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iLe: Pura crudeza, nada de ligereza

La cantautora boricua ha recorrido un largo camino para estar entre las artistas más destacadas de la región, y lo está logrando gracias a su propuesta auténtica, su sentido social y su entereza

Fotógrafo: Eric Rojas @siempreric

marzo 8, 2023

Ileana quiere decir “la mujer del sol”, aunque sus definiciones pueden variar dependiendo del origen que se consulte. “Supuestamente significa ‘de gran belleza’”, dice iLe mientras enmarca su rostro con sus manos y se ríe con modestia. Su madre, Flor Joglar, eligió aquel nombre porque así se llama su mejor amiga, y su segundo nombre es un tributo a su abuela paterna, a quien no alcanzó a conocer. Cuenta que su padre, José Cabra, la soñó antes de nacer y en su visión onírica la vio exactamente como sería físicamente. Según relata, acertó y fue él quien le puso Mercedes. “Es lindo dentro de todo, esa conexión, esa hermandad de mi madrina con mi mamá, que es bien bohemia, más de teatro”, comenta. “A mi abuela paterna no la pude conocer, pero poco a poco voy aprendiendo más sobre ella”.

Ileana Mercedes Cabra Joglar proviene de una familia de artistas cuyos oficios van desde la composición, pasando por la interpretación musical y la producción, hasta la actuación, por esto es que a ella no le resulta sorprendente haber terminado siendo cantautora. Es más, opina que de cierta manera es más especial cuando las personas eligen esta clase de oficios a sabiendas de que en su familia nunca ha existido una vena artística. Pero en Latinoamérica, donde muchas veces dedicarse a la creación artística es visto como “inútil” o como un simple pasatiempo, es igual de cierto que criarse en un entorno como el suyo no es lo más común.

En su hogar era la más pequeña, por ende, a medida que iba creciendo fue absorbiendo “información colectiva” que con el tiempo la iría encaminando hacia el punto en el que se encuentra ahora. Salsa, rock, rap, heavy metal, trova, ska y reggae, eran los ritmos que más sonaban en su casa ubicada en el municipio de Trujillo Alto, al norte de Puerto Rico, en cuyas calles abundaba otro tipo de algarabía, en forma de motocicletas y niños jugueteando en los parques de pelotas. No le molestaba y continúa sin molestarle, pues dice que está acostumbrada, poniendo de ejemplo este chiste clásico de dormir en las fiestas familiares a pesar del ruido.

“También [recuerdo] el sol en la cara, que no es algo súper agradable, pero no me molesta tanto porque me acostumbré toda mi vida a dormir cerca de la ventana”, cuenta. “¿Qué se yo?, costumbres de la niñez”.

El ser el miembro más joven a veces es sinónimo de ser el “payaso de la familia”, en el buen sentido, claro está. iLe ha cantado toda su vida, pero cuando niña lo hacía sobre todo como diversión, imitando voces de caricaturas, personajes de la televisión, o incluso personas de la vida real. “Era algo que me divertía, por eso mismo era que no tomaba para nada en serio la voz”, relata. Paralelamente, estudiaba piano clásico, disciplina que sí veía con más seriedad al tener que sentarse a practicarla a conciencia. Sin embargo, a su abuela Flor Amelia de Gracia poco le agradaba que se lo tomara a forma de chiste, y en más de una ocasión le dio un jalón de orejas. “Esto no es un relajo, tú tienes que cantar en serio”, “No te pongas a imitar gente, canta como tú”, era el tipo de regaños que recibía quizás porque su abuela, piensa iLe, sentía que tenía un talento especial que debía cultivar.

Una de las imitaciones que más recuerda es la que solía hacer de La Lupe, para la que requería un poco más de destreza. Cree que era en aquellos momentos cuando su abuela notaba su potencial, pero nunca lo sabrá a ciencia cierta. “Ahora entiendo, quizás ella lo que quería era escucharme a mí cantar, no a través de imitar otra voz, pero en ese momento no me cabía en la cabeza”, reflexiona. Esto lo vino a entender cuando sus hermanos, René Pérez y Eduardo Cabra, la invitaron a hacer parte de Calle 13, a comienzos de los 2000.


“Con Calle 13 había mucho chiste, mucha burla. A la hora de hacerlo en un estudio era transmitirlo casi tal cual como si estuviésemos en la casa. Esa conexión se transmitió a través de las canciones”.


