Álex Ubago nació en Vitoria, en el País Vasco, al norte de España, pero desde los cuatro años se crio en San Sebastián, Donosti. Esa región es muy conocida por el movimiento del rock radical vasco, con bandas como Eskorbuto o Cicatriz, o La Polla Records, aunque esta no se ubique del todo en esa movida.
Sin embargo, de allí también proviene lo que se conoce como el ‘Donosti Sound’, que ha cobijado a gente como Duncan Dhu, La Oreja de Van Gogh o La Buena Vida. En ese panorama surgió a comienzos de este siglo Álex Ubago, un cantautor mucho más orientado al pop romántico más mainstream.
Con una exitosa carrera, y éxitos como ‘Aunque no te pueda ver’, ‘’Estar contigo’, o ‘A gritos de esperanza’, Ubago cumple ya 20 años de historia musical, y los celebra en medio de una gira y de la preparación para el lanzamiento de un álbum conmemorativo.
Estás celebrando 20 años de carrera, ¿qué disparadores impulsaron el inicio de esa carrera? ¡Qué tipo de artistas lo inspiraron?
El primero fue una gran pasión por la música que viene desde niño por influencia de mi familia, sobre todo de la familia de mi madre, empezando por ella, que es gran amante de la música, y además canta muy bien. De hecho, en este disco tengo una colaboración con ella en una canción, era una cuenta pendiente que tenía hace mucho tiempo. Crecí escuchando mucha música, empecé a tocar la guitarra con 12 o 13 años, y siempre fue una gran pasión, que empezó como un hobby. Luego, a los 17 o 18 empecé a escribir canciones más en serio, y grabé una demo que llegó a manos de un manager, y así empezó todo.
Estuve influenciado por muchos artistas, cuando compuse mi primer disco [¿Qué Pides Tú?], estuve inspirado por cantautores que escuchaba por mis padres, como Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Joaquín Sabina, y luego escuché mucho a Ismael Serrano, Alejandro Sánz, Antonio Vega, Enrique Urquijo, entre muchos otros.
Seguramente estos 20 años de carrera han dejado muchas lecciones, pero, ¿cuáles serían tres de esas lecciones que en este momento podrías identificar?
Yo diría que la primera tiene que ver con algo que he aprendido a lo largo de mi vida como artista y con la educación que me dieron mis padres, es el valor del esfuerzo y del trabajo. Creo que en la vida, en general, y en concreto en la industria musical, nadie te regala nada; las cosas se consiguen con esfuerzo y trabajo. Eso lo he confirmado a lo largo de estos 20 años.
También ha sido una lección importante para mí entender que en mi vida no todo debe girar en torno a la música y a la profesión, que mi felicidad no debe basarse en el éxito, en los discos que se vendan, en los streams o en cuánta gente viene a los conciertos, sino en otras cosas que para mí son más importantes aún, como mi familia, mis amigos de siempre, mantenerme siempre vinculado a mi ciudad, a mi tierra, a mi mujer, a mis hijos… Eso es lo que me hace realmente ser feliz para todo lo demás.
Y una tercera lección quizás sea aprender a disfrutar el momento. Si volviera atrás, y pudiera hablar con el Álex de hace veinte años, probablemente le diría eso, que disfrute del momento. Cuando miras hacia atrás, te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, de todas esas experiencias que no van a volver más sino en forma de recuerdos.
Aunque suene un poco a tópico, siento que nos pasa a todos, gastamos mucho tiempo pensando en el futuro, preocupándonos por lo que vendrá, o pensando en el pasado, a veces por esa razón nos perdemos de disfrutar al cien por cien cada instante que estamos viviendo. He aprendido a no preocuparme demasiado por el futuro, obviamente hay que ser previsor, y tampoco rayarme demasiado con los errores del pasado, para disfrutar cada momento.
¿Cómo recuerdas ese momento en que entendiste, decidiste o comprendiste que ibas a vivir de la música?
Fue un poco una mezcla de sensaciones porque dedicarme a la música siempre fue un sueño que añoraba desde niño, pero cuando era adolescente me parecía muy difícil de lograr, algo casi imposible. Sin embargo, una mezcla entre mis deseos de perseguir ese sueño y la casualidad, hizo que me diera cuenta de que ese sueño podía convertirse en realidad. El punto de inflexión probablemente fue conocer a mi mánager, Íñigo Argomániz, él fue mi “descubridor” y lo conocí cuando tenía 18 años.
Yo había grabado una demo con cinco canciones, pero en ese momento la música era algo muy de puertas para adentro -ni siquiera tocaba en bares y componía en mi habitación en casa de mis padres-, escribía canciones para cantárselas a mi chica o a mis amigos, era una cosa muy personal. Por casualidades de la vida esas canciones que grabé llegaron a manos de Íñigo, quien era muy reconocido por ser mánager de artistas de mi ciudad, como la Oreja de Van Gogh y Duncan Dhu, entre otros; él se puso en contacto conmigo y aquello me cambió la vida porque fue darme cuenta de que a la gente podía gustarle lo que yo hacía.
