El año era 1975. Richard Nixon se enfrentaba al escándalo de Watergate, la guerra de Vietnam llegaba a su fin, la inflación estaba por las nubes, el petróleo escaseaba, Atrapado sin salida, The Rocky Horror Picture Show y Tarde de Perros llenaban las salas de cine, Bukowski publicaba su Factótum y el álbum Wish You Were Here de Pink Floyd se vendía como pan caliente.
En estos tiempos extraños Jack Kirby, la leyenda del cómic, anunciaba su regreso a Marvel, luego de trabajar con DC en la serie cósmica y mitológica conocida como Los Nuevos Dioses, la cual quedaría inconclusa debido a la cancelación del título por la falta de lectores. Kirby regresaría para trabajar con algunos de los personajes que ayudó a crear como Capitán América y Los Cuatro Fantásticos, pero también crearía un cómic de superhéroes muy diferente a lo que se estaba haciendo tanto en Marvel. Su título era Los Eternos.
Esta serie estaba inspirada en una teoría de la Nueva Era, acerca de los “astronautas antiguos” (una idea muy en boga a mediados de los años setenta, que sostenía la existencia de seres extraterrestres que visitaron la Tierra en la antigüedad y quienes otorgaron conocimientos científicos y tecnología a los seres primitivos, convirtiéndose en nuestros dioses).
Los Eternos no guardaba ninguna conexión con el universo interconectado de Marvel, y la falta de acción, sumada a las reflexiones existencialistas de sus protagonistas, ahuyentó a los lectores tradicionales de cómics. Es así que la serie terminaría cancelándose luego de diecinueve números, dejando muchos elementos por resolver.
Una década después, Los Eternos regresarían con una nueva miniserie de doce tomos, pero la falta de Kirby y lo excéntrico de la historia, fallaron en lograr un impacto en los lectores.
Veinte años más tarde, al prestigioso autor Neil Gaiman, quien había logrado un éxito para Marvel con la miniserie 1602 (en donde los superhéroes de Marvel se ubican en la era isabelina) se le encargó revivir a Los Eternos. El resultado fue una tercera miniserie de gran calidad, pero que pasaría prácticamente desapercibida. La falta de un protagonista central, la filosofía Nueva Era, los conflictos psicológicos, sociales y ambientales y la escasa acción y violencia, no fueron ni han sido del agrado de los lectores de Wolverine, Deadpool y The Punisher.
¿Por qué razón Marvel Studios decidió hacer una película de alto presupuesto basada en un cómic oscuro, peculiar y tan poco exitoso? La única respuesta está en el riesgo de hacer algo diferente y no caer en la repetición y la monotonía. Mientras que el proyecto que Warner de realizar una cinta de Los Nuevos Dioses con la prestigiosa Ava DuVernay como directora se fue al traste, la competencia decidió convocar a Chloé Zhao, la directora de unas pequeñas y hermosas cintas independientes (Las canciones que mis hermanos me enseñaron y El jinete), así como de Nomadland, la melancólica cinta ganadora del Óscar acerca de una sociedad paralela a la nuestra, para hacerse cargo de Los Eternos.
El resultado está alienando a los marvelitas acostumbrados a la acción trepidante de los Avengers (se habla en las redes de que esta es la peor película del MCU), pero lo cierto es que no es así, pese a que Chloé Zhao está siendo castigada de la misma manera en que Ang Lee fue vapuleado injustamente por su versión cinematográfica de Hulk.
Zhao es una autora que insiste en los temas que le interesan y preocupan: La búsqueda de la identidad, la relación de los seres humanos con la naturaleza, la idea de sociedades y comunidades paralelas a las tradicionales. Asimismo, es una mujer que creció leyendo cómics, viendo series de animé y películas de artes marciales, soñando con dirigir una cinta de género fantástico. Podríamos pensar en Zhao como la versión femenina de Christopher Nolan o Denis Villeneuve, autores que admiran a maestros como Kubrick, Kurosawa, Fellini, Tarkovski, Coppola y Scorsese, pero que también aman a Batman, a la Guerra de las galaxias y a E.T.