La primera canción que grabó fue ‘La Aguacatona’, que también fue uno de los primeros demos que el grupo presentó ante la disquera White Lion. En ella se aprecia a una iLe de 16 años apersonándose del coro en el que canta sobre una mujer que cree en sí misma y que no le hace caso a los hombres que la cortejan. “Era un proyecto súper familiar”, relata Eduardo. “Cuando éramos chamaquitos, en las actividades familiares siempre había un como un talent show e ‘Ileanita’ cantaba, nosotros hacíamos nuestras estupideces, había competencias de baile. Entonces, cuando estábamos empezando a hacer esos discos, la primera persona que nos llega a la mente, el recurso principal, fue mi hermana”. Para ese entonces, iLe recuerda que René fue a buscarla al colegio para ir a la casa de Eduardo, ya que ambos estaban “inventando algo”, más ella no sabía qué se traían entre manos. Sin imaginarlo, ese sería el inicio de su carrera.

Su forma de trabajar era muy dinámica, ambos podían presentarle un escenario o una atmósfera para darle una idea de cómo querían que interpretara ciertos temas y, a medida que fue creciendo, asumió un papel más activo. Entonces, no solamente se trataba de lo que Eduardo y René querían plasmar en la cinta, ella ya le daba su propio toque fusionando su interpretación personal con lo que ellos buscaban. “Era bastante divertido y fluido porque era lo que estábamos acostumbrados a hacer en casa, jodiendo, pero versión seria, supuestamente”, comenta iLe. “Con Calle 13 había mucho chiste también, mucha burla, a nosotros se nos hacía bien natural. A la hora de hacerlo en un estudio era transmitirlo casi tal cual como si estuviésemos en la casa, y creo que esa conexión se transmitió a través de las canciones”.

Por algún tiempo a iLe se le conoció como “PG-13” o “la voz femenina de Calle 13”, pero más allá de lo provechoso que resultó tenerla en el grupo como intérprete, a ella le gusta pensar que también dio grandes aportes como hermana. Así como le gustaba competir con ellos, disfrutaba colaborar en conjunto y compartir ese calor fraternal para afrontar la intensidad de las giras. “Ella era súper dispuesta a las cosas que se nos ocurrían a nosotros”, recuerda Eduardo. “Estaba tratando de agarrar información de todo lo que estaba pasando en ese momento. Empezó a grabar cuando tenía 16 años e iba a toda sin mostrar resistencia, entendía que había un sentido de confianza y de querer trabajar, querer hacerlo y que quedara bien”.

Aquella etapa de su vida la atesora y en ocasiones la extraña, especialmente cuando se sube al escenario y no los tiene allí para encontrar esa complicidad de familia. Al hablar sobre ello, se llena de nostalgia y al mismo tiempo se nota el amor en cada una de sus palabras: “Hay un montón de momentos súper bellos y emotivos con el público, esa conexión de mirarnos y casi leernos por completo lo que estábamos sintiendo, esa solidaridad. Es lindo”. Mientras pasaba de la adolescencia a la adultez, en esos 10 años (mal contados) vivió el rigor de lo que implicaba ser artista y hacer tours por el mundo. Todo mientras estaba rodeada de pura testosterona al tener un crew mayoritariamente masculino.

Fotógrafo: Eric Rojas @siempreric

Gracias a esta época, también, interiorizó lo que le decía su abuela: ya tenía que cantar como ella misma y permitir que su propia personalidad emergiera a través de su garganta. Dejar las manías de la imitación no fue tan sencillo, pues incluso llegaba a ponerse ronca al cantar sin saber qué era lo que estaba haciendo mal, y esto la llevó a tomar clases de canto. Comenzó con la maestra y cantante de ópera Hilda Ramos, quien le enseñó técnica vocal, y más adelante continuó aprendiendo interpretación de la mano de la cantante cubana Gema Corredera.

Pese a las costumbres que adquirió por cantar como otras personas, sí destaca que con esas imitaciones de La Lupe aprendió a capturar aquel factor que, más allá de la voz, es capaz de hacer que se erice la piel. “El sentimiento no es algo que sale de la nada, hay que entenderlo, hay que profundizar, analizarlo, sentirlo”, sostiene.

Desde entonces no ha vuelto a tomar lecciones, aunque en parte siente que sí debería hacerlo; sin embargo, la misma experiencia le ha hecho saber qué aspectos debe trabajar más y qué tipo de ejercicios tiene que hacer por cuenta propia. “Más que nada necesito ese momento conmigo, pero como es difícil, te pones bien crítica. A la hora de la verdad, lo debo hacer, pero me cuesta trabajo cuando me empiezo a autoflagelar”, confiesa, refiriéndose a ese diablito que se para en el hombro y susurra al oído que nunca es suficiente, porque uno mismo es su peor crítico.

