido ese sueño de crear, ya sea cine, fotografía y, obviamente, música. De niño pensaba en formar una banda y crear canciones. Antes de meterme en lo que estoy ahorita, pensaba mucho: “Ojalá, yo pudiera componer estas canciones que escucho de tal artista”. Y por el momento, este proyecto que he estado creando, en lo personal, sí me gusta hacia dónde va, entonces sí me considero creativo.

Empezaste en una banda de regional mexicano, ¿qué tocaban?

En la banda de marcha también estaban unos primos, ellos fueron los que crearon la banda sinaloense. Primero invitaron a mi hermano porque tocaba la trompeta y en la banda sinaloense es indispensable; después mis papás les dijeron que también me metieran porque si no, no iba a ir Bryan, mi hermano. Entonces, me metieron por eso más que nada. Empezamos poco a poquito, era una banda sin cantante y yo tocaba el bombo y la tambora. Luego fuimos creciendo, empezó a pegar ahí en la ciudad, hasta que ya metimos un cantante y ahí aprendí, más o menos, cómo es la vida de músico.

Fotógrafo: Alonso Arcast @alonsoarcast; Asistentes de Fotografía: Bryan Kaarl @bikifoto, Luis Rico @luisricodop

Después te alejaste de la música por un tiempo, ¿de dónde vino ese temporal rechazo a la música?

Yo creo que de la misma banda sinaloense, me llegué a cansar un poco de estar ahí. Y eso que solo duré cuatro años, pero empecé desde los 10 y terminé a los 14. Me fastidié de estar desvelándome y en un ambiente que no me gustaba, era un poco tóxico, y el rechazo empezó ahí. Al entrar a la secundaria, pensé que ya no quería ser músico en mi vida y preferí dedicarme al cine o a la fotografía.

Así duré mucho tiempo, hasta que a finales de preparatoria empecé a volver a la cantada y a tocar guitarra. Estaba de moda el típico vato que llegaba con una guitarra y se pone a cantar covers de Ariel Camacho, y junto con mi hermano, que era el que más cantaba, llegamos a ser ese tipo de personas en la prepa y así fui volviendo, sin quererlo.

Empecé a agarrar la guitarra, ya por gusto propio, para desestresarme. Me tiraba en la cama y me ponía a tocar cualquier acorde, así poco a poco empecé a componer canciones mías. Mis primeras composiciones estaban horribles, eso sí.

¿Qué despertó tu interés en el cine y la fotografía? ¿Alguna película o director en especial?

Mi hermano mayor ahora es director de cine, y desde niño nos agarraba a nosotros para hacer sus películas con cámaras que se encontraban por ahí. Él nos fue acercando, y a mí me empezó a gustar mucho ver películas en la secundaria y la prepa. También me encontré con canales de YouTube que me hacían querer todavía más filmar cortometrajes y grabar videos.

Luego me interesó hacer videos musicales para encargarme de la fotografía, y pensé, “voy a hacer una canción para poder dirigir el video musical”.Le pedí prestada una cámara a mi hermano mayor para hacer mi video musical, que no me salió, pero me salió una canción, por lo menos. De ahí, una amiga me dijo que estaba buena la canción y me animó a seguir componiendo. Siempre le mandaba mis canciones a ella para que me diera su opinión, y a raíz de esto salió ‘Amor Viejo’, porque ella me dijo que la subiera. Entonces, de alguna forma, el cine me ayudó a empezar mi proyecto.

Dirigiste una versión del video de ‘Fuentes de Ortiz’, de Ed Maverick, platícame sobre eso.

Cuando estaba en la prepa, quise hacer un video musical con mis compitas durante semana santa para pasar el rato y, en aquel entonces, apenas Ed Maverick acababa de lanzar su proyecto. Como es de la región donde yo vivo, teníamos compas en común, entonces lo llegué a conocer, y le dije que se me ocurría hacer un video de una canción suya que se llama ‘Acurrucar’. Me dijo que ya tenían un video para esa canción, pero que sí quería, podía agarrar otra y hacer el video.

Agarré ‘Fuentes de Ortiz’ porque era la segunda que más me gustaba de ese álbum que él acababa de sacar. En ese momento, él todavía no pegaba fuera del estado de Chihuahua, entonces se olvidó un poco ‘Fuentes de Ortiz’, pero lo hice más como un video de fan, no como un video oficial. Le fue relativamente bien, no como el video oficial, claro, pero eso me ayudó muchísimo a querer hacer más videos.

Fotógrafo: Alonso Arcast @alonsoarcast; Asistentes de Fotografía: Bryan Kaarl @bikifoto, Luis Rico @luisricodop

Has mencionado varias veces a tus hermanos, ¿qué tan importantes han sido en tu formación como artista?

Sí, me han ayudado a formarme mucho, en especial Bryan, como mi hermano gemelo, hemos pasado toda la vida juntos y eso nos ayuda a ir formándonos entre él y yo; claro que han sido importantes en mi crecimiento.

Tienen esa conexión telepática de gemelos…

Sí, ándale [Risas].

