El regreso desenfrenado y justo ‘Atlanta’

La serie singular de Donald Glover está de vuelta después de una pausa de cuatro años y… ¡cómo la extrañábamos!

Por  ALAN SEPINWALL

marzo 23, 2022

La tercera temporada de Atlanta se estrena este 24 de marzo en Estados Unidos y próximamente, vía Star+, en Sudamérica

El 29 de marzo de 2018, FX estrenó un episodio de Atlanta llamado “Barbershop”, en el que la estrella del rap en ascenso Alfred “Paper Boi” Miles (Brian Tyree Henry) pasa por una serie de pruebas ridículas en nombre del estafador charlatán de su peluquero. Siete noches después, Atlanta nos dio “Teddy Perkins”, una escalofriante historia de una casa embrujada en la que Darius (LaKeith Stanfield), el socio traficante de marihuana de Paper Boi, conoce al personaje que le da nombre al episodio, un demonio que funciona como reemplazo ficcional de Michael Jackson, Marvin Gaye y otras estrellas musicales negras cuyo gran arte se inspiró en su dolor aún mayor.

En “Teddy Perkins”, el protagonista y cocreador de la serie, Donald Glover, resulta irreconocible bajo prótesis faciales y maquillado de blanco como Teddy. Este episodio fue ungido casi instantáneamente como uno de los momentos más altos de la historia de la televisión. Y es eso: un fascinante descenso a la locura de 35 minutos, saturado de autodesprecio racial, trauma infantil reciclado y humor extraño. Sin embargo, es el doble golpe de haber sacado “Barbershop” y “Teddy Perkins” una semana después lo que cimentó la reputación de Atlanta. Ya había dramas capaces de generar una gran hilaridad y comedias expertas en provocar lágrimas. Y los años previos al debut de Atlanta en 2016 nos dieron series de autor, como Louis y Master of None, que cambiaban tanto de un episodio a otro, a pesar de presentar a los mismos personajes, que parecían antologías de relatos cinematográficos breves. Pero la radicalidad y la calidad inconfundiblemente alta diferenciaron a estos dos episodios, y a la propia Atlanta, del resto de seriales televisivos. Que una serie presente de una semana a la otra un episodio tan tonto e hilarante como “Barbershop” y luego uno reflexivo y trágico como “Teddy Perkins”… sería como ver a LeBron James levantar el trofeo de la NBA y un Premio Nobel de Química unos días después.

Entre la apretada agenda cinematográfica y musical de Glover y la pandemia de coronavirus, ya habrán pasado casi cuatro años sin Atlanta para cuando se estrene la tercera temporada este 24 de marzo.

En una era en la que se escriben más de 500 series de televisión al año, se diría que una serie que salió al aire por última vez en 2018 podría haber aparecido directamente en blanco y negro en algún canal de clásicos. Pero Glover (que interpreta al primo de Al, Earn), Henry, Stanfield y Zazie Beetz (que interpreta a la ex y madre de la hija de Earn, Van) han tenido roles fílmicos prominentes durante este lapso, mientras que la propia Atlanta ha permanecido en la memoria como algo más reciente y vital que otros programas de TV de su época.

En una conferencia de prensa antes del estreno de la primera temporada, se le preguntó a Glover sobre el tono cambiante de la serie. “La tesis de la serie es mostrarle a la gente qué se siente ser negro”, dijo, “y realmente eso no se puede escribir, hay que sentirlo. Así que el aspecto tonal fue muy importante para mí”.

Los desafíos de ser negro en Estados Unidos se han discutido más públicamente durante la larga ausencia de Atlanta. El nacionalismo blanco se ha vuelto un foco de atención, y ha habido una cantidad de asesinatos policiales de hombres y mujeres negros cuyas grabaciones en video conmovieron al país. Pero la vulnerabilidad de una persona negra frente a la policía, Atlanta ya la contaba de antes, por ejemplo al mostrar a Earn, Al y Darius presenciando cómo unos policías le disparaban a un hombre negro en el final de la primera temporada. A veces, el tema se manifiesta a través del racismo implícito, como cuando los intentos de Earn de gastar un billete de cien dólares en una sala de cine de primera categoría generan sospechas en un cajero blanco. A veces se trata de las fronteras borrosas entre la cultura blanca y la negra, como cómo Van (que es mestiza) se siente atrapada entre las dos mitades de su árbol genealógico, o cuando Earn tiene que escuchar a un hombre blanco citarle a Malcolm X en una fiesta del día de la emancipación negra (19 de junio). A veces, se trata de los desafíos multiplicados de ser negro y pobre, como cuando Earn tiene que vivir en una baulera entre temporadas. Otras veces, se trata de ideas culturalmente muy específicas, como hasta dónde puede llegar un hombre negro como Al para conseguir el corte de pelo adecuado. Y, a menudo son muchas cosas a la vez, como cuando Al le dice a un fanático: “¡Asusto a la gente en los cajeros automáticos! ¡Tengo que rapear!”.

Pero si bien las opciones de Paper Boi son limitadas, Atlanta es una serie repleta de posibilidades. Hiro Murai y los otros directores de la serie (incluido Glover) presentan todo bajo una bruma ligeramente onírica, lo que permite que las historias den la sensación de que pueden ir a cualquier parte, incluso si la acción se limita en gran medida a una pequeña zona geográfica. Atlanta puede hacer cine verité, como en un flashback que muestra a los primos Earn y Alfred como adolescentes a finales de los noventa. Y puede incorporar detalles extraños con la misma facilidad, como la aparición de Paper Boi en un evento benéfico con Justin Bieber (¡interpretado por un actor negro!) o una broma sobre un auto invisible que atropella gente. La serie puede ser real y surrealista a la vez, como la relación de Earn y Van que se desmorona de manera cruda mientras asisten a un inescrutable festival navideño alemán y Van está siendo acechada por un monstruo.

Atlanta logra todo lo que se propone, la mayor parte del tiempo. Visto de cerca, cada episodio parece tener poco que ver con el siguiente. Sin embargo, desde la distancia, Glover y compañía están contando historias importantes. “Barbershop”, por ejemplo, es una viñeta entre muchas en la segunda temporada, sobre Paper Boi que se enfrenta a las desventajas de la celebridad y a las limitaciones de tener a su primo sin experiencia desempeñándose como su manager. La serie puede ser mordazmente divertida en un momento (tanto el ceño fruncido exasperado de Henry como la expresión relajada de Stanfield son armas cómicas inagotables), caprichosa o triste en otros. Pero hay una profundidad de sentimiento que es increíblemente rara, incluso en esta era de abundante arte televisivo de calidad. En el mejor de los casos, Atlanta es menos una serie para ver que una experiencia en la que caer, ser sacudido y luego liberarse hasta la próxima vez.

Esperamos que todo este tiempo fuera no haya le gastado el filo. La última vez que vimos a Al y Earn, estaban abordando un vuelo para la gira europea que será el tema de esta tercera temporada, y Al explica: “Vos sos mi familia, Earn. Vos, sí, sos el único que sabe quién soy. Y te importa un carajo. Necesito eso”.

Nuestro reencuentro con esta familia se ha retrasado mucho, pero gracias a Dios ya está aquí. Nos importa un carajo. Y lo necesitamos.

El estreno de Atlanta en Sudamérica está con fecha a confirmar por parte de Star+

Esta nota fue publicada originalmente en Rolling Stone Estados Unidos.

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