Gerónimo Rauch: “Mambrú fue un viaje increíble, pero también abrumador”

Con una extensa carrera en musicales estilo Broadway, el ex integrante de la sensación pop de los 2000 prepara lo que define como su concierto "más difícil".

Por  FERNANDO FRATANTONI

julio 3, 2023

Gerónimo Rauch cantará en el Teatro Avenida el 7 y 8 de julio

De desconocido a integrante de Mambrú, sensación pop argentina de principios del milenio. Y de llenar estadios a llenar teatros como protagonista de grandes musicales, en puestas como Los Miserables y El fantasma de la ópera. Así transcurrió la atípica carrera del cantante argentino Gerónimo Rauch, que reside hace un tiempo en España, pero por estos días vuelve a Buenos Aires para presentar This is Me, al que define como “uno de los conciertos más difíciles que hice en mi vida”, en el Teatro Avenida el 7 y 8 de julio. El show es fundamentalmente un muestrario ecléctico de los gustos y las influencias de Rauch, desde clásicos de Andrew Lloyd Webber, pasando por Soda Stereo y Sia. Desde su casa en Madrid, el cantante habló con Rolling Stone sobre su carrera y el próximo show.

¿Cómo empezaste a cantar, tuviste alguna banda de rock antes de Mambrú?

Yo considero que mi carrera empieza entre 1999 y 2000. En esos dos años realmente decidí tratar de vivir del canto. Había tenido intentos de armar alguna banda, pero ninguno prosperó. También trabajaba en algunos eventos, pero entre la facultad, donde estudiaba Publicidad, y el laburo, nunca me había planteado si podría vivir de esto. La decisión se dio recién ahí. Empecé a tener ya un laburo formal en el canto cuando se estrenó Los Miserables en el Teatro Opera en 2000. Era parte del elenco, pero como reemplazo, donde interpreté distintos personajes en los ochos meses que la obra estuvo en cartel. Lo tomé como el salto a laburar de lo que me gusta, o sea pensé: “Sé que quizás a veces no llegue a fin de mes, pero esto es lo que me apasiona”. Se pagaba relativamente bien en esa época, pero creo que sólo cuando llegué a Europa sentí que realmente podía vivir sin esa sensación de vértigo por llegar a fin de mes.

Gentileza: G. Rauch

¿Cómo fue entrar en Popstars, en 2002?

Fue un viaje increíble, pero también abrumador. Ser parte de Popstars y después de Mambrú (grupo que Rauch formó junto a Pablo Silberberg, Emanuel Ntaka, Germán “Tripa” Tripel y Milton Amadeo), por tres años, fue algo surrealista. Creo que ni yo ni los otros chicos teníamos consciencia de lo que pasaba. Yo soy partidario de vivir el momento. Mi exmanager Lino Patalano, que en paz descanse, me decía “Gero, si hay que bailar, bailá”. Yo estaba jugando el juego de Popstars, que duró lo que tenía que durar, y me hizo muy feliz en muchos aspectos y en otros no tanto. No estaba tan preparado para esto de “la masividad” y, aparte, el tema de estar en la banda. Porque no le lo tomaba como un “papel”, sino que realmente ahí estaba yo, Gero, y los chicos también eran así. No éramos títeres de nadie y teníamos que hacer que la maquinaria funcione. Lo más difícil de esta época era “defender” el producto por parte nuestra. El público era increíble, pensá que Bandana y Mambrú salen en la era del “post corralito” y la gente quería disfrutar. Y nosotros representamos todo el speech del programa, el “sí, se puede” y “tus sueños se pueden convertir en realidad”, ese mensaje de positividad que manejan ese tipo de realities.

La verdad es que lo que queda en mi memoria de esa época son recuerdos buenos y con los chicos nos seguimos viendo y hasta tenemos un chat. El otro día compartimos un video que hizo un Homero de IA cantando “A veces” de Mambrú y nos cagamos de risa.

Es increíble lo que pasa con esa canción, es un hit de los karaokes, medio que quedó en el inconsciente colectivo. La banda está en la memoria del público. El año pasado nos juntamos con los chicos a comer, posteamos una foto en Instagram diciendo que “estábamos iguales” y tuvimos una respuesta increíble. Fuimos trending topic, la gente se volvió loca pidiendo que nos volviéramos a juntar, algo divino.

