Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Desnuda el alma

Luego de recorrer con éxito los festivales del mundo, la cinta 'Neruda' relata, como si de un poema se tratara, la persecución del poeta chileno por un policía interpretado por Gael García Bernal

Por  ROLLING STONE

noviembre 30, 2020

Cortesía de Cinépolis

EXTRAÍDO DE RS166, MARZO 2017

El poeta perseguido, lectura latinoamericana obligada, aquel que escribió los versos más tristes de la noche, ése es Pablo Neruda, que ahora también se ha convertido en película, dirigida por Pablo Larraín y protagonizada por Luis Gnecco y el mexicano Gael García Bernal, quien también pareciera ha emprendido el camino de Neruda, uno en las letras y otro en el cine, pero ambos paradas ineludibles de la cultura latina. “(Neruda) Es un escritor reglamentario para cualquiera que haya nacido en el mundo de habla hispana; porque él es emblema de toda una generación de poetas alrededor del mundo, que se preocupó por temas políticos y al mismo tiempo combinaba la defensa de la alegoría de la contradicción de la condición humana con la poesía misma, fue un idealista increíble y un militante, incluso miembro del partido comunista, hasta senador, y en su tiempo un observador intrínseco de la complejidades humanas en un tiempo interesante para la política del mundo”, señala Gael sobre Neruda, a quien dice leyó de niño, cuando en la escuela lo obligaron y en aquel entonces, no lo disfrutó tanto como ahora.

Ésta no es una biopic como tal, el director chileno Larraín, decidió mostrar el mundo de Neruda en apenas dos años en la vida del poeta; de 1947 a 1949, pero a su modo, como él lo leyó con poesía y contrastes entre la ficción y la realidad. “Lo siento más como una psicodelic-cumbia-surf-movie”, menciona el histrión, “es una mezcla extraña, compilada en el mundo nerudiano. Mientras filmábamos tomábamos muchos elementos de la realidad y otros absolutamente inventados, nos remitíamos a anécdotas de Neruda, como el hecho de que era un fanático de la novela criminal, y se exploró en la esencia, tomamos la actitud nerudiana para hacer la reinvención y vivir muchas vidas en tu propia vida”, asegura.

Gael, quien se ha dedicado a registrar partes de la historia latinoamericana en sus trabajos en el cine, participando en cintas como Diarios de motocicleta (2004), basada en los diarios de viaje del Che Guevara, o No (2012), sobre el plebiscito chileno de 1988, busca personajes que le aporten y enriquezcan su carrera, que tengan un sello propio y algo qué decir al colectivo.

“El personaje que interpreto es lo diametralmente opuesto a un poeta, es un policía, un hombre que está negado de toda reflexión, que dentro del imaginario está expuesto a unas órdenes, a un rigor, a una misión que nace de un resentimiento contextual; también que se enoja mucho porque haya un poeta, una persona que hable acerca de la vida, del amor, acerca de todo, que pueda opinar y que aparte sea político”, abunda sobre Óscar Peluchonneau, a quien da vida en la cinta. “Él es un hijo bastardo que nació en un prostíbulo y eso fue algo que le dio mucho vuelo y carne al personaje porque la poesía de Neruda estaría dirigida a él también y quiere ser este policía con un nombre, con un legado, con una carga genética incluso que le dé cierta fuerza para enfrentarse a esa figura máxima y que en cierto momento se da cuenta que en realidad es una creación de este poeta, es una creación de esta libertad. Queríamos jugar muchos juegos en este filme, uno de ellos era, de hecho, este perseguidor; hubo varios perseguidores de Neruda cuando el partido comunista fue abolido y tomamos esos elementos y los convertimos en algo aún más loco y hasta el nombre: Peluchonneau, si no lo vieras en ficción nadie lo hubiera creído, y se convirtió en un fantástico nombre para un policía”, complementa, “y ahí no sé cómo le hizo Pablo –Larraín– para lograr el momento en que estos dos personajes se juntan y es conmovedor, es increíblemente emocionante, creo que sólo la poesía puede hacerlo”. Y es que su complicidad con Larraín, con quien ya había filmado antes, es palpable con apenas mirarlos juntos, es admiración mutua, pero sobre todo preocupación conjunta de decir algo en sus historias, de plasmar en la pantalla grande una vista más contemporánea de lo que sucede en su lado del mundo.

