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El bar de las grandes esperanzas

No todas las películas deben ser oscuras y pesimistas. Clooney decide recurrir al humor y evitar el melodrama pesado, para contar la historia de un joven aspirante a escritor y la relación con su tío, el dueño de un bar

George Clooney 

/ Ben Affleck, Tye Sheridan, Lily Rabe, Briana Middleton, Christopher Lloyd

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Amazon

Luego de un impresionante debut como director con Confesiones de una mente peligrosa (guionizada por el gran Charlie Kaufman) y un segundo trabajo mucho más impresionante aún (Good Night, And Good Luck es una de las mejores películas sobre periodismo de todos los tiempos), el actor George Clooney ha mantenido una carrera más que estable, con títulos como Leatherheads, la excelente The Ides Of March, The Monument Men, Suburbicon y The Midnight Sky, los cuales podrán tener sus falencias, pero jamás se podrá decir que sean películas tontas, sin ambición o poco interesantes.    

El bar de las grandes esperanzas, la nueva película de Clooney, comete el error que la crítica actual no está dispuesta a perdonar: Esta es una cinta optimista y esperanzadora. Al parecer, los críticos están obsesionados por las cintas oscuras y pesimistas y no están dispuestos ni siquiera a admitir una sátira como No mires arriba.

Por favor, no les hagan caso a estos críticos amargados. La adaptación de las memorias del escritor y periodista ganador del Pulitzer J.R. Moehringer, es un trabajo bien actuado y lleno de candor. Tanto en el libro publicado en el 2005 como en la película de Clooney, se nos cuenta cómo J.R. (Daniel Ranieri) fue criado por una madre (Lily Rabe) que sueña con que su hijo estudie derecho en Harvard o Yale. Ambos fueron abandonados por un locutor de radio alcohólico, irresponsable, abusador y egocéntrico conocido como “la voz” (Max Martini). Cuando la madre de J.R. se queda sin trabajo, su única posibilidad es la de volver a la casa de sus padres. Para su madre esto es sinónimo de fracaso, pero para J.R. es la posibilidad de encontrar un hogar. 

En este hogar encontraremos a un abuelo (Christopher Lloyd), en apariencia huraño, pero en realidad inteligente y preocupado por su familia; una abuela dedicada a las labores de la casa (Sondra James) y, especialmente, un tío llamado Charlie (un estupendo Ben Affleck), que atiende un bar llamado Dickens, y quien va a enseñarle a J.R. “la ciencia de ser hombre”, convirtiéndose en su etílica figura paternal.   

Clooney decide contar la historia de J.R. recurriendo al humor y evitando el melodrama pesado (así como el alcoholismo presente en las memorias de Moehringer). Vamos a ver a J.R. crecer (ahora encarnado por Tye Sheridan), conocer a Sidney (Briana Middleton), un primer amor que lo desprecia estudiar en Yale, intentar convertirse en periodista y escritor y, finalmente, enfrentarse a su padre. 

El bar de las grandes esperanzas es una cinta cálida y tierna que se enfoca en las relaciones, que plantea que nuestras familias pueden ser imperfectas, pero que debemos enfocarnos en sus virtudes, y que nos enseña que nada es tan grave como no vivir y desaprovechar las oportunidades que se nos presentan. ¿Qué hay de malo con eso?

Palabras clave: reseña, crítica, Amazon, adaptación de libro, memorias, años 70, rito de pasaje 

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