Estos nueve hombres malhumorados de Des Moines, Iowa, conocieron el éxito hacia finales de los 90. Su fascinación por el volumen, los personajes perturbadores, y las temáticas tabú de sus canciones los convirtieron en una agrupación de metal muy particular. Con mucha agresividad, fuerza implacable y la perfecta combinación entre grito y canto, la agrupación de Corey Taylor y compañía se ganó el respeto de los demás con el nuevo sonido que proponían y su capacidad para causar conmoción adonde quiera que fueran.
Su agresiva estética industrial y las máscaras que cambian con cada lanzamiento les dieron una identidad y un estilo único entre las bandas surgidas a finales de los 90. “Gente como yo, Shawn ‘Clown’ Crahan, Sid Wilson y un par de personas más, cambiamos nuestras máscaras drásticamente con cada álbum. La máscara es una representación de la persona que está detrás, y nadie permanece igual con el tiempo, esa es mi creencia”, dice Corey Taylor.
La idea de usar máscaras para sus conciertos provino de Clown, cuando apareció en uno de los ensayos utilizando una máscara de payaso (ahí el origen de su apodo). Esta visión le sirvió a Slipknot para dar forma al concepto visual de la banda, y fue solo cuestión de tiempo para que sus letras y canciones comenzaran a sonar por todo Estados Unidos y el mundo entero.
Hoy, con más de 27 años de carrera, Slipknot todavía encuentra cosas a las cuales gritarles con ira implacable, luego de haber sobrevivido a múltiples durante su prolífica carrera. La última década ha sido especialmente dura para esta gente, sobre todo con la muerte de su bajista Paul Gray en 2010, y la posterior salida y fallecimiento del reconocido baterista Joey Jordison; ellos fueron reemplazados por el británico Alessandro ‘V-Man’ Venturella y por Jay Weinberg, respectivamente.
Sin embargo, los enmascarados sacaron dos álbumes Número Uno en esa década, .5: The Grey Chapter de 2014 y We Are Not Your Kind de 2019. Taylor también lanzó cuatro álbumes más y algunos EP con Stone Sour, publicó su álbum debut como solista (CMFT), y tuvo una aparición en la película Officer Downe, de su compañero Shawn ‘Clown’ Crahan.
A pesar del estilo de vida agitado de Corey Taylor y de algunos otros integrantes, Slipknot encontró un pequeño espacio durante la cuarentena para componer nuevas canciones y producir lo que se convirtió en el séptimo álbum de estudio de Slipknot, The End, So Far. Se trata de un disco que desde la primera canción les dice a sus fanáticos que las cosas ya no son como antes. “La gente nota que es experimental, pero también es un álbum conceptual. Para mí es como una pieza de acompañamiento muy natural a un álbum como Vol.3, que tenía el mismo tipo de ambiente”, dice Corey Taylor desde un bus de gira que viaja por algún lugar de la costa oeste de EE.UU.
Para la banda, The End, So Far es como abrir la caja de pandora, es la expansión de ese sonido característico que hace que Slipknot sea Slipknot, pero con la madurez y la perspectiva de casi tres décadas sobre los escenarios. “Creo que somos nosotros empujándonos hacia adelante, y eso es lo que queremos hacer. Eso es lo que nos mantiene motivados en el estudio, el hecho de que podamos llegar a momentos en los que decimos, ‘!Wow, mira lo que logramos!’. Es muy loco, y muy diferente, justamente eso es lo que buscamos cuando hacemos algo creativo”, dice el baterista Jay Weinberg.
A grandes rasgos, el implacable instinto de Slipknot es la brújula que los ha guiado durante esta travesía. Incluso si la banda está más abierta a explorar nuevas sonoridades, es como si su identidad y fuerza vital siguieran estando más vivas y enérgicas que nunca. “Mantenernos fieles al concepto original de la banda es algo que pasa también por accidente. Obviamente yo no he estado [en el grupo] desde el inicio, pero creo que el origen viene desde un punto de vista tanto sonoro como espiritual, es algo que todos debemos entender profundamente, sin importar si eres uno de los miembros originales, o uno de los ‘nuevos’. ‘Nuevos’, porque ya llevamos casi 10 años”, agrega el baterista.
