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El punto de encuentro de Tom Chaplin

Hablamos con el músico inglés sobre el proceso que tuvo este nuevo álbum y sobre el futuro de Keane

Por  MARTÍN TORO

noviembre 8, 2022

Derek Hudson

A sus 43 años, Tom Chaplin se encuentra en un punto bisagra de su vida. Para lidiar con ello creó Midpoint, su más reciente álbum de estudio en donde repasa sus altibajos de su vida y algunos aspectos en los que se ha formado como persona. Capturando estos sentimientos puros, el álbum refleja esa sinceridad que Chaplin imprime en cada una de las canciones.

Hablamos con el músico inglés sobre el proceso que tuvo este nuevo álbum y sobre el futuro de Keane.

¿Qué puedes decirme del proceso de escritura para este álbum? Leí que no fueron canciones de pandemia; ¿cuándo empezaste a escribirlas?

Tom Chaplin:

No fueron inspiradas por la pandemia. Simplemente empecé a tener muchas preguntas en mi cabeza estos últimos años sobre esta parte de la vida y los cambios que suceden en ella. Empiezas a preguntarte qué ajustes tienes que hacer como persona, conforme vas alcanzando la mediana edad. Me ha parecido muy duro, pero también muy interesante. Me di cuenta de que era un tema interesante y me pregunté si podía escribir un tema sobre él, ya que no es algo de lo que se suele escribir en la música pop o rock; supongo que porque no es visto como algo cool, o porque muchos músicos quieren evitar envejecer y renunciar a su juventud.

De cualquier manera, me pareció interesante. La primera canción que escribí fue ‘Midpoint’, y expresó tan bien lo que estaba sintiendo que todo lo demás simplemente salió. Y eso es todo. El covid me dio tiempo para escribir.

¿Es difícil para ti llegar a ese punto creativo?

TC:

Simplemente hay que esperar y ser paciente. No soy de esas personas que pueden escribir en un horario de oficina; no puedo levantarme todos los días y decidir que voy a escribir canciones. Siento que tiene que haber un tema que me inspire y alimente mi creatividad, porque si no, simplemente lo estás haciendo porque sí o como un trabajo. Para mí, debe sentirse como un deseo, como algo que necesitas expresar. Y eso fue exactamente lo que pasó con este álbum.

Fue encantador, porque… Previamente había tenido años muy prolíficos; obviamente estuve ocupado un tiempo con Keane, y antes de mi primer álbum como solista, The Wave, todo fue como una ola creativa, me salieron muchas canciones. Pero después me pregunté “¿Qué diablos voy a hacer ahora? ¿Qué voy a cantar? ¿Qué quiero decir?”, y no me salía nada. Entonces me emocionó mucho volver a estar en un punto en el que sentía tanta inspiración. Como te decía, algunas canciones simplemente salieron.

¿Cómo fue el proceso de grabación?

TC:

El disco se grabó con Ethan Johns, quien tiene un gran pedigree como productor: es hijo del famoso Glyn Johns. Y Ethan ha sabido llevar la batuta como la nueva cara de la familia. Ha hecho álbumes que amo; ha trabajado con Laura Marling, Kings of Leon y gente así. Lo que hace es crear discos que no son perfectos; es decir, raramente quiere agregar cosas, cortarlas o llevarlas al límite para asombrar al oyente. Le importa mucho la honestidad, y eso es lo que me gustaba de la idea de trabajar con él. Sentía que tenía canciones muy honestas, y que necesitaba manos honestas para producirlas.

El proceso que tiene para hacer las cosas es muy distintivo. Armó un grupo conformado por mí y otros músicos increíbles con los que él trabaja, nos juntó en un estudio grandioso —porque él trabaja así, en grandes espacios— y nos grabó en vivo. Lo grabamos directo a la cinta. El objetivo era capturar el momento y la emoción de saber que lo que estás cantando o tocando pueda terminar en el disco, que no va a cortarse para que sea perfecto.

