Dillom, antes de sus cuatro shows en Vorterix: “Me gusta pensar cómo se verá esta época en 20 años”

El artista más pop del trap local habló con Rolling Stone sobre su sorprendente concierto en el Lollapalooza Argentina y de cómo armó su disco debut, ‘POST MORTEM’

Por  LUCAS GARÓFALO

abril 26, 2022

Dillom agotó las entradas para sus fechas en Vorterix en cuestión de minutos

@nastychinchilla

“La otra vez puse en Twitter que me voy a terminar haciendo evangelista, porque parece que el universo obra a favor de mí”, dice Dillom antes de su serie de cuatro fechas en Vorterix con entradas agotadas, que arranca el miércoles 27 de abril. Se refiere específicamente al guiño del destino que hizo que el español C. Tangana cancelara su show en el día 1 del último Lollapalooza Buenos Aires. Así, él tuvo la oportunidad de tocar en un horario estelar –después del show de Duki y antes del de A$AP Rocky–, pocos meses después de editar POST MORTEM, su debut, quizás el lanzamiento local más sorprendente del año pasado (Puesto 21 en la lista de mejores discos de 2021 de Rolling Stone). Dillom no solo estuvo a la altura sino que dio uno de los mejores shows del festival, y abrió un camino nuevo para los artistas surgidos del trap en Argentina: mientras la mayoría elige virar en vivo hacia un sonido rockero y nü metal, su propuesta es netamente pop, más allá de los estilos. De la podredumbre industrial de “Piso 13” al reggaetón melanco de “La primera”, el concierto potenció el recorrido iconoclasta del álbum gracias a un planteo dinámico de intensidades variables, a cargo de una banda capaz de reproducir cada uno de los matices del disco. Evidentemente al público le gustó: semanas después, las entradas para Vorterix se agotaron en cuestión de minutos.

¿Estabas nervioso el día del Lolla?

No, fue el show en el que menos nervioso me puse en mi vida. Un par de semanas antes, en el Cosquín Rock, había 20 veces menos gente y se me salía el corazón por la boca del cagazo que tenía. Pero acá eran tantas personas que la situación pegó la vuelta y se convirtió en un momento más íntimo conmigo. Disocié, fue más un trance. Y también yo estaba muy seguro, como en una escena de película tipo 8 Mile. Dije: “Hoy la rompo, esta es la oportunidad de mi vida y no la voy a desaprovechar”.

¿Llegaste a disfrutar?

Sí, me decía a mí mismo: “Pasala bien, divertite”. A veces, por mantener la concentración y querer que salga todo perfecto, me olvido de eso. Lo que pasa es que es un show muy energético, que va de un momento muy pesado a otro más tranqui de golpe, y eso me obliga a estar muy fino. Me tengo que medir, porque si me dejo llevar mucho en un tema como “Post Mortem” después no puedo cantar “Bicicleta” todo agitado.

El disco tiene esa variedad de climas también, se nota una intención de ir manejando la intensidad…

Me gusta mucho ese contraste: te cago a trompadas mal y después se calma todo. De hecho los temas más pesados como “Piso 13” o “Side” un poco los hago con la cabeza puesta en el show, tipo: “Esto en vivo les va a volar la jeta”. Está bueno pensar los momentos. Además, tengo como un don para prever situaciones. Capaz estamos haciendo una canción y pienso: “Acá voy a hacer tal cosa y cuando lo toquemos la gente va a hacer así con el brazo”, y pasa exactamente eso. Le doy mucha bola a esas imágenes mentales que se me vienen.

Es muy pop esa manera de pensar.

Sí, la construcción de mi personaje siempre fue un poco por ahí, desde el primer tema que hice. Claramente me gusta mucho Eminem, el juego con Slim Shady… Se fue desarrollando una cosa medio actoral, full personaje. Y el planteo del show y del disco es bastante popero. Teníamos un norte muy claro cuando arrancamos con la etapa POST MORTEM: queríamos ser una banda en serio, no Dillom con sesionistas, ni yo rapeando sobre beats que me pasara un productor.

De hecho POST MORTEM es un disco de canciones.

Esa era la idea de composición, más vieja escuela, más beatle, de tirar unos acordes e ir creando. Mi intención era hacer un instant classic. Obvio, ¿no? ¿Quién no quiere eso? Pero para eso había que hacer canciones. Y cuando digo “canciones” estoy pensando en “Corazón” de Los Auténticos Decadentes, esa onda totalmente atemporal. Antes del disco, yo nunca había compuesto así.

¿Por eso empieza con “La primera”, que es quizás la más cancionera de todas?

En realidad yo quería arrancar con “Post Mortem”, más con una trompada. Pero me convencieron de que era una jugada más obvia, y que estaba bueno empezar con algo completamente distinto a lo que solía hacer. En un disco que es tan amplio a nivel géneros, me gustó la idea de dejar eso en claro desde el inicio. Además quería darle un enfoque muy nostálgico al disco y “La primera” claramente tiene eso.

¿Qué te atrae de la nostalgia?

Me gusta, es como una tristeza copada. A la vez, en “La primera” el ritmo es muy alegre, entonces se genera un equilibrio medio perfecto. No sé, me encanta ese sentimiento. Ponele, yo soy muy fan de los Ramones, y cuando los escucho me pongo mal. Pienso: “La re puta madre, quiero estar en Nueva York en los 70”.

Por otro lado, hacés un tema como “Hegemónica”, que es un RKT con L-Gante: 100% Buenos Aires en 2021…

Totalmente, es para la historia. O sea, me llevo muy bien con él y me parece el mejor en lo que hace: es nuestro Jay-Z. Pero también me gusta mucho pensar en cómo se verá esto dentro de 20 años. Para mí tiene que ver con eso: con marcar una época.

Vos estudiabas publicidad en el colegio y lo que acabás de decir evidencia una mirada muy publicitaria.

Sí, sí, yo parezco muy espontáneo pero en realidad soy un frío, calculador, hijo de mil putas. Igual dudé en incluir ese tema en el disco porque no quería que se me fuera mucho de la narrativa…

En el Lolla no lo tocaste: te diste el lujo de dejar afuera el hit.

Es que L-Gante no llegaba, y sin él no tenía sentido. Tampoco toqué la Bizarrap Session. Puede sonar soberbio esto, pero yo estoy recontra agradecido de poder darme esos gustos, de no tener que tocar un tema sí o sí, de que el show se sostenga igual. Cuando tocamos en el Lolla, el disco había salido hacía dos meses, y el recibimiento en vivo fue espectacular. De hecho fue muy gracioso que en Twitter había gente tirando flores por cosas muy raras, haciendo apreciaciones técnicas, tipo: “¿Quién es el sonidista?”. ¡Nunca nadie preguntó por el sonidista después de un show! La verdad es que tenemos un vivo muy sólido.

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