Este entendimiento que hay entre cada uno de los miembros de la banda compone lo que es Slipknot, y aunque no se alejen de lo que son en esencia, han demostrado que se puede aventurar y explorar direcciones interesantes. “La diferencia entre este álbum y el anterior está en que We Are Not Your Kind era Clown contándonos sus ideas y todos trabajando en ellas; ahora hubo una participación más concreta por parte de todos los miembros. Pero todo pasó en una progresión muy natural, y me siento honrado de poder ser parte de esto”, cuenta el bajista inglés V-Man.
Musicalmente, para este álbum, los miembros de Slipknot estuvieron muy entusiasmados desde que Corey Taylor comenzó a enviarles el material inicial. Todos estos demos tenían ya algunas líricas y voces definidas, además de las ideas crudas de la armonía y el ritmo que Taylor proponía. Cuando llegó el momento de grabar la música como banda, el haber sido parte de este ir y venir de ideas primitivas para las canciones, fue totalmente benéfico para el desarrollo del disco.
Esto ayudó a expandir la música y llevarla a direcciones en las que no habían indagado anteriormente. Esta reacción en cadena sirvió para equilibrar las cosas, y Slipknot encontró un balance entre las melodías complejas que vienen armonizadas de una forma suave y sutil para mezclarlas a la perfección con sus ritmos desenfrenados y riffs agresivos de toda la vida, incluso con el gran inconveniente de que todos los integrantes no podían estar en la misma habitación debido a las regulaciones de la pandemia.
Uno de los engranajes más importantes para la producción de The End, So Far fue que Slipknot contó con la fortuna de poder trabajar con el ingeniero y productor Joe Barresi, reconocido por su trabajo con Tool, Queens of The Stone Age, Avenged Sevenfold y Chevelle. Barresi había colaborado anteriormente con Slipknot en .5: The Grey Chapter y We Are Not Your Kind desempeñándose como ingeniero de mezcla.
Su estilo de trabajo es particularmente meticuloso, esto queda evidenciado en sus productos finales, y por ello es bastante cotizado. Finalmente, ambas partes lograron encontrar una ventana de tiempo que les funcionaba y se pusieron manos a la obra. Gran parte de este nuevo disco fue grabado en el estudio de Jim Henson y en Joe’s House of Compression, de Barresi en Pasadena, California, y las voces fueron grabadas en Las Vegas en casa de Taylor. “Lo bueno de Joe es que te deja hacer todas tus ideas primero. Y luego, si él tiene una idea, te la hace llegar. Era genial porque podías describir algo y él tenía un micrófono o un preamplificador especial para lograr el sonido que teníamos en mente”, agrega Taylor. “Fue muy bueno en eso y me animó a empujar aún más los límites. Fue una explosión. Nos divertimos mucho haciendo las voces”.
Para Jay Weinberg y V-Man, The End, So Far, fue una prueba más para demostrar de qué están hechos. Cuando ambos entraron a Slipknot a comienzos de 2014, la banda se dirigió inmediatamente al estudio para grabar .5: The Grey Chapter, y entre tanta conmoción, sus aportes quizá no fueron tan sustanciales. Esta vez, a pesar del poco tiempo con el que contaron para producir el disco, que fue cerca de cuatro a cinco meses, es mucho más notoria la participación en cuanto a producción y composición de estos dos integrantes.
En canciones como ‘Adderall’ y ‘Finale’, las líneas de bajo son las que guían al resto de la banda. “Justin Chancellor de Tool nos prestó uno de sus bajos, y yo quería usarlo en una canción. Y esa canción terminó siendo ‘Adderall’. Yo estaba pensando en bandas que escuchaba cuando crecía, como Supergrass, y muchas otras de la música pop indie de Reino Unido, que tienen líneas de bajo súper pesadas con letras y voces muy pegajosas. Yo quería eso, entonces tomé algunos de mis acordes favoritos en guitarra, y los pasé al bajo”, cuenta V-Man.
‘Adderall’ es la canción con la que abre The End, So Far, y puede tomar por sorpresa a más de un fanático incauto. Tras un minuto de introducción con sonidos electrónicos y drones de guitarra, un ritmo de batería rompe la tensión y llega la suave voz de Corey Taylor acompañada por un piano de cola y coros celestiales. “Esta canción era una forma de emocionarnos de nuevo y de establecer el tono. Y fue genial. Fue una gran manera de asegurarnos de que la gente supiera que podemos hacer cualquier tipo de música y hacerla nuestra, siendo capaces de tener las cosas claras desde un punto de vista diferente y seguir teniendo una canción increíble”, dice el vocalista.