Durante el recorrido que hicieron con la cinta Neruda, pasando por los festivales de cine de Toronto, Cannes, San Sebastián o Morelia, el elenco cada vez estaba más compenetrado, formando ya, como dice Gael “una gran familia fílmica”. “Es un placer enorme trabajar con ellos, creo que es una película emocionante que la gente encontrará interesante porque tiene elementos del thriller, del cine negro, del western, del cine clásico, con humor y brillo, y será como estar dentro de un poema, un raro poema de Neruda”.

Los proyectos y actuaciones de Gael le han ayudado a forjar una carrera sólida en las altas esferas hollywoodenses, donde ya tiene un Globo de Oro por protagonizar series mediáticas y con gran aceptación como Mozart in The Jungle y hasta fue presentador en la más reciente ceremonia de los premios Óscar. Sin embargo, él prefiere, y lo dice abiertamente, involucrarse en proyectos que lo seduzcan intelectualmente. “Hollywood no es el techo, para algunos lo será, pero la verdad es que para la posteridad no lo es, para el cine no lo es, hay muchas películas buenas, vengan de donde vengan”, señala, reiterando lo que ya dijo en una entrevista para la televisión estadounidense. “El cine es un ejercicio fantástico de libertad, ¿qué compite con Diarios de motocicleta? ¿Qué otra película me pueden ofrecer que compita con hacer Neruda? Porque Neruda es parte de mí, parte de quien soy; si me voy a hacer una película de superhéroes, por ejemplo, y a la par tengo una película como Neruda, la decisión es intrínseca, voy a hacer Neruda, y no es una decisión geográfica, es más que ello, es una decisión de hacer algo de mi gente, de mi idioma, quiero seguir haciendo películas en español porque es donde más puedo volar, crecer y florecer… He tenido la oportunidad de trabajar allá [Hollywood] también y en otros lados y me parece fascinante tener la oportunidad, me siento muy alegre, agradecido y suertudo de poder tener esa chancede trabajar en muchos lados, pero creo que hay que eliminar esa perspectiva como si Hollywood fuera lo máximo. No lo es, lo máximo es hacer una película que hable de ti, de tu naturaleza también”, enfatiza.

¿La política y Gael?

El tema político actual es algo que le ha preocupado abiertamente al actor nacido en Guadalajara en 1978, quien en cada oportunidad posible pone de manifiesto su interés por los migrantes, la política de Trump y lo que no le gusta del gobierno de su país, incluso manteniendo un diálogo constante sobre esos temas en sus redes sociales, por eso no sería de extrañar que cualquier día de estos pudiera emprender el vuelo hacia el activismo social, aunque asegura que aún no es el momento, pero sí de hablar de ello a través del cine. “Quizá lo vemos desde ahora como algo extraño, como si fuera un caso excepcional: Un poeta en la política, entre los políticos había –y hay hoy– una necesidad de que fuera gente ilustrada y tendrían que ser preparados; Neruda era una persona autodidacta brutal y que tenía una comprensión y un nivel intelectual muy alto, muy elevado y una persona que te podía hablar de muchos temas”, recalca enfático. “Necesitamos de eso, de la poesía, de la emoción, necesitamos del juego político mucho más elevado y comprensivo, benigno para los retos que tiene el mundo hoy en día y gracias a aquellos políticos se logró el triunfo de ciertas libertades que tenemos ahora,  y es gracias a ellos, a esas políticas pequeñas que hicieron, a esos cambios, a esas discusiones interesantes que se lograron en el siglo pasado”.

Gael, el actor, director y productor, se involucra en sus ideales, y es consecuente con ellos, o al menos trata de ser congruente, porque se sabe soñador y encuentra en el cine un norte que le permite compartirlo. “Por supuesto que lo soy, si no no estaría haciendo cine, creo que en definitiva los filmes como Neruda, así como muchos libros y obras tienen las preguntas que tenemos que discutir, que nos pueden llevar a las respuestas que buscamos. Desde que empecé a hacer este filme he pensado mucho en los políticos que han incluido una perspectiva política a su filosofía de poder, porque implica fragilidad, vulnerabilidad, pero también mantiene un cierto sentido de idealismo, tan importante para impulsar a un país y lo cierto es que encuentro muy pocos ejemplos de ello en la actualidad: Robin Cook en Inglaterra; Mujica en Uruguay, o el Subcomandante Marcos en México y un movimiento muy interesante que es el de Javier Sicilia, un poeta que ha organizado uno de los movimientos políticos más significativos en México, el de la paz”, enumera. “Sé que no es fácil¡, pero los políticos deberían de incluir más el arte, porque el arte ya es política en sí misma”, sentencia.

Mira el tráiler de Neruda, disponible vía streaming: