Cuando Janelle Monáe estaba trabajando en su cuarto álbum de estudio, hizo algunas pruebas en los lugares donde debía escucharse: las fiestas en Wondaland West, su taller creativo en Los Ángeles. “Pensé: ‘Bien, si hacemos una fiesta en la primavera de 2022, quiero tener música lista’”, le comentó la cantante, compositora y actriz a Rolling Stone. “‘Quiero celebrar esta experiencia y ser muy precisa con ella’. ¿Cuál era la mejor manera de saber si funcionaría? Reproducir el disco en la fiesta”.
El resultado fue The Age of Pleasure, una alucinación de media hora que se siente como una cápsula atemporal en donde compartes una tarde soleada con personas tan atractivas como encantadoras. Los beats de todas partes del mundo se entrelazan entre sí, hay diálogos que se incorporan en la mezcla y las letras están enfocadas en sentirse bien, ya sea a través del placer carnal o al sentirse a gusto dentro de tu propia piel.
En principio, el disco es un cambio para Monáe, cuyos álbumes conceptuales y versátiles han hecho de ella una de las artistas más aclamadas de la última década. Si hay un concepto que engloba este LP, está sintetizado en un verso de la suntuosa ‘Champagne Shit’: “No me preguntes nada sobre trabajo porque estoy de relajo”. La artista ha tenido éxito en todo lo que ha hecho, trátese de dar shows explosivos en vivo, de producir películas o de lucir looks llamativos. The Age of Pleasure es su momento de disfrutar e invitar a les demás a ser parte de la diversión.
Esto no quiere decir que el disco se sienta descuidado; todo lo contrario. Sus 32 minutos están elaborados y mezclados magníficamente, como si fuera el set de un Dj que posee una colección extensa de doo-wop de los 50 y cortes innovadores de la diáspora africana. ‘Phenomenal’, la colaboración con la MC Doechii, pasa de tener un beat dinámico de amapiano a ser una melodía de jazz latino. Aquí, Monáe y su invitada se declaran las dueñas del lugar al cantar, “Estoy viendo las miles versiones de mí misma… y en todas me veo jodidamente bien”, con énfasis en las últimas cuatro palabras. ‘Water Slide’ es una metáfora poco sutil sobre los diferentes conceptos de la humedad, pero funciona gracias a sus versos sincopados y su coro armonioso. Con más invitades como Grace Jones, Sister Nancy y CKay, la fiesta de Monáe es una en donde el micrófono se comparte siempre y cuando el objetivo sea sentirse bien y hacer que les otres se sientan de la misma manera.
Pero The Age of Pleasure termina muy pronto. La relajante ‘A Dry Red’ cierra con la cantautora extrañando el verano, hasta que su voz desaparece tan de repente que pareciera como si hubiésemos sido expulsados del paraíso. Sin embargo, esa es la naturaleza del placer: es efímero, pero deleitarse en él y esforzarse por regresar vale la pena la mayoría de las veces.
