Editan la última grabación en vivo de Osvaldo Fattoruso

Lanzan el registro de un concierto grabado en Buenos Aires a fines de 2011, con el legendario baterista uruguayo acompañado por Ricardo Nolé, Daniel Maza y Ricardo Lew

Por  HUMPHREY INZILLO

abril 22, 2022

Osvaldo Fattoruso (1948-2012), un poeta de la batería.

Gentileza Los Años Luz/ Karina Nisinman.

El sello Los Años Luz acaba de editar el último registro en vivo que el baterista uruguayo Osvaldo Fattoruso (1948-2012) grabó en la Argentina. Se trata del concierto que ofreció junto al guitarrista Ricardo Lew, el bajista Daniel Maza y al tecladista Ricardo Nolé (hijo de otra leyenda, el pianista y director Panchito Nolé) en Boris, el extinto club de jazz de Palermo, en 2011. Una celebración de jazz rioplatense, con las composiciones de Rubén Rada como columna vertebral del repertorio. La elección no es casual: Nolé, Lew y Fattoruso integraron el grupo de Rada en los 80, con base en Buenos Aires. En el bajo, completando un quinteto asesino, se alternaban Beto Satragni y Urbano Moraes. Discos como En familia (1983), La cosa se pone negra (en vivo en Obras, 1983) Adar Nebur (1984) y Pa’ los uruguayos (1989), entre otras joyitas, son el testimonio sonoro de una época de oro. La inclusión de Maza en ese ensamble es sencillamente formidable, no sólo por su aporte como bajista, sino por su extraordinaria performance como vocalista.     

El viaje empieza con “Dedos” (1971), clásico de Tótem, en una versión ralentada y groovera. Y además de las sublimes composiciones de Rada (“Martuan”, “Sudáfrica (canción antigua)”, “Ayer te vi”, “Don Figari” y  “Montevideo”) también se incluye un clásico de Luis Alberto Spinetta (“Muchacha (ojos de papel)”, otro de Hugo Fattoruso (“O sambinha”) y una versión abolerada del standard “The Shadow of Your Smile” (Johnny Mandel y Paul F. Webster).

Más allá de la excelencia musical, el álbum tiene un valor histórico agregado. Osvaldo fallecería unos meses después de ese concierto porteño, en Montevideo, su ciudad natal, el 29 de julio de 2012. Apenas se conoció aquella noticia, Jorge Drexler tuiteó: “Osvaldo fue el inventor del latido del candombe en la batería, su hi hat era poesía hecha sonido”. 

Su talento, sin embargo, trascendía los tambores. Osvaldo se crió musicalmente en el Hot Club de Montevideo y junto a su padre, Antonio, y su hermano Hugo, integró el primer trío Fattoruso. Esa base le permitió transitar por distintos estilos, con un talento innato para abordar otros instrumentos (la guitarra, el bajo) sempre con swing y groove montevideano. 

El primer gran hit de su carrera fue “Break it All” (Rompan todo), la canción que compuso junto a Hugo y que encendió la chispa de Los Shakers, un grupo que fue mucho más que una réplica beatle en el Río de la Plata.  “Osvaldo tenía una guitarra Gretsch verde alucinante. Tenía humor y la música era increible. La música pasaba por él con la facilidad con que corre el agua por un canal”, recordó en ese entonces Fernando Cabrera. Gracias a Los Shakers, los Fatto se ganaron la admiración perpetua de los que luego se convirtieron en los grandes del rock argentino (Litto Nebbia, Charly García, Luis Alberto Spinetta y Fito Páez, entre otros). Y en las cuatro décadas siguientes, además de Opa, el grupo que en los 70 y desde Estados Unidos proyectó el candombe al espacio sideral, Osvaldo tocó con los músicos más importantes de la región como Rubén Rada, Jaime Roos y Fito Páez entre otros, y durante muchos años formó una creativa dupla musical junto con la pianista y compositora Mariana Ingold. “Todos los músicos del Río de la Plata sabemos bien quién era Osvaldo”, decía Jaime Roos en ese entonces. “Era el uno. Yo le decía «el poeta de la batería», y siento que ya nada será igual sin él. El Santoral perdió a una pieza más. El Santoral es desde siempre: Rada, Mateo, Hugo y Osvaldo. Y así como Mateo aparece cada día por aquí, en una canción, un comentario, un sentimiento, lo mismo sucederá con Osvaldo.” 

Daniel Maza, Ricardo Lew, Ricardo Nolé y el “Sapo” Miodownik presentan En vivo en Boris, 2011 en Bebop Club, este viernes 22, a las 20.