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El legado de Petrona Martínez, la reina del bullerengue

La artista colombiana, que recientemente ganó su primer Grammy Latino a los 82 años, sigue inspirando a artistas de todo el mundo

Por  JULYSSA LÓPEZ

enero 21, 2022

Sharon Alviz*

El bullerengue, la tradición folclórica de percusión liderada por mujeres desarrollada en las comunidades negras del Caribe, se transmitió a la legendaria Petrona Martínez como una reliquia familiar sagrada. Al crecer en San Cayetano, Colombia, en la década de 1940, se sentaba con su abuela y su bisabuela en lo que se llama una rueda, un círculo donde las mujeres se turnaban para cantar melodías de llamada y respuesta. Los sonidos llegaron a Martínez tan naturalmente como respirar. “Ahí se formó la vena artística”, dice su hija, Joselina Llerena.

Años más tarde, luego de formar su propia familia, Martínez se mudó a la región de Palenquito. Se ganaba la vida recolectando y vendiendo arena, un trabajo intenso y arduo que aliviaba los fines de semana llevando a sus hijos a un río cercano, donde lavaba la ropa y cantaba las canciones que aprendió de niña. Un día, un músico local llamado Marceliano Orozco estaba hablando con uno de los hijos mayores de Martínez, y mencionó que a menudo se quedaba junto al río para escuchar a una mujer notable que pasaba su tiempo cantando algunos de los bullerengues más poderosos que alguna vez escuchó. El hijo de Martínez no tardó mucho en darse cuenta de que Orozco estaba hablando de su madre, y pronto, Orozco formó parte de la primera banda de Martínez. Comenzó a tocar en festivales de América Latina y lanzó su primer álbum en 1989, a la edad de 55 años, cimentando su reputación como guardiana inimitable de las tradiciones del bullerengue.

La voz de Martínez ha seguido fascinando a los oyentes durante las últimas décadas, incluso después de que una isquemia cerebral en 2017 limitara su habla y movilidad. El verano pasado, lanzó el aclamado álbum Ancestras, una celebración dinámica y cargada de emociones que reúne a mujeres de la diáspora africana para cantar en algunas de las grabaciones más memorables del catálogo de Martínez. El resultado es una poderosa unión de raíces negras de todo el mundo que presenta artistas como Susana Baca, Angélique Kidjo y Brianna Thomas.

Llerena, quien también canta en el proyecto, describe a Ancestras como una forma de tejer historias musicales juntas, algo que sirvió como un último “sueño hecho realidad” para su madre. El proyecto fue nominado a un Grammy Latino por Mejor Álbum Folclórico en septiembre, la tercera nominación de Martínez, y cuando se llevó a cabo la ceremonia a finales del año pasado, Martínez ganó su primer premio de la Academia Latina de la Grabación a los 82 años.

Trabajos como Ancestras han seguido reforzando el lugar de Martínez como un titán cultural que ha impactado profundamente a los músicos de todo el mundo. La artista nominada al Grammy Lido Pimienta se enamoró de la música de Martínez cuando formaba parte de la banda Grupo KUMBE en Barranquilla. Estudiaron cuidadosamente los sonidos del bullerengue, lo que le dio a Pimienta la oportunidad de explorar las profundas historias personales que Martínez cuenta a través de sus canciones.

“Hay una historia general no contada de esclavitud que sucede en Colombia, específicamente”, dice Pimienta, y señala que Martínez captura la experiencia vivida de la negritud en América Latina. “Lo sorprendente de Petrona es que su resiliencia es tan enorme que trasciende cualquier cosa. Ella te está diciendo que vale la pena vivir la vida. Su tradición continuará incluso cuando se haya ido del mundo físico. Eso es lo que me llevo de su música y de su voz: ella está diciendo: ‘Todavía estamos aquí'”.

Li Saumet de la banda Bomba Estéreo dice que ve a Martínez, y a otras cantoras del país, preservando el legado de “lo que es la música folclórica y lo que es la música colombiana”. Ella comparte que ha sido influenciada por cantantes como Martínez, a quien escuchaba cuando era niña y quien formó su propio estilo de canto. “La música tradicional son nuestras raíces. Es lo que somos. Es algo que, si desapareciera, desaparecería nuestra historia. Creo que por eso, como Bomba Estéreo, hacemos la música que hacemos.

El bullerengue está profundamente ligado a la historia de Colombia de esclavizar a la gente, explica Stanley Montero, un artista e instrumentista que ha sido parte de la familia musical de Martínez durante décadas. La ciudad colombiana de Cartagena era un puerto principal para el comercio de esclavos, y muchos escaparon para formar comunidades palenqueñas de cimarrones a lo largo de la costa caribeña. En esas comunidades prosperaron las tradiciones del bullerengue, inspiradas en las costumbres africanas. “Puedes extraditar a un ser humano, puedes desplazarlo, pero no puedes hacerle eso a la cultura que traen consigo”, dice Montero. “Así que estas tradiciones se manifiestan a través de nuestra ascendencia africana”. Según algunos relatos, las primeras formas de bullerengue fueron cantadas por mujeres embarazadas que estaban confinadas en casa. La música fue pasando de generación en generación, llegando hasta Martínez. “Ella viene de un impresionante árbol genealógico de bullerengue”, dice. “El bullerengue está incrustado en su ADN”.

Aunque Martínez ha enfrentado problemas de salud más recientemente, Llerena dice que su madre ha progresado y que su música sigue siendo su gran alegría. “Ella está en todos los ensayos”, dice Llerena. “No es un ensayo a menos que Petrona esté allí”.

Cuando se llevaron a cabo los Latin Grammy en noviembre, la matriarca musical estaba sentada en su sala azul brillante con su familia en Palenquito. Llerena y sus hermanos rodearon a Martínez y le recordaron algo que había dicho cuando la nominaron por primera vez: que si ganaba un Grammy Latino, iba a bailar. “¡Bueno, vamos a bailar, porque ganaste!” le dijeron en un videoclip que retumbó en las redes sociales. La familia estalló en aplausos mientras Martínez estaba abrumada por la emoción.

El reconocimiento fue significativo, pero Pimienta insta a las instituciones musicales a hacer más para premiar y apreciar plenamente el alcance del trabajo de Martínez. “En Colombia, los medios no celebran la negritud y el indigenismo, es algo que queda relegado a fiestas o festivales nacionales. Y esto pasa en toda América Latina”, explica. “Con suerte, más personas con buenas intenciones comenzarán a mirar la música afrocolombiana e indígena y la verán como algo más que un adorno. Petrona siempre será una gran figura y una influencia para el mundo, y debería celebrarse todos los días”.

Montero está de acuerdo en lo crucial que es honrar la música de Martínez hoy. “Los capítulos que componen la vida de Petrona están más abiertos que nunca”, dice. “Ella ha dicho en cada concierto y en cada función que la herencia que les deja a sus hijos y a sus nietos es la misma que le quedó a ella: este legado musical. Es por eso que su historia siempre vivirá, y es un imperativo moral, espiritual y social proteger eso, porque es parte de nuestra identidad cultural. Esto es parte de nuestro patrimonio nacional y tradición popular, y es algo que Colombia necesita”.

Llerena y el resto de los hijos de Martínez se aseguran de que la voz de su madre llegue al futuro y que el bullerengue siga siendo escuchado por las nuevas generaciones en todo el mundo. “Lo que quiero que la gente sepa es que a Petrona Martínez le queda mucho por dar al mundo y a su público”, dice. “Nunca vamos a dejar que estas tradiciones se vayan a ninguna parte, y vamos a seguir impulsándolas”.