Entonces el álbum tiene ese sentido de honestidad y realidad. Además puede sentirse el cuarto. La mayoría de los discos de la actualidad nacen a partir del bajo y la batería; no te dan una idea del cuarto donde se grabaron. Ethan es muy bueno capturando eso. Lleva años haciéndolo y no usa tanta tecnología… Sí usa, pero la mayoría de ella salió antes de 1985. [Risa]

El resultado final es un álbum cálido con errores pero también con mucho corazón y alma. Es un disco que no fue diseñado para pegar directamente; quería que fuera un álbum que le gustara más a la gente con el tiempo. Creo que empieza a tener más sentido una vez que lo escuchas tres, cuatro o cinco veces; te atrapan momentos distintos. Me gustaba la idea de que fuera una relación lenta pero progresiva, en vez de algo más inmediato y pop.

Y es interesante, porque me peleé mucho con esa idea. Soy alguien que usualmente hace álbumes de manera convencional y moderna, por lo que hacerlo de esta manera fue un salto de fe. También es un disco que no tiene muchos momentos acelerados; es muy reflexivo y onírico, crea ambientes de otra manera. Toma algo de valor hacerlo de esta manera. Pero siento que fue el paso correcto para este punto de mi vida musical. Si la gente quiere escuchar himnos y hits, pueden escuchar los discos de Keane.

¿Cómo lidiabas en tus álbumes anteriores con las imperfecciones que comentas en este proceso?

Las corriges, eliminas, cortas, editas… A la mayoría de la música se le eliminan las imperfecciones, y terminas con un resultado reluciente. Al inicio suena perfecto, pero no tiene la misma… En cuanto pierdes las imperfecciones, pierdes el corazón y el alma de la gente que toca en las canciones. Es un balance difícil de alcanzar.

He aprendido tanto de dejar que las imperfecciones se queden que ya ni siquiera las noto. No me doy cuenta del pequeño error o de cuando el tempo se acelera un poco. En su momento, tomamos la decisión de grabar unas canciones de esa manera. Pero una vez que haces eso, marcas el camino para el resto del álbum y no hay manera de regresar a cambiarlo.

Estos días, puedes empezar con el bajo y la batería, hacer todo lo demás alrededor de eso y al final decir “¿Sabes qué? No me agrada cómo suenan el bajo y la batería, hay que cambiarlo todo”. Eso no se hubiera podido hacer en este álbum; tienes que tomar una decisión y cumplirla.

Si dejas de lamentarte por cosas así, aprendes a ser feliz con lo que tienes.

¿Cómo escoges las canciones que alcanzan a estar en el álbum?, ¿qué pasa con las canciones que no escuchamos?

TC:

Bueno, hay muchas que no llegaron al corte final, incluyendo algunas muy buenas. Pero trabajando con Ethan, tenía mucha fe. Él tenía una visión para el álbum que quizá yo no estaba viendo completa.  Creo que quería posicionarme como algo diferente: como cantautor, con un sonido diferente y mucha menos grandiosidad.

Fue interesante el momento cuando teníamos todas las canciones, y él escogió sus favoritas. Ahora en retrospectiva, puedo entender perfectamente por qué escogió esas. Supongo que son canciones que podían hacerse de la manera que él se imaginó. Había algunas que no hubieran funcionado con su manera de trabajar, canciones que necesitaban grabarse de una manera más pop y moderna. Entiendo perfectamente cómo terminamos con la colección de canciones que terminó siendo el álbum.

Hiciste un cortometraje para ‘Midpoint’

TC:

Trabajé con una directora llamada Lucy Bridger. Vi algunos de sus trabajos previos y me encantaron. Pensé que sería genial ver a otra persona —otro artista— interpretar la canción de su propia manera. Hubo bastante libertad: simplemente le dije “Aquí está la canción, aquí hay algo de dinero; crea algo que refleje lo que te inspiró la canción”. Y eso fue lo que hizo: creó una historia hermosa y desgarradora sobre una música veterana que se escoge a ella y su carrera sobre su hija y su nieta.

Y creo que es muy interesante, porque la sociedad tiene la creencia de que es más importante que sacrifiques tus propios deseos por el bien de tus hijos o tus nietos. Fue emocionante ver ese cambio. Desde mi punto de vista, yo he tenido que sacrificar muchas cosas por el bien de mis hijos. Tengo dos, por lo que no puedo siempre andar de gira, o estar grabando discos todo el tiempo. Debo poder darles mi tiempo y mi energía, y que sean momentos de calidad.

Pero eso es algo que yo pienso, y es emocionante conocer lo que vio Lucy Bridger en la canción. Me gusta la sensación de ambigüedad que tiene y dónde termina cada personaje de la historia. Cuando vi el primer corte del video, quedé impresionado: “Es todo y más de lo que esperaba”.