¿Extrañas algún aspecto de esos tiempos, antes de los reflectores, antes de todos los sold outs, etcétera?

Sí, mi vida era muy distinta. Yo era una persona muy tranquila, muy acostumbrada a la seriedad, a no salir de mi zona de confort, a estar dentro de mi pueblito y salir con los compas para hacer cualquier cosa que se nos ocurriera. Y sí extraño hacer ese tipo de cosas; extraño la forma más sencilla en la que veía la vida, ahorita todo es más gigantesco y a veces da más miedo que antes, pero estoy bien acá. Es difícil, creo que ni siquiera lo proceso, no agarro el rollo de qué es lo que significa todo esto, pero lo voy viviendo, a ver qué pasa más adelante.

¿Cómo describirías la evolución que tu sonido ha tenido en estos años? Antes era más folk, pero después incorporaste elementos de dream pop, y otras cosas…

Cuando empecé, era folk porque nomás tenía mi voz y mi guitarra, no tenía más recursos. Poco a poco he ido buscando y encontrando lo que quiero para mi proyecto; también he conocido artistas que me han ayudado a formarlo. Aunque ha sido una evolución gigantesca, no me he despegado 100% del folk porque lo llevó rayado y es lo que la gente sabe que me distingue, pero sí he querido meterle más sonidos nuevos, dream pop más que nada. He querido experimentar un poquito más, Beach House es una banda muy bonita y me han ayudado muchísimo a no cerrarme creativamente en una cosa. En París Texas, sí quise hacer algo un poquito más elevado a lo que he hecho antes, así que metí sintetizadores, sonidos nuevos, más guitarra eléctrica e incluso batería, que era algo que me daba mucho miedo antes. He decidido darle un poco más de variedad y diversidad a mi música, sin despegarme de lo que es mi proyecto como tal, un folk muy bonito.

Has mencionado que algo difícil de tu carrera han sido las comparaciones con Ed Maverick, y que eso te llevó a cambiar tu sonido, ¿crees que, de alguna manera, esa parte negativa te ayudó a evolucionar y encontrar tu identidad sonora?

Desde el principio me decían que mi voz se parecía un poquito a la de Maverick, y acepto que tenemos voces graves, él un poquito más que yo, pero nunca lo vi de esa forma, nunca intenté copiarle, aunque muchas veces decían que él era mejor que yo, o incluso al revés, así que sí me fue afectando. Siempre buscaba la forma de que me quitaran esa comparación; el año que yo lancé mi primer álbum, fue cuando más me compararon con Ed Maverick. De ahí, decidí quitarme de encima esa comparación que me estaban haciendo.

Dije: “voy a lanzar un álbum con otro estilo”, uno que me está gustando más, que es el estilo de The Lumineers, o el estilo campirano. Lancé ‘San Lucas’ para definir más mi proyecto, pero también para que dejaran de compararme con Maverick y, hasta el momento, siento que los dos hemos agarrado distintos caminos. Ya no hemos tenido ese tipo de comparaciones que nos tenían entre la espada y la pared. Sí me llegó a afectar, pero también me ayudó a no quedarme estancado y evolucionar. Al principio me afectaba y no sabía cómo lidiar con eso, pero ahorita ya sé que son proyectos diferentes, y no me afecta para nada.

Cortesía Prensa

¿Crees que el sufrimiento es necesario para el proceso creativo de un artista?

Pues yo creo que a veces sí [Risas]. En lo personal, para mí es más fácil escribir sobre cosas que me han hecho sentir mal y pasar malos ratos, que escribir sobre las cosas que me hacen feliz. Mis primeras canciones son de desamor más que nada, dos que tres de amor y éxito en relaciones. Por ejemplo, ahorita tengo pareja, y le he escrito varias canciones bonitas, pero sí me ha sido más fácil hablar de las cosas que me están haciendo sentir mal en el momento. En París Texas lo expreso muy bien, solamente hay una canción que habla de amor y de relación cursi, las demás canciones hablan de un momento difícil en mi carrera, uno que me mantuvo encerrado por un buen rato. Ya ni siquiera de desamor, sino de cosas más personales, mentales y psicológicas. A veces esto es lo que hace que un artista pueda hablar de lo que la gente quiere escuchar y está sintiendo, es lo que más ayuda a sentirte mejor, hablar y sacar todo lo que te está haciendo sentir mal.

¿Qué sientes al darte cuenta de lo mucho que tu público conecta con tus canciones?

A mí siempre me ha hecho sentir muy bien el hecho de que puedan identificarse con mis canciones. Es una forma de conectar con la gente, y la música está hecha para eso; creo que la música es la única herramienta que ayuda a que tantas personas de diversos pensamientos y lugares se puedan unir. Entonces, el hecho de que puedan agarrar una sola canción e interpretarla de diferentes formas para sentirse bien, es más que bienvenido para mi vida y mi carrera. No importa de qué forma lo estén interpretando, si los hace sentir identificados es algo muy bonito.

Recientemente comenzaste a lidiar con algunos temas de ansiedad, ¿cómo te sientes ahora y cómo has podido mejorar?