En su versión de Eternals, Zhao conjuga lo mejor de las miniseries de Kirby y Gaiman (que no son tan malas como se dice) y lo convierte en algo propio, con un estilo pausado, gentil, sensible y centrado en los personajes. Esto puede verse como toda una herejía para el público masivo, acostumbrado a ver cintas efímeras sobrecargadas de efectos especiales y con un desarrollo superficial y simplista de la historia (lo que Scorsese y Coppola asocian a lo que no es cine).
Debido a que muy pocos saben la historia de Eternals (es más, muchos “fanáticos” desconocen por completo a los personajes), aquí va una explicación sin spoilers. Los Eternos son unos seres con superpoderes que han habitado la tierra desde el mismo origen de la humanidad. Ellos fueron enviados por unos seres extraterrestres de tamaño y poder colosal, conocidos como Los Celestiales, para ser los defensores de la Tierra y colaborar en su evolución, pero sin llegar a intervenir en sus conflictos. Los principales enemigos de Los Eternos son los Deviants, unas criaturas aparentemente malvadas y destructivas que atentan contra la vida humana.
Sus miembros son Ajak, la líder (Salma Hayek); Ikaris (Richard Madden de Juego de Tronos); un hombre tan poderoso como el mismo Superman de DC; Sersi (Gemma Chen), una mujer capaz de transmutar la materia inorgánica; Sprite (Lia McHugh), quien tiene la apariencia de una niña; Thena (Angelina Jolie), una mujer aguerrida; Kingo (Kumail Nanjiani), experto luchador y actor de cine; Makkari (Lauren Ridloff), una mujer de gran velocidad y la primera superheroína sorda del universo cinematográfico de Marvel; Druig (Barry Keoghan), capaz de manipular la mente de las personas; Gilgamesh (Ma-Dong Seok), un hombre con unos puños superpoderosos; y Phastos (Brian Tyree Henry), experto creador de tecnología y el primer superhéroe gay del universo cinematográfico de Marvel.
Ellos se volverán a reunir muchos años después de haber derrotado a los Deviants y de mezclarse con los seres humanos, cuando uno de sus miembros es encontrado muerto. Poco a poco descubrirán que su misión no corresponde a lo que pensaban y que el futuro de la Tierra que aprendieron a amar está en grave peligro.
Cuando Walt Disney estrenó su arriesgada cinta animada Fantasia, los críticos la acusaron de banalizar y vulgarizar la música clásica, y el público la encontró aburrida y muy poco divertida. Hoy en día, ese fracaso comercial que llevó a Disney a volver a un terreno más tradicional, es considerado como todo un clásico. Puede que la película de Zhao no llegue a la belleza sublime de la cinta de Disney, pero algo debe quedar muy claro: no es lo que los críticos y el público están diciendo qué es. La película de Eternals, con todo y sus fallas, llega a ser hipnótica, bella y cautivadora para los pocos que amamos los cómics mitológicos, maduros y reflexivos en los que se basa.
Con Eternals, las posibilidades para el MCU se abren de una manera fascinante, pero el fanático de Marvel (término muy diferente a “amante”) está rechazando sistemáticamente la innovación y el riesgo en las películas de superhéroes. ¿Se imaginan si Lucrecia Martel, la directora argentina de La ciénaga y Zama, hubiera aceptado dirigir a Capitana Marvel como se le ofreció? ¿O se imaginan a alguien como Apichatpong Weerasethakul dirigiendo Silver Surfer? Estos sí que son unos verdaderos What If…
P.D. No se pierdan dos epílogos que introducen al universo cinematográfico de Marvel a dos “nuevos” superhéroes mucho más oscuros que Los Eternos. Si las cosas siguen así, vamos a tener película o serie de Sota de Corazones, Annex u Omega el Desconocido, antes que una cinta de Namor, Spider-Woman o Alpha Flight.