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El show rosa de Pedrina y Río

El dúo bogotano se reinventó en Rock al Parque para crear uno de los shows más subversivos que ha visto el festival

Por  IGNACIO MAYORGA ALZATE

agosto 7, 2016

Cortesía

La lluvia caía sobre el Simón Bolívar y las luces que emanaba el escenario Eco unían el cielo a la tierra con hilos de neón rosa. Edna Arcila, voz líder de Pedrina y Río, con dulcísima fiereza entonaba Enamorada, mientras la asistencia en pleno cantaba a todo pulmón la ingeniosa retahíla de su coro, unidos por un color que los hermanaba entre bailarines con pompones rosa e impactantes visuales que ironizaban las críticas que recibe la banda por su deliberada cursilería. “Nosotros sí somos rosa y sí somos cursis, pero nuestras letras tienen mucho doble sentido, mucha picardía, no somos ingenuos, tontos, sino que tenemos un lado punk, y las visuales lo interpretaron súper bien”, explica con convicción Pedrina. Sin duda alguna, la presentación de Pedrina y Río quedará grabada en la memoria de los asistentes como uno de los momentos cumbres del pasado festival, una apuesta innovadora frente a la oscuridad omnipresente que caracteriza los días más estridentes del Simón Bolívar, una alternativa que a la luz de la naturaleza del festival, se planteaba irónicamente subversiva.

En un festival en que la indumentaria oscila del negro al negro menos desteñido, el dúo bogotano tomó una osada decisión: abrazar conscientemente su esencia pop y desplegar sobre la noche un espectáculo lleno de rosa. Desde el primer momento del anuncio de su participación el dúo sabía que habría una gran masa de detractores; con ello en mente y antes que inventarse una persona escénica distinta a la honestidad que los ha llevado a conquistar el panorama latinoamericano, Pedrina y Río decidió construir con hipérboles un show lleno de colorido. La presentación del dúo terminó convirtiéndose de este modo en una suerte de comentario político en torno a la cultura musical, los lugares de inclusión del festival y la inevitable escena machista que rodea el mundo de la música.

“Le dije a Pedri que me parecía un hit, que era precisamente en ese espacio en que nosotros podíamos ser más contestatarios”, comenta sonriendo Río. “Haciendo pop, que supuestamente es lo más inofensivo. Que se volteara la torta me parecía lo máximo”. 

El dúo está muy por encima del festival y, con otros proyectos, ya suman entre ambos cuatro presentaciones en el Simón Bolívar (Río participó con El Medio en 1996 y con Parche Funk en 2000, mientras que Pedrina había estado una única vez con Hotel Mama en 2007). Sin embargo, nunca antes se habían sentido tan cómodos. “Me sentí muy fuerte y muy segura”, cuenta orgullosa Pedrina. “Cuando hicimos nuestras composiciones solo queríamos que nos gustaran a nosotros. Cuando empiezo a dudar sobre las decisiones, me digo que hay que volver a la primicia de que lo importante es que nos guste a los dos”, dice, añadiendo que pensaba que la recepción iba a ser mucho más crítica. Mientras la banda caminaba entre crestas y taches, ataviada con llamativos atuendos rosa, las miradas que recibían cargaban la atmósfera con la expectativa de lo que podría suceder. Sin embargo, sabían que lo único que podían hacer era dar lo mejor de sí mismos. Y es que si para la banda fue valiente empoderarse con los colores del algodón de azúcar, lo mismo es cierto para la multitud de asistentes que finalizaron una “marcha multicolor” en los prados del parque.

Una apuesta que nació por la necesidad de “robustecer” los visuales y la puesta en escena de la banda en vivo, terminó encontrando en Rock al Parque la oportunidad idónea para su lanzamiento. “El poder del artista radica en poder tomar decisiones estéticas, si tú pierdes eso te vuelves un pendejo”, comenta tajante la carismática cantante. De esta forma queda claro que ni a la banda ni a sus seguidores les importan en absoluto las etiquetas que puedan imponer sobre ellos las masas. El show rosa de Pedrina y Río, que la banda continuará presentando, es una inquietante propuesta que demuestra la inteligencia de sus creadores, el poderío que tiene la elegancia, la fuerza de la música pop y el valor de la honestidad.