¿Cómo fue el final de ese fenómeno y la calma después de una experiencia tan impactante?

Todo se fue apagando lentamente y en un momento de la historia nos quedamos con el nombre Mambrú. Ahí fue cuando nos miramos con los chicos y dijimos “seguimos peleando por esto, ¿o no?”. Fue un momento de mucha sinceridad porque nos dimos cuenta de que todos nuestros intereses apuntaban para otro lado. Igual, esos dos años después de la separación de la banda fueron medios heavies. Sentía que no encontraba el camino y fue un amigo mío el que me dijo de volver a hacer comedia musical. Algo chico, en un teatro tranquilo como el Bristol, en Martínez, y con una obra como Jesucristo Superstar. Me largué a hacerla porque incluso había audicionado para esa misma obra en Madrid y no me habían comentado nada. Como algo del destino la filmamos y justo en ese momento el Jesucristo español renunció y buscaron a un Jesucristo argentino… y ahí entré en la comedia musical en Madrid.

¿Cómo fue esa experiencia?

La verdad es que tuve suerte. Cuando empecé con Jesucristo en Madrid no había tantas obras en cartel y los primeros siete años que estuve no paré. Después hice Chicago y terminé con el papel principal de Los Miserables. Hacer comedia musical es un trabajo arduo y a veces la continuidad de las obras no es como en Broadway. Quizás una obra dura poco en cartel y hay que ir haciendo audiciones para otras. Pero, repito, tuve suerte. La verdad que haber tenido continuidad me hizo crecer como cantante y empecé a tener papeles más importantes y estar en el West End londinense protagonizando Los Miserables.

Y en el medio de todo esto grabaste un par de discos…

El primero es un homenaje a los Beatles, Here, There, and Everywhere (2016), y el segundo Porque yo te amo (2018) un homenaje a los cantantes románticos con covers de Nino Bravo, Alejandro Sanz, Sandro o Lionel Ritchie. Igual siento que esos discos los grabamos para ampliar un poco mi público. Entonces, el público de los musicales, que es el que me consume a mi o viene a mis conciertos, preguntó: “¿Y el disco de los musicales dónde está?”. A la gente que viene a verme le gusta la comedia musical, solistas como Andrea Bocelli o grupos como Il Volo o  Il Divo, y ese era el disco que estaban esperando de alguien como yo. Por suerte justo hoy me estuve juntando con un sello más chico para empezar a trabajar en un proyecto que va a apuntar a ese estilo. Me tiene muy entusiasmado porque sé que sería algo más cercano a lo mío.

Venís a Buenos Aires a presentar This is Me, ¿de qué se trata este show?

Te tengo que admitir que es uno de los conciertos más difíciles que hice en mi vida, porque combina dos cosas muy importantes: las canciones que más me gustan y las canciones que sé que mi público quiere escuchar. Voy con doce músicos y va a estar increíble. Voy a cantar desde canciones de The Greatest Showman (la película interpretada por Hugh Jackman) hasta una zarzuela, junto con cosas de El fantasma de la ópera, y me daré el gusto también de cantar “Chandelier”, de Sia, y “Persiana americana” de Soda Stereo. Aunque parece raro, todo va a tener coherencia sonora. Es un show que estoy co-produciendo y que me tiene entusiasmado de estrenarlo en Buenos Aires. Estoy muy sobre el detalle, sobre las proyecciones, el sonido; es todo muy vertiginoso. Y aparte es una de las primeras cosas que estoy haciendo solo, sin Lino (Patalano) para ordenarme un poco. No sabés cómo lo extraño mientras voy armando el show. Aunque suene un poco redundante, cantar en Argentina es super importante para mi, puedo estar cantando en cualquier lugar del mundo, pero si no traigo el show para compartirlo acá después siento que el círculo no está completo. Tuve la suerte de tocar en todos los lugares donde quise estar, desde el Colón hasta el Luna Park y ahora en el Teatro Avenida, que es increíble. Me falta ir un poco más al interior, pero ya podré hacerlo. La verdad es que toda mi carrera se la debo a mi voz,  es la que me llevo a donde estoy, la que guio a los papeles que fui tomando.

CONTENIDO RELACIONADO