Así es el espíritu del disco. Las melodías y las partes suaves que recorren todo el álbum son precisamente las que resaltan los cortes más intensos e intrincados. ‘The Dying Song’ abre con voces a capela, y termina siendo una de las canciones más fuertes y pesadas de The End, So Far. Mientras que en temas como ‘Acidic’ es claro el rumbo más experimental y progresivo al que Slipknot se está dirigiendo. “Es una canción muy diferente para nosotros, e incorpora una manera distinta de hacer lo heavy y lo melódico. Es mi propia mezcla con una de mis bandas favoritas, Acid Bath. Para mí, son uno de los grupos más infravalorados e influyentes de la historia, y creo que Dax Riggs es uno de los mejores cantantes que ha habido”, agrega Taylor.
Las percusiones de Slipknot siempre han dado de qué hablar y este caso no es la excepción. A lo largo del LP vemos cómo el trabajo conjunto de Weinberg, Clown y Pfaff sale a relucir, dejando ritmos complejos como el que se escucha en ‘Hive Mind’ o ‘Medicine For The Dead’. “En este álbum hay elementos muy interesantes que se agregaron después, y simplemente tienes que confiar en que tus compañeros hagan su mejor esfuerzo, así como yo hago el mío. Y eso crea momentos rítmicos muy interesantes”, dice el baterista sobre el reto que implica componer secciones de percusión con tres miembros en el área rítmica.
El estilo de Weinberg es limpio y conciso. A la edad de 12 años se acercó al punk rock y al hardcore, y desde joven se integró a la escena musical en su estado natal, Nueva Jersey. Esto lo llevó a tocar luego con bandas como Madball o Against Me!, donde terminó de forjar el estilo que le daría entrada a una de las bandas más grandes de nu metal de las últimas décadas.
Si bien es notoria la cohesión sonora que permea todo The End, So Far, algunos de los miembros no se sintieron del todo a gusto con algunas fases de la producción del álbum, así lo confesó el guitarrista Jim Root a Music Radar en una entrevista: “No tuve un gran aporte creativo. Me sentí un poco apurado tratando de pensar en ideas para este o aquel arreglo. No ensayamos como banda. No llegamos al estudio sabiendo las canciones de inicio a fin, y eso afectó el disco. Eso generó algunos retrasos”, dijo.
“Creo que el futuro del metal es más fuerte ahora que hace diez años, porque se está convirtiendo en la voz de la rebelión”.
A todos les hubiera gustado tener más tiempo, ya que para We Are Not Your Kind se dieron el lujo de tomarse tres años para su producción, esta es una etapa totalmente honesta y bien pensada por parte de Slipknot. “Los álbumes se parecen mucho a las películas, y cualquier director te dirá que las películas nunca se terminan, simplemente se abandonan porque nunca tienes la oportunidad de hacer todo lo que se te ocurre, porque nunca tienes todas las ideas a la vez. Siento que no puedo hablar por Jim, yo me la pasé muy bien haciendo las voces y demás, y Joe y yo nos llevamos muy bien”, complementa Taylor.
Líricamente, The End, So Far muestra al cantante un poco alejado de esa oscuridad que tanto lo caracteriza. Sus letras tienen un punto de vista menos introspectivo, y más bien levanta la mirada hacia el mundo entero. “Tiene que ver más con la escritura desde los puntos de vista de otras personas, para tratar de emular distintas percepciones. Y fue bueno. Fue un buen reto para volver y realmente estoy hablando de cosas con las que me puedo relacionar al mismo tiempo con alguien más, en lugar de esperar que ellos se relacionen conmigo. Una vez que me metí en ese espacio fue muy orgánico y divertido”, cuenta el rubio originario de Iowa.
Por ratos, los nueve hombres enmascarados desahogan esa ira interna contra el mundo con música totalmente frenética y loca, tal y como sucede en ‘H377’. “Creo que necesitaríamos de un psicólogo para averiguarlo. Quizá todos estábamos un poco deprimidos, quizá estábamos enojados. No tengo idea. Pero creo que eso le toca a los demás decidirlo. Ninguno de nosotros realmente sabe por qué un álbum es más oscuro que otro”, dice el baterista.
