En su nuevo disco, Cazzu pone las reglas del nuevo “romantiqueo”

La cantante argentina editó Nena trampa, un álbum que se la juega con reggaetón puro, pero que no le esquiva al folclore ni a la cumbia villera

Por  PAZ AZCÁRATE

junio 16, 2022

“Las nenas ya se cansaron del romantiqueo”, canta Cazzu en el drill “Fulete”, como firmando el acta de defunción del amor romántico. Si ese verso del séptimo track de Nena trampa resuena más que otros es por cómo conversa con el arte del álbum. La tapa, adornada por una viuda negra —quizás la hembra menos cortés con su compañero de apareamiento de todo el reino animal— puede hacer pensar que acá hay un concepto fuerte del último lanzamiento de la cantante jujeña: que las nenas ya no caen en las trampas del romantiqueo, que ahora son ellas, en realidad, quienes las tienden. Pero este planteo es más lúdico que conceptual en Nena Trampa, que ofrece 10 tracks en los que aparece cierta sed de revancha, pero también un espectro de contradicciones que vienen de admitir que no, que las nenas no se cansaron del romantiqueo (y que los nenes, tampoco).

Con Una niña inútil (2020) Cazzu tomó los caminos del R&B inspirada en poemas de Alfonsina Storni y se alejó del trap cumbiero de Maldade$ y del reggaetón oscuro de Error 93 que la convirtieron en referencia de las nuevas olas del trap local. Ahora, en su cuarto álbum, la cantante vuelve a tirar su red más efectiva: reaparece la picardía teen de “La clase”, algunos beats lóbregos y pegadizos como los de “Mucha data” y elementos de géneros locales, como la cumbia villera y el folklore argentino, con los que Cazzu elige, ahora que es el mar, navegar las aguas internacionales.

El sonido de una ametralladora abre “Jefa” y presenta a una mujer en pie de guerra: “¿Me sabrán disculpar si me pongo bélica?”, canta Cazzu antes de apuntar contra haters, plagiadores y otros fantasmas un poco difusos. Completando un tándem de trap duro—que ofrece algunos de los mejores momentos de este álbum— “Nena trampa” abre con una intro de vientos norteños muy sutiles, soplando contra algunos fantasmas muy concretos, en particular de su Jujuy natal: “Todo necesita un equilibrio y me veo/ En conflicto de intereses y no me pidan que rece/ Porque Dios es hombre y por un hombre no me quiebro”.

Pero el corazón de este álbum es reggaetonero. “Isla velde” inaugura esa serie de tracks bailables que también integra “Fulete” (con un brillante Ankhal, de barras extensas y elaboradas, acompañado de los también puertorriqueños Lual La L y Brray). En “Peli Culeo”, con De La Ghetto y Randy, un reggaetón sensual anticipa un encuentro casual entre dos chicas y sorprende, justo a la mitad del tema, con una melodía de piano que podría corresponderle a un hit de cumbia villera de los años 2000. Si de sorpresas se trata, “Piénsame” es quizás lo más inesperado del álbum: una balada folklórica hecha y derecha, con arpegios de chacarera, full romantiquera (“Lograste que me ilusione/ Convertirme en tu mujer”) y poquísimo artificio trap, en la que la voz de Cazzu va al frente y se ensancha como la de una verdadera cantora.

Si los primeros tracks declaran la guerra, el cierre del álbum, con “Los hombres no lloran”, ofrece el contrapunto para entender la madurez con la que Cazzu cruzó la trinchera. “Baby los hombres no lloran, te enseñaron y es mentira/ Ahora que estamos a solas cuéntame más de tu vida”. El romantiqueo cambió, nos dice Nena Trampa, lo que sigue intacto es su carácter ineludible.

CONTENIDO RELACIONADO