Atrás quedaron las épocas en que las personas que exhibían sus tatuajes eran estigmatizadas, hoy todo el mundo muestra con orgullo el arte que ha escogido para llevar sobre su piel. Estas imágenes cuentan historias, están cargadas de sentimientos, y representan una declaración de principios.
Los tatuajes se han popularizado en todo el mundo (solo unos pocos países con legislaciones retrógradas los señalas y persiguen) por una poderosa combinación de factores sociales, culturales y tecnológicos.
Por una parte, ha habido un cambio notable en la percepción social, y la presencia de tatuajes en celebridades, músicos y atletas ha ayudado a normalizar esta pasión por la tinta. Esto ha abierto espacios en los medios de comunicación, en la televisión, las películas y las redes sociales. Programas como Miami Ink y L.A. Ink han ayudado a presentar el arte del tatuaje al público general.
Por otra parte, ha habido una mejora muy importante en las técnicas de tatuaje y la calidad de las tintas ha hecho que los tatuajes sean más duraderos y estéticamente atractivos. Esto ha permitido a los artistas ofrecer una gama más amplia de estilos y diseños. Además, se perciben más seguros y saludables para las personas que los lucen.
En este contexto, América Latina ha empezado a mostrar importantes artistas del tatuaje que se destacan por la calidad de su trabajo, proyectándoles a nivel internacional. Un claro ejemplo de esto es el venezolano Jose Contreras, un joven tatuador especializado en el microrrealismo, que ha trabajado ya para artistas de la música y deportistas de gran renombre.
Desde muy joven sintió curiosidad por el dibujo y las modificaciones corporales, pero no fue hasta el 2006 que tuvo la oportunidad de tomar algunas clases de piercing y eso le llevó a aprender y conectarse con el mundo del tatuaje. En 2007 empezó su formación como tatuador, poco después entró a trabajar en uno de los estudios más importantes de su país, y luego comenzó a participar en convenciones que lo vieron salir ganador entre los artistas novatos.
Todo esto le dio el impulso necesario para probar suerte fuera de Venezuela. Durante varios años trabajó y presentó su obra en Argentina, Francia, Inglaterra y Dinamarca, antes de llegar a los Estados Unidos.
“Mi carrera dio un gran salto, cuando a mediados de 2016 tuve una oferta de trabajo de uno de los estudios de tatuaje más importantes de Estados Unidos, Last Rites Tattoo en Nueva York, donde fui artista residente durante casi tres años”, cuenta. “Allí pasé un tiempo con otros artistas de renombre nacional e internacional. Durante este tiempo, pude visitar otros estados en diferentes convenciones alrededor de los Estados Unidos. Obteniendo varios premios por mi trabajo, participando también como jurado”. Finalmente llegó a Texas, que describe como “un lugar que me inspiró, [por] la tranquilidad, el clima, su gente y la acertada bondad sureña”.
A lo largo de 17 años de carrera, Contreras ha trabajado para celebridades como Post Malone, Ozuna, o Scott Stapp, vocalista de Creed, además de deportistas como Anthony Davis (L.A. Lakers), Lonzo Ball (Chicago Bulls), Odell Beckam Jr. (Miami Dolphins), y Robert Lee Griffin III (Baltimore Ravens), entre otros. “Incluso tuve la experiencia de enseñar a tatuar a Mohamed Hadid, padre de la supermodelo Gigi Hadid, quién se mostró bastante interesado en lo que hago”, añade.
Ahora, tras un largo proceso burocrático, está formalizando su radicación en los Estados Unidos, y planea abrir allí su propio estudio para “seguir dejando el tatuaje en alto”, llevando a que “el tatuaje se meta en esos lugares donde antes no podía”.
En las últimas décadas la ciencia ha confirmado que los seres humanos llevan más de cinco mil años tatuando sus cuerpos, hay evidencia de esto en momias y vestigios del Neolítico y el Antiguo Egipto, y en pleno siglo XXI esta forma de arte no ha hecho más que consolidarse. Con personajes como Jose Contreras esta proyección no parece tener final; así las pieles de millones de personas en todo el mundo continuarán contando sus historias.
