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Dune o el retorno de una tradicional experiencia cinematográfica de dimensiones monumentales

Finalmente llega a la pantalla grande la épica de Denis Villeneuve y todo parece indicar que definitivamente se le hizo justicia al venerado texto hito de la ciencia ficción en la que está inspirada

Por  ÓSCAR URIEL

noviembre 11, 2021

Cortesía Dune

De acuerdo al director Denis Villeneuve, esta concepción de Dune la ha visualizado desde que tenía sólo catorce años de edad. Como si fuese una misma profecía originada por el personaje Paul Atreides. Digamos que Villeneuve era un jovencito ambicioso. Lejos estaba de imaginar los obstáculos que implica realizar una producción de esta dimensión. Sumemos al reto el panorama pandémico y la migración de la audiencia a las distintas plataformas.

Dune simplemente es el opus de Villeneuve porque circunstancialmente pone a prueba también la disponibilidad del público de seguir asistiendo a una sala cinematográfica. La fructífera e impresionante carrera del realizador hasta este momento lo preparó para enfrentar la misión de la adaptación de la novela de Herbert. ¿El resultado? Una de las experiencias cinematográficas más impresionantes donde se mezcla el cine de entretenimiento con una visión autoral. Digamos que después de ver Dune, las producciones de Marvel nos parecen de los más soso y elemental.

En entrevista exclusiva, Jason Momoa nos habla sobre esta experiencia: “Incluso ahora que trato de poner en palabras esta experiencia, me es casi imposible. Todo esto ha sido básicamente surreal. Esa es la palabra. Para empezar, está el hecho de formar parte de este reparto. El que Denis me haya hablado directamente para ofrecerme el personaje de Duncan Idaho. Simplemente me supera. Son actores que he admirado toda mi vida, de primer nivel y a quienes he idealizado a lo largo de mi carrera. El otro factor fue viajar a Jordania. Ahí simplemente das gracias de formar parte de este mundo. Los parajes te provocan hacer una reflexión sobre el estado del planeta que habitamos. Hasta ahora he visto la película tres veces. La primera ocasión no paré de llorar. Se trata de una verdadera experiencia cinematográfica que debe verse en pantalla grande. Ya no se hacen películas de este calibre. He tenido la oportunidad de interpretar a Aquaman o formar parte de la serie See pero esto se trata de otra cosa. Es un regalo de la vida. Es ganarte la lotería”. Momoa caracteriza a ese valiente guerrero al servicio de la casa Harkonnen y quien es uno de los personajes consentidos de los lectores de ese primer volumen.

La producción encabezada por Villeneuve se modeló a partir de esas grandes producciones que se realizaban en locaciones convenientes tratando de evitar el rodaje en foros o en sets donde proliferan los green screens. Muy a la moda del cine de superhéroes. Dune tiene otro espíritu. Se acerca más a David Lean que ha Joss Whedon. “Es una película simplemente fascinante. Tiene originalidad y hondura. Es una producción magna pero también se abordan temas relevantes y de actualidad», agrega el español Javier Bardem. «Hay muchos asuntos que se tratan en esta monumental anécdota. Hay guerra, avaricia, conflictos familiares sobre herencias pero está el asunto del tema ambiental. Hay una circunstancia particular que tiene que ver con que los personajes buscan recursos en un mundo que ya no los tiene. Es un planeta que se ha convertido en un lugar inhabitable por la mismas acciones humanas. Desgraciadamente esta temática es muy urgente”, dice Bardem, quien interpreta a Stilgar, el misterioso integrante de una tribu que habita el desierto de Arrakis y cuyo rol nos da la impresión jugará un papel preponderante en la segunda película.

Y es que hay que recordar que la novela Dune se editó justamente en medio de la década de los años sesenta. Justo en período del brote de la contracultura, la cual arrojó nuevas ideas sobre filosofía y maneras de vivir. Paradójico resulta que el texto tenga una vigencia tal que las nuevas generaciones se sientan identificadas con los conflictos que presenta esta historia.

Villeneuve está consciente que cada lector ha imaginado un Dune distinto en su cabeza. El realizador afirma que esta película simplemente es su versión. Para bien o para mal. “No sé si será un éxito o no. O si vaya a sufrir el mismo destino de la versión de David Lynch quiene muchos la consideran en un título de culto con el paso de los años. Hice mi propia interpretación. He dejado el alma en esta producción y creo que es mi película más madura”, asegura el director.

Por su parte Josh Brolin comparte con nosotros la experiencia de estar como intérprete entre esos monumentales decorador y un reparto que podría catalogarse de perfecto. “Hubo algo extra en esta colaboración. Un plus en el trabajar en una película de esta escala. Y es que el diseño de producción era precisamente de esa magnitud. Realmente rodamos en un desierto. No existían en el set los típicos green screens con los cuales te acostumbras a laborar en este tipo de filmes. Los artefactos que ves en las escenas realmente ahí estaban, muchos de ellos suspendidos a través de grúas pero finalmente recreando la circunstancia requerida por la secuencia a rodar. Todo se sentía muy real. El único momento simulado era cuando Denis te daba indicaciones de mirar a cierto punto pues ahí encontraban los gusanos gigantes. Nada más. A pesar de haber visto previamente dibujos y sketches de esto, Denis quería asegurarse que estuviéramos conscientes del tamaño de estos seres”, dice contundente el actor, quien da vida al personaje de Gurney Halleck.

Y finalmente tenemos a Timothée Chalamet quien interpreta al heroico Paul Atreides, el paladín centro de los conflictos de Dune. A Chalamet le pedimos tratar de explicar de qué precisamente va la milenaria anécdota de Herbert. “Es una historia sobre la fragilidad de la psique humana. La política mezclada con las relaciones entre personas. El asumir que nuestros mundos no tienen fecha de caducidad y que jamás perecerán. El de no darle la importancia necesaria a la ambición desmedida por las cosas. Es también una advertencia sobre la llegada de falsos ídolos. Es una advertencia también para los que no creen en los ídolos. Es un relato de los ecos del colonialismo en la historia de este mundo. Como tú lo has dicho, esta novela va de tantas cosas”, finaliza el actor.