Idles en Lollapalooza Argentina 2022: un show que hará historia

En la tercera jornada del festival, la banda británica dio un concierto memorable

Por  DANIEL FLORES

marzo 20, 2022

Idles en el Lollapalooza Argentina.

Ignacio Arnedo

Muchos testigos del show de Idles se deben haber quedado con la sensación de que ahí terminaba el festival. O de que ahí terminaban todos los festivales. ¿Qué podría venir después de ese último chirrido de guitarras más allá de la distorsión? ¿Qué podría pasar después de esa hora de energía, peligro, inteligencia, volatilidad, entrega y delirio sin pausa, siempre al borde? Ingrato compromiso el de tener que subir al mismo escenario después del turno de la banda británica comandada por Joe Talbot.

Nada como la posibilidad de ver en vivo a un artista en su momento justo. Se valora la oportunidad de conocer a los talentos emergentes y de disfrutar, una vez más, de los clásicos. Pero la de los Idles en el Lollapalooza Argentina 2022 podría ser de esas visitas que quedan en la historia (por supuesto, para quienes los hitos musicales gozan de una importancia acaso desproporcionada en su cronología personal), que son atesoradas y cuyo recuerdo hasta se porta con cierto orgullo por haber “estado ahí”.

Lee Kiernan de Idles en Lollapalooza Argentina 2022/Fotografía de Ignacio Arnedo

Los parámetros habituales de las reseñas de conciertos en este caso pierden sentido, si alguna vez lo tuvieron. Lo de Idles fue una especie de estallido, aunque sin que eso significara que perdieran nunca el control de la situación, ni siquiera de su sonido. O algo así. Sería absurdo describirlo a partir de una lista de temas. No presentaron un disco. No testearon canciones nuevas ni buscaron ampliar su base de fans en Sudamérica. Lo primero que Talbot hizo al salir al escenario Flow fue correr hacia adelante, él mismo, los monitores de sonido, con un gesto elocuente de “acá vamos a necesitar bastante más espacio libre”, de cara a lo que estaba por acontecer. Momentos después, el guitarrista Lee Kiernan, en éxtasis, surfeaba sobre el público. Dos temas después, el violero Mark Bowen dejaba su instrumento y caminaba también sobre la gente aullando como un demente una canción de Sinead O’Connor. Talbot apretaba los dientes y se golpeaba el pecho junto al latido de una base tan precisa y virtuosa como brutalista, tal como avisaba el título de su disco debut, en 2017.

La sensación permanente era la de que algo podía explotar; en una estrofa de “Divide & Conquer” o en el puente de la amenazante “Never Fight a Man with a Perm”. Aunque Talbot aclarara, en algún pasaje de tensa calma, que eso que estaba ocurriendo ahí, en el Hipódromo de San Isidro, era algo así como un acto de “amor puro”. Lo mismo que sintieron, dijo, diez años atrás cuando tocaban “para cinco personas” o cinco más tarde cuando ya lo hacían “para cien”. Por citar otro título de su discografía, al final, lo que ocurrió durante el show de Idles fue ni más ni menos que un instante de alegría como acto de resistencia.