Slipknot, desde sus inicios, ha sido una banda muy conflictiva, y no solo por lo volátiles que pueden llegar a ser nueve egos combinados en una habitación, sino que la bocota de Taylor y algunos comportamientos de sus otros miembros siempre logran llegar a las primeras páginas de los medios. La gente los ama o los odia, o los odia y luego los ama. Pero de alguna que manera, Slipknot ha logrado perdurar en el tiempo gracias al impacto que ha causado en sus fans y en los nuevos oídos.
Hoy, con siete álbumes bajo el brazo, la tarea de escoger canciones para tocar en los conciertos se ha vuelto una labor compleja para los miembros de la banda. “Si tocáramos todas las canciones que todo el mundo quiere escuchar, sería un espectáculo de cuatro horas y ya sabrías dónde enterrarme al final, porque estaría totalmente exhausto”, comenta Taylor.
Slipknot está descubriendo una nueva generación de seguidores que van a verlos por primera vez, así que, durante sus giras, se aseguran de tocar sus éxitos más importantes para poner al corriente a estos nuevos públicos. “Para la próxima vez, espero que podamos tocar más canciones desconocidas, como ‘Skin Ticket’, ‘Scissors’, ‘The Virus of Life’, ‘The Nameless’. A mí me parece muy interesante hacer ese tipo de canciones. Y eso es solo tomando en cuenta lo que salió antes de que yo me uniera a la banda”, dice Weinberg. “También hay mucho material en The Gray Chapter que nunca tocamos en vivo, e igual en We Are Not Your Kind. Y espero que podamos hacerlo en el futuro, porque son una gran parte de la historia de Slipknot que debe honrarse”, añade.
Esta nueva ola de fans que está comenzando a interesarse por las grandes agrupaciones de metal, también han traído consigo una camada de grupos con un sonido fresco y propuestas llamativas. Para Corey Taylor, el futuro del metal está en el Medio Oriente y Asia, y está seguro de que el panorama es mucho más claro del que había hace diez años. “Se está convirtiendo en la voz de la rebelión, lo cual es genial. Y somos capaces de ver todas estas grandes culturas haciendo lo suyo, están alimentando el metal a través de su filtro, y expresándose en las mejores maneras posibles”, dice el vocalista. El futuro del metal está en sus márgenes y en la manera en que las nuevas generaciones acoplen ese sonido a su cultura y sus formas de pensar. Está volviendo el underground poco a poco, y la voz de las calles está volviendo a tomar su lugar en la escena.
Pero como sabemos, la boca de Corey Taylor es bastante grande, y no terminó nuestra conversación sin desahogar un poco de su rabia característica sobre algunos temas. “Sé que todo el mundo quiere decir que el pop punk todavía está vigente. Eso no es ni pop, ni punk. Esa gente puede chupármela. Solo es un puñado de mierda sobreprocesada que no tiene ni una gota de punk, así que todos pueden besarme el trasero”, agregó.
Para el momento en el que Rolling Stone en Español habló con el vocalista rondaba un rumor según el cual Corey Taylor estaba creando una nueva agrupación junto al guitarrista Jim Root. Cuando se le preguntó sobre aquello, el cantante no lo pensó dos veces para lanzarle una pulla a los medios de comunicación. “Fue una frase sacada de contexto en una entrevista y todo el mundo asumió que estábamos haciendo un proyecto masivo. Cuando hago una entrevista, se convierte en un millón de noticias clickbait, y es exasperante. Creo que lo que voy a hacer es empezar a plantar información falsa”, añadió.
Si hay algo cierto, es que, a lo largo de su historia, Slipknot ha evolucionado para convertirse en algo mucho más grande que una banda de metal. The End, So Far, aunque no sea un álbum perfecto, tiene momentos muy intensos y su propuesta es digna de admirar, y sin lugar a dudas es uno de los mejores trabajos que la agrupación ha publicado desde mediados de los 2000. Su popularidad ha logrado trascender países y generaciones en un constante proceso de cambio y adaptación. Con nuevas máscaras y más ira acumulada, Slipknot no está dispuesta a afrontar el final, solo está desafiándote para ver hasta dónde eres capaz de llegar.