Caroline Polachek sabe muy bien cómo crear una canción de pop: ha escrito para Beyoncé y Travis Scott, ha colaborado con artistas innovadores como Charli XCX y PC Music, y ha salido de gira junto a Dua Lipa. En su segundo álbum de estudio, la antigua vocalista de Chairlift utiliza su vasto conocimiento musical y su voz inconfundible como herramientas para reformular el concepto de “la canción pop perfecta”.
Desire, I Want to Turn Into You inicia con un alarido de Polachek que sostiene por varios segundos antes de bajar el tono para interpretar ‘Welcome to My Island’, corte en el que repasa las lecciones que le dejó su difunto padre sobre ser fiel a sí misma. La cantante se esfuerza por representar los conflictos de sentimientos y pensamientos que la década ha dejado impresos en la cultura: “Se cuentan tantas historias sobre tener una red de apoyo/Pero cuando la busco, solo hay una mano que está agarrando la mía”, canta en ‘Sunset’. Este tema cuenta con el rasgueo del guitarrista español Marc López, mientras que al fondo se escucha un “hey” demandante que usa para describir el mundo intranquilo del que solo el amor puede ayudarla a escapar.
La música de Polachek se siente como una encarnación de la sobreestimulación de los tiempos modernos. ‘Bunny Is A Rider’ es sencilla y se desenvuelve entre una energía cosmopolita. ‘Fly To You’ combina beats de drum and bass, sintetizadores electrizantes, flautas vibrantes, la voz aterciopelada de la cantautora Dido y la futurista Grimes en una cápsula de emociones de cuatro minutos. ‘Butterfly Net’ es una balada en donde los arreglos sutiles, incluyendo los de un órgano vintage, permiten que la voz de la artista sea el centro de atención. Al final suena un coro infantil, pero solo por un minuto, disipando cualquier esperanza de hacer catarsis. Esto a modo de representación de la frustración que describe con la metáfora de una red de mariposa “intentando atrapar tu luz”.
En ocasiones, el conocimiento que tiene Polachek sobre el pop parece ya demasiado calculado. Por ejemplo, el uso del “na, na, na” y el coro de ‘Smoke’ parecieran hechos para encajar perfectamente en un comercial de chicles o una aplicación de servicios financieros. También hay momentos en medio del disco que hacen que te preguntes si el sencillo dosmilero de Sting, ‘Desert Rose’, está a punto de tener una reedición pop. Pero su espíritu ambicioso y curioso, así como su talento innegable como intérprete y arreglista, hacen de Desire, I Want to Turn Into You una muestra dinámica de lo que sucede cuando el pop se propone trascender sus propios límites.