Luego de Calle 13 las expectativas del público sobre ella eran altas, pero la mayoría iban encaminadas a esperar un trabajo que fuera en la misma línea del grupo. Desde un principio, iLe tuvo claro que esa no era la dirección que tomaría como solista, ella esperaba mucho más de sí misma. “Cuando estás empezando quieres hacerlo todo a la vez, y vas entendiendo que no puedes hacerlo todo. Entonces, poquito a poco”, dice.

Fotógrafo: Eric Rojas @siempreric

Lo que más le apasionaba era el bolero, tanto que en el primer show que tuvo con la agrupación en el Coliseo José Miguel Agrelot –conocido popularmente como el Choliseo– hizo un cover de ‘Puro teatro’ de La Lupe. Ya estaba decidido, su primer álbum en solitario iba a tener bolero, mambo y boogaloo, y todos sus esfuerzos estarían dirigidos a conseguirlo. No solo tenía claro los géneros que predominarían en el álbum, sino también que este contendría mucha orquestación, músicos experimentados y las canciones de su abuela Flor Amelia y su hermana Milena Pérez. Esta última compuso ‘Triangulo’ en 2007, siendo la primera y única canción que ya estaba planificada para lo que sería Ilevitable.

El apoyo y honestidad de su familia y amistades jugaron un papel muy importante a la hora de tener la confianza suficiente para grabar su primer LP sin morir en el intento. Uno de los primeros videos que se encuentran en su canal de YouTube es un minidocumental que plasma el proceso creativo detrás del disco. Allí hay testimonios de las personas que en cierta forma aportaron su granito de arena, pero además del esfuerzo, el corto es una evidencia de cómo su debut fue construido alrededor de un trabajo en comunidad. Ilevitable es un álbum producto del amor, pero también del desprendimiento que implica dejar ir una cosa para dar la bienvenida a otra que puede ser mejor, o simplemente diferente.

“Hubo mucho de ese sentimiento a la hora de trabajar ese disco que fue difícil, pero me sentía bien, no me sentía triste”, reflexiona. “Yo sabía que era algo que sentía que tenía que pasar, que lo necesitaba hacer. Sentía que esa energía también me movía a seguir haciéndolo”.


“No tiene tanto sentido premiar el arte, es una manera de crear competitividad. Estos son decoraciones, pero no es algo que determina la calidad de nuestro trabajo”.


‘Extraña de querer’, ‘Te quiero con bugalú’ y ‘Caníbal’ son los cortes más escuchados del LP, y muestran la variedad que allí se encuentra y de los diferentes matices que iLe ansiaba mostrar. La canción que escribió su abuela en los años 50 sobre la separación con su esposo no es tan popular como las tres anteriores, pero su valor no tiene comparación, empezando porque cuenta con un arreglo musical de su tío José Pujals. Esta es la primera y única colaboración de todo el trabajo, y la logró por todo lo alto, con el gran Cheo Feliciano [QEPD].

El tema posiblemente fue grabado en 2012, pero permaneció en el baúl al no saber con certeza en qué momento realizaría su debut. Como un chiste del destino, cuando andaba de gira con Calle 13, solían toparse con él en los aeropuertos o en Puerto Rico, hasta que eventualmente logró que el músico la escuchara. Este se confundió al sentir que era una pieza con energía femenina, pero una vez le explicaron que se trataba de una personificación del dolor, “entendió y le dio su swing”. Flor Amelia no alcanzó a escucharla, pero sí supo que su nieta planeaba invitar a Feliciano a participar en ella; iLe cree que su abuela sí estuvo presente de alguna forma.

Fotógrafo: Eric Rojas @siempreric

Ilevitable fue un éxito rotundo, tanto con la crítica como con el público. Su disco debut la hizo merecedora del Grammy al Mejor Álbum de Rock Alternativo o Urbano, así como de una nominación a los Grammy Latinos en la categoría de Mejor Artista Nuevo. El premio anglo le tomó tan de sorpresa que ni siquiera se tomó la molestia de asistir a la ceremonia, estaba convencida de que no ganaría nada. Aun así, la celebración en su hogar fue más especial.

