Jack White desplegó su espectáculo de rock desenfrenado en la primera jornada del Primavera Sound

En su tercera visita al país, el exThe White Stripes brilló junto a una banda que lo acompaña con precisión en cada uno de sus delirios sonoros y estéticos

Por  SEBASTIÁN RAMOS

octubre 15, 2022

FOTO: Guido Adler

La marquesina diría algo como “Érase una vez el rock en América, el musical desenfrenado”. Jack White podría llevar su espectáculo a Broadway y mantenerlo allí como si se tratara de una residencia rockera, un show que atraviesa la historia de la música electrificada del siglo XX de los Estados Unidos para desembocar en el eco con bombo en negra del nuevo milenio y más allá. Con todos los clichés estéticos del género y un sonido envolvente que puede llegar en formato clásico o retrofuturista.

Anoche White se encargó de cerrar la jornada que abrió oficialmente el debut del festival Primavera Sound en Argentina (que continuará a partir del 7 de noviembre con la presentación de artistas como Björk, Arctic Monkeys, Travis Scott, Lorde, Interpol y tantos otros) con un show que paseó por varias de las facetas de este artista camaleónico, que contó con segmentos dedicados a sus diferentes bandas (The White Stripes especialmente, pero también The Raconteurs y The Dead Weather) y que confirma la potencia y la versatilidad de la música y la voz de White.

FOTO: @trigogerardi

De la distorsión inicial que devino en “Taking Me Back” (primer tema del primero de los dos discos que editó este año, Fear of the Down) al final con el último gran himno rockero, “Seven Nation Army”, una hora y media de alta tensión, sin artilugios ni pirotecnia.  

Menos conceptual que su gira anterior, con la que presentó el disruptivo Boarding House Reach (2018), del que lamentablemente no incluye ningún tema en el setlist, en 2022 White propone un viaje con la amplitud sonora que puede alcanzar al folk y el alt-country tanto como al rock duro y deforme. Para eso, este Jack de pelo azul (y guitarras al tono) cuenta con tres secuaces de altísimo nivel: el hipnótico baterista todoterreno Daru Jones, el bajista y contrabajista Dominic Davis y el tremendo hombre orquesta detrás de los teclados, Quincy McCrary. Juntos, le sacan jugo a cada roca/rock que se ponga sobre el escenario, con instinto de zapada ajustada en horas y horas de sala de ensayo.

El trío de apoyo le permite a White utilizar todos sus trucos: sentarse al piano para la bella “You Don’t Understand Me” (The Raconteurs), meter su guitarra motosierra en “Ball and Biscuit”, batirse a duelo con el teclado de McCray para “Steady, As She Goes”, rockear sobre el rap de Q-Tip en “Hi-De-Ho”, vestirse de marciano eléctrico en “Lazaretto”, robarse la oscuridad de Black Sabbath en “Cannon” o jugar al vaquero en “Hotel Yorba”. “¿Cuál es el truco?”, se pregunta justamente en una de las canciones de Fear of the Dawn, que anoche sonó antes de hacer saltar al público con “Seven Nation Army”. “Este es mi primero, mi peor, mi pasado y mi último esfuerzo imperfecto”, canta. ¿Cuál es su truco? Vivir y tocar con una pasión obsesiva que lo lleva a armar y desarmar esa vieja/nueva fórmula llamada rock.

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