En la pandemia fue donde más me empezaron a pegar todos estos problemas, a la gran mayoría nos pegó bastante fuerte. Traía esos problemas arrastrados desde hace tiempo atrás, y en la pandemia se me fue de las manos. Entonces, tuve que lidiar con ello de muchas formas, tuve que ir a terapia, y la mayor bola de problemas que se me vino encima fueron la ansiedad y la depresión; en París Texas es lo que más intento retratar.

A mi proyecto le empezó a ir muy bien y comencé a crecer artísticamente, pero mi vida cambió demasiado rápido y no supe cómo lidiar con ello, así que no me quedó más que tratarme al ir a terapia y aceptar los cambios. El álbum me ayudó muchísimo, el acto de poder plasmar en una canción todo eso que estaba sintiendo me hizo sentir mucho mejor.

Fotógrafo: Alonso Arcast @alonsoarcast; Asistentes de Fotografía: Bryan Kaarl @bikifoto, Luis Rico @luisricodop

Se ha dicho que en tu nuevo álbum te alejas un poco del desamor y te metes a las discusiones contigo mismo, ¿cómo desarrollaste la idea y la temática?

Con lo que más batallé al principio fue en pensar de qué forma voy a hablar de todo esto que estoy viviendo sin que se vea tan forzado, por así decirlo. Empecé a escribir canciones en tercera persona y me ayudó a tratar mis problemas como si fueran de alguien más; les escribí canciones a mis problemas, y así retraté las discusiones que tenía en mi cabeza.

Cuéntame del título, tiene que ver con la película, París Texas, de Win Wenders, pero lo encontraste por la banda Beach House, ¿no?

Cuando estaba en medio de esta composición, me acuerdo que me topé con una canción de Beach House que se llama ‘Myth’ y hay un video de fan en YouTube que utilizó escenas de la película de París Texas y se me hizo muy bello. Me interesó ver la película, y me marcó muchísimo. Es una película muy bella, con una fotografía impresionante, que habla de un hombre que se perdió a sí mismo, y tuvo que recorrer un camino para saber qué pasó con su vida e intentar recuperarla. Al final, te muestran que no pudo recuperarla del todo, que simplemente hay cosas que no se pueden cambiar, y tuvo que continuar con su vida. Ahí, me di cuenta que eso era, más o menos, de lo que yo estaba hablando en este álbum, y dije “le voy a poner París Texas si estoy hablando de lo mismo que esta película”.

También te has rodeado de mucha gente talentosa, incluso un productor de Beach House, ¿con quiénes trabajaste y cómo fue el proceso?

Trabajé con mi production manager, que es el que más me ayudó en temas técnicos de la grabación. Mi hermano gemelo también me estuvo apoyando con un mini estudio en la casa. Cuando terminé de grabar todo el álbum, se lo mandé a un compa que vive en Berlín, y le fui diciendo qué sonidos quería y él mezcló todo. Yo metí bajo y batería pero hubo canciones que le tuve que pedir a unos compas que vinieran a grabar. En mis primeros trabajos yo estaba decidido a hacerlo todo solo, pero ahora sí requiero más ayuda. Hubo dos canciones en las que me quedé completamente bloqueado y dije, “necesito la ayuda de un productor”. Fue ahí cuando se me ocurrió la idea de mandarle un mensaje al productor de Beach House, de uno de sus álbumes más bonitos, y curiosamente me contestó. Tuve suerte, y me ayudó con la canción de ‘Siente más’ y ‘Nunca te supe cuidar’. También trabajé con El Guincho, que es un productor que ha trabajado con Rosalía, me ayudó con la canción de ‘Cuéntame una historia de rencor’. Hizo toda la melodía y yo le metí la letra. Es el álbum en el que más he colaborado con otros, sin salirme de lo que yo busco escuchar, claro.

¿Cómo ha sido para ti formar parte de esta comunidad que está representando una parte importante de la música actual en México?

Es muy impresionante, es algo que nunca me había imaginado, ni de broma. Hay personas que están aquí escuchándome y apoyándome, y quiero escribir mis canciones para que la gente se sienta identificada. No le pongo mucha atención a ser el más escuchado de todo México, pero me gusta poder aportar algo a este país; es algo que me llena muchísimo el corazón, entonces, si se puede aportar, pues lo voy a seguir haciendo.

Fotógrafo: Alonso Arcast @alonsoarcast; Asistentes de Fotografía: Bryan Kaarl @bikifoto, Luis Rico @luisricodop

¿Cómo es diferente ese Kevin de tus comienzos ante el Kevin de ahora, de París Texas?

De cierta forma, he logrado avanzar muchísimo personalmente. He logrado lidiar con muchos problemas personales que he tenido a lo largo de la vida y me he vuelto una persona más atenta, menos cohibida y más capaz de lidiar con los miedos que he tenido siempre. Yo ni de broma me imaginaba en un escenario con 10,000 personas enfrente cuando estaba en prepa, entonces me he desarrollado mucho. Me he ganado nuevos miedos y nuevos problemas, pero los iré enfrentando poco a poco, a lo largo de lo que me queda de vida.

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