Haber recibido estos reconocimientos no la encegueció, pues ha sabido mantener los pies en la tierra, señalando que aquellos son solo unos premios de la industria, más no una medida del valor que tiene una creación musical. Por un lado, ve al arte como algo cálido y energético, capaz de crear conexiones; por el otro, ve al negocio como algo distante, rígido y repleto de frivolidad. Tener clara esta distinción le ha permitido comprender que en este medio, quiéralo o no, ambas cosas están ligadas. Eso sí, mantiene una posición crítica al respecto.

“No tiene tanto sentido premiar el arte, es una manera de crear competitividad. Pero trato de no abrumarme tanto”, afirma. “Son cosas innecesarias, pero en mi caso, sé cómo funcionan. El problema es que hay mucha gente que no sabe cómo funciona la industria. Mucha gente cree en estas cosas y les da un valor, una credibilidad y un poder que hasta ahí es donde yo llego. Disfrútatelo, gózatelo, celébralo, pero no te lo creas, este no es el propósito de lo que verdaderamente hacemos. Estas son decoraciones, pero no es algo que determina la calidad de nuestro trabajo”.

Después del boom de Ilevitable, tres años bastaron para que llegara su segunda placa discográfica: Almadura. De sus tres álbumes de estudio, este es quizás el que más carga sociopolítica tenga hasta el momento. Desde su primer corte, ‘Contra todo’, vocifera un grito de resistencia ante la invasión de Estados Unidos al territorio boricua, que cumple más de un siglo. “Soy el terreno invadido / Naturaleza robada  / Soy pensamiento indebido / Grito de voz silenciada”, recita en el verso inicial del tema.

Fotógrafo: Eric Rojas @siempreric

La indiferencia no va con iLe, quien siempre ha utilizado la gran plataforma que tiene para hablar sobre la situación que atraviesa la isla. “Está vacío y caro con cojones”, responde al preguntarle cómo está Puerto Rico después de los huracanes, un cambio de gobierno y una pandemia. De unos años para acá se ha agudizado la gentrificación de la isla, fenómeno que le ha echado la soga al cuello a sus habitantes, quienes se han visto en la necesidad de elegir entre no vender sus tierras para seguir resistiendo, o sucumbir porque la situación económica no les deja más opción. “Está fuerte que estemos pasando por esa situación. Estamos en esa misma mitad en donde el país está siendo cada vez más invadido, pero al mismo tiempo todo es bello. No hay una línea que divida ambas cosas”, sostiene. “Creo que eso es lo delicado de toda la situación, no hay nada regulado aquí. El Gobierno está tan desesperado de que nosotros seamos estado [parte de los EE.UU], que nada tiene sentido”.

iLe considera que la romantización de PR enceguece, y aunque se siente orgullosa de ser boricua, “hay una realidad que tampoco se puede tapar”. Por eso mismo no le gustaría ver tan lejano un escenario en el que Puerto Rico por fin sea libre y logre independizarse, porque es consciente del poder que tiene el pueblo, el problema es que este no ha dimensionado las posibilidades de controlar su destino. “Le damos demasiado lugar al Gobierno”, asegura. “Lo perdonamos demasiado, no debería ser así, pero también estamos desaprendiendo un montón de cosas de lo que es estar en una colonia y una de ellas es darnos a respetar, ¡puñeta!”.


“Yo quisiera que en el mundo artístico en Puerto Rico, sobre todo los que tienen más reconocimiento, pierdan ese miedo a estar informados con lo que está pasando en el país”.


Se le nota la frustración cuando habla sobre aquellos artistas de la isla –no menciona nombres– que a pesar de tener los medios para educarse en el tema y contar con la visibilidad suficiente para contribuir al cambio, optan por irse por el camino fácil y hacen como que no les incumbe. “Una cosa es que tú no lo sepas comunicar o quieras estar más preparada o preparado a la hora de expresar, y otra cosa es que no sepas nada de lo que está pasando”, dice con indignación. Ella pertenece al grupo de artistas boricuas que en 2019 protestó en contra del exgobernador Ricardo Rosselló, quien abandonó el cargo luego de que se filtrara una serie de chats que revelaban la negligencia tras el paso del huracán María, al igual que burlas y comentarios discriminatorios entre el político y sus colaboradores.

“No es que yo tenga toda la información, pero por lo menos hay una base que conozco y lo que no, lo digo”, dice, puntualizando en la necesidad de mantenerse informades y hacerle seguimiento a los gobiernos. “Yo quisiera que en el mundo artístico en Puerto Rico, sobre todo los que tienen más reconocimiento, pierdan ese miedo a simplemente estar informados con lo que está pasando en el país”.