Me animé porque en ese momento me encontraba en la universidad estudiando Administración de Empresas, y no estaba a gusto. Siempre me ha gustado la música, pero aunque en casa me apoyaban, me decían que debía tener un plan B.
Pero ahí fue cuando me animé a dejar la carrera, y me volqué de lleno a la música, tomé clases de guitarra, piano, canto y composición. Me pasé un año entero componiendo canciones, y cuando ya tenía un repertorio más amplio, de la mano de Íñigo logramos que me firmara DRO EastWest, una discográfica española independiente que luego absorbió Warner. Allí empezó realmente el camino, y me di cuenta de que esto podía ir en serio. Luego viene todo lo demás; para sorpresa mía, de todo mi entorno y de mi equipo, el primero disco fue un éxito muy grande.
Hablemos del nuevo disco, ¿hasta qué punto este álbum busca celebrar los 20 años de carrera artística?
Es una celebración con todas las letras y pretensiones de hacer un homenaje a estos 20 años de carrera y a todo mi repertorio. Son 18 canciones que atraviesan toda mi trayectoria, están incluidas las que han sido más trascendentes o se han convertido en un éxito. También están otras que no han sido tan conocidas, pero para mí son especiales, son canciones de todos mis discos, de diferentes momentos.
Son 18 canciones que he regrabado con 18 invitados, no estoy desvelando más porque el álbum debe salir probablemente en abril de 2022; de momento hemos sacado el primer adelanto, que es ‘A gritos de esperanza’, con Jesús Navarro [Reik]. Hay un montón de artistas de España y de diferentes países de América, con quienes tengo una relación muy especial; hay artistas veteranos y otros más emergentes…
Hablando justamente de colaboraciones, en 2012 salió un álbum que se llamaba Conector, de Héctor Buitrago [Aterciopelados], y ahí hay con una colaboración contigo en ‘Altísimo’. Creo que esa es una de las mejores canciones que se le han compuesto a Bogotá, pero es muy curioso que en un tema escrito para esta ciudad participe un artista español, ¿cómo recuerdas esa colaboración tan rara e inesperada, en medio de artistas tan vinculados con la música tradicional colombiana?
La verdad es que todo surgió de una invitación personal por parte de Héctor, que se puso en contacto conmigo y yo, como fan de Aterciopelados y la música latinoamericana que me ha influenciado tanto en general, acepté. Cuando vine a Colombia por primera vez, como parte de la gira de mi primer disco, conocí a la banda y a Héctor, concretamente; recuerdo que nos demostramos admiración mutua, me invitó a participar en este proyecto, su música me ha inspirado en distintas etapas de mi trayectoria, por lo cual acepté su invitación encantado. Además, me gustó mucho la canción, todas las colaboraciones que he hecho a lo largo de mi carrera siempre han sido importantes.
Cuando no es una canción tuya, como en el caso de ‘Altísimo’, también es determinante sentirme cómodo con la canción, y en este caso, me encantó; además, como tú dices, fue algo muy distinto, algo que me sacó de mi zona de confort porque yo venía de un mundo más pop, más mainstream, del universo de la balada, no tenía el perfil de artista que había en las colaboraciones de ese disco. Pero creo que es de las colaboraciones más especiales que he grabado. Me encantó hacerlo.
Tú música siempre le ha apuntado al amor, ¿cómo seguir siendo cronista de esto mientras vemos cómo evolucionan y se transforman esas relaciones de pareja, que ya no son las mismas de hace 20 años?
Yo no sé si profundizo tanto, o si soy tan explícito, a la hora de hablar del amor en mis canciones, pues siempre hablan del amor desde un punto de vista bastante sencillo, la sencillez es una de las cosas que caracteriza mis canciones; no soy muy enrevesado, ni soy demasiado concreto muchas veces. A pesar de que cambien los tiempos, los sentimientos, las relaciones, la manera de vivir el amor, creo que hay cosas que no cambian.
Por ejemplo, en ‘Aunque no te pueda ver’ hablo de lo que significa echar de menos a alguien, y todo el mundo ha echado de menos a alguien, da igual cómo cambien los tiempos. Una canción como ‘Estar contigo’ habla de lo que se siente al estar con otra persona, y también da igual cómo cambien los tiempos, da igual el poli amor, las relaciones heterosexuales u homosexuales, incluso las relaciones de amistad; hablo del amor de una manera muy general, y la gente se puede sentir identificada sin importar las generaciones, sin importar las culturas, de dónde sean, o cómo vivan el amor… ‘Estar contigo’ es una canción que puedes escuchar y pensar en tu hijo, en tu pareja o en tu mejor amigo. Me gusta enfocar de esa manera sus canciones, no me detengo demasiado a pensar, y transmito mi propia forma de ver el amor.