‘Stars Align’ es una de las canciones que resaltan en el álbum. ¿Cómo surgió esta pieza?

TC:

En la gira toco las canciones nuevas, y esa parece haber resonado con la gente. Es una canción sobre cambiar prioridades conforme vas envejeciendo. Cuando empezó Keane y yo era un adolescente, tuvimos el sueño de ser una banda grande y exitosa que grabara álbumes y se fuera de gira por todo el mundo, y eso era todo lo que queríamos. Además, yo quería el dinero, la fama, la adoración y los fans. Estaba equivocado, pero creía que todo eso junto me iba a hacer feliz. La verdad, claro, es que obtienes todo eso, y no pueden solucionar algo que está fundamentalmente roto en tu interior. Nada del exterior va a poder curarte cuando estás roto por dentro, y creo que tristemente ese era mi caso.

Conforme he envejecido, he perdido esas ambiciones. Ahora me interesan mucho más, como dice la canción, los afluentes; en vez de enfocarme en un río grandioso, me concentro en sus arroyos tributarios, sus afluentes. Y es que mi felicidad y mi alegría han venido de cosas que realmente no cuestan nada —ya sea estar en la naturaleza, escribir canciones, estar con mis hijos, hacer deporte—, y aun así me traen más paz que las ideas que tenía de joven. Y la canción es sobre eso; es como decir “Voy a vivir parar un momento, y si algo bueno viene, genial”.

Creo que esa es una manera buena y zen de intentar vivir. No estoy diciendo que yo lo haya logrado; aún me estreso, pero es una especie de manifiesto para la vida, y uno bueno.

¿Cuáles fueron tus primeras influencias en la música?

TC:

Como niño, canté mucho en un coro y en musicales de la escuela. Me gustaba mucho el pop mainstream de finales de los 80 e inicios de los 90. Después estuvo la música de Queen, Michael Jackson… Pero no fue hasta mediados de los 90 que me enamoré de la idea de estar en una banda y querer hacer discos, así como del proceso detrás de él: estar en el estudio, construir un álbum y qué constituye un tour y los conciertos. De repente estaba muy interesado en los detalles.

Y en ese entonces, teniendo tantas bandas asombrosas en Reino Unido… Obviamente estaban Oasis y Blur, pero había otras, como Pulp y Radiohead. Además había muy buena música dance. Había tantas cosas pasando, y presenciarlo como un adolescente fue muy emocionante. Fue en ese momento que nos tomamos Keane más en serio y empezamos a buscar contratos con disqueras; eran los finales de los 90: realmente pasó mucho tiempo hasta que conseguimos nuestro primer contrato, pero desde entonces teníamos ese sueño.

También hubo otras cosas, como habernos obsesionado con la historia de The Beatles. Estábamos locos por The Beatles. Leer sobre cuánto pudieron hacer en tan poco tiempo, cómo cambiaron el mundo.

¿Qué estás escuchando estos días?, ¿algo en español?

TC:

No estoy seguro de haber escuchado algo en español, pero… Llegué algo tarde a la música de Bon Iver, pero estuve escuchando sus álbumes y los de Big Red Machine cuando hacía este disco.

Recientemente, he escuchado a Everything Everything, Eels… Sé que no son particularmente nuevos, pero me encantan. Y mucha más música.

A Ethan, el productor, le encanta Grateful Dead, entonces he estado escuchando sus álbumes para ver qué es lo que le gusta tanto. Y más o menos lo he descubierto.

¿Qué viene en el futuro para ti o para Keane?

TC:

Realmente no lo sé. Vengo de terminar una gira, toqué muchos conciertos en Reino Unido, entonces no sé qué sigue. Sé que Tim [Rice-Oxley] siempre quiere hacer algo con Keane, pero creo que tiene que sentirse… No quiero hacer nada a medias, quiero hacer algo que se sienta emocionante.

Creo que escribiré un poco; siento que tengo más cosas que decir. Sí, creo que haré eso primero. Pero antes quiero simplemente estar en casa después de tres semanas de gira y de promover el álbum y todo eso. Creo que necesito algo de tiempo para despejarme y ver qué pasa.

La verdad es que no sé. Quisiera poder decirte, pero no tengo idea.