El año pasado se tomó un ‘Traguito’ para relajarse un poco y prepararse para el lanzamiento de Nacarile, su tercer álbum de estudio.Esta vez, la travesía la llevó a lugares inexplorados, ya fuesen otros acercamientos a la creación musical o a la experimentación con sonoridades distintas a las que solía utilizar. El proceso del LP no fue fácil pues tuvo que mirar a los ojos a una Ileana oculta en su interior, esto sumado a un encierro que tampoco facilitó las cosas. Se hallaba sin dirección, pero curiosamente para ella, fueron las mismas canciones las que la ayudaron a recuperar el rumbo al entender que está bien sentirse perdida.

Asimismo, comprendió que no era tan malo permitir que otras personas se involucraran en su música, llegando a tener a Mon Laferte, Natalia Lafourcade, Ivy Queen, Flor de Toloache, Trueno y Rodrigo Cuevas como colaboradores. “Fue una experiencia linda. Fue difícil para mí porque era salir un poco de una zona de confort, y romper con muchas cosas dentro de mí”, dice sobre las barreras que erigió para proteger sus obras, solo para darse cuenta de que no era tan malo compartirlas con sus colegas. “Me di cuenta de que necesitaba pasar por la experiencia y romper también con limitaciones que quizás me estaba poniendo yo misma”.

Fotógrafo: Eric Rojas @siempreric

Nacarile está compuesto por 11 tracks en los que se le escucha haciendo un poco más de hip-hop y synth pop con beats de reggaetón, elementos que le imprime a su forma auténtica de hacer música sin etiquetas, pero particularmente influenciada por el bolero y la balada. “Es chévere evolucionar esta música de otros tiempos, no se tiene que quedar necesariamente en lo que fue en un momento dado, sino tenemos esa oportunidad de cambiarlo y fusionarlo como nos dé la gana”, contesta ante una pregunta sobre la resignificación de estos ritmos que en la actualidad son considerados como “viejos”. Parte de ese proceso es escribir letras que narren de manera cruda la experiencia de ser mujer en un mundo que ha sido creado para la hetero-masculinidad. Puede que algunas de las historias que describe en temas como ‘Temes’ nunca la hayan atravesado personalmente, pero parte de la empatía y la solidaridad para abordar problemáticas ante las cuales no estamos exentas. No en una sociedad como la nuestra.

Aún con tres álbumes aclamados a sus espaldas, en los medios todavía se le vincula mucho con sus hermanos. No le molesta, pues al fin y al cabo es parte de su historia y es su familia, pero también es cierto que, como dice Eduardo, de los tres, es ella quien menos ha utilizado el comodín de Calle 13 para triunfar. “Es un trabajo valiente de querer hacer lo que uno quiere, de ser honesto, de creer en algo, darle para allá, trabajarlo y no ceder a la industria, no ceder a la tendencia. Eso es importante”, resalta el músico y productor. Su propuesta es tan incomparable, que gracias a esta se viene posicionando como una de las artistas más prometedoras de la región, sin hacer música urbana en la era de la explotación del reggaetón.

iLe deja su alma y su corazón en cada verso, rescata sonidos que deberían apreciarse más, y no es indiferente ante lo que sucede a su alrededor. Al ser boricua, una de sus pasiones es la cultura y el folclore de la isla, y las conexiones que estos pueden tener con otras regiones del mundo. También, opina que esas sonoridades del pasado nunca nos dejan, y tomarlas, al menos como inspiración, nos ayuda a comprender el presente. “Más allá de todo lo que eres, lo que representas, lo cabrona que te ves y todo, me estás dando algo más cabrón que es esa confrontación, ese enfrentamiento femenino con actitud, sin miedo, que a mí particularmente esa rabia siempre me atrapa”, dice, refiriéndose a sus colegas Villano Antillano y Ana Macho. Sin embargo, cuando dice eso no parece notar que también está hablando de ella misma.


Créditos:

Fotógrafo: Eric Rojas @siempreric; Asistente de fotografía: Gabriel Rodriguez @drnk.o; iluminación: Azucafilms @azucafilms; Producción: Ismael Cancel @Baterisma; Casa Productora: Séptimo Piso @septimopiso7; Maquillaje y Pelo: Louis Angel @makeupbylouisangel; Stylist: Daniela Fabrizi @lechatcostumier; BTS: César Berrios @cesarberrios13; Locación: Veo Veo Estudio